Eternidad

By HilCat92

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Desde unas noches atrás Will Graham es atormentado por vividos sueños de una vida pasada que no comprende, en... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Trivia
Pistas
Capítulo 11
Entrevista
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
¡¡¡Anuncio super importante!!!

Capítulo 29

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By HilCat92

Hermosos, adorados, lindísimos, amadísimos lectores, muchas gracias por su paciencia y fidelidad a esta hitoria. No tengo palabras para agradecerles sus votos y cometarios, más que decirles que regresé, por supuesto habrá más de esta historia, así que disfruten de este nuevo capítulo. Los amo. 

Suya siempre Lady York. 

**************************************

Baltimore, Maryland.

En los últimos veinte minutos Hannibal había leído ya dos veces el insidioso artículo de Freddy Lounds para el Tattler Crime, si bien las fotografías de Will en la galería eran pasables en ángulo e iluminación, pensó que no le hacían justicia, tal vez aquella con un Will sorprendido dentro del auto era la mejor, mostraba ese aura de vulnerabilidad a su alrededor, pero su mirada era diferente, por sí sola mostraba la mirada de un cazador, como los ojos de un gran felino que brillan en la oscuridad anunciando el peligro.

Guardó aquella fotografía en su iPad, con el único propósito de matar el tiempo, pues las fotografías de Matthew Brown publicadas por el mismo medio no daban ninguna información que pudiera utilizar para determinar a dónde había llevado a Will.

Antes de despedirse, Jonathan Eckman le aseguró que buscaría cualquier pista que los pudiera ayudar a encontrarlo, estaba claro que confiaría sus asuntos a alguien más, a excepción de Will, por supuesto, pero qué tan seguro podía estar ahora mismo de la salud de su fiel pupilo.

Un vistazo a su reloj en el amplio escritorio de caoba le corroboró que debía alistar los ingredientes para la comida, con Alana en casa era prácticamente impensable no sorprenderla con una buena receta, sobre todo porque aún guardaba algunos insumos de la última cacería. Lo que le recordaba que debía atar algunos cabos sueltos con respecto a ese alter ego que se hacía llamar el Destripador de Chesapeake, dejado en libertad por el mismo Matthew.

Se acomodó el chaleco al levantarse de su asiento y salió de su despacho determinado a preparar algo sustancioso, algo que aliviara al menos por un momento el escozor que la falta de Will le provocaba. En su brevísimo recorrido hacia la cocina, escuchó a su invitada en medio de una llamada, no era de extrañar que su voz se escuchara llena de molestia, mucho menos cuando pronunció el nombre del Jefe de Ciencias del comportamiento.

Alana termina la llamada abruptamente y Hannibal cuenta hasta 5 para hacerse presente.

—¿Todo está bien? — preguntó caminando hacia ella dentro de su sala principal, donde la psiquiatra se mantiene sentada en uno de los sillones individuales de terciopelo azul, con la mirada perdida en el posabrazos donde sus manos juegan con el suave material.

—Era Jack — soltó ella con resentimiento en su voz— llamó para decirme que Abel Guideon puede estar detrás de mí. Encontraron su rastro en Charles Village, quiere que algunos agentes me vigilen por si acaso él aparece.

Hannibal la mira observar el cambio de las fibras bajo sus manos, los tonos brillantes y oscuros que proporciona ante su vista son un espacio adecuado para distraerla hasta que Lecter decide toma su mano colocándose en cuclillas frente a ella. Mostrando la misma compasión que ella le ha mostrado a él.

—¿Te sientes decepcionada de Jack?

—Me siento traicionada por él. Estoy tan cansada de todo esto Hannibal, me siento tan impotente, tan vulnerable y aborrezco sentirme así.

—Ser vulnerable no te hace menos fuerte, ambos estamos en este mismo barco que navega sin rumbo en este momento, nos tenemos entre nosotros y Will a ambos.

Alana lo mira a los ojos, sus profundos orbes azules muestran un pozo de duda, culpabilidad y desesperanza, Hannibal le acomoda un mechón de cabello y ella no puede soportar tantos sentimientos terminando por sucumbir a la desesperación. Se abraza al cuello de su amigo y exmentor.

El psiquiatra sonríe mientras le acaricia el cabello, Alana no va a llorar frente a él, y a Hannibal siempre le agradó ese frágil orgullo de mujer determinada, ella es como un juguete hecho a mano, con rústicos detalles que la vuelven única. él espera hasta que ella se calme y lo suelte. Lo hace poco después levantándose del sillón con orgullo. Su contacto se mantiene, Hannibal le sostiene ambas manos mientras están de pie.

—¿Tienes apetito?— pregunta Lecter con tranquilidad.

—Temo que mi apetito no es muy bueno en este momento.

—Pensaba cocinarte algo que se acompañe con una cerveza de barril.

—No soy una niña Hannibal, no puedes chantajearme para que coma.

—¿Entonces ese es un no?

—Por supuesto que no, dios me libre de rechazar algo preparado por Hannibal Lecter.

Ella sonrió suavemente y Hannibal le correspondió, haciendo que ella le tomara del brazo derecho para caminar hacia la cocina.

—Esas son las sabias palabras de mi mejor estudiante.

Mientras Lecter preparaba un platillo con excelentes cortes de carne pensó que debía agregarle un poco de fentanilo a la cerveza de Alana, después de todo tenía un amigo a quién visitar en Charles Village.

***********************

Quántico, Virginia.

A Beverly Katz no le molesta en absoluto ser la única agente de Ciencias del comportamiento que no está en campo en ese preciso momento, a penas unos minutos antes Zeller le había informado que tenían un rastro de Abel Guideon entre manos y Jack había dado la orden de montar una oficina provisional en Baltimore apoyados de la policía local.

Por supuesto se había solicitado su presencia, misma solicitud que declinó en favor de concentrarse en el caso aún vigente de El Profeta. Frente a ella, en la oficina forense se encontraban las evidencias tomadas del casillero de Matthew Brown en el Hospital Psiquiátrico. Las fotografías a su nota escrita con sangre sobre la fotografía de Will, su uniforme de enfermero, zapatos blancos, una playera, un par de pantalones, pero todo estaba devastadoramente limpio, no había tierra en las suelas que comprobara dónde había estado antes, ni notas de dónde podría haber llevado a Will.

El maldito había sido muy meticuloso, siempre a la espera de ser atrapado. Los ojos suspicaces de la agente federal repasaban los artículos sellados en bolsas con la leyenda de "evidencia", pero aquella palabra no revelaba nada en realidad, al menos no para llevarla hasta su amigo. Sus reportes sobre los asesinatos del profeta ya habían sido procesados, con evidencia bien documentada, aquello se había vuelto un compromiso para ella.

—Veo que no soy el único buscando pistas.— dijo su compañero Price entrando a la oficina forense.

—Dime por favor que tienes una buena noticia o al menos el almuerzo. ¿Por qué no estás con Zeller?

—Jack no necesita un forense para el arresto que quiere realizar, Zeller se puede encargar de las muestras, a él si que le sienta bien salir a campo. Lo que me trae a ti. Tengo dos buenas noticias para ti, nuestro joven Will en la casa de Matthew Brown se deshizo de estos artículos hoy por la mañana, supongo que también leyó el Tattler. No sé qué tanta evidencia encontremos pero tenemos la orden de cateo y recolección de artículos personales dentro de la casa.

—Pensé que habían detenido la vigilancia en el departamento de Brown.

—Al parecer Jack se sintió un poco culpable de volcar su atención sólo en el destripador de Chesapeake y la reanudo. Supongo que el caso sigue abierto.

—Por supuesto que lo está. — dijo Beverly con énfasis. —¿Qué hay en la bolsa?

—Veamos.

Jimmy Price colocó la bolsa negra de basura sobre una mesa de metal para su inspección y comenzó a vaciarla, en el interior encontraron algunas fotografías de Will Graham, un tótem de madera, ropa, un bolígrafo y un polvo gris que parecían ser cenizas.

—Ese niño sabía de Will antes de que llegaramos a él — reflexionó la agente al ver el contenido y suspiró — dejo la revisión de los objetos en tus manos Jimmy, creo que el clon de Will debe estar nervioso ante la situación, y si tiene algo que decir será mejor que lo haga ahora, o las huellas en esos objetos terminarán por incriminarlo.

Beverly se quitó la bata de trabajo y tomó su chaqueta antes colgada en un perchero metalico, para dirigirse de nuevo al departamento de Matthew Brown. Jimmy se despidió de ella levantando su mano derecha para luego centrarse en la en los elementos frente a él.

Con una hora de camino sin sobrepasar los límites de velocidad la agente Katz llegó a Maryland, aparcó la camioneta negra oficial que conducía y se dirigió hasta el departamento que pertenecía a Matthew Brown. Antes siquiera de llamar a la puerta esta se abrió, el joven que antes quiso escapar por la ventana estaba ahora en la puerta cargando una maleta.

Beverly vio las manos del chico temblar mientras se congelaba en el umbral de la puerta con los ojos azules que mostraban sorpresa.

—Creo que tenemos que hablar.

—Yo..., te, tengo que irme. — dijo el chico con nerviosismo.

—Entra, sabemos que conoces a Matthew Brown, qué tanto, no lo sé, pero tus huellas están por todo este departamento y en la evidencia de la que te deshiciste esta mañana. Si no quieres ser arrestado como cómplice quiero que me digas todo lo que sabes. La vida de mi compañero depende de eso.

El joven estaba completamente asustado, incluso pareció dejar de respirar por un momento antes de asentir y entrar al departamento seguido de la agente.

***************************

La sensación de inmovilidad, de estar medio dormido y medio despierto dejaron a Will fatigado y mareado, después de luchar con esa sensación de completa inmovilidad logró despertar realmente. Recordaba haber visto a Hannibal atándolo a su propio sillón en Wolf Trap, pero ya no podía saber si había sido parte de un sueño lúcido o de su imaginación. Porque no estaba seguro si esta vez había soñado. Casi podía jurar que no.

Lo único real era el cansancio en su cuerpo, incluso sentía que parpadeaba lentamente. La IV seguía en su brazo y no estaba seguro si también estaba siendo drogado por Matthew.

Miró alrededor a sabiendas de dónde estaba, no podía mentirse a sí mismo cuando las paredes de su celda se levantaban a su alrededor. No había ningún reloj cerca de él, no podía saber con certeza qué día era o qué hora, sólo pudo deducir que aún no anochecía. En el buró junto a él había una barra de chocolate, dejada ahí como regalo, no cabía duda que para Matt él era una mascota a la que debía cuidar. Ni siquiera se esforzó por incorporarse, simplemente estiró el brazo y tomó la golosina.

No iba a desperdiciar nada, comería todo lo que Matt le diera con tal de recuperar fuerzas. Una vez que el chocolate tocó sus labios y luego se coló en su estómago se sintió un poco más despierto, captando el sonido de golpes afuera de la cabaña.

Se asomó por la ventana que estaba detrás de él, no fue una sorpresa encontrar a Brown cortando leña, su manejo del hacha no era impresionante, pero tenía una especial fuerza al momento de cortar los troncos,Will lo contempló con mirada analítica, sería muy fácil para el enfermero desmembrar un cadáver, con el hacha lo suficientemente afilada el cuello de un hombre no sería un desafío. Para Wil en cambio levantar el hacha en su estado actual sería un triunfo.

Vió a Matth detenerse y fruncir el ceño como si escuchara a alguien, y luego levantó la cabeza para encontrar su mirada y sonreírle. Will evadió la mirada y se alejó de la ventana, recostándose de nuevo contra la pared detrás de la cama. Tan pronto como escuchó los pasos de Matt entrando a la cabaña y subiendo las escaleras hacia él, un vacío se apoderó de su estómago.

—Hola. — dijo Matt acercándose con una jarra de agua y un vaso limpio.

—Gracias por el chocolate. — dijo el agente en tono seco. Y vio a Matt sonreir.

—Pronto estará la comida, pero antes te prepararé un baño caliente, le ayudará a tus músculos a relajarse.

Brown se sentó a su lado sobre la cama y le sirvió un vaso con agua, mismo que Will tomó con ambas manos e intentó beber, sorbo a sorbo, para luego hablar.

—Pareces muy familiarizado con el bosque.

—¿Eso crees?, pasé en este bosque parte de mi infancia. No, no lo sabe nadie si esperas que alguien nos encuentre, las únicas personas que sabían sobre esta cabaña murieron hace tiempo.

—No espero ser rescatado Matthew.

—Eso es bueno, así podremos vivir pacíficamente. El bosque tiene alma propia que nos protege de los malos espíritus, tú mismo lo sabes, te gusta tanto como a mi. Lo supe cuando vi tu casa en Wolf Trap. Entonces pensé en esta cabaña y sabía que te gustaría, no necesitamos nada más que el bosque no pueda proveernos. Ahora voy por el agua caliente, termina de beber, volveré por ti.

Will lo vio bajar las escaleras y siguió bebiendo, sabe cómo debe comportarse una víctima ante su captor, cómo debe sobrevivir a ella, muchas personas incluso desarrollan el síndrome de Estocolmo, Will sabe que su empatía le hará más fácil simpatizar con Matt, lo hizo incluso antes de ser atrapado por él, pero debe asegurarse de no conectar demasiado. Es verdad que no espera ser rescatado, o buscado realmente por Jack, ni siquiera sabe cuáles serán los pasos ahora para su situación, como tampoco sabe quién de los dos saldrá con vida de esa cabaña.

Deja el vaso vacío a un lado y rasga de nuevo las heridas en su muslo, arden pero es apenas un escozor leve. Matthew sube de nuevo con la llave de las esposa que lo mantiene atado en el tobillo. El enfermero revisa la intravenosa y se lo retira con tranquilidad y manos hábiles, también la playera.

Luego acomoda las cadenas, un extremo de las esposas a su propia muñeca y el otro a la de Will. El agente no lucha, no tiene prisa por apurar las cosas, deja que Brown lo saque de la cama con sólo sus boxers y que lo ayude a caminar hacia las escaleras, sus piernas tiemblan y antes de que se doblen Matthew lo carga y lo baja.

Will no siente más que repulsión hacia el contacto, pero finge que no pasa nada, y hace todo lo posible por que su estómago no arroje la bilis que se ha acumulado.

En la planta principal lo espera un cubo de madera, una de esas bañeras rústicas que Will no ha visto en muchos años, es circular y lo suficientemente grande para un adulto de su tamaño, Will recuerda ese tipo de bañeras cuando estaba en Nuevo Orleans con su padre.

El enfermero lo acomoda dentro, el agua caliente es maravillosa y Will suelta un ligero suspiro cuando recarga su cabeza cansada sobre el filo de la bañera. Brawn se ve claramente satisfecho y toma una barra de jabón de avena, tan rústico como todo lo que hay a su alrededor. Will simplemente mira hacia otro punto a su alrededor, observando, memorizando, mientras el hombre a su lado comienza a frotar sus brazos con el estropajo lleno de espuma.

—¿Venías aquí con tu madre?— pregunta el agente.

—Sí, y con mi padre y mi abuelo también.

—Es una bella cabaña. Me recuerda a un lugar que tenía mi padre en el sur. Solíamos pasar ahí las temporadas de lluvias para pescar en los pantanos.

—¿Qué pescaban ahí?— dijo Matthew siguiendo la conversación.

—Algunos peces de río, bastante grandes y resbaladizos. Una vez tuvimos la suerte de atrapar un lagarto.

—¿Era grande?

—Tal vez un metro o dos, pero para mi era gigante. Yo tenía sólo ocho años y era un niño pequeño.— Will sonrió al recordar y luego miró a Matt quien comenzó a lavarle el cabello.

—Yo también lo fui, era pequeño y enfermizo. Mi padre odiaba eso.

—Al menos tenías a tu madre.

—Sí. — afirmó Matt y la conversación cayó en un silencio cortado por los pájaros que comenzaban a piar ante la puesta del sol.

Para sorpresa de Will, el enfermero pareció atenderlo como lo haría con un paciente, no lo tocó más allá de lo necesario y lo llevó después del baño de nuevo a la habitación, le llevó comida después y Will agotado volvió a quedarse dormido poco después, un día más que había sobrevivido, un día más que reunía fuerzas para escapar. 

***************************

N.D.A. 

Como siempre gracias por acercarse a leer y me encantará leer sus comentarios. 

Hasta el próximo capítulo. 

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