Capítulo 5

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>Relata Fer.

Tomé un baño largo con agua fría. Cuando me fui a la cama, tuve esa extraña sensación de remordimiento por cosas que, bueno, no son mi culpa. Sentí que la razón por la cual _________(tn) se cortaba era por haberla abandonado en la infancia, aunque no fuera cosa mía sino de ambos y el tiempo. Tal vez ella solo quiso hacerse la fuerte y en realidad era más débil de lo que aparentaba: sí, eso debe ser. Y ahora me siento mal por haberla abandonado. Si ella hubiera estado conmigo ese tiempo, eso jamás hubiera pasado; cuido a mis amigas como el mayor tesoro, en especial si son mujeres, así me ha enseñado mi padre.

Cerré mis ojos para que las lágrimas dejaran de salir. Había visto esto en la televisión, en internet, pero jamás conocido a una víctima del auto-maltrato en vivo y directo. Incluso había visto videos, testimonios de gente como ella. Mis casos no eran tan graves, yo solo iba con Delia porque la muerte de mi abuelo me afectó bastante. No creí encontrarmela ahí ni con esos motivos, y me entristece que ella tenga que sufrir así.

Y entonces, soñé con ella: pero cuando que solía ser feliz y divertida, ese lado en el que, aunque éramos niños inmaduros aún, nos sentíamos alegres y con vida como debe de ser. Sé que somos muy jóvenes para estar cansados de la vida, sé nos queda mucho por delante.

>Relata _________(tn)

La sangre empezó a salir por gotitas en mi muñeca. No podía ver con claridad gracias a las lágrimas atoradas en mis pestañas y el atormento en mi cabeza. Solo recuerdo que tenía no tenía otro recurso más que quitarle la navaja a un sacapuntas y dejarme dominar por la conciencia. 

Solo había hecho tres cortes cuando me rendí. “Basta. Suficiente por ahora, deja la navaja _______(tn).” Cuesta trabajo, pero logré ponerla en la mesa y con una mano detuve la otra. Más al rato, después de limpiar el desastre, la tiré por la ventana. 

Ese maldito de Fer, que ya ni se acordaba de mi en la vida, me dijo que nunca me iba a dejar sola. ¿Cuántos me han dicho eso y mintieron? Ya no soy tan estúpida como lo era antes, Fernando. Ahora estoy madura y puede que esté enferma, pero no imbécil.

Empezé a sentir moscas en los brazos. “Mierda, esta puta enfermedad, puta disritmia. Es solo una ilusión.” pensé, pero después vi que verdaderamente había moscas en la habitación. Abrí la puerta de mi cuarto para ver de donde provenían y al llegar hasta la cocina, me di cuenta de que mamá había comprado sandía cuando fue al supermercado. Mi cerebro y mi cara despegaron un pequeño ‘yei’, porque eran de los únicos pequeños detalles que me hacían sentir feliz. Saqué una chuchara y corté un extremo de la sandía para comerla como si fuera un plato de sopa.

Sentada sola y en silencio en la cocina me hacía sentir más tranquila. Las nuevas cortadas me ardían como nunca, y hasta hacían que me dolieran las demás ya cicatrizadas. Trate de ignorarlo y seguir comiendo.

Pude oir desde mi cuarto un ‘ping’ de Facebook, gracias a lo callado de la casa. No me importó mucho en ese momento, pero cuando ya casi terminaba mi pedazo de sandía, la curiosidad me comía viva. Al llegar, chequé que era solo un mensaje de mi maestra de inglés recordándome la tarea, pero fue ahí cuando me descubrí pensando que quería que fuera de Fer. ¿Ese tipo qué? No habíamos hablado en siglos y de la nada, llega a quedarse toda la tarde abrazado conmigo. Debo admitir que fue agradable que por una vez en la vida, no me preocupé de lo que dirían los demás en el momento, sino que solo me importó su abrazo, sentir que alguien estaba conmigo al menos una vez.. “Aunque no es así, lo sabes, ¿no? Él no está contigo. La lástima era evidente, el solo trataba de ser cortés, y la verdad, yo pienso que lo asustaste” me dijo la conciencia. 

“No lo dudo” repliqué. “Pero estoy harta de tratar de esconder lo que en realidad soy con los demás: basura. Fue increíble poder disfrutar de alguien a quien no le importó en absoluto, aunque fuera una mentira, un engaño o actuación, como prefieras llamarle. Prefiero seguir creyendo que alguien tiene esperanza en mí”.

“¿Encerio quieres ocultar la realidad?” me preguntó la parte obscura de mi cabeza.

“Con toda mi alma” respondí.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora