Día 83

477 49 27
                                    

Desperté en la madrugada porque unas gotas empezaban a caer sobre mi. Gran suerte la mía pero esta bien.

¿Qué haré ahora? ¿A dónde ire? Porque no puedo regresar a la casa de ese tonto.

Muchas personas me miraban porque el rimel que traía se había corrido por que lloré ayer y no pude desmaquillarme. Sólo llevo lo que traigo puesta y mi celular. Aún no se de donde podré conseguir dinero para cubrir mis necesidades pero lo lograré. Como era domingo tenía un día largo. No estaba segura si debería volver al colegio, era algo que estaba difícil, no tengo dinero y ya no podré pagar la pensión de cada mes.

Caminé por los alrededores tratando de no mojarme. Buscaba algo de comer porque en verdad tenía hambre. Encontré un restaurante de comida rápida, no quería mendigar pero necesitaba una forma para conseguir comida.

-Hola disculpe ¿le podría preguntar algo?- trate de ser lo más educada posible con el chico que estaba abriendo y arreglando el local.

No se me hacía raro velo a estas horas. Debía haber estado preparando todo para cuando los clientes empiecen a llegar. Un chico con los ojos color miel, muy lindo para ser honesta.

Me miró extrañado y con indiferencia, no lo culpó. Mi aspecto no era nada bueno.

-¿Te puedo ayudar?- preguntó sin siquiera voltearme a ver.

-Si, necesito comer ¿puedo trabajar contigo? Sólo por unos días hasta que sepa que hacer con mi vida.- suplique pero su cara seguía siendo la misma. No vi ni un poco de compasión en sus ojos. Estaba segura de que su respuesta seria un rotundo no.

-Mis padres no estarán de acuerdo con esto pero acompañame.- me hizo una señal para que lo siguiera y eso hice.

Caminamos por un corredor, no pensé que está propiedad era tan grande, a simple vista se veía pequeña. Nos detuvimos frente a una puerta.

-Entra- ordenó ese chico abriendo la puerta.

No le respondí, entre algo nerviosa. Pero me lleve una sorpresa, era un baño. ¿Para qué me trajo aquí?

-Pensé que hablaríamos con tus padres para...- me interrumpió, parecía enfadado.

-Deberías mirarte, te traje primero aquí para que por lo menos te laves la cara, si mis padres te ven así te sacarían a patadas.

-Esta bien, lo siento.- no dije nada más y lave mi cara con esa agua fría. Me miré frente a ese espejo y tenía razón, me miraba muy mal.

Gracias tonto, por ti estoy así.

-Ten, apresurate- extendió su mano con un cepillo, seguramente para peinarme. La tome en silencio y arreglé mi cabello rápidamente.

-Muchas gracias y aunque no me den el trabajo ha has hecho mucho por mi, gracias en verdad- sonreí levemente.

Él siguió sin prestarme atención y aceleró el paso dejándome atrás. Estaba nerviosa, no conocía a sus padres pero como el se comporta conmigo deben ser muy estrictos. Nos detuvimos nuevamente frente a una puerta, está si debe ser la de sus padres.

-No hables, yo hablaré ¿entendiste?- no hice más que asentir con la cabeza a lo que él dijo ¿qué más podía hacer?.

Tocó a la puerta y la abrió lentamente hasta que pude ver la silueta de una hombre de unos cuarenta años aproximadamente. Tenía miedo por todo esto, nunca pensé que me encontraría en una situación como esta.

-Papá te quería preguntar si está chica puede trabajar con nosotros unos días, está pasando por una situación difícil.

Su padre se veía muy serio. Yo me quedé detrás de aquel chico.

30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)Where stories live. Discover now