Muy Cerca.

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Louise y la señora Crawford se sentaron en la mesa del comedor mientras Nicholas se encontraba en su cuarto ordenando sus libros y carpetas que él había tirado mientras agarraba unas maderas y pegamento para la maqueta.

—¿Quiere que le traiga agua? –Le preguntó Louise a la mujer, quien asintió.

Louise necesitaba que la señora Crawford le contara dónde encontró esa carpeta, lo cual no sabía cómo hacer.

—Gracias, cariño –Le dijo la mujer a Louise en el momento en el que ella le dejó el vaso de agua con hielo en la mesa frente a ella. Louise luego se sentó junto a la señora y comenzó a jugar con sus manos.

—¿Quiere hablar sobre lo que encontró? –Le preguntó Louise algo nerviosa, pero también muy ansiosa.

—La verdad que no, Alicia, creo que es un tema entre mi esposo y yo. Tampoco quiero involucrar a mi hijo ni nada.

—De acuerdo –Dijo Louise y luego hizo una pausa—. ¿Podría decirme dónde encontró esa cosa? Digo, una carpeta con información grave sobre su esposo no se encuentra tirada en cualquier lugar.

La señora Crawford suspiró y miró hacia la carpeta blanca frente a ella.

—El director de la escuela me notificó sobre el incidente de la fuente ya que Nicholas estaba involucrado –comenzó a contar—, entonces fui a hablar con él mientras ustedes estaban teniendo clase –hizo una pausa—. Una vez que terminamos de hablar, yo salí de su oficina y caminé por los pasillos de la escuela. Entonces, cerca de uno de los casilleros, observé que había una carpeta tirada y la levanté dispuesta a entregársela al director... Pero al leer que el nombre de mi esposo estaba en la portada, me la llevé.

Brandon y Rafa maldijeron varias veces en voz alta por haber sido tan estúpidos de no haberse fijado si la carpeta estaba en la escuela.

—Ya tengo los libros, Alicia –dijo Nicholas mientras bajaba de las escaleras sin mirar a nadie que no fuesen las cosas que llevaba en sus manos—, y también algunas maderas y papeles y... -Nicholas dejó de hablar en el momento que bajó de las escaleras y subió su vista hacia la mesa del comedor —¿Están hablando algo de chicas o...?

—Cosas de mujeres, hijo –dijo la señora Crawford—. Ahora vallan a hacer su trabajo.

(...)

En la mañana de sábado; Louise, Brandon y Rafa; fueron a las oficinas de la CIA para hablar con Jonathan sobre el dinero de la fuente y la carpeta encontrada con toda la información de George.

Una vez en el lugar, los tres agentes notaron que había varios oficiales de la ciudad de Nueva York en las oficinas.

—¿Qué es todo esto? –Preguntó Rafa en voz alta.

—Tienen una reunión con Jonathan –Le respondió Helen quien era una de las agentes con más años en la CIA.

Rafa, Louise y Brandon se quedaron quietos sin saber muy bien hacia donde ir ya que no había señales de Jonathan por ningún lado.

—¿Escucharon eso? –Les preguntó Louise a sus compañeros quienes negaron con sus cabezas. Pero, en efecto, sí había un sonido, el sonido de grandes ladridos de un perro. Louise tragó saliva y miró hacia todos lados. Nunca tuvo buenas experiencias con los animales, no eran sus seres vivos favoritos, así que en el momento en el que un gran perro siberiano entró al lugar corriendo rápidamente, Louise pegó un gritó y se aferró a Brandon con fuerza de tal modo en el que sus mejillas estaban en contacto y ella lo tenía a él agarrado del cuello.

Brandon rió mientras observaba como uno de los oficiales acariciaba al gran perro.

—Miren lo que tenemos aquí –dijo Brandon sin salir de la posición en la que estaba—, Louise Shepard se asusta por un simple perrito.

Double Life.Where stories live. Discover now