Su chica.

15.

-Hey, la chica no está tan mal, ¿eh? -Dijo Ian que no dejaba de mirar a la camarera desde que entramos.

-Acabamos de entrar, ni siquiera nos hemos sentado y ya te estás fijando en la chica. -Dije riendo despegando la nota y sentándome.

-Vamos, deja la nota y mírala un momento. -Insistió. Suspiré y la miré unas mesas a la derecha. -¿Y bien? -Preguntó.

Era bajita con el pelo por los hombros, quizá un poco más abajo, con un color extrañamente azul que le quedaba bastante bien y tenía los ojos grises muy claros. Eran bonitos.

Siempre solía vestir con pantalones rotos o desgastados y botas negras del mismo color que la camiseta del uniforme con el logo naranja de la cafetería en el pecho izquierdo.

Sin contar todos los coloridos tatuajes que adornaban sus brazos y los piercings en su cara, que era el del labio y el de la lengua -cuando hablaba se le veía-, pero si se recogía el pelo, como hoy, se le veían varios más en las orejas.

-Es muy guapa, sí. -Asentí y él sonrió. -Si tanto te gusta, ¿por qué no la invitas a salir? -Le dije.

-Quizá lo haga algún día. -Dijo riendo y asentí de nuevo leyendo la nota.

Me gustaba que le gustara verme sonreír leyendo sus post-its. Me alegraba el día saber que le hacía bien a alguien.

Miré a mi amigo mirando a la camarera de nuevo, parecía que realmente le gustaba, y volví a la nota.

Maldito Ian, él sabe quién es...

Espera, ¿me dijo yo estaba de espaldas a ella y que se lanzaba miradas con mi amigo?

Me giré en la silla. De espaldas a mí solo habían dos mesas, ahora vacías, la puerta del local y la barra.

Tendría que fijarme en esas dos mesas antes de llegar.

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Nota de la autora:

¡Hola!

En esta nota solo quería decir una cosa: Amo el personaje de Ian.

En serio.

Bastante.

Va a tener mucho juego en la historia por esta parte.

Kat.