9. Te amo.

783K 18K 5.1K
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Faltaban quince días para vacaciones navideñas. Llevaba dos meses ahí, mes y medio con él. Era el último viernes de noviembre. Liam tuvo que reunirse a solas con el entrenador, para ponerse de acuerdo sobre algo del último partido, antes de salir.

Me rogó que lo esperara. La última clase fue historia, así que Emma y yo permanecimos hablando sobre banalidades en el salón varios minutos después que terminó. Cuando vi la hora, salí de prisa, ya casi era el minuto de encontrarnos. Moría, como siempre, por verlo.

Iba rumbo a mi casillero, ya no quedaban muchos chicos en la escuela. Una vez que terminaban las clases todos desaparecían al instante. Alguien rodeó mi cintura provocando que mis pulmones se paralizaran. Enseguida supe que no era Liam. Aventé la mano que me sujetaba y giré furiosa. Roger. ¡Ah! ¡¿por qué?!, ¡¿por qué?! Llevaba semanas sin saber de ese gorila patán, maniático, si he de agregar algo a su extensa lista de defectos.

—Hola... —me saludó sonriendo, sarcástico. No contesté, decidí seguir caminando. Me agarró por el brazo haciéndome voltear de un jalón—. Me tienes miedo ¿verdad? —parecía muy divertido. Intenté zafarme, me apretaba con fuerza.

—¡Suéltame! —exigí molesta, apretando los dientes, al tiempo que con mi otra mano intentaba quitármelo de encima. Comencé a buscar con la mirada el rastro de alguien, quien fuera. Pero, como en las películas, todos desaparecían justo en el momento de mayor suspenso. ¡Maldición!

—Quería hablar contigo —había cambiado su gesto por uno totalmente angelical. Por supuesto sabía que actuaba.

—¡¿Qué quieres?! —grité molesta y nerviosa, mientras seguía luchando para que me soltara.

—Es tan difícil pescarte sola, no te deja ni un segundo, en serio. ¿No te agobia?

—¡Qué te importa! suéltame, Roger, me estás lastimando —desde luego que no me hacía caso y continuó hablando.

—¿Recuerdas te dije que te arrepentirías si descubría que existía algo más entre ustedes? —claro que lo recordaba. No respondí y continué mirándolo fulminantemente—. Apuesto a que no tienes idea de quiénes son sus padres —soltó triunfante. Sonrió feliz al ver mi expresión confusa—. Pero ¿cómo?... Veo que no te lo ha dicho... —disfrutaba mi desconcierto.

—Roger, por favor déjame en paz, me lastimas. —Negó acercándome un poco más a él. De verdad me daba miedo, parecía un loco. Sentí de nuevo su aliento, no soportaría que me besara de nuevo.

—¿Por qué mierdas siempre hueles tan bien? —y pegó su nariz a mi cuello aspirando mi aroma. Mis labios temblaban. ¿Qué no había cámaras o algo para que ese maniático dejara de acosarme? Deseaba llorar. Lo empujé con toda mi fuerza, pero no lograba moverlo ni un milímetro. Se separó con la respiración agitada, su asquerosa mirada se hallaba fija en mi boca, al tiempo que se humedecía los labios con rabia contenida—. Tus queridos «suegros» —murmuró con voz ronca a un centímetro de mi rostro—, trabajan para el congreso, ¿y sabes qué es lo mejor?... que odian a la gente como tú... —no pude evitar abrir los ojos de par en par y observarlo horrorizada. No, eso no era cierto, él me lo hubiera dicho—. Sí, no me mires así... —se burló—. Ellos son de los que están a favor de la ley antiinmigrantes de Carolina del Sur, y créeme se van a molestar bastante cuando sepan que andas con su querido y maravilloso hijo...

Muy profundo © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora