El ruido de los autos mezclado con las voces de los transeúntes eran algo típico de una zona urbana a la que cierta estudiante acostumbraba a frecuentar, pues era parte del camino a la prestigiosa academia de héroes UA. Esa estudiante era Tsukimori Kurumi de primer año, solo que a diferencia de muchos, ella no se encontraba en el curso de héroes, formaba parte del departamento de apoyo.
—¡Cielos! Llegaré tarde al taller de Maijima-sensei... otra vez —resaltó eso último ya que ciertamente es imposible negar el hecho de que le colmaba la paciencia a su profesor en ocasiones por su constante impuntualidad—. ¡Ya sé! Emiko me puede ayudar.
Tomó su teléfono como pudo mientras daba saltitos de impaciencia por la llegada del metro que la llevaría a su destino, marcó el número de su amiga en lo que se abría paso entre los pasajeros para poder acceder a la unidad. Con cada repique que sonaba, los nervios en ella crecían.
—Sí, buenos días —la voz de Emiko se hizo presente y fue bálsamo para su corazón que ya estaba a punto de estallar— ¿Kuru-mint? ¿Donde estás? Power Loader está pasando la lista de asistencia, nos encontramos en el taller —esto último lo dijo casi en un susurro.
—¡Lo sé! Escucha, ya activé el protocolo de mi nuevo holograma. En cuanto Maijima-sensei diga el nombre de Hatsume-san este se activará y aparecerá una imagen de mí —miró a través de la ventana, detalló como un chico alto y rubio que al parecer también era estudiante de la UA, se había ofrecido a llevar unas cajas de aspecto pesado a una señora que también se encaminaba al metro.
—Tierra llamando a Kuru-mint, ¿sigues ahí? Estoy esperando tus instrucciones —pudo escuchar como desde el otro lado ella golpeaba la mesa con un lapicero—. Pronto vendrá el turno de Hatsume para ser nombrada y aún no me has terminado de decir qué debo hacer.
—S-Sí, lo siento —volvió a prestar atención a su llamada—. Cuidarás que nadie mueva el dispositivo, si sufre un impacto brusco se apagará al instante, afortunadamente sé que hoy debemos armar un traje entre todos, así que el profesor no se detendrá para detallar mi trabajo —se acomodó en el asiento mientras seguía con la explicación.
Después de un tiempo breve de describir cada detalle del plan a su compañera de hazaña, se levantó al darse cuenta de que la señora que había visto antes por la ventana se encontraba cerca. La anciana hizo una reverencia para agradecer el gesto y luego tomó el asiento que le ofrecieron.
Cada segundo que pasaba era una eternidad, suspiraba pesadamente al asimilar el hecho de que apenas lograría llegar a tiempo para limpiar el desastre en el taller; desastre que la misma Hatsume Mei provocaría luego de que uno de sus trabajos explote delante de todos, ya se había vuelto tradición.
—¿Sabe señorita? Estas cajas se sienten frías, pero no tanto como el hielo que acabo de romper —ese elocuente saludo de parte del rubio que había visto hizo que soltara una risita— Mi nombre es Mirio, Togata Mirio, ¿cuál es el tuyo?
-Tsukimori Kurumi, un placer —respondió a esa presentación sonriendo cálidamente—. Te vi antes de que entraras al metro y pude notar que estudiamos en la misma academia. Soy de primer año, clase H.
—Oh, por todos los cielos —pudo sentir como el más alto se había quedado trabado en la conversación.
—¿Q-Qué sucede? ¿Dije algo inapropiado? —empezó a recordar cada palabra que le había dirigido- si es así me disculp... —un dedo sobre sus labios interrumpió la oración.
—No, no. Lo siento, solo me quedé impresionado por tu voz, es demasiado dulce, como la de un ángel —declaró aquel chico que se encontraba detrás de una pila de cajas—. Yo soy de tercer año, pertenezco al curso de héroes.
—Qué envidia, debe ser maravilloso —repuso mientras recordaba que soñaba con ser heroína pero por motivos personales no podía volver realidad ese deseo— ¿Togata-senpai?
—Ese soy yo. Te escucho.
—¿Cómo le hiciste para que tu brazo atravesara esta pila de cajas que se encuentra entre nosotros? ¿Es parte de tu Don?
—Oh sí, es Permeabilidad, puede ser sorprendente a primera instancia pero... — un grito de varias mujeres en el lugar hicieron que ella se exaltara— tiene sus desventajas.
Instintivamente Kurumi fue a donde estaba ese grupo de mujeres asustadas sin darle tiempo a ese chico de agregar algo más, luego de preguntarles si se encontraban bien no hizo falta investigar que las motivó a gritar de esa manera, lo había comprobado con sus propios ojos.
Mirio se encontraba totalmente desvestido, intentaba recoger su ropa como podía y así taparse antes de que alguien más sufriera por la imagen que estaba ofreciendo. Lamentablemente, esa escena cobró otra víctima.
Esa joven estudiante de primer año se había desmayado al verlo en esas condiciones y no es para menos, menudo inicio del día le había tocado con un chico que acababa de conocer.
—Normalmente eres tú quien me ayudas a atender, no la que requiere atención —dijo Recovery Girl después de darle un toquecito en la frente—. De no ser porque ese chico de tercer año te trajo hasta acá, no sé que habría sido de ti.
—Siento las molestias, realmente recibí una fuerte impresión cuando venía para acá —respondió entre risas para relajar el ambiente en lo que se levantaba lentamente, suficiente trabajo tenía esa mujer como para ponerle más carga a sus hombros—. Dígame, ¿en qué puedo ayudarle hoy?
Señaló una cama que estaba siendo ocupada por un paciente que se había vuelto muy frecuente en la enfermería. La chica comenzó a caminar hasta quedar delante de él, su rostro ya se lo sabía de memoria.
"Midoriya Izuku, vaya lesiones te has hecho el día de hoy" pensó para luego activar su Don y examinarlo. Con su visión de rayos X se le hizo fácil determinar el nivel de daño que presentaban sus huesos.
—¿Y bien? Informe de daños, por favor— solicitó la mayor con un tono calmado, ya era costumbre curar a este chico con un historial médico tan particular
—Afortunadamente no presenta fractura ósea, pero algunos huesos metacarpianos de su mano derecha y un falange distal están algo comprometidos —al terminar de dar su diagnóstico la otra soltó un suspiro lleno de resignación.
Ella se colocó al otro lado de la cama, sostuvo con suavidad la mano izquierda del chico mientras lo miraba con cierta compasión. Aunque estuvieran inconscientes, le gustaba brindar apoyo de esta manera a todo paciente que entrara en la enfermería, el bienestar de las personas eran su prioridad y por esa razón deseaba ser heroína.
—Pronto este chico y otros más acudirán a las prácticas —vio como Kurumi se tensó ante lo que comentó—. Aún se me hace extraño que una jovencita con tu habilidad y voluntad no haya apuntado al curso de héroes. Se nota que te gusta la profesión y podrías lograrlo si te lo propones.
—Estoy bien, el departamento de apoyo me va como anillo al dedo. Además, tendría que atenderme siempre que me lastime y en vez de ayudar solo traeré problemas —le dedicó una sonrisa gentil pero en el fondo esta conversación la había despertado nuevamente ante lo dolorosa que era su realidad.
—Una raya más al tigre —se encogió de hombros al escuchar la respuesta de la menor—. Por favor niña, mis años de experiencia pueden con esto y más. No hay duda que eres de gran ayuda pero tampoco es correcto subestimarme. Por cierto, si necesitas conversar con alguien sobre lo que te atormenta, aquí me tienes.
—Muchas gracias Chiyo-sama, aprecio su amabilidad —lo pensó por unos breves segundos y creyó en que estaría bien contarle sus problemas, aunque la ponía nerviosa esa idea—. La verdad es que yo... —el ruido de la puerta abriéndose interrumpió ese momento confidente.
-¡Estoy entrando y saludando como una persona normal!- el carismático héroe número uno había ingresado a la enfermería, al llegar hasta donde estaban las dos, les deseó los buenos días a cada una y preguntó por el estado del chico que estaba siendo atendido.
La estudiante estuvo explicando lo que alcanzó a ver en sus huesos y el procedimiento que realizaría Recovery Girl, esta última por su parte esperó a que finalizara la intervención de su ayudante para empezar a darle su dosis de regaño al héroe que ahora desempeñaba el cargo de profesor. Kurumi aprovechó que se encontraban entretenidos, se despidió de ambos y emprendió su rumbo hacia el taller, solo esperaba que Power Loader no se haya percatado de su jugada.
En lo que iba caminando con prisa en los pasillos a lo lejos visualizó una espalda que pertenecía a Syrus, un muy buen amigo suyo y compañero de clases, por lo que dedujo rápidamente que Emiko también estaría con él ya que los tres son inseparables. Decidió acercarse con paso sigiloso para poder abrazarlo desde atrás y mimarlo para que se avergüence un poco, era divertida la idea.
—¡Buenos días gruñón! Veo que Emiko no anda cerca, ¿sabes a donde fue? —no recibió ninguna respuesta de su parte por lo que movió un poco el cuerpo del chico que aún estaba entre sus brazos— Syrus, ¿estás temblando?
Alzó la vista y notó que el chico que abrazaba tenía orejas puntiagudas, eso y también que temblaba como gelatina. Definitivamente no era su amigo, lo soltó inmediatamente y detrás de ella escuchó una voz familiar.
—Oh, Tsuki-chan. Disculpa por lo que pasó temprano, ¿ya te encuentras mejor? —Mirio caminaba hacia donde ella estaba, saludándola con su mano. Andaba acompañado de una chica muy linda de cabello azul celeste—. Vaya, veo que ya conoces a Tamaki.
Seguía sin entender la situación, varias incógnitas surgieron en su mente. Justo cuando iba a empezar a analizar todo miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el territorio de los estudiantes de tercer año.
"Vuelvo a recalcar lo de hace horas, menudo día te ha tocado Kurumi".