18. Una vez más II

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ADVERTENCIA, YA SE LA SABEN, CONTENIDO SEXUAL, SI NO TE GUSTA  PUEDES SALTARTE ESTE CAPÍTULO, PERO ESTA VEZ NO TE LO RECOMIENDO.

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Luzu besaba el cuello de Quackity, arrancando suspiros del fondo de su garganta. Una melodía al compás de las mordidas y chupetones que marcaban el cuello pálido del Omega.

Las piernas del azabache, sentado sobre el escritorio, rodeaban la cadera del Alfa en busca de contacto, aferrando sus manos en los hombros contrarios. La necesidad de ser marcado estaba incrustada en él, como una daga envenenada y cada que Luzu estaba cerca de su cuello quería empujar su cabeza, sentir su carne ser profanada y el cálido líquido rojo escurrir.

Pero sabía que Luzu no lo haría. Sabía que no se encadenaría para siempre con alguien como él.

Asi que dolo lo resistiría una vez más.

El alcalde dejó de atender el cuello de chico para subir a su oído, acariciando su recorrido con los dedos. Quackity sintió su aliento y su voz ronca susurrarle "¿No te gusta esto?"

Y, oh, mierda, claro que le gusta.

Pero no le daría el gusto. No le daría el gusto de decirle como su sola presencia lo hacía temblar, no le daría el gusto de escucharlo decirle cuanto lo necesita su cuerpo.

— ¿El sexo? Sí. — contestó con una sonrisa maliciosa. Sonrisa que se borró rápidamente al sentir de nuevo como las manos ásperas apretaban su cuello.

A Luzu no le pareció tan gracioso, así que en un ágil movimiento bajó a Quackity del escritorio, dándole la vuelta, sometiendolo contra la fría madera del escritorio. Empujando su cabeza y sosteniéndose con fuerza sus manos sobre la espalda.

Quackity soltó un jadeo por el brusco movimiento y ahogó otro cuando Luzu pegó su pelvis a sus muslos. En esa posición el azabache podía sentir la erección del Alfa contra su tracero.

Nuevamente el mayor se inclinó sobre el Omega, para susurrar sobre su oído

— ¿Por qué te resistes, Quackity? ¿Hmm? – su voz ronca y aterciopelada hacia a Quackity estremecerse — Puedo darte todo. — soltó las manos del más chico para desabotonar el pantalón lila — Pídelo, puedo hacer que el pueblo entero lama la suela de tus zapatos si quiero, sólo pídelo, bebé.

Y Quackity quiso llorar.

Quiso llorar por qué en el fondo quería decir que sí.

Quería seguir con eso tan extraño que tenían, quería ser su esposo y quería su casa y sus mascotas y sus hijos.

Quería a Luzu.

Pero no a este Luzu.

No.

Necesitaba al hombre que era honesto y leal, quería al hombre que compraba pan por la mañana, que trabajaba para proteger a su pueblo. Quería al hombre que le tendió la mano, que curó sus heridas, que besó sus cicatrices.

Y quería decir que sí.

Pero simplemente gruñó un "Cállate"

El Alfa obedeció y simplemente bajó la ropa del chico a su merced, dejando expuesta su entrada humeda y su erección hinchada y necesitada.

Dime — Comenzó, separando y apretando uno de sus glúteos , rozando la entrada con el pulgar  suave y tortuoso, sonriendo al escuchar los jadeos del Omega sobre la mesa — ¿Qué es lo qué quieres, honey?

"La ruina de mi existencia" -LuckityWhere stories live. Discover now