Los Hijos de las Highlands 2

By tynarubia

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SECUELA DE LA SAGA HIGHLANDS. CONTINUACIÓN DEL LIBRO 1. Se recomienda leer antes la saga Highlands (La Guer... More

SEGUNDO LIBRO
EL DESEADO
PROLOGO
Capitulo 1: No hay candidatos
Capitulo 2: Ayuda
Capitulo 3: Numeros
Capitulo 4: Frustración
Capitulo 5: Una visita
Capitulo 6: Un plan
Capitulo 7: Reputación
Capitulo 8: Deseo
Capitulo 9: Una propuesta
Capitulo 10: Te dare
Capitulo 11: Tu
Capitulo 12: A ti
Capitulo 13: Juntos
Capitulo 14: Me tenéis a mi
Capitulo 15: Un día especial
Capitulo 16: Una invitada
Capitulo 18: El objetivo
Capitulo 19: Mi mujer
Capitulo 20: Una cabaño
Capitulo 21: El amor
EPILOGO
EL INDISCIPLINADO
PROLOGO
Capitulo 1: Incertidumbre
Capitulo 2: Te necesito
Capitulo 3: Su prometido
Capitulo 4: Amorcito
Capitulo 5: ¿Por que?
Capitulo 6: No dejes de ser tu
Capitulo 7: Cortejar
Capitulo 8: Permiso
Capitulo 9: El hombre
Capitulo 10: Marido y mujer
Capitulo 11: El despertar
Capitulo 12: Una escapada
Capitulo 13: El titulo Lancaster
Capitulo 14: La Fortaleza
Capitulo 15: Cobarde

Capitulo 17: Un plan

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By tynarubia

Su vista estaba fija en el techo, en los movimientos de la luz que reflejaba la vela que tenia encendida en su habitación. Sus manos estaban apretaban su vientre, arrugando la tela de su camisola. Cerró los ojos con fuerza, recordando cada palabra que Alec le había dicho.

Quería creerle, pero una parte de ella, seguía sintiendo lo que sintió ese día en que le había roto el corazón, seguía viendo esa imagen que había querido borrar durante tanto tiempo, de él con aquella mujer.

Abrió los ojos y suspiró. Se incorporó y miró a su alrededor. Debería sentirse feliz, había logrado lo que más deseaba. Iba a ser madre. ¿Entonces porque ahora se sentía tan desdichada? Le faltaba algo, le faltaba lo que pensó que no quería en su vida. Le faltaba él, a su lado, abrazándola en la cama y acariciando su vientre, Alec MacClain estando a su lado y al de su hijo.

Bajó la vista a su vientre y pensó en cómo sería tenerlo en sus brazos, abrazarlo, mirarlo a los ojos, esos ojos, que podrían ser como los de su padre.

Se movió por la cama, arrastrándose por ella hasta bajar por el otro lado, tomó la bata y se la colocó anudándola en su cintura y salió de la habitación, sin siquiera tomar la vela.

A oscuras caminó por los pasillos, solo iluminados por la luz de la luna que se alzaba en la calma de la noche. Llegó a la puerta de la habitación de él y sin darse tiempo para dudar, la abrió y entró, para quedarse observando la gran cama vacía, perfectamente colocada. Recorrió la habitación con la mirada, mientras un temor se asentaba en su pecho. Tragó saliva, salió de la habitación y con más prisa que antes, llegó a las escaleras y bajó, cruzando después la sala y dirigiéndose al despacho. Se paró ante las puertas, con la respiración acelerada y con las manos temblorosas las abrió, viendo el lugar sumido en oscuridad y silencio. Dio un paso atrás, sintiendo que el aire se atascaba en sus pulmones, se giró, mirando a su alrededor, sintiéndose desorientada, caminó despacio regresando a las escaleras y fue entonces cuando vio la puerta principal entreabierta. Despacio se acercó, apoyándose en la madera y viendo por el espacio abierto la silueta de Alec MacClain, sentado en los escalones, al parecer con la vista perdida al frente. Le vio alzar una botella y beber de un trago y no pudo evitar sentirse aliviada, al verle allí, solo. Su mano se extendió hacia la puerta, decidida a salir a su encuentro, pero la voz de Lachlan la hizo parar.

-¿No tienes sueño? -Lachlan le observó desde el final de los escalones.

-No -Alec respondió, alzando de nuevo la botella y bebiendo.

-Ya veo -suspiró y subió los escalones sentándose a su lado, mirando al frente.

-¿Me has visto ahogándome en alcohol? -Alec hizo una mueca viendo como le quitaba la botella de la mano -¿Vienes para evitar que me caiga por los escalones al levantarme y me abra la cabeza?

-No he visto nada -Lachlan alzó la botella y bebió -Venia a ver a Coira, quería saber si estaba bien.

-Claro. - Alec sonrió con ironía y cuando Lachlan le devolvió la botella, la tomó y tras mirarla unos segundos y alzó la vista a él -¿Me he equivocado?

-¿Que quieres decir? -Lachlan lo observó.

-¿Me he equivocado al venir por ella? -alzó la botella y bebió.

-¿Crees que lo has hecho? -Lachlan frunció el ceño.

-Ahórrate el contestarme con otra pregunta -hizo una mueca -Puede que no te guste la respuesta.

-¿Que no me guste a mi o a ti? -suspiró -¿Que es lo que estas pensando?

-Que me equivoque. -Alec miró al frente -No debería haber venido, no debería haberla buscado y menos dejar que ella me use para su propósito. Pienso que me he equivocado y que voy a pagar por ello. Probablemente Lucien y Connor me persigan y me torturen para que después Mail me mate. -negó con la cabeza -Se podría iniciar una guerra por mis acciones. Me pregunto que pasara si ella esta embaraza, cuando regrese con los Bukchaman.

-¿La dejarías irse? -Lachlan lo miró entrecerrando los ojos.

-Es lo mejor -miró la botella en sus manos. -Que ella se marche y siga con su vida, si ha logrado lo que quiere, puede ser feliz. Y yo...

-¿Lo mejor? ¿Y tú qué..? -los puños de Lachlan se apretaron dejando sus nudillos blancos.

-Yo me comportare como se corresponde con mi lugar en la corte y buscare a la que se convierta en mi duquesa -sonrió con cierto dolor -Y todos seremos felices para siempre -alzó la botella para beber.

Coira dio un paso atrás, apartándose de la puerta, mientras las lagrimas desbordaban sus ojos y girándose, corrió hacia las escaleras subiéndolas a toda prisa, dirigiéndose a su habitación.

-Suficiente -Lachlan golpeó su mano haciendo que la botella cayera al suelo, rompiéndose en pedazos y le agarró de la camisa, empuñándola con fuerza -Si no piensas pelear por ella es que de verdad no la mereces.

-No confía en mi -Alec lo miró a los ojos con dolor -No confía en mi y no lo hará. No sé porque no me deja acercarme a ella y...

-Eres un idiota Alec -lo soltó bruscamente, haciéndole caer hacia atrás -¿Recuerdas el ultimo regalo que le hiciste por su cumpleaños?

-¿Eh? -Alec hizo una mueca, se quedo pensativo.

-Un arco Alec, le regalaste un arco -Lachlan rodó los ojos.

-Si -frunciendo el ceño asintió pensativo -Era un arco especialmente hecho para ella.

-¿Sabes lo que hizo con él? -Lachlan lo miró fijamente -Lo sumergió en el agua del rió y dejó que se lo llevara la corriente, como se llevaba sus lagrimas y ese amor incondicional que había guardado por ti. -negó con la cabeza viendo la confusión en la mirada de él -Ibas a acompañarla a cazar, a estrenar su arco. Pero no apareciste, te busco y finalmente te encontró, en el pajar con una de las sirvientas. -vio como él abría la boca sin lograr decir nada -Le rompiste el corazón. Y no lo digo solo por lo que vio, o porque no acudieras a tu cita con ella. La olvidaste, lo olvidaste por completa. Era tan insignificante para ti, que ni siquiera recordaste que no acudiste a tu cita con ella. Seguiste tus días alli, sin recordarlo. -lo miró fijamente -No puede confiar en ti, porque conoció al Deseado. Ella te vio Alec, vio al hombre en que te convertiste en esos años, como te olvidaste de ella y simplemente se aparto de ti, del dolor que le causabas y siguió con su vida. -se agachó ante él -Y ahora que has vuelto, que la has obligado a aceptarte ¿vas a dejarla marchar? ¿Vas a volver a demostrarle que no queda nada del Alec que ella conocía? ¿Quieres ser el Deseado para Coira por el resto de su vida?

-No. Yo... soy Alec, quiero que me vea como Alec -cerró los ojos con fuerza -La lastime. -alzó las manos pasándola por su rostro -Creí que ser ese hombre era maravilloso y ahora ...

-Necesitas dormir un poco -Lachlan estiró el brazo y lo ayudo a levantarse, sujetándolo al ver que se tambaleaba -No creo que puedas llegar a tu habitación.

-Quiero verla, necesito...-Alec hizo una mueca tropezando y evitando caer gracias a la sujeción de él.

-No creo que lo mejor sea que te vea así -Lachlan suspiró, aguadándole a entrar al castillo y a subir las escaleras. -Duerme y piensa bien las cosas.


Sentada en el suelo, sobre la alfombra en el centro de la habitación, Coira permanecía con la mirada perdida y con las lagrimas bañando su rostro y sus manos apoyadas en la alfombra. La oscuridad se cernió sobre ella, cuando la vela terminó por consumirse y entonces su mirada se posó en el baúl que había junto al armario. Se levantó despacio y se acercó a él.

Lo abrió y observó su interior durante unos segundos, hasta que por fin sus manos tomaron las telas y las saco.

Se vistió despacio, con la mirada fija en el espejó que devolvía su reflejó, un triste reflejo rodeado de oscuridad. Se observó ya vestida y tomó el cepillo, para peinar su cabello.

Colocó los guantes en sus manos y las joyas que estaban guardadas en pequeños sacos de tela, después tomó la capa y moviéndola, la colocó en sus hombros, cubriéndose.

Se paró en el centro de la habitación mirándose al espejo.

Y se giró con decisión, llegando a la puerta y saliendo, cerrando despacio, para después caminar sigilosa, oculta en las sombras hasta llegar a la zona de servicio del castillo. Se paró ante la puerta de la habitación de Tahita y la abrió despacio entrando.

Su mirada se dirigió a la cama, donde la mujer descansaba relajada, se acercó a ella.

-Tahita, despierta -vio como sus ojos se abrían parpadeando, mirandola e incorporándose rápidamente -Ha llegado el momento.

-¿Qué? Pero...pero... señorita, el señor MacClain ... usted...-ella salió de la cama y la observó -¿Esta segura?

-Si -respondió asintiendo, obligándose a permanecer tranquila.

-Está bien, yo...- miró a su alrededor, tomando la bata y un pañuelo, cubriéndose con ellos -Espere aquí. -y tras ponerse unas zapatillas, la mujer salió de la habitación, silenciosamente.

El tiempo paso rápido, quizás porque estaba sumida en sus propios pensamientos, repasando cada milímetro del plan que ella, Elsepth y Clere habían ideado. Un plan que ahora tendría que cambiar, porque si existía la mas mínima posibilidad de que Alec intentara encontrarla, sabía que Lachlan podría ser un punto en su favor.

-Señorita -Tahita entró a la habitación nerviosa -Todo listo.

-Gracias -caminó hacia la puerta pero se giró hacia ella -Eres una gran mujer Tahita, me alegro de haberte conocido -y la abrazó, cerrando los ojos cuando sintió los brazos de la mujer correspondiendo a su abrazo.

-Señorita, piénselo -Tahita habló cuando se separaron.

-No hay nada que pensar -sonrió con cierta tristeza -Gracias por todo. -se giró y salió de la habitación. Recorrió los pasillos del servicio hasta llegar a la puerta trasera que daba al exterior y cuando la abrió, vio a los dos hombres parados junto al carruaje. Un carruaje del Condado, con dos guardias del Condado, a los que Elsepth había dado las instrucciones expresamente.

-Señora -uno de ellos se acercó a tenderle la mano para ayudarla a subir al carruaje, mientras el otro abría la puerta -El baúl con el resto de la ropa necesaria está cargado.

-Gracias -tomó su mano pero antes de subir giró el rostro hacia él -Hay ciertos cambios, necesito que uno se adelante y entregue esto -su otra mano se alzó mostrando un papel -A Dougal MacLairs. 

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