12. Ambivalencia

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ATENCIÓN: ESTE CAPÍTULO CONTENDRÁ +18, SI NO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO, PUEDES NO LEER EL CAPÍTULO,  ESTA VEZ NO RECOMIENDO TANTO SALTARLO. EN CASO DE QUE SI, CUANDO VEAS EL. " * " PUEDES PARAR DE LEER HATSA QUE  VEAS EL SEPARODR  "─ ❖ ── ✦ ── ❖ ─"

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Estaba siendo una madrugada difícil.

Quackity no paraba de revolverse entre la cama buscando poder dormir, tenía demasiado calor, tanto, que comenzaba a ser sofocante. La tela de las sabanas se pegaba a su cuerpo por el sudor y su respiración era irregular.

- Mierda, mierda, mierda - mustió quitándose las sabana de encima.

Y es que había un problema.

Su cuerpo entero le pedía buscar a Luzu.

La bomba de hormonas que había sido liberada en su cerebro por el embarazo quería una sola cosa... O mas bien una sola persona:

Su Alfa.

No era un impulso, no, era una jodida necesidad. Y por mucho que su orgullo le dijera que no, todo lo demás le decia que sí, que era lo único que necesitaba en el mundo.

Quackity sabía controlarse bien... Pero era un circuito donde las hormonas viajaban a gran velocidad para crear, no uno, DOS pequeños cachorros y... ¿Qué podía hacer Quackity con eso?

Ni siquiera sabía si resistir tanto era bueno para los bebés.

Así que, sudado, con la cara roja por el bochorno, con las piernas ligeramente temblorosas y el cabello hecho un desastre, se vistió y sobre todo se aseguró que aquel corset que mantenía en secreto su único sentido de vivir, estuviera perfecto.

Y por segunda vez, el Omega escapó por la ventana, pero esta vez para no despertar a sus familiares.

Cuando finalmente se encontraba frente a la puerta de aquel lugar que en algún momento también fue su hogar, su cuerpo entero se quedó congelado unos instantes.

Contempló la puerta unos segundos.

Esta era una terrible idea. No estaba listo para hablar.

Toda su conciencia estaba luchando por detenerse y dar media vuelta.

Pero fue demasiado tarde cuando Luzu abrió la puerta.

No hizo falta tocar porque el Alfa, incapaz de poder dormir por trabajo, percibió ese olor a pay de manzana desde el otro lado. Ese aroma que ahora era tan fuerte y marcado, que le causaba intriga, miedo y deseo.

No lo pensó, no lo dudo un solo instante, simplemente corrió a abrir aquella puerta, encontrándose con todo lo que necesitaba:

Quackity.

Cuando sus miradas se encontraron, todo lo demás se detuvo, se detuvo el tiempo, la tierra ya no giraba, el universo dejó de expandirse y todo el aire dejó de existir.

¿Cómo se respiraba?

No tenían idea, solo podían admirar las pupilas del otro.

Se miraron por  segundos que parecieron horas, apreciado el rostro del otro con detalle.

Luzu fue el primero en en volver a la realidad.

-Quacki...- El Alfa intentó hablar, pero no lo logró porque el Omega se paró de puntas y tiró el cuello de la camisa roja, atrayendo con brusquedad el rostro del mayor, uniendo sus labios.

Besándolo.

Besándolo sin cuidado, sin un ápice de delicadeza, con enojo, con fuerza, brusco.

Quackity enredó sus manos en el cabello del castaño y Luzu lo atrajo de la cintura sin cautela.

"La ruina de mi existencia" -LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora