Los Hijos de las Highlands 2

By tynarubia

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SECUELA DE LA SAGA HIGHLANDS. CONTINUACIÓN DEL LIBRO 1. Se recomienda leer antes la saga Highlands (La Guer... More

SEGUNDO LIBRO
EL DESEADO
PROLOGO
Capitulo 1: No hay candidatos
Capitulo 2: Ayuda
Capitulo 3: Numeros
Capitulo 4: Frustración
Capitulo 5: Una visita
Capitulo 6: Un plan
Capitulo 7: Reputación
Capitulo 8: Deseo
Capitulo 9: Una propuesta
Capitulo 10: Te dare
Capitulo 11: Tu
Capitulo 12: A ti
Capitulo 14: Me tenéis a mi
Capitulo 15: Un día especial
Capitulo 16: Una invitada
Capitulo 17: Un plan
Capitulo 18: El objetivo
Capitulo 19: Mi mujer
Capitulo 20: Una cabaño
Capitulo 21: El amor
EPILOGO
EL INDISCIPLINADO
PROLOGO
Capitulo 1: Incertidumbre
Capitulo 2: Te necesito
Capitulo 3: Su prometido
Capitulo 4: Amorcito
Capitulo 5: ¿Por que?
Capitulo 6: No dejes de ser tu
Capitulo 7: Cortejar
Capitulo 8: Permiso
Capitulo 9: El hombre
Capitulo 10: Marido y mujer
Capitulo 11: El despertar
Capitulo 12: Una escapada
Capitulo 13: El titulo Lancaster
Capitulo 14: La Fortaleza
Capitulo 15: Cobarde

Capitulo 13: Juntos

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By tynarubia


Jadeó inclinando la cabeza hacia atrás, su cabello moviéndose sobre su espalda y sus manos crispadas sobre los hombros de él. Sintió sus labios en su cuello, que acababa de dejar a su completa merced. Las manos de Alec se apretaron en su cintura mientras la incitaba a moverse mas rápidamente.

Coira gimió apretando los muslos contra los suyos y sus uñas arañaron sus hombros sintiendo como mordía su cuello, moviendo su cintura sobre la de él. Sintió que su vientre se apretaba, agarrándose a él más fuerte, temiendo caer. Gritó, escuchando el gemido de Alec contra su piel y sintiendo su cuerpo temblar, se relajó en sus brazos, sentada a horcajadas sobre él. Sintió sus manos suavizarse en el agarre de su cintura y deslizarse suavemente por su espalda. Apoyó la cabeza en su hombro, suspirando, sintiéndose en el paraíso.

Alec cerró los ojos, saboreando la sensación de su cuerpo sobre él de ella, el calor de estar aun en su interior. Escuchó el sonido de ajetreo en el patio e hizo una mueca, abrió los ojos y deposito un suave beso en su hombro. Se movió girándose con ella sobre él y tumbándola en la cama, viendo como sus ojos cerrados se entreabrían, sonrió y la beso, alargando la mano para tomar la sabana y cubrirla.

-Amanecerá en breve, tengo que irme -habló inclinado sobre el rostro de ella, la miró a los ojos viéndola parpadear ante el sueño -Esperare ansioso que nos lleves la comida.

-¿Yo? -Coira pregunto removiéndose en la cama y suspirando.

-¿No me alimentaras cariño? -acercó los labios a su oreja susurrándole -No quiero que sea otra mujer la que se acerque a tenderme comida. -su nariz recorrió su mejilla, bajando pos su cuello -Quiero que cuando este cansado de trabajar sea tu rostro y tu sonrisa los que me den un descanso y tus manos las que me lleven la comida. -beso de nuevo su cuello y subió a besar sus labios -Descansa cariño. -y salió de la cama y atravesó la habitación, tomando su ropa del día anterior y vistiéndose.

Salió mirandola una vez más antes de cerrar la puerta tras él y se dirigió a su habitación a lavarse un poco y cambiarse de ropa.

Pronto estuvo reunido con los hombres en el patio, donde estaban terminando de cargar los carros con el material necesario para la construcción de la muralla. Randal había organizado grupos, tal como había ordenado y justo cuando comenzaba a amanecer, todos estuvieron listos para partir.



Coira despertó sintiéndose totalmente relajada, suspiró girando sobre la cama, sintiendo las sabanas rozar su piel desnuda. Se estiró, mientras una leve sonrisa se esparcía sobre su rostro.

Escuchó unos golpes en la puerta y tiró de las sabanas cubriendo su cuerpo y quedándose sentada. Tahita entró sonriendo y asintiendo, después dejó pasar a otras sirvientas cargando el agua para su baño.

-Lamento despertarla señorita, pero pensé que se le haría tarde si piensa supervisar la comida organizada y llevarla junto a las mujeres -Tahita la miró sonriendo.

-¿Um? -Coira frunció el ceño.

-El señor MacClain me dijo que acompañaría a las mujeres a llevar la comida -Taita se acercó a ella y bajó la voz sonriendo mientras se sonrojaba levemente -También me pidió que la dejara descansar.

-Oh -Coira se sonrojó -¿Que hora es?

-Casi medio día señorita -Tahita amplió su sonrisa, que desapareció cuando las sirvientas terminaron de llenar la bañera y las miraron. Entonces señaló con la cabeza hacia la puerta y las mujeres salieron. -Le subiré algo de desayuno y la esperaremos preparando todo.

-Tahita, yo...-Coira se removió bajo las sabanas incomoda.

-No se preocupe -la mujer la miró con complicidad y salió de la habitación cerrando tras ella.

Después de bañarse y comer algo, Coira se vistió y bajó a las cocinas, encontrando a las mujeres guardando la comida en las cestas. Revió la fruta, queso, pan, carne y pasteles de manzana. Revisó que los hombres estuvieran cargando toneles con agua y vino en los carros. Y cuando todo estuvo listo, se subió a un carro junto con otras mujeres. Los carros se dividieron cerca del límite de las tierras, dirigiendo a los distintos grupos de hombres divididos para la construcción de la mura, permaneciendo ella en la dirección del grupo principal que estaría liderado por Alec.

No podía negarse que estaba ansiosa por verle, por encontrarse con su mirada. Pero no estaba preparada para la imagen que se alzó ante ella. Estaba alli, subido sobre la parte de la muralla de piedra que ya se había levantado, con su torso desnudo. Sus brazos tensándose cuando tomaba una gran piedra que le tendía uno de sus hombres y la colocaba sobre la muralla.

A medida que el carro se acercaba sentía la saliva atascarse en su garganta, podía ver el brillo del sudor en su piel, lo vio levantarse, dejándola ver perfectamente su torso desnudo, haciendo que sintiera sus manos picar por tocarlo. Y entonces Alec MacClain se giró y se inclinó para saltar de la muralla, dándole una perfecta visión de su maravilloso trasero, apretado en aquellos pantalones.

Juraría que se oyó gemir a sí misma y se mordió el labio. Desvió la vista intentando relajar los latidos acelerados de su corazón, pero entonces sus ojos vieron a la sirvienta que iba a su lado, mirando sonrojada, exactamente lo mismo que había estado viendo ella.

Entrecerró los ojos y tosió, haciendo que la mujer se sonrojara aun mas y desviara la vista. Giró su rostro hacia delante molesta y al verle de nuevo su estomago se contrajo. Vio a uno de los hombres acercarse y tenderle lo que parecía ser una toalla para el sudor. Su boca se abrió levemente al ver como Alec pasaba la toalla por su rostro, su cuello y su pecho, dejándola después sobre su hombro y hablando a un hombre que estaba agachado cogiendo piedras.

Entonces uno de los guerreros gritó avisando que llegaba la comida y Alec se giró, como si lo hubiera llamado, sus ojos se fijaron rápidamente en ella y sonrió. El carro paró a unos metros y ella fue incapaz de apartar la vista de él, de sus ojos, mientras él caminaba hacia ella, limpiando sus manos en la toalla y volviendo a ponerla en su hombro.

-Al fin, estoy hambriento Alec se paró a su lado, extendiendo los brazos para ayudarla a bajar del carro. Sin dudarlo Coira se incorporó y se dejo caer en sus brazos, sintiendo como apretaba su cintura y la bajaba, pero no soltándola cuando sus pies tocaron el suelo.

-Aquí estoy para alimentarte -Coira habló, mirandolo a los ojos, sonrojándose ante sus propias palabras.

-Cariño -Alec sonrió, inclinando su boca sobre la oreja de ella -No deberías volver a decirme eso si no quieres dar un espectáculo -su nariz se rozo contra la oreja de ella y entonces sus labios se movieron por su mandíbula suavemente. Se apartó liberándola de sus brazos pero tomando su mano y girándose tiró de ella hacia el carro.

Los hombres se organizaron descargando los carros y pronto las mujeres se prepararon, unas sirviendo la bebida y otras la comida. Coira estaba situada junto al carro entregando el pan, cuando Alec se paró ante ella, con dos platos en sus manos.

-¿Dos? -ella miró sus manos y después a él -¿Tanta hambre tienes?

-Mucha -el respondió mirandola fijamente y ella se mordió el labio, le entregó los dos panes, colocándolos en los platos y frunció el ceño cuando él le entregó un plato. -Vamos -y la agarro de la mano y tiró de ella.

-Alec, estoy repartiendo el pan -Coira miró hacia atrás, viendo las miradas curiosas puestas en ellos

-Ya se encargara alguien -y el se paró ante la muralla y le quitó el plato, dejándolo con el suyo sobre esta. Después se giró y la miró, sus manos se colocaron en su cintura y la beso, sorprendiéndola al levantarla después del beso y sentarla en la muralla. Después de un salto se subió a su lado y tomando los platos le tendió uno. -¿Que te parece? -señaló la muralla con la cabeza.

-¿No se caerá no? -ella la observó con el ceño fruncido y cuando lo miró sonrió -Es una broma.

-Parece que estas dudando de mis actitudes cariño -la miró divertido mientras alzaba un trozo de carne y lo llevaba a su boca.

-Oh no -ella le miró comer -No tengo ninguna duda de tus actitudes.

Y el tragó con dificultad mirandola , bajando los ojos a sus labios .

-¿Habéis tenido algún problema con Brandbury? -Coira pregunto desviando la vista y comiendo.

-No, no ha aparecido -Alec negó con la cabeza, tratando de concentrarse en su comida.

Comieron hablando tranquilamente y una vez acabaron, Alec observo a los hombres relajados y tras decidir darles un rato mas para descansar, se giró hacia ella, dejando las piernas una a cada lado de la muralla y la sorprendió tirando de ella y girándola, obligándola a recostar la espalda sobre su pecho, y rodeándola con sus brazos.

-Alec, ¿que pensaran? -Coira suspiro relajándose contra el pecho de él.

-Que soy un hombre afortunado -respondió inclinando los labios sobre su oreja -Me da igual lo que piensen cariño.

Permanecieron en silencio, relajados bajo el sol y sintiendo el calor del cuerpo del otro, hasta que Alec suspiró, besando su cuello y diciéndole que era hora de regresar al trabajo.

Coira recogió las cosas con el resto de mujeres y no pudo evitar sentir decepción al alejarse de la muralla.

Una vez en el castillo, ella se reunió con Josh y estuvieron el resto de la tarde revisando las cuentas y cuando empezó a anochecer, uno de los hombres avisaron que Alec y los hombres se retrasarían, pues habían visto movimiento y decidieron revisar la muralla construida y recoger los materiales

Así que Coira cenó con Josh y después se retiró a su habitación para bañarse.

Había terminado de cepillar su pelo y estaba caminando hacia su cama, cuando la puerta de la habitación se abrió y ella miró hacia alli sobresaltada, encontrándose con un Alec sudado y que recorrió la habitación hasta verla.

-¿Ha pasado algo? -Coira lo miró confundida.

-Nada -el entró a la habitación cerrando la puerta tras él, la miró de arriba abajo frunciendo el ceño.

-¿Brandbury? -Coira se mordió el labio al ver como se acercaba a ella.

-He dejado un par de patrullas vigilando -se paró ante ella y sus manos se alzaron tomando la bata roja de ella y abriéndola, mirandola sorprendido -Coira ¿De dónde diablos sacas estas..?

-Elsepth me las trajo -ella se sonrojó.

-Estoy empezando a pensar que debería decirle al tío Alexander que la vigile más de cerca -habló con el ceño fruncido, después la miró a la cara y se acercó, besándola. -Cariño -jadeó, estrechándola contra él y profundizando el beso, entonces se apartó respirando agitado -Estoy sucio y sudado -hizo una mueca.

-No me importa -y ella alzó las manos, acariciando su pecho y subiendo a sus hombros, mirandolo fijamente.

Y volviendo a besarse, se movieron hasta chochar con la cama y caer en el colchón. 

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