13.

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-Mi padre te manda saludos. -Le dije a Ian cuando se bajó del coche aparcado al lado del mío.

-¿Has hablado con él? -Preguntó.

-Sí, me llama casi todas las noches y además el sábado fui a verlo. -Subimos en el ascensor. -Te lo hubiera dicho si no me hubieras estado ignorando. -Se rió.

-Hey, creí que eso estaba olvidado. -Me reí yo.

-Solo quería recordártelo una última vez. -Le dió al botón del ascensor y las puertas se cerraron.

-¿Y qué te dijo papá dos? -Dijo con una sonrisa.

Desde que nos conocíamos, de toda la vida, mi padre siempre lo había tratado como a un hijo e Ian a él como su segundo padre, así que no me extrañaba que a veces lo llamara así.

-No mucho. Le estuve ayudando a limpiar toda la casa y encontramos viejas fotos en las cuales hay tuyas y mías. -Nos señalé.

-Joder, no sé si quiero saber qué tipo de fotos. -Se rió.

-Te puedes pasar por mi casa después y las vemos. Mi padre me ha dado el álbum para que recordemos viejos tiempos. -Asintió.

-Esta tarde tengo una cosa que hacer urgente, pero en cuanto acabe, paso por tu casa. -El ascensor se abrió y salimos.

-¿Qué tienes que hacer esta tarde que es tan urgente? -Me paré en medio del pasillo.

-Disculparme con tu chica. -Se rió y se fue en dirección a su despacho.

Mi chica.

Sonaba bien.

Asentí yendo hacia mi lugar de trabajo con una sonrisa pintada en la cara.

Mi chica.

Esas dos palabras estuvieron rondando mi mente toda la mañana hasta la hora del descanso, donde Ian abrió la puerta sin avisar y salí siguiéndole hasta subir al ascensor.

-Hola, chicos. -Saludó Ivy pasando por medio de nosotros cuando estábamos en la entrada y se giró a ver si nos parábamos a hablar con ella.

-Hola. -Dijimos al unísono y pasamos de largo hasta salir del edificio.

A nadie le agradaba esa mujer.

Sonriendo despegué la nota y me senté mientras Ian miraba a la camarera limpiando una mesa al otro lado del local.

Mi sonrisa se borró en seguida al leer su post-it disculpándose por mi actitud molesta de ayer

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Mi sonrisa se borró en seguida al leer su post-it disculpándose por mi actitud molesta de ayer. ¡Se pensaba que era por ella!

-Hey, Ian. -Llamé sus atención. -Si vas a verla esta tarde, dile que... Ehm... -Tartamudeé nervioso y él se rió. -Que no fue culpa suya que ayer saliera molesto de aquí. -Asintió.

-Pero no te pongas nervioso, soy yo quien va a hablar con ella. -Dijo poniendo el codo en la mesa y apoyándose en su mano mientras la chica se acercaba a por los pedidos.

Sinceramente, no sabía porqué a veces lo hacía y a veces no, si siempre pedíamos lo mismo.

-Dime cómo es. -Le pedí y negó.

-La mantendré en el anonimato. -Dijo y yo bufé.

-Oh, vamos. ¿Su color de pelo? -Negó con una sonrisa. -¿Ojos? -Negó de nuevo. -¿Es alta? -Se encogió de hombros y bufé de nuevo.

-Te puedo decir que es bajita. Quizá te llegará por el pecho o el inicio cuello, algo así. A mí me llega ahí. -Sonreí cuando la chica llegó con nuestro pedido y se fue.

Repasé las pistas junto a Ian, quien se reía mientras me oía hablar, aunque solo tenía una de su físico porque mi mejor amigo no quería decirme más.

-Chica bajita.
-Entre 20-25 años.
-Olor a melocotón en las notas.
-Fotógrafa y dibujante.
-Trabaja por las tardes.
-Más de un hermano mayor.
-Se había mudado.

Mierda, no tenía nada.

Su chica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora