24. 100%

3.6K 509 210
                                    

Después de aquel ataque de risa entre los dos hombres, la situación se calmó y aunque ninguno se apartó demasiado, sabían que habían establecido un límite.

Quackity era, para desgracia de cualquier pretendiente y del híbrido, solo y exclusivamente de Luzu. Ni siquiera esta guerra, ni el mismísimo fin del mundo, podía cambiar ese trágico hecho.

-Mi casa... Es alta y hace frío - comentó el semidiós para cambiar de tema.

Quackity no se lo puso tan fácil.

-Está bien - contestó - Yo seré tu consolador - dijo sin darse cuenta del mal uso de aquella palabra. - Seré tu consolador personal - continuó, haciendo que el moreno frente a él contuviera la risa, sin querer romper la inocencia del momento.

Con una sonrisa, sin soltar aquel abrazo, dejo escapar una ligera risa. - He tenido muchos tipos de consoladores, pero ninguno como tú.

Los ojos de Sapo Peta contemplaron los del Omega, todavía con ilusión, con un anhelo que sabía imposible. Sabía que ese hombre no le pertenecía, pero podía contemplarlo un par de segundos más.

Quackity inevitablemente se dio cuenta de la melancolía en sus ojos, pero no tenía nada que decirle. No tenía disculpas que ofrecer porque él mismo no se perdona amar al Alfa castaño.

Así que hizo lo que mejor podía hacer: una broma.

-Dime, ¿qué pasa? ¿A quién le partimos la madre?

El Alfa bufó con diversión y volvió a mirarlo fijamente a los ojos. - Es una persona que destruyó mi corazón - Quackity tragó saliva ante la mirada del hombre - ¿Puedes romperle las piernas?

-Sapo Peta... Yo...

-No - interrumpió - No te preocupes, está más que perdonado - finalmente se alejó, liberándolo de sus brazos - Es solo una simple broma.

Quackity se quedó en silencio.

-Lo que no es una broma es que dijiste que no serías irresponsable.

Volvemos a ese punto.

Fue el turno del híbrido de suspirar.

-Las cosas en este mundo van de mal en peor... - comenzó - ¡Yo lo intenté! ¡Lo intenté, Sapo Peta! Intenté que renunciara por las buenas.

-¿Esto es una broma, Quackity? - replicó.

-¡No! ¡No, no, no! No quiero enfadarte - Ahora el híbrido fue quien acortó la distancia y sostuvo los hombros del Alfa, liberando sus feromonas dulces, sabiendo que eso era igual de manipulador que lo que hizo el semidiós hace unos minutos - ¿Alguna vez te han traicionado, Sapo Peta?

El Alfa se quedó quieto, sintiéndose incapaz de moverse, incapaz de molestarse con el Omega de grandes ojos y hermosas pestañas. Sapo Peta ha vivido mucho tiempo, y pocas veces a lo largo de su vida había conocido Omegas como Quackity, hombres como Quackity, personas como Quackity. Eran esa clase de magia que solo aparecía una vez en la vida. Pero agradeció que lo suyo haya sido pasajero, porque Quackity merece ser feliz y cumplir su destino.

-No tengo dedos para contar todas las veces que me han traicionado...

-¿Y no quieres destruirlo todo? - El tono suave y envolvente que el híbrido usaba dejaba al Alfa sin defensa alguna.

-La violencia solo genera más violencia...

-Tal vez eso es lo que necesita este pueblo.

Sapo Peta frunció el ceño.

-Cuidado, Quackity... - advirtió - Mi deber es proteger este pueblo... No quiero tener que...

No continuó porque sintió las manos del azabache enterrarse en sus hombros, buscando soporte. Quackity se había tambaleado. Sapo Peta lo sostuvo nuevamente entre sus brazos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 11, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

"La ruina de mi existencia" -LuckityWhere stories live. Discover now