13. Embarazos y hormonas

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La mayoría de los casos los Omegas en cinta sufren muchos síntomas que no pueden controlar.

Y a pesar de que Alex Quackity era un omega duro y difícil de vencer... Nada vence a la naturaleza.

Gracias a la magia, la medicina, y un poco de su ingenio, Alex Quackity había logrado sobrevivir un mes más sin demasiada dificultad. Porque sin todo eso, ahora mismo el Omega sería un manojo de mareos y vómitos sin parar.

A pesar de todo, las pociones de Vegetta no eran una solución a todos los síntomas y consecuencias que un embarazo traía. Menos uno gemelar.

Un claro ejemplo de ello es que, por más que odiase a Luzu en este momento, nada lo hacía sentir mejor que estar envuelto en ese nido de sudaderas negras.

Había más ejemplos, pero para ellos necesitabas ponerle más atención a los pequeños detalles... Si no eras cercano al Omega, probablemente no notarias jamás.

Como qué Quackity le quitaban la cebolla a todo lo que comía.

Y que los polvorones de almendra que trajo Cochi desde México, cada vez iban desapareciendo más.

Tampoco había comido enchiladas en un buen rato, pero pedía a Beni o Rubius que prepararan constantemente la típica ensalada navideña de frutas.

Y específicamente hoy, Quackity estaba padeciendo uno de los peores síntomas del embarazo. Bueno, después de su necesidad de feromonas del Alfa.

Esa mañana había comenzado muy bien, Quackity estaba descansando y relajado, llevaba una de esas sudadera negras en donde apenas se asomaba la curva de su vientre.

El día anterior bandalizaron la casa de Luzu y probablemente a estas horas los estaría buscando... Pero ese obviamente no era el problema.

El problema era mucho peor que un Alfa político enojado.

El verdadero problema fue que Cochi abrió la bocota.

"— ¡Ala primo, el embarazo te sienta bien, hasta estas más cacheton!

"— ¿Me estas diciendo gordo?"

Y todo se fue a la mierda.

El problema era un Omega embarazado enojado y sensible.

Sensibilidad, el peor de los síntomas.

Y ya en sí mismo Quackity era un chico caprichoso,  porque quien sea que lo conociera le daba su lealtad y cariño a manos llenas.

Pero ahora mismo, estaba elevado de forma potencial

DOS HORAS.

QUACKITY HABÍA ESTADO LLORANDO DOS SANTAS HORAS.

Cochi Intentó arreglar la situación en cuanto Quackity empezó a llorar. Sus primos jamás lo habían visto hacerlo... Solamente derramó un par de lágrimas tras la muerte de quién él consideraba su padre. Así que cuando lo vieron  entraron en pánico completo.

— ¡No, no, no, primo, pero se ve rebonito, pues!

— ¿Soy un maldito cerdo bonito? ¿Eso me estas diciendo?

El Omega se había encerrado en su habitación, pero se podían escuchar los llantos desde afuera y por mucho que intentaron arreglar la situación, el azabache persistía en que ahora será una bola de grasa fea.

Por mucho que ambos intentaron, nada estaba funcionado.

Asi que llamaron a los refuerzos.

Sapo Peta, Vegetta y Rubius. Los tres estaban en la sala escuchándolo como Cochi la regó. Cuando finalmente estuvieron al tanto, el primero en ofrecerse a hablar con el fue Sapo Peta.

"La ruina de mi existencia" -LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora