Día 11

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Desperté con la idea de ir a visitar a Martinus. No es justo que sólo él venga a mi casa. Tengo ganas de ver su cuarto de nuevo, sentir su cama, que el aroma de esta se llene hasta mis pulmones y que me de comida como yo lo hago. El día estaba soleado como para una un jean, decidí usar un short que era de tiro alto y un top negro de manga larga, nada revelador gracias a mi estatura. Fui saltando hasta su puerta, estaba feliz con la idea de volver a ver esos ojos tan lindos llenos de luz. Su madre ya no se encontraba porque  no vi su auto por ningún lugar. Estaba por tocar la puerta pero vi la hora en mi celular, Martinus ya debe estar despierto. Di la vuelta para ir a la ventana y darle un buen susto pero me lo lleve yo.

Esto debe ser una broma, por poco y arruinó todo esto. Mi corazón se aceleró al igual que mi respiración; la mamá de Martinus estaba en casa. Me agache quedando debajo del marco de la ventana. Tenía miedo por todo lo que me había contado sobre ella. Esperaba que ya se vaya, no quería que me encuentre aquí ¿Qué le iba a decir? Vine a ver a su hijo, ¿sabía que somos novios?. No era la mejor opción aunque era la verdad. Nadie lo sabía a excepción de mis únicas amigas que seguían hablando conmigo gracias a que tengo sus números.

Saque mi celular y empecé a mirar las fotos que tenía con Martinus, era hermoso y la mejor forma de pasar el tiempo.

No mostré interés en la plática que estaban teniendo, ni se escuchaban sus voces. Todo cambio cuando su madre empezó a gritar y era inevitable no escuchar.

—¡Martinus ya te he dicho que no debes salir! ¡Imagina si te pasa algo en la calle! No me lo perdonaría —estaba molesta. Agradecí por no tener una mamá como ella. Martinus decía que exageraba y por lo que escuche así parecia ser.

—Tengo cuidado, siempre tomo mi medicina, mamá, ya deja de preocuparte y sobreprotejerme —se escuchaba igual de exaltado que ella.

Nunca sería capaz de hacer eso con mis padres, moriría. No les gusta que les levanté la voz.

—Aun así debes quedarte en casa y no me contradigas. Soy mamá, yo se que está bien —su voz empezó a tornarse más fuerte. Estaba a punto de llorar, sentí su voz quebrarse. Sentí un nudo en mi garganta, no me gustaba ver a las personas llorar.

—Mamá debo disfrutar el tiempo que tengo, no será por mucho y necesito amigos de mi edad, soy un adolescente y no puedes tenerme encerrado todo el día —reprochó. Nunca imaginé que ellos discutían.

—¡No digas eso! Te cuido por lo mismo ¿Acaso no lo entiendes? —sentí como unas lágrimas bajan por mi mejilla, parecía ser grave pero Martinus dijo que no era nada. No entendí del todo lo que hablaban y esperaba que yo era la que malinterpretaba las cosas.

—Todos vamos a morir algún día por eso debemos aprovechar cada día como si fuera el último —Gracias a su voz pude darme cuenta que él también estaba llorando. Mis lágrimas caían con más frecuencia y trataba de detenerlas. Mi respiración tampoco ayudaba.

—Hijo, yo no quiero que te pase nada, por eso siempre estoy pretendiente de ti —quería ver que estaba pasando pero no podía. No podían descubrirme.

—Mamá, sabes que te quiero pero necesito salir, no quiero quedarme solo.

—Te he dicho que existen personas malas, te harán daño.

—No todas son así —respondió enojado. No quería que Martinus hablara más de la cuenta. Si su madre se enteraba de mi existencia me prohibiría acercarme a Martinus y era lo que menos quería.

—¿Porqué lo dices, conociste a alguien que yo no conozca? —Eso era precisamente lo que quería evitar. No quería que le mencione de mi.

—Solo se que existen personas buenas y si así fuera no tiene nada de malo. Puedo diferenciar a las personas buenas —Pude volver a respirar un poco.

30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)Where stories live. Discover now