35. Acortando distancias.

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            Aviso: capítulo con escenas erótica, si lo lees es bajo tu reaponsabilidad.

                                                           35. Acortando distancias. 

¿Qué quieres, Hemmings?—Insistí mientras observaba como su boca se abría y se cerraba pero ningún sonido salía de sus labios. 

—Yo...—Comenzó a decir y me ofreció la rosa que sostenía mientras se mordía el labio. Cogí la rosa y sonreí, haciéndole creer perdonado, haciéndole creer que con aquella mísera flor iba a solucionarlo todo, y él me sonrió de vuelta, cuán equivocado estaba. Y cuando Luke se disponía a hablar, al parecer, más tranquilo por mi aceptación, arranqué la rosa del tallo y la metí en su boca que se encontraba medio abierta. 

—¿Qué mierda...?—Masculló y escupió los pétalos que yo había conseguido meter entre sus labios. Me miró y sonreí con suficiencia, disfrutando al ver como se encontraba. 

—Vete a la mierda.—Pronuncié con una sonrisa cínica en mi rostro y retrocedí dispuesta a cerrarle la puerta en las narices, algo que él me impidió utilizando su pie como obstáculo para que la puerta no se cerrase. Empujé y él también lo hizo, sabía que lograría abrirla del todo pero quería intentarlo. Le oí gruñir y en los próximos segundos Luke ya estaba dentro de mi casa, cerrando la puerta tras él. 

—Voy a hacer un esfuerzo por olvidar que casi me ahogas con la jodida flor y...

—Vete, no he tenido suerte con los pétalos pero puedo ahogarte con el tallo.—Corté mirándole de la misma forma que él me estaba mirando. 

—No, vas a escucharme. 

—No, no voy a hacerlo, vete o gritaré.—Amenacé mientras él acortaba la distancia entre nosotros y yo retrocedía queriendo agrandarla. 

—No lo has hecho cuando estaba entrando en tu casa, no lo harás ahora.—Dijo con una sonrisa de medio lado y me estremecí sabiendo que tenía razón, no iba a gritar para alarmar a mis vecinos pues me llevaría una buena pelea por parte de mi padre debido al revuelo que había armado. 

—Luke...—Susurré mientras, a pesar de mis pasos hacia atrás, la distancia entre ambos era cada vez menor. 

—Escúchame, ángel. 

—Te he dicho que no quiero, ¿cuántas veces voy a tener que repetírtelo?

—No sabes lo que haces conmigo, acabas con mi maldita paciencia, joder.—Casi gritó y mi espalda chocó contra la pared. Suspiró.—Pero no te queda otra, nena, tienes que escucharme.—Sus manos se situaban a los lados de mi cabeza, reteniéndome allí.

—No creo que sea lo más adecuado, Sam tiene que estar esperándote impaciente.—Repliqué, nombrándola por aquel apodo que Luke había usado alguna vez. 

—Ella me da igual, la he dejado plantada. Por ti.—Respondió mirándome fijamente, esperando una reacción que nunca tuvo.-Mierda, Ángel, no podía estar en ese baile con ella cuando era a ti a quién quería llevarte. 

—No puedo creerte.—Dije sacando voz de donde no la tenía pues su cercanía me estaba asfixiando.—Fue a ella a quién pediste ir al baile, es ella a quién llevas por lo pasillos, a quién pides disculpas, es ella con quién estás, no yo.

—Cuando estás celosa te pones muy sexy.—Su cuerpo se presionó una vez más el mío y le empujé consiguiendo que se alejase de mí. 

-¿Te digo todo esto y es lo único que se te ocurre decirme? Celosa... Tú fuiste el que le pidió ir al baile a Samantha pensando que yo iría con Brook, por celos.

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora