Donde un hombre empieza a recibir unas extrañas notas pegadas a la silla de la cafetería de siempre.
¡ATENCIÓN!
No es necesario haber leído "su hombre", que la puedes encontrar en mi perfil, para entender esta historia, ya que esta es paralela a esa...
Miraba al techo de mi despacho mientras un bolígrafo giraba entre mis dedos y la otra mano la pasaba por mi pelo.
Una chica de entre 20 y 25 años que sabía que iba todos los días a la misma hora al mismo local y siempre pedía lo mismo.
No tenía más salvo que sus notitas tenían un agradable olor a melocotón.
Suspiré.
¿Cómo sería? ¿Alta, baja? ¿Cómo tendría el pelo y de qué color? ¿Sus ojos? ¿Serían oscuros?
Sonreí intentando hacerme una imagen de ella, pero era imposible, no podía hacerme una imagen de ella porque no tenía ni una sola pista de cómo se vería y no sabía cómo pedirle una.
Ian abrió la puerta, como siempre, sin llamar y bajamos en el ascensor hablando de una futura reunión que tendría él ahora, así que no podíamos tardar mucho en desayunar.
Llegamos a la cafetería y me senté despegando la nota, leyendo lo que me tenía que decir esta vez.
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"Uno de mis hermanos mayores". "Antigua casa".
Vale, dos datos más era que tenía hermanos mayores, así que era más de uno, y que tenía otra casa, pero eso seguía sin decirme nada físico sobre ella.
-¿Qué te dice hoy? -Preguntó Ian.
-No mucho. Se rió de lo de la chica de ayer y me contó una divertida anécdota de unos de sus hermanos mayores en su antigua casa. -Dije guardando el post-it.
-Entonces, tiene más de uno y no es de aquí. -Asentí.
-Eso no me dice mucho, cualquiera podría tener más de un hermano o haberse mudado. Es algo irrelevante. -Bufé y un café apareció frente a nosotros para ver a la camarera alejarse.
-Mi hermana está buscando fotógrafo para la boda, ¿te lo había dicho? -Preguntó Ian echándole azúcar al café.
-No, ¿por qué no busca en internet? -Propuse y bebí del café.
-Está en ello, ha contactado con varios y les han enseñado sus trabajos, pero dice que no les convence. -Chasqueó la lengua. -Mi hermana es muy exigente. -Dio veracidad a sus palabras asintiendo.
-¿Cómo se llama su futuro marido? -Pregunté.
-Drake. -Respondió entredientes.
-No te agrada, ¿eh? -Bromeé y él bufó.
-Tiene algo que no me gusta. -Me encogí de hombros.
