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Natalia no apartaba sus ojos de los ojos de Sara y le habló con la mirada, de la misma forma que había hecho con Nel la noche anterior. Sara respiraba como si hubiera hecho mil kilómetros corriendo sin parar. Yun miraba a la una y a la otra intentando entender qué era lo que se estaba cruzando entre ellas, lo cual la llenó de ira.

Sara retomó su llanto y negó con la cabeza dándose por vencida. Natalia sintió una presión fuerte en el pecho. El Maestro cubrió con el cuerpo casi toda la imagen que Natalia podía ver de Sara y alzó el puñal por encima de sus cabezas para que todo el mundo lo viera.

“El puñal abre el ritual que

nos protege de la muerte.

Sobre el agua anunciará el comienzo

a los Hijos de Nellifer.”

El puñal brilló como si estuviera recién forjado, apariencia engañadiza, pues Natalia tenía la certera

idea de cuántos siglos tendría la gubia, si su dueña fue la verdadera Nellifer.

Décima doctaWhere stories live. Discover now