Bailando sobre nieve// Miriam²

By ladelapeluca

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La estabilidad mas inestable de mi vida, en eso se convirtio miriam rodriguez. MD. More

El momento indicado
¿Nos mudamos?
Señorita doblas...
Su mirada...
La mitad de mis pensamientos
El estreno
No todo se compra con dinero
Me voy
No eres estupida
No puedo enamorarme
Ni quiero, ni puedo
Solo importa el sur
Te elijo a ti
Tu parte de mi
La respuesta siempre seras tú
Vuelta a casa
¿Podemos hablar?
Una mas en su lista
Reptiles cabrones
Nyingdu-la
Mas que a mi vida..
No puedo perderla
Te mando flores
No habrá calma
El principio del fin
Atando cabos

Tu distancia

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By ladelapeluca


- No; todo está bien, no te preocupes Alfred y Roi se turnarán para tener la habitación controlada las 24 horas del día, y según me ha dicho el cirujano, en 2 o 3 días, la enviaran a casa, y una vez allí estudiaremos si es más seguro que venga al hospital a hacer la rehabilitación o que la haga en casa. De momento esta noche vuelvo a Barcelona, ¿Vale? Allí hablaremos. Ricky, gracias por todo.

Las últimas horas en el hospital habían sido bastante tensas, después de pedirle explicaciones de una forma, no tan calmada como debía al director, cambiaron de habitación a la granadina a una en la que la mesa de enfermeras quedaba justo en la puerta, así podrían tenerla controlada, ellas y sus escoltas, que, bajo sus órdenes, tendrían que hacer guardia en esa puerta día y noche.

Estaba claro que, quien quiera que estuviera detrás de todo eso, había obtenido la mayoría de la información de aquel micrófono, pero, aun así, Miriam sabía que había alguien implicado, alguien cercano, pues hasta ese momento también conocían sus movimientos y, después de ordenar que revisaran sus casas, sus despachos, coches, etc., tenía la certeza de que se habían enterado por otros medios.

Lo que Miriam tenía claro era que iba a encontrar, quien era, y como estaba logrando llegar tan lejos.

Después de lo que Mimi le había pedido, y de muchas horas de darle vueltas, llegó a la conclusión de que quizás era lo mejor para las dos, alejarse un poco, darse algo de aire. Habían pasado las 24 horas del día juntas desde lo del accidente, y era comprensible que la granadina necesitase su tiempo para pensar, para ver las cosas desde otra perspectiva. Si quería dejarla para siempre, ¿Qué había mejor que darse cuenta de lo que era la vida sin ella durante esos días? Después de eso, si mimi seguía pensando lo mismo, ella iba a aceptar lo que le pidiese, aunque siendo realistas, tenía miedo, mucho miedo.

- Mimi, ¿Podemos hablar un momento? - la granadina asentía con la cabeza- ¿No esta tu madre?

- Le he dicho que vaya a comer a la cafetería, yo también necesitaba descansar un poco de ella, me vuelve loca. - la gallega sonreía, mientras se acercaba a la cama.

-Supongo que tu madre te ha dicho que voy a irme unos días.

- Si, pero no me ha dicho donde ni por qué. Miriam, no tienes que irte, no se trata de eso, puedes quedarte en Londres o bueno donde tú quieras, pero no te he pedido que te vayas a miles de kilómetros de aquí. Solo necesito unos días, quiero pensar, y no puedo hacerlo si estamos continuamente juntas.

- Mimi...- la granadina giraba la cabeza hacia ella- ¿Tú me quieres? - sonreía irónica

-Te quiero tanto que duele. Y no me refiero a que quererte sea malo, si no a esa sensación de terror que se me agarra en el pecho, cuando pienso en perderte. Te hablo de las noches que he llorado a tu lado mientras dormías, pensando en que quizás, en cualquier momento, cualquier día, saldrás a la calle, y cualquiera de todas esas personas que te odian Miriam, vendrán a por venganza, y quizás tu estés distraída porque no lo esperabas. Quizás tus escoltas esa vez, esa puta vez no puedan salvarte. ¿Y qué pasa conmigo Miriam?

- Mimi yo...-la interrumpía

-No, Miriam. Sé que te dije que podría vivir contigo y tus negocios. Y si solo se tratara de eso, lo haría. Sé quién eres conmigo, y sé que esa es la verdadera Miriam, no tengo miedo de despertarme un día y no conocerte. Tengo miedo de abrir los ojos y que no estés, y lo que es peor, que nunca vuelvas a estar. - la granadina suspiraba- y las dos sabemos que puede pasar, cualquier día, cualquier noche. Creo que separarnos un tiempo es lo mejor para las dos, darnos tiempo a pensar, a compensar, a ver la vida sin la otra, y sopesar.

- ¿Necesitas saber si te compensa estar conmigo? -la gallega agachaba la cabeza

- No es eso, Miriam.

- No pasa nada, lo entiendo. Es más, déjame anticiparte que no. Que nunca te va a compensar, porque nunca voy a ser lo que tú te mereces mimi. Y si este tiempo es para eso, es mejor que sepas desde ahora, que quizás no ahora, pero algún día te darás cuenta de que no te compenso desde el principio, que sí, que puede que hayas sido feliz a días, pero que eso nunca había compensado las noches llorando, que siempre mereciste más.

- Miriam...

- Mimi no. ¿Sabes? Si hay algo que ahora mismo tengo claro, es que nadie en este puto planeta se merece tenerme a su lado. ¿y sabes qué más? Que, hasta hace poco, creía que cualquiera a la que dejase compartir conmigo más de una noche debía sentirse una afortunada, que nadie iba a darles lo que yo podía ofrecerles, hasta que llegaste tú, y me enseñaste que siempre habrá alguien a quien no puedas alcanzar, y por supuesto nada tenía que ver con el dinero. Contigo entendí que de repente alguien podía darle la vuelta a mi mundo, hacerme pensar cada mañana que la afortunada era yo, y no por despertarme en un yate, no por poder elegir el coche que voy a conducir ese día, o por poder elegir en que país voy a pasar esa noche y con quien. Entendí que tu no entrabas en nada de eso, que siempre había creído desear, que tú me hacías sentirme afortunada por quererme como lo hacías.

A veces me despertaba en medio de la noche y tu mano seguía aferrada a mi pecho mientras dormías, y entonces me giraba y tu brazo me rodeaba mientras apoyaba la cabeza en tu pecho, y de alguna forma te sentía sonreír, quizás ni siquiera fueras consciente, pero puede que fuera ese subconsciente el que te empujara a aferrarme a ti, protegiéndome.

Tú, a mí.

Y lo más surrealista es que ahí dentro, solo dentro de tu abrazo, escuchando como te latía el corazón, desaparecía. Me sentía la persona más normal del mundo, ahí dentro nadie me conocía, nadie quería hacerme daño, y si quisieran, estaba segura de que había una especie de aura protectora que no iba a permitir que nos ocurriera nada.

Ahí dentro era paz, mimi.

Y ahí supe que nunca, yo nunca iba a merecerme a alguien como tú. Y que tú nunca merecerías a alguien como yo, y que pena que no nos mereciéramos por motivos tan distintos.

Tú tanto y yo tan poco. - sonreía con tristeza

- Miriam...- la granadina intentaba que no se le cayeran las lágrimas- eso no es así.

- ¿puedes hacerme un favor? -asentía- no digas nada más, entiendo que necesitemos ese tiempo, así que voy a dártelo. Solo te pido por favor que te cuides, que tengas muchísimo cuidado con todo, y que si en algún momento, aunque solo sea un minuto de estos días, tienes miedo, te sientes sola, o en peligro, llámame. ¿Vale? - mimi ya no intentaba que no se le cayeran las lágrimas y la gallega no podía evitar secárselas con la manga de su camisa. - ¿Te quiero vale? Nos vemos pronto. -

La gallega dejaba un beso en su frente y aguantaba sus lágrimas mientras mimi se aferraba a su cintura con los brazos.

-Mimi, la comida de esta cafetería no es comida ni es ¡nah!- Inma levantaba la vista de su móvil haciendo que las chicas se separasen- perdón, eh...me voy ¿vale?

- No, no Inma si yo ya me iba, tengo que marcharme ya, no te preocupes- le dedicaba su última sonrisa a mimi, y se acercaba a dejarle un abrazo a ella.

- Cuídala ¿Vale? Mantenme informada, y por favor si ocurre cualquier cosa avísame- le decía en el oído, mientras esta asentía- Alfred y Roi estarán fuera todo el día y están aquí para cuidaros, en lo que sea de verdad, contad con ellos.

Una vez se hubo despedido de ella, abandonaba aquella habitación. Si se hubiera cruzado con alguien en el trayecto y le hubiesen preguntado cómo estaba no habría podido ni responder. ¿Cómo estas cuando te sientes al borde del abismo? ¿Cuándo sientes que puedes perder todo? ¿Como coño se enfrentaba ahora ella a la posibilidad de perderla?

No se iba porque quisiera, nunca la habría dejado sola, y mucho menos ahora, pero si de verdad era lo que necesitaban ella haría lo que fuera. El pánico era, volver. Volver dentro de unos días, y que la granadina se hubiese dado cuenta de que quizás la vida sin ella no era tan mala como se la imaginaba. Que quizás dormía más tranquila por las noches, que no la echaba de menos, o que ni siquiera se había acordado de ella.

Era un nudo de nervios, y quizás eso, hizo que todo el viaje hacia Barcelona se le pasara más rápido que nunca. Todas las vueltas a su cabeza, los acontecimientos en los últimos días, era una olla a punto de explotar, un vaso a punto de derramarse, el último paso ante un acantilado...

Raoul en Londres, las últimas noticias que había tenido con respecto a su relación con Antonio. Miriam lo tenia claro, o casi. Su experiencia le decía, que no siempre todo es como lo parece.

Ahora, ya en Barcelona, podría intentar ponerle fin a todo esto, que no le había ocasionado mas que problemas.

Ricky llevaba desde su vuelta investigando día y noche que había sido de Raoul, y sobre todo que era lo que escondía ese chico. Se había pasado día y noche, hablando con unos y con otros, ofreciendo incluso dinero por información sobre él, pero ahora tenia mas que claro que Raoul tenía a alguien detrás que lo respaldaba económicamente y que, sobre todo, lo protegía, y no era cualquiera, eso desde luego.

Un saludo formal, demasiado formal para Ricky, después de lo que habían vivido juntos últimamente.

Las ojeras cubriendo su rostro, el pelo alborotado, la misma chaqueta que hace días, y la falta de ese perfume que siempre la acompañaba, le hacían ver que obviamente Miriam no estaba bien, nada bien.

La falta de ese brillo en sus ojos, ese que tenía desde que Mimi estaba en su vida, le dio las respuestas a todas las preguntas que ahora mismo se le pasaban por la cabeza.

- ¿Qué tal esta mimi? - La leona levanto la cabeza, apartando su pelo

- ¿No hablas con ella? - no hacía falta ser un lince para darse cuenta de que ese era, precisamente el tema que no quería tratar.

- Si, claro, solo quería saber cómo se había quedado, al venirte a España

- Bien. – una respuesta seca, que ponía fin a la conversación, de la manera en la que a ella mejor se le daba. - ¿Podemos ya hablar de lo que nos interesa? - Ricky asentía con la cabeza, mientras apoyaba una carpeta en la mesa, volteándola hacia ella.

- Esto es todo lo que he podido conseguir, y antes de que me lo digas, créeme, he utilizado todos los medios posibles para obtener información, pero esta claro que hay alguien manejando todo esto, y no es él- Miriam abría la carpeta ojeando cada hoja de aquello.

- ¿Cuándo dices que hay alguien manejando todo esto, - levantaba su vista brevemente- sabes a quien te refieres, ¿no? – el mallorquín agachaba la cabeza

- Todavía no al 100%, pero estoy casi seguro de que es...- lo interrumpía

- ¿Sabes lo poco que me vale a mí, que estés casi seguro de algo no? Supongo que sabes que con tus "casi seguro" no puedo hacer absolutamente nada, ¿no? - cerraba la carpeta de un golpe- Bien, pues como hasta hoy, tanto a ti, como a los demás os pago, y bastante por cierto, porque quiero y espero una eficacia por vuestra parte, y no quiero excusas, y no quiero "casi certezas", quiero soluciones, quiero nombres, quiero pruebas, quiero poder acabar con toda esta mierda de una vez, y para eso necesito que hagáis bien vuestro puto trabajo, solo eso.- Miriam alzaba cada vez mas la voz, ante la sorpresa de Ricky- No voy a leerme toda esta basura sobre supuestos, tráeme algo con lo que pueda trabajar- Ricky asentía recogiendo la carpeta, algo decepcionado, con el trato que acababa de recibir, aunque algo dentro de él la justificaba.

- Esta bien, lo siento. – y tras estas palabras, se dirigía a la puerta del despacho

- Ricky- este se giraba- tienes todos los recursos que necesites, tanto económicos, como personal, lo que sea, así que deja de intentarlo, y hazlo. – cogía su móvil, sin esperar a que le contestara, mientras Ricky salía de allí.

- ¿Alguna novedad? – (hablaba por teléfono) – necesito que me hagas un favor, ya sé que absolutamente nadie sabe que estás trabajando para mí en esto, así que necesito discreción total. Necesito saber de donde obtiene la información, se que puedes hacerlo, avísame en cuanto tengas algo.

Miriam tenía ya demasiados frentes abiertos, a demasiada gente implicada en esto para su gusto, cuanta menos gente lo supiera mucho mejor, y esto se le estaba yendo de las manos. Era la primera vez en su vida, que algo se le salía de control, aparte de mimi, por supuesto, sus sentimientos con ella, eran algo a parte.

Confiaba en su gente, pero es que después de tanto tiempo, le parecía imposible no tener nada, absolutamente nada mas que conjeturas sobre lo que podía ser, y eso, sumado a lo que pasaba con Mimi, la frustraba, la sacaba de sus casillas.

Y ni siquiera sabía si debía llamarla, si en sus planes de alejarse de ella, de darle tiempo entraba el llamarla, el escribirle un mensaje. ¿hasta qué punto podía intentar simular que no era el 95% de sus pensamientos

Las puertas del ascensor la sacaron de sus pensamientos

-Hola Miriam, me alegro de verte. ¿Como estas? - la gallega se giraba en aquella silla en la que descansaba sus quebraderos de cabeza.

- Hola Aitana- y no sonaba tan duro como había sido con Ricky, no sonaba tan frio como con el resto en las ultimas horas. Parecía hasta un suspiro, hasta un aliento de calma. Al fin y al cabo, era familia, y así había sido siempre. - bien, algo cansada del viaje. ¿y tú? ¿Cómo están todos? ¿Cómo están las cosas por aquí? ¿Y papa y mama? ¿Y Efrén? – se llevaba las manos a la cabeza- dios mío, no he estado pendiente de nada, te he dejado todo a ti Aitana, lo siento.

Ella se acercaba a la mesa, y sentándose en la misma, quedando casi enfrente de la gallega, agarraba sus manos, bajándoselas hasta dejárselas libres.

-Ei, ei, tranquila, todo esta bien. Mama, papa y Efrén están perfectamente. Las cosas en el pub van fenomenales, exactamente igual que siempre, y en el resto de los negocios igual, todo esta controlado, absolutamente todo. ¿Vale? - ella asentía- y ahora dime ¿Cómo estas tú, y como esta ella?- agachaba la mirada

- Bien, o eso creo- Aitana la miraba sorprendida- la he dejado en Londres, está con su familia, y sus amigas, bueno eso ya lo sabes, así que supongo que esta bien- cruzaban sus miradas, y la mezcla entre reprobación y duda de Aitana la obligaban a clavar sus ojos en el suelo- hemos decidido darnos un tiempo. – Aitana agarraba sus manos

- ¿Puedo saber que ha pasado?

- Nada nuevo, supongo, era lo más lógico. Se merece una vida normal Aitana, y puedo tener casi todo en la vida, pero la normalidad no entra dentro de ese casi todo. Mi vida esta llena de altos, bajos, peligros, contratiempos, viajes, reuniones y mil cosas mas que no voy a explicarte porque las conoces mejor que nadie- se levantaba de la silla- Se merece a alguien que pueda pasear por la calle con ella sin miedo, alguien que la saque a una discoteca a bailar, sin que nadie las interrumpa para arreglar cualquier tipo de negocio. Se merece a alguien que pueda apagar su teléfono 15 días y marcharse a cualquier ciudad del mundo a recorrer puestos callejeros sin preocuparse de que no haya un tipo armado buscando venganza detrás de ellas. Aitana, es la persona más normal del mundo, y es su normalidad lo que la hace tan especial. Es que deberías verla sonreír en cualquier esquina de su pueblo- la gallega no podía evitar reír – deberías verla con su abuela o su madre jugando a las cartas, es capaz de encontrar la felicidad en las cosas mas banales, en las que yo ni siquiera había reparado antes de conocerla a ella. Cuando baila, cuando canta, de cañas con sus amigos...son tantas las cosas que la hacen feliz, y son tan pequeñas.

- Y tan fáciles Miriam- la gallega se giraba de nuevo, encontrándose con la mirada de su hermana, y se acercaba a servirse un vaso de whiskey, le hacía falta.

- Fáciles para cualquiera, para cualquier persona de este puto planeta menos para mí. No puedo engañarme, no debo, da igual que quiera pensar que puedo abandonar todo esto por ella, porque creme, por ella lo haría- bebía de un trago ese vaso – pero no puedo.

-Miriam, se que eres la persona más cabezona del mundo, y que seguramente lo que yo te diga te importe poco, pero hay algo que aprendí desde que era pequeña, y que creo que tu deberías aprender. – Miriam la miraba confusa- conoces mi historia así que no voy a repetírtela, simplemente te diré, que cuando de verdad estas sola, y no es que te sientes sola, o que estas lejos, o que no te hacen caso, cuando estas sola. Cuando no importa donde mires, cuando sabes que, si las cosas se complican, si la vida decide golpearte, no tienes a donde volver, no tienes a quien acudir, cuando no tienes una familia, unos amigos de esos que estarán siempre, definitivamente ahí, entre cuatro paredes de un orfanato, no tienes nada, absolutamente nada Miriam. Y con esto quiero decirte, que, el día que aparecieron tus padres, que decidieron que yo, por alguna extraña razón, merecía su amor, merecía cariño, una educación, un hogar- Aitana tenia que apretar sus puños para intentar no romperse – ahí entendí, que pasara lo que pasara en la vida, ellos siempre estarían por encima, no importa cómo, cuándo ni dónde. No me importa si tengo que pasar hambre, si tengo que dormir en la calle, o robar una barra de pan en un supermercado si ellos están a mi lado. Y tú Miriam, nunca has estado sola, pero siempre has querido estarlo, y de repente llega ella, y te cambia de esa forma, y te hace sonreír, y hace que te fijes en sus sonrisas, que hace que puedas desconectar, que consigue que te plantees dejar la vida que un día te juraste no dejar, y tú...tú te limitas a pensar que no puedes hacer nada. Si hay algo de lo que puedas arrepentirte en la vida, siempre va a ser de haber dejado atrás a aquellas personas que no querían cambiarte, pero te cambiaban con el simple hecho de existir- Miriam agachaba la cabeza soplando

- Aitana es todo demasiado difícil

- Venga Miriam, tu vida ha sido difícil, todo es, y será difícil, en tu mano esta pensar por que cosas merece la pena luchar. – se levantaba de la mesa- y ahora me voy, porque tengo muchas cosas que hacer y porque seguro que tu también. - la gallega asentía, mientras Aitana se acercaba al ascensor

- Aitana, gracias. – esta se giraba para sonreírle.

** Se que fui yo quien pidió distancia, y sigo manteniéndome en eso, solo necesitaba decirte que te echo de menos, lo siento, pero me apretaba el pecho.

(mensaje de Mimi)

Apartaba su móvil de forma brusca, sirviéndose otro vaso de aquella bebida, que parecía que la hacía olvidar y solo la llenaba de ella, de Mimi.

El sonido de su teléfono la sacaba de su ensoñación.

- Dime Ricky

- Tenemos que hablar

- ¿Has encontrado algo?

- Prefiero que lo veas con tus propios ojos.

- Sigo en el despacho sube

Después de unos minutos la puerta del ascensor se abría, dejando paso a Ricky, que, pegado a su teléfono, se sentaba en el sofá de aquel despacho, haciéndole un gesto a Miriam para que esperase, y eso hizo, mientras Ricky finalizaba esa llamada.

-Perdona Miriam, era importante- la gallega hacia un gesto restándole importancia – si no te importa voy a ponerte unas imágenes- se acercaba al ordenador sacando un pen de su bolsillo, para que instantes después, las pantallas se convirtiesen en las imágenes de seguridad de la sala

- Bien, he tenido todos estos días a alguien revisando todas nuestras cámaras de seguridad, día por día, minuto a minuto, y creo que hemos encontrado algo, no sé si te servirá.

Los dos se paraban a mirar las pantallas, en las que se enfocaba la barra donde trabajaba Raoul habitualmente.

-Bien, hasta aquí todo normal, este es el día que Mimi y Raoul se conocieron, hasta ese momento no habían interactuado nunca, observa quien es quien horas mas tardes mantiene una conversación con él

- Antonio, como no...

- Antonio, sí, pero fíjate en Raoul, parece que se pasa todo el rato negando con la cabeza, como si no quisiera atender sus peticiones, pero el insiste, hasta que le deja una nota, que, después de intentarlo mucho, solo hemos podido descifrar números, y sí, es su numero de teléfono.

- ¿Eso es todo? - Miriam lo miraba incrédula

- No, paciencia, después de ese día no hay una sola grabación en la que ellos dos salgan hablando en la barra del bar, pero fíjate bien en esto. ¿Notas algo raro? - Miriam negaba con la cabeza- fíjate bien, en la esquina- ¿Quiénes son?

-Las imágenes no nos dejaban ver quienes eran, pero estaba claro que no era algo normal, así que después de un par de "conversaciones" hemos conseguido que el negocio de enfrente nos entregue sus grabaciones de seguridad para asegurarnos. Y aquí están.

En las imágenes, aparecía Raoul, acercándose a un coche, cada noche al cerrar el club, un día tras otro. Se acercaba a la ventanilla, recogía algo y se marchaba.

-No voy ni a decirte de quien es el coche, puedes intuirlo, por supuesto no está a su nombre, pero es tan gilipollas, que lo ha puesto a nombre de uno de los que lleva una de sus empresas, con la que ya hemos hecho negocios.

- Vale, esta bien- bebía de un sorbo su trago- está mas que claro que estos dos tienen relación. ¿Pero de que tipo?

- Ahí es donde quería llegar, me ha costado, pero he conseguido que un amigo de Raoul nos cuente algo. Según lo que nos ha dicho, su situación familiar es mucho mas que complicada, su madre está enferma, los únicos ingresos que tienen son los de Raoul, y tiene 3 hermanos pequeños a los que casi no tiene tiempo a cuidar, incluso nos enteramos de que hubo un tiempo que estuvo traficando a pequeña escala, para poder ayudar en casa.

- ¿Qué más os ha dicho?

- No ha querido decirnos claramente lo que hacía, pero si que un hombre le había ofrecido una suma grande de dinero, por hacer prácticamente nada, y que por favor no le hiciéramos daño, porque solo lo hacia por necesidad.

- Me llega todo esto. Quiero saber donde está Raoul ahora mismo, y donde esta Antonio. ¿Los habéis localizado?

- A Antonio parece que se lo ha tragado la tierra, pero lo encontraremos, y Raoul como sabes se ha ido a Londres, y estamos tras su pista, no tardaremos en hacerlo, quizás horas.

- Ok. ¿Sabes lo que tienes que hacer no? - Ricky la miraba sorprendido, creía que había cambiado, que su relación con Mimi la había cambiado

- ¿Es necesario? - Esta vez era Miriam quien lo miraba sorprendida a él.

- ¿Hay algún problema? ¿alguna duda?

- Joder Miriam, es una señora enferma, unos niños pequeños...- Miriam bufaba

- Está bien, no les pasara nada, pero encárgate de que tanto su madre como sus hermanos estén aquí, en menos de dos horas, puedes hacerlo por las buenas, por las malas, o como quieras, lo dejo en tu mano, pero los quiero aquí. – Ricky asentía marchándose del despacho

¿Había cambiado? Quizás si, quizás era un poco mas benevolente, pero se trataba de Mimi, de su seguridad, y de su tranquilidad, y no estaba dispuesta a dejar que jugaran con ella.

Recordó el mensaje que le había enviado la granadina, y abriendo de nuevo su móvil, le contesto.

** No pidas perdón por saltarte esta distancia "obligada". Saber que me echas de menos, aunque solo sea en una pequeña parte de ti, mantiene la luz, nuestra luz. Quererte es lo más sencillo que he hecho en la vida. No me olvides, no nos apagues y, sobre todo, cuida de ti, así siempre cuidaras de mí.

Si le preguntarán creo que fueron las horas mas complejas, al menos no recordaba tener que darle tantas vueltas a todo, en años. Hasta que su móvil sonó.

-Ya están aquí, los he hecho quedarse en uno de los apartamentos. ¿Te parece bien? - Miriam se levantaba de la silla, asintiendo

Los dos salían por el ascensor camino a aquel piso, donde había dejado a la familia de Raoul, tan solo le había hecho falta mirar la carpeta con los datos de Raoul, para guardar su número en la memoria de su teléfono.

En cuanto entró en aquel piso, se dirigió a aquella señora que había hecho un gesto a sus hijos para que fueran hacia la cocina

-Hola señora, soy la jefa de su hijo Raoul, y necesito su colaboración, en dos minutos vamos a llamar a su hijo por teléfono y solo quiero que le diga que se encuentran, no le explique nada más, no le conteste a nada más, puede explicarle que está aquí, pero absolutamente nada más. Tiene un minuto para explicarle a los niños que deben hacer lo mismo que usted, y en cuanto termine esa llamada le explicare lo que sucede, mientras, piense que lo que está haciendo es para ayudar a su hijo. – la señora se acercaba a ella nerviosa, provocando que la gallega diese un paso hacia atrás-

- ¿pero el esta bien? ¿le ha pasado algo?

- Está bien, no ha pasado nada, ya lo entenderá.

Miriam cogía su móvil, haciéndole un gesto a Ricky, lo apartaba para decirle que se pusiera en contacto con todos los escoltas y seguridad del edificio de que no dejasen salir ni entrar a nadie sin su consentimiento o el de ella misma.

-Señora, voy a marcar el teléfono de su hijo- la señora agarraba a sus hijos asintiendo con la cabeza todos se sentaban en el sofá.

(sonido de teléfono)

-Hola Raoul

- ¿Hola? ¿quién eres?

- Tu jefa, bueno tu exjefa

- ¿La leona?

-La misma

- Ah, hola, perdone, no tenía su número, ¿puedo ayudarle en algo?

- Pues yo creo que si Raoul. Tienes que venir al club

-Ahora mismo estoy fuera del país he tenido que hacer un viaje, por trabajo, pero en un par de semanas volveré, y me pasaré por ahí- Miriam carraspeaba

- Creo que no nos hemos entendido bien, no te he preguntado donde estabas, eso lo sé, ni porque has ido, eso también lo sé. De hecho, sé muchas mas cosas de las que tu Cres, así que, te repito, tienes que venir al club.

- Lo siento, pero tengo que permanecer aquí hasta que me digan lo contrario. He renunciado a ese trabajo, así que no hay nada que me obligue a cumplir sus órdenes, lo siento.

- Ya, me lo imaginaba. Espera un momento Raoul, hay alguien que quiere hablar contigo- Miriam pasaba el teléfono a la madre de este-

- ¿Raoul?

- ¿MAMA? ¿MAMA ERES TÚ?

- Si hijo soy yo, ¿Qué ocurre? ¿estás bien?

- ¿Qué haces ahí mama? ¿y los niños?

- Aquí conmigo, solo puedo decirte que estamos bien, no me dejan decirte nada más, ¿Qué está pasando Raoul?

- Tranquila mama, volveré en el primer vuelo, y os sacaré de ahí, cuida a los niños y cuídate tu por favor

- Hijo, ten mucho cuidado, te quiero- le devolvía el teléfono a la gallega, mientras se levantaba para alejar a sus hijos de allí.

- ¿Cuándo dices que vendrás?

- Cogeré el primer vuelo, por favor no le hagas daño a mi familia, ellos no tienen nada que ver en esto.

-¿A qué te refieres con esto Raoul? ¿Hay algo que tengas que contarme?

- En cuanto esté ahí, juro que te contaré todo, pero por favor no les hagas daño.

- Prometido. Hasta pronto Raoul.

80000000 millones de años hace que no actualizo, pero ha sido por causas de fuerza mayor. 

Con esto de la cuarentena intentaré subir mas a menudo e irme poniendo al día, gracias por seguir ahí y por leer, aun después de todo. Gracias y mil gracias




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