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El teléfono sonó en los despachos de una gran biblioteca clásica. Un hombre moreno y alto lo descolgó.

Se mantuvo a la escucha.

–Un momento –le dijo al que llamaba.

El hombre se dirigió hacia un sillón grande rojo que estaba situado frente a una chimenea.

–¡Señor! –le dijo a quien estaba sentado en el sillón, ofreciéndole el teléfono.

El hombre del sillón cogió el teléfono.

–¿Qué ha pasado? –dijo.

–Hay similitudes entre Nellifer y una de las diez –se oyó una voz de hombre al otro lado.

–¿Similitudes?

–Sí, ¿tiene que ver con vosotros?

–Nosotros no tenemos nada que ver con el ritual, y ningún Hijo de Nellifer ha desaparecido.

–El ritual está a punto de iniciarse.

–Por eso me ha extrañado tu llamada.

–Quería que lo supieras. Puede ser esta vez.

–¿A qué tipo de similitudes te refieres?

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–Su talento es el mismo que el de Nellifer. Podré decirte más mañana, si ella no muere.

–¿Cómo es ella? ¿Se parece a…?

–Sí –lo cortó la voz–, espera mi llamada mañana.

–¡Espera! –lo llamó el hombre del sillón– ¿Cuál es su nombre?

–Natalia.

La llamada se cortó y el hombre quedó pensativo, con el sonido del teléfono de fondo.

–¿Ha pasado algo? –le preguntó el que le había ofrecido el teléfono.

–Cree que existe la posibilidad de que ella haya vuelto –respondió el hombre con los ojos brillantes.

–Sea como sea, esperaremos, ¿no?

–¡No! –le reprendió el hombre rápidamente –. Llama a Héctor. ¡Dile que reúna a todos!

–¿Y qué razones le dirá al concejo?

–Que alguien al que confiaría mi vida, piensa que ella ha vuelto.

Décima doctaWhere stories live. Discover now