Cazadores de Sombras: La hija...

By anythingoes

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La guerra con Sebastian está por comenzar, a los Cazadores de Sombras no les queda esperanza. pd. La historia... More

Cazadores de Sombras: La hija de Magnus Bane
Soluciones
Nuevos aliados
Voces del pasado
El Ritual
El Mundo de Los Muertos
Viejos Amigos
Ponerse al día
Secretos
Mi señor
Intrusos
Dos amores
Quédate
Las Estrellas Brillarán
El fuego se propaga
El Celestial Fuego
Llámalo Paz
Ave atque vale
Promesas rotas
El nuevo mañana
Epílogo: La Belleza de Miles de Estrellas
Carta al lector
Carta a Will Herondale.
Final Alternativo
Final Alternativo
¡SORPRESA!

Inferno

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By anythingoes

Clary no había pensado nunca que había estado tan llena de runas, o que nunca había visto a los dos mayores de los Lightwood cubiertos de tantos sellos mágicos como lo estaban ahora. Había hecho todo por sí misma, poniendo todo lo que tenía en ellos.

Los brazos de Jace lucían como un mapa: runas esparcidas hacia abajo desde la clavícula y el pecho hasta la parte de atrás de sus manos. La piel de Clary lucía extraña para ella cuando la veía. Recordó que una vez había visto a un chico que tenía una trabajada musculatura del cuerpo humano tatuada sobre su piel, y pensó que se había convertido en vidrio. Ahora era algo como eso, pensó, mirando alrededor a sus acompañantes a medida que subían por la colina hacia el Gard, el mapa de la ruta de su valentía y esperanza, sus sueños y deseos, marcado claramente en sus cuerpos. Los Cazadores de Sombras no eran siempre los más abiertos a las personas, pero sus pieles eran sinceras.

-¿Cuándo llegará?-preguntó Jia mientras observava Alicante por la ventana.

Elizabeth abrió los ojos, totalmente consumidos por el negro sin ningún ápice de color.

-No tardará- arrugó la nariz-. Trae toda clase de demonios y algunos subterráneos.

- ¿Qué tipo de subterráneos? -Preguntó Jace mientras terminaba de marcar a Max-. ¡No te muevas, Max!

El niño soltó un bufido.

- ¡Pero si arde! A la próxima las quiero de plumón negro. - Dijo frunciendo el ceño.

Jace torció los ojos. Elizabeth se acercó a Max y le tomó de la mano.

-Apriétame cuando te duela -le dijo y el menor de los Lightwood asintió. -Tardará unos diez minutos en llegar-prosiguió el ángel caído-. La mayoría de los Cazadores están marcados, los niños en el Gard como ordenaste, Jia. Los subterráneos se están alistando y creando estrategias, saben que se enfrentaran a algunos de su propia especie... debaten las debilidades de cada uno.

- ¿Todo eso lo puedes ver con tus ojos? -preguntó Max mientras le daba un apretón a la mano de Elizabeth y se mordía el labio. Clary no lo podía culpar, tal vez hubiera estado medio inconsciente, pero recordaba el ardor del día siguiente al obtener su primera marca.

-Sí, pero es realmente nefasto ver a blanco y negro-parpadeó varias veces-. Y durará hasta que la pelea acabe, es una especie de don con la que Raziel tuvo el honor de bendecirnos.

Alec Lightwood entró a la habitación completamente rojo. Sus ojos azules prácticamente se le salían de las cuencas.

- ¡¿Por qué razón mi hermano peleará?! -le gritó a Elizabeth.

Jia giró para encararlo.

-Porque yo lo he dicho- dijo la Cónsul en tono autoritario.

- ¡Pero es sólo un niño! Los demás se quedaran en el Gard, él también.

-No lo entiendes-dijo Isabelle mientras se levantaba del sillón y caminaba a su hermano-. Max ha regresado de los muertos...

- ¡Y podría volver! -le respondió eufórico.

Elizabeth se soltó del agarre de Max.

- ¡Estás estúpido, o qué! Mientras yo viva ellos vivirán, si yo muero, ellos morirán.

Todos quedaron en silencio, un silencio que solamente se vio interrumpido por Magnus, quien abrió las puertas de golpe.

-Están en la entrada.

☯☯☯☯☯☯

Sebastian Morgestern esperaba ansioso el momento en que entrara a Alicante, el momento en que las torres se desactivaran gracias a su infiltrado...

Robert Lightwood.

Había sido más fácil de lo planeado convencer a Robert, un hombre roto puede ser manipulable fácilmente. El trato era que, en la lucha que tendría lugar en pocos momentos, su familia saldría ilesa... menos su esposa, Maryse, a la cual ya no aguantaba.

- ¿Cuánto falta, amo? -preguntó Amatis detrás de él.

-Poco, Amatis, muy poco.

☯☯☯☯☯☯

Los Cazadores de Sombras salían de todas partes, una inundación de ropas negras contra la blanca nieve. La orden había sido dada desde el día anterior, encender las luces de guerra. Los niños estaban seguros en lo que se podía decir en el Gard, custodiados por algunos Cazadores y Subterráneos, y magia alrededor del edificio. Los pasos de las botas quedaban amortiguados por la nieve.

Jace revisó por tercera vez a Clary, quien iba a su lado, se le veía algo nerviosa pero segura, valiente. Llevaba a Heosphoros guardada en la vaina que colgaba de su cinturón de armas, Clary volteó a verlo y sus ojos se cruzaron, la muchacha asintió.

-Estoy bien, deja de preocuparte-le dijo en tono cansado, como por enésima vez desde que había salido del Instituto-. Jamás he estado mejor.

Jace suspiró.

-Es simplemente el hecho de que no puedo creer que has pasado de ser una simple maraña de rizos zanahoria a una Cazadora de Sombras que está a punto de masacrar a todos... e inventó la tortuga voladora muerta -Clary lo golpeó en el hombro amistosamente, él le pasó un brazo por el cuello y besó su coronilla-. De verdad, estoy orgulloso de ti.

Clary alzó la cabeza y le dio un gentil beso en los labios.

-Gracias, yo también estoy orgullosa de ti.

Le pasó un brazo por la cintura y murmuraron al mismo tiempo:

-De nosotros.

☯☯☯☯☯

Las luces de las torres comenzaban a parpadear, a fallar, a dejar Alicante desprotegida.

Cuchillos de serafín alumbraban la oscuridad de la noche, nombres sagrados eran murmurados en todas partes, las estelas terminaban trazos de runas; fuerza, agilidad, equilibrio, coraje en la batalla, bloqueo, fortaleza y valentía eran las más trazadas en los brazos.

En la entrada, el ejército de Oscurecidos esperaba pacientemente a que las Torres cayeran. Sebastian Morgestern estaba oculto por una pequeña tropa que lo cubría para evitar ataques. Una a una las luces se fueron extinguiendo. Los Cazadores voltearon, temerosos de que la última torre se apagara.

- ¡A sus puestos! -gritó Jia Penhallow.

Los Cazadores de Sombras tomaron sus puestos de batalla; varias filas, todos con armas. Entre los cinco arcos que había en la multitud estaban Alec Lightwood, Simow Lewis y Elizabeth Bane. Los arqueros tomaron flechas de los carcaj que colgaban de su hombro derecho, ajustándolas y apuntando a su objetivo: la tropa que cubría a Sebastian.

La última luz parpadeo unas dos veces más, para después extinguirse.

La tropa dio un paso dentro de Alicante.

Y el Inferno se desató.

Clary estaba en una lucha cuerpo a cuerpo contra un Oscurecido. Trató de sacar un cuchillo de serafín pero la fuerza con la que le sujetaban la mano era impenetrable, el Oscurecido sonrió malevolamente, como si disfrutase el aplastarla. El Oscurecido balanceó su peso hacia delante, dejando por un momento la pierna izquierda de Clary libre... su mayor error. Clary reunió toda su fuerza interior, acercó la pierna a su pecho y pateó el del Oscurecido, inmediatamente éste la soltó, agarrandose el pecho probablemente porque Clary le había roto algún par de costillas. Sacó su cuchillo de serafín y murmuró.

-¡Mikael! - El cuchillo resplandeció en la oscuridad, cortándola por la mitad con su irradiante luz. Se acercó al Oscurecido, éste estaba hecho un ovillo en el suelo, levantó el arma de serafín y lo clavó en espalda del Oscurecido.

El cuerpo empezó a retorcerse en el blanco suelo, la nieve alrededor de él se derretía dejando libre el verde pasto. Clary comenzó a alejarse poco a poco, inundada por el creciente pánico que comenzaba a sentir. Humo comenzó a salir del Oscurecido... para después desaparecer, sólo dejando como prueba su silueta derretida en la nieve.

Jace batía su cuchillo de serafín por todo el campo de batalla, haciendo caer a varios de los Oscurecidos, aunque le costaba aceptarlo, no quería mirar al piso por miedo a toparse con el cadaver de alguien conocido. El cuerpo de la siguiente persona a quién pisó no lo esperaba, Amatis, la hermana de Luke. Amatis, aquella mujer quién había cuidado a Clary la primera vez que había ido a Alicante, Amatis, la antigua mujer de su padre... la única a la que su padre había amado verdaderamente. Jace contuvo la respiración para después soltarla en un largo suspiro, levantó la cabeza y siguió adelante.

Will Herondale estaba en una lucha acompañado por Jem, su parabatai, como en los viejos tiempos. Jem blandía su recién adquirido bastón-espada mientras Will lo hacía con cuchillos de serafín con Magia del Fuego Celestial. Magnus había logrado pasar un poco de fuego desde la espada a las armas de los Cazadores, logrando que los Oscurecidos cayerán a manos de las nuevas armas celestiales. Will y Jem acuchillarón a unos pocos más, viendo cómo los cuerpos de sus contrincantes caían y se retorcían, al principio, los parabatai se habían asustado para después descubrir que esa era la reacción de la sangre de demonio al fuego celestial, haciendo que regresaran a su dimensión.

Alec, Simon y Elizabeth habían logrado aniquilar a la tropa de Sebastián, ahora Elizabeth y Alec corrían detrás de él, tratando de atraparlo.

-¡Llama a Clary! -gritó Elizabeth-. ¡No podemos perder tiempo, Alec, tráela!

Alec le puso mala cara.

-¡Si te dejo, lo perderemos!

Elizabeth bufó.

-¡Sólo ve por Clary!

Alec se rindió, fue reduciendo el paso y se subío a la roca más cercana para poder ubicar a Clary. Habían pasado unos pocos segundos cuando ubicó a la maraña de cabello pelirrojo entre la multitud, un destello salía de sus manos, un cuchillo de serafín, adivinó Alec. El muchacho decidió no perder más tiempo y salió en busca de la Cazadora de Sombras.

Elizabeth corría como nunca en su vida, sentía que estaba volando en vez de corriendo, sus pies apenas tocaban el piso. Había logrado seguirle el paso a Sebastian, el cual estaba arrojando gente a diestra y siniestra para lograr aminorar la velocidad de Elizabeth, al parecer, no estaba dando resultado. Sebastian giró a la derecha, logrando que su capa se atorara con el cuchillo blandiente de un Cazador de Sombras, haciendo que se frenara de golpe. El ángel caído cayó sobre él y se desató una lucha cuerpo a cuerpo.

Sebastian no podía creer lo torpe que había sido, ¡dejar que su capa se atorara con un cuchillo! No debe usar capa, amo había dicho Amatis, se atorará. Ahora Sebastian se maldecía internamente mientras luchaba contra el ángel. Al parecer, Elizabeth era mucho más fuerte de lo que él había planeado, pero la furia era la mejor fuente de fuerza y brutalidad. Logró zafar una de sus muñecas del fuerte agarre de Elizabeth lo suficiente como para arañarle la cara y lograr que ella se debilitara un poco, Sebastian tomó ventaja del pequeño momento de debildad de Elizabeth para cambiar el juego a su favor. Dio vuelta sobre sí mismo para quedar sobre el cuerpo de Elizabeth, pero ella fue más ágil y le dio con la rodilla en el pecho, dejándolo sin aire.

Sebastian miró por encima del hombro de ella, un Oscurecido se acercaba rápidamente a ellos, regresó los ojos a la cara de Elizabeth y le sonrió.

-Aún te falta mucho por aprender.

Y el Oscurecido lanzó la flecha.

Jem estaba atento a la lucha entre Elizabeth y Sebastian, había visto aproximarse al Oscurecido, y cuando él había lanzado la flecha, Jem corrió lo más rápido que sus pies le permitieron.

Elizabeth miró por su hombro, trató de moverse pero Sebastian había ganado territorio: sostenía ambas manos por las muñecas y había inmovilizado sus piernas con las suyas. Trató de moverse pero sabía que no serviría de nada, aunque se agachase esa flecha se le clavaría en cualquier otra parte de su columna.

Elizabeth no hizo otra cosa más que cerrar los ojos y rezar para que no la matara.

James se interpuso en el camino de la flecha, evitando que Elizabeth saliera dañada, el Cazador cayó al piso.

El ángel abrió los ojos lentamente, no había sentido el impacto de la flecha en ningún momento, entonces vio un cuerpo tendido en el piso... el cuerpo de James Carstairs. Elizabeth volteó para encarar a Sebastian, el cual tenía los ojos como platos, ella aprovechó ese momento de distracción para tomar el control de la situación: sus muñecas rodearon las de Sebastian, sus piernas se levantaron de la fría nieve jalando a Sebastian con ella. Le dio una patada en la columna, haciendo que se hincara. Elizabeth acercó su boca al oído de Sebastian:

-Creo que a ti te falta mucho por aprender.

Tessa vio el cuerpo de su amado Jem y corrió hacia él, lo sostuvo entre sus brazos firmemente, Jem respiraba ruidosamente.

-Duele -dijo entrecortadamente y señalando el lugar donde la flecha envenenada se había clavado: el pulmón derecho-. Mucho, Tessa...

Un hilo de sangre comenzó a salir de su boca la cual empezaba a tornarse pálida.
Tessa le sonrió, tratando de darle ánimos, no pudo ver la expresión de su amado debido a las lagrimas que nublaban su vista.
James inhaló ruidosamente y tosió repetidamente. Miró al cielo y después a Tessa, siendo el rostro de ella lo último que sus ojos vieron antes de perder su brillo.

Clary y Alec corrían hacia el lugar donde la lucha se había desatado, era notable gracias a que todos se habían hecho a un lado, dejando un pequeño círculo en el cual la lucha de cuerpo a cuerpo entre Elizabeth y Sebastian se había llevado a cabo. Jace los alcanzó por el flanco derecho.

Fueron disminuyendo la velocidad al llegar. Clary miró primero a Sebastian, quien estaba incado y agarrado del cuello por Elizabeth, la Cazadora de Sombras la miró:

Su cabello estaba revuelto y mojado, probablemente por los copos de nieve que comenzaban a derretirse en su cabellera, respiraba entrecortadamente, como si hubiese corrido un maratón, sus ojos totalmente consumidos por el negro estaban posados en su hermano, Sebastian. Un feo rasguño cruzaba por su hermoso rostro.

Elizabeth alzó la vista hacia Clary.

-Es hora -dijo y asintió.

Clary miró a Jace.

-Es la única forma -le respondió-. Debemos terminar con él.

Clary suspiró y cerró los ojos por un momento. Para cuando los abrió todos estaban quietos y atentos, su madre y Luke; la primera abrazándolo fuertemente y con la cabeza hundida en su pecho. Se acercó lentamente a Sebastian, como una fiera que observa a su presa.

―Hola, Clary ― murmuró cuando ella estuvo lo suficientemente cerca para oírlo.

Clary conocía los métodos de persuasión de Sebastian. Cuchillos debajo de las uñas de las manos, una mano en la garganta. Parte de ella deseaba que la matara, tomar la decisión lejos de ella. Nadie podía ayudarla. En esto estaba completamente sola.

―No seré el único que viva para siempre -Dijo Sebastian, y para su sorpresa, su voz era casi gentil. -Desde que descubriste el mundo de las sombras ¿No has querido secretamente ser una heroína? ¿Ser la más especial entre las personas especiales? De nuestra propia manera, cada uno desea ser un héroe de su propia forma.

―Los héroes salvan mundos ―Dijo Clary. ―Ellos no los destruyen.

Clary cerró los ojos por un latido de corazón, y luego otro. Sólo lo suficiente para ver rostros detrás de sus parpados: Jace, su madre, Luke, Simon, Isabelle, Alec. Y muchas más: Maia y Raphael, y los Blackthorns, la pequeña Emma Carstairs, las hadas de la corte de Seelie, las caras de Clave, incluso el fantasmal recuerdo de su padre.

-Ahora, Clary -dijo Sebastian, y se inclinó hacia arriba -. Sé que no puedes hacerlo, no puedes matar a la persona que amas.

― Salve, Maestro - dijo ella, y vio sus ojos ampliar , al igual que ella sacó Heosphoros libre y traído para arriba en un arco brillante, la hoja golpeando a través de su caja torácica , la punta posicionada para perforar su corazón. Sebastian se quedó sin aliento , y un espasmo en su armas; se tambaleó hacia atrás , la empuñadura de la pala que sobresale de su pecho. Tenía los ojos de ancho, y por un momento vio el choque de traición en ellos , shock y el dolor, y que en realidad dañó ; el dolor en alguna parte en el fondo de un lugar que creía haber enterrado hace mucho tiempo, un lugar que lamentó el hermano que podría haber sido.

- Clary, -dijo con voz entrecortada , empezando a enderezarse , y ahora el aspecto de la traición en sus ojos era decoloración, y ella vio la chispa inicial de rabia. No había funcionado, pensó con terror; no había funcionado, e incluso si las fronteras entre los mundos fueron sellados ahora, lo llevaría a cabo en ella, en sus amigos, su familia, en Jace .-. Tú sabes mejor que nadie -dijo mientras trataba de agarrar la empuñadura de la espada en la mano de ella-. No puedo ser herido , no por ningún arma bajo el Cielo -Sebastian se quedó sin aliento , y se interrumpió. Sus manos estaban cerradas alrededor de la empuñadura , justo por encima de la herida en el pecho. No había sangre , pero hay fue un destello de color rojo, una chispa del fuego . La herida estaba empezando a arder. - ¿Qué - es - esto ?- exigió a través de los dientes apretados.

-Y le daré la estrella de la mañana - Dijo Clary . - No es un arma que se hizo bajo el Cielo . Es el fuego del cielo - Con un grito sacó la espada libre . En la empuñadura , con su patrón de martilleado de estrellas , una mirada de incredulidad antes de que ardió como un cuchillo serafín .

Clary se tambaleó hacia atrás , y lanzó un brazo parcialmente sobre su cara. Estaba ardiendo, ardiendo como la columna de fuego que iba delante de los israelitas. Todavía podía ver a Sebastian en el llamas, pero estaban a su alrededor, lo que consume en su luz blanca , convirtiendo él un esbozo de carbón oscuro dentro de una llama tan brillante , se quemó los ojos.

Clary miró hacia otro lado y hundió la cara en su brazo. Su mente corrió de vuelta a través de la noche cuando ella había llegado a Jace a través de la llamas, y lo besó y le dijo que confiara ella. Y lo hizo, incluso cuando ella se había arrodillado delante de él y llevado al punto de Heosphoros en el suelo. Todo a su alrededor que había llegado a la misma runa una y otra con su estela - la runa que una vez había visto, sentido como hace tanto tiempo , en una azotea en Manhattan : la empuñadura con alas de un ángel de espada.

Un regalo de Ithuriel , supuso , que le había dado tantos regalos . La imagen había descansado en su mente hasta que ella la había necesitado. La runas para dar forma al fuego del cielo . Esa noche en la casa solariega, el fuego alrededor de ellos se había evaporado , dibujado en la hoja de Heosphoros , hasta que el metal se había quemado y brillaba y cantado cuando ella lo tocó, el sonido de los coros angélicos. El fuego se había ido sólo por detrás de un amplio círculo de arena fundidos en vidrio, una sustancia que había brillado como la superficie del lago que tantas veces había soñado sobre el lago helado donde Jace y Sebastian había luchado hasta la muerte en su pesadillas. Esta arma puede matar a Sebastian, ella dijo. Jace había sido más dudoso y precavido. Había tratado de tocarla, pero la luz había muerto en cuanto la había tocado. Reaccionó sólo a ella, el que lo había creado. Se había acordado que tenían que ser cautelosos, en caso de que no funcionaba . Parecía que la altura de la arrogancia imaginaria que había atrapado fuego sagrado en un arma , la forma en que el fuego había sido atrapado en la hoja de Gloriosa. . . .

Pero el ángel le dio este don de crear, Jace había dicho. Y ¿no tenemos su sangre en nuestras venas? Cualquiera que sea la hoja había cantado con , había surtido efecto ahora , entrado en su hermano. Clary podía escuchar Sebastian gritando, y a la vez los gritos de los Oscurecidos. Un viento ardiente voló más allá de ella, llevando consigo el sabor de la antigua desiertos, de un lugar donde los milagros eran común y lo divino se manifestó en el fuego.

El ruido cesó tan repentinamente como había comenzado. El piso comenzó a temblar debajo de Clary. Ella levantó la vista y vio que el fuego se había ido, aunque la nieve se había derretido por completo. Sebastian estaba a pocos metros de ella, en su espalda. Había un gran agujero ennegrecido en la parte delantera de su pecho. Volvió la cabeza hacia ella , con el rostro tenso y blanco con dolor, y su corazón se contrajo . Sus ojos eran verdes. La fuerza en sus piernas dejó de funcionar. Ella se derrumbó al césped en las rodillas .

- Tú,- susurró , y ella lo miró horrorizada y con fascinación , incapaz de apartar la mirada de lo que ella había forjado. Su rostro era completamente sin color, como el papel estirado sobre hueso . No se atrevió a mirar hacia abajo a su pecho, donde su chaqueta había caído ; ella podía ver la mancha de oscuridad a través de su camisa, como un derrame de ácido . -Tú pusiste. . . El fuego celestial . . . en el filo de la espada - , dijo. - Lo fue. . . hábilmente hecho.

-Fue una runa , eso es todo -, dijo ella , de rodillas por encima de él , con los ojos en busca de él. Él parecía diferente, no sólo sus ojos , pero el toda forma de su cara, la mandíbula más suave, su boca sin su cruel giro . - Sebastian . . .

- No Yo no soy él . Yo-soy- Jonathan , - él susurró . -Soy Jonathan .

Tessa se había hecho a un lado, arrastrando el cuerpo inerte de su amado con ella, observó a su alrededor: el círculo se había ampliado y los Cazadores de Sombras parecían estar en una especie de trance. Miró dentro del círculo: Clary y un muchacho rubio estaban ahí. No había rastro de nadie más, sólo alrededor del círculo.

-¿Madre? - Dijo Jonathan . Él la estaba mirando, casi como si no pudiera enfocar sus ojos en ella. Empezó a toser. La sangre corría desde su boca. Su respiración se hizo temblar en sus pulmones.

-Yo sueño a veces con un muchacho de ojos verdes , un muchacho que nunca fue envenenado con sangre de demonio, un chico que podría reír y amar y ser humano , y que es el chico con el que lloró otra vez, pero ese muchacho nunca existió. - El rostro de Jocelyn se endureció, como si fuera armándose de valor para hacer algo. se arrodilló por la cabeza de Jonathan y él elaboró en su regazo. Clary miró ; que no creía ella podría haber hecho. Podría haber traído madre siempre había culpado a sí misma por la existencia de Jonathan. Había algo en su expresión decidida que dijo que lo había visto en el mundo , y ella lo vería salir. En el momento en que estaba apoyada, Jonathan pudo respirar aliviado . Había espuma sanguinolenta en sus labios.

-Lo siento -dijo con un jadeo.

-Estoy tan . . . -Sus ojos siguieron a Clary . -Tú sabes que no hay nada que yo pudiera hacer o decir ahora que me permitiera morir con la más mínima gracia -dijo. - Y apenas te culpar si me cortaras la garganta. Pero yo soy. . . Lamento . Estoy . . . lo siento - . Clary se quedó sin habla . ¿Qué podía decir? ¿Está todo bien? Pero no se encontraba bien. Nada que había hecho estaba bien, no en el mundo, no a ella . Había cosas que no podía perdonar. Y sin embargo, él no los había hecho , no exactamente. Esta persona , el niño que su madre era sosteniendo como si fuera su penitencia , no era Sebastián , que había atormentado y asesinados y destrucción causada . Recordaba lo que Luke había dicho a ella, lo que sintió como hace años : La Amatis que está sirviendo Sebastian no es más que mi hermana que el Jace que sirvió Sebastian era el chico que amabas. No más mi hermana que Sebastian es el hijo de tu madre debería haber tenido.

- No - dijo, y entrecerró los ojos.

-Veo que has tratando de descifrarlo , mi hermana. Si debo ser perdonado en la forma en la que Luke perdonó a su hermana. Pero ya ves, ella era su hermana una vez . Ella era humana una vez . - Y tosió , más sangre que apareció en sus labios . - Nunca hubiera existido en absoluto. El fuego celestial quema lo que es malo . Jace sobrevivió a Gloriosa porque él es bueno. Hubo suficiente de él queda por vivir. Pero yo nací para ser toda corrupción . No hay suficiente bondad para que sobreviva . Tú ves el fantasma de alguien que podría haber sido , eso es todo - . Jocelyn estaba llorando , las lágrimas cayendo silenciosamente por su rostro cuando ella se sentó muy quieta. Su espalda era recta.

-¿Dónde está Jace ?

-Estoy aquí-, dijo Jace . Y ahí estaba, con una expresión dura, perplejo y triste. Clary lo miró a los ojos. Ella sabía lo difícil que debía ser esto para él, Jace quien había querido la venganza tan desesperadamente; el ver a Jonathan y darse cuenta de que la parte de Sebastian que podría haber, debería, haber sido castigado, se había ido. Aquí estaba otra persona, alguien totalmente diferente, alguien quien nunca había recibido la oportunidad de vivir, y ahora nunca lo haría.

-Toma mi espada -le dijo Jonathan, su aliento saliendo en jadeos, señalando a Heosphoros, que había caído a unos centímetros-. Ábre... ábrelo.

-¿Que habrá qué? -preguntó Jocelyn, pero Jace ya se estaba moviendo, inclinándose para alzar a Heosphoros. Se movió a través del círculo más allá de los Cazadores Oscuros amontonados, pasando el anillo de runas, a donde el demonio Behemoth yacía en su icor.

-¿Qué está haciendo? -preguntó Clary, aunque cuando Jace levantó la espada y cortó limpiamente el cuerpo del demonio, pareció obvio-. ¿Cómo supo...?

-Él... me conoce -suspiró Jonathan.

Una corriente de entrañas de demonio se derramó sobre el suelo, la expresión de Jace retorcida en disgusto, luego sorpresa y después comprensión.

Se agachó y con sus manos desnudas levantó algo grumoso, levantó algo que brillaba con icor, y Clary reconoció la Copa Infernal.

Ella miró a Jonathan. Sus ojos rodando hacia atrás, temblores atravesando su cuerpo.

-Dile... dile que lo tire al fuego.

Clary levantó su cabeza en busca de fuego, para su sorpresa, el fuego los rodeaba.

-¡Tírala dentro del fuego! -le gritó a Jace, y Amatis se dio la vuelta.

-¡No! -gritó- Si la Copa se quiebra, ¡todos nosotros moriremos! -Se dio la vuelta hacia Sebastian-. ¡Lord Sebastian! ¡No deje que su ejército sea destruido! ¡Somos leales!

Jace miró a Amatis.

- ¿No se suponía que estabas muerta?

Luke quien veía a su hermana con una expresión de máxima tristeza, una tristeza tan profunda como la muerte. Luke había perdido a su hermana para siempre y Clary acababa de recuperar a su hermano, el hermano que no había estado nunca en su vida, y aun así era la muerte para ambos.

Jonathan, medio apoyado sobre el hombro de Jocelyn, miró a Amatis; sus ojos verdes eran como luces.

-Lo siento -le dijo-. Nunca debí haberte Convertido.

Y volteó su cabeza.

Luke dio un asentimiento y Jace tiró la Copa lo más fuerte que pudo hacia el fuego. Ésta golpeó las llamas del fuego celestial y se partió en mil pedazos.

Amatis dio un jadeo, y se puso la mano sobre el pecho. Por un momento, tan sólo un momento, se quedó mirando a Luke con una mirada de reconocimiento en sus ojos, una mirada de reconocimiento, incluso amor.

-Amatis -suspiró él.

Su cuerpo cayó sobre el suelo. Los otros Cazadores Oscuros le siguieron, uno a uno, colapsando donde estaban, hasta que la habitación estuvo llena de cadáveres.

Luke se dio la vuelta, había demasiado dolor en sus ojos que hacía que Clary fuera incapaz de verlo. Escuchó un llanto, distante y severo, y se preguntó por un momento si era Luke, o quizás los otros, horrorizados de ver a tantos Nefilim caer, pero el lamento aumentó y aumentó, convirtiéndose en un gran alarido que rompía el silencio. El cielo se tornó de un rojo como la sangre, y el chillido siguió, desvaneciéndose ahora, una exhalación jadeante de dolor como si el universo estuviera llorando.

-Lilith -murmuró Jonathan-. Llora por sus hijos muertos, por los hijos de su sangre. Ella llora por ellos y por mí.

☯☯☯☯☯

Emma liberó a Cortana del cuerpo del guerrero Hada muerto, a pesar de la sangre que escurría de sus manos. Su único pensamiento era llegar a Julian, pues había visto la terrible mirada en su rostro mientras se deslizaba hacia el suelo, y si Julian estaba destrozado, entonces el mundo entero lo estaba y nada estaría bien de nuevo.

El público ya estaba dando vueltas alrededor de ella; apenas los vio mientras se abría paso entre los Blackthorn. Dru estaba acurrucada contra el pilar junto a Jules, su cuerpo doblado de manera protectora alrededor de Tavvy; Livia seguía sosteniendo a Ty por la muñeca, pero ahora estaba mirando más allá de él, con la boca abierta. Y Jules... Jules todavía estaba desplomado contra el pilar, pero había empezado a levantar la cabeza y cuando Emma se dio cuenta de que él la estaba mirando, se volvió para ver lo que estaba mirando.

Todos los Cazadores Oscuros alrededor de la sala habían empezado a desplomarse. Caían como piezas de ajedrez, en silencio y sin gritar. Caían bloqueando la batalla con los Nefilim, y sus hermanos Hadas se volvían para mirar cómo uno a uno los cuerpos de los Cazadores Oscuros caían al suelo.

Un áspero grito de victoria aumentó de las gargantas de los Cazadores de Sombras, pero Emma apenas lo oyó. Se tambaleó hacia Julian y se puso de rodillas a su lado; la miraba a ella, sus ojos azul-verdosos miserables.

-Em -dijo con voz ronca. -Pensaba que las Hadas iban a matarte.

Pensé...

-Estoy bien -susurró-. ¿Y tú?

Él negó con la cabeza.

-Lo maté -dijo-. He matado a mi padre. -Ese no era tu padre. -su garganta estaba demasiado seca para hablar más; en lugar de eso extendió la mano y la puso en el dorso de su mano. Ni una palabra, sino un signo mágico: la runa por su valentía, y después de él, un corazón torcido.

Él negó con la cabeza como diciendo: no, no, no me lo merezco, pero ella lo dibujó de nuevo, y luego se inclinó hacia él, aún cubierto de sangre como estaba, y puso la cabeza en su hombro.

Las Hadas estaban huyendo de la Sala, abandonando las armas a su paso. Más y más Nefilim estaban inundando el Salón de la plaza exterior.

Emma vio a Helen en dirección a ellos, Aline a su lado, y, por primera vez desde que habían dejado la casa de los Penhallow, Emma creyó que podrían sobrevivir.

-Están muertos -dijo Clary, mirando alrededor del círculo, el cual ya no estaba rodeado de fuego, con asombro los restos del ejército de Sebastian-. Están todos muertos.

Jonathan soltó una risa medio asfixiada.

-Algo bueno hago a pesar de mi propia naturaleza -murmuró, y Clary reconoció la cita de la clase de inglés. Rey Lear. La más trágica de todas las tragedias-. Eso es algo. Los Cazadores Oscuros se han ido.

Clary miró a su madre; Jocelyn estaba quieta y en posición erguida, sus lágrimas cayendo silenciosamente. Clary aspiró profundamente. Recordó una plaza de París, frente a Sebastian alrededor de una pequeña mesa, le había dicho: ¿Crees que puedas perdonarme? Quiero decir, ¿crees que el perdón es posible para alguien como yo? ¿Qué hubiera pasado si Valentine te hubiera criado conmigo? ¿Me hubieras amado?

-No te odio -dijo finalmente-. Odio a Sebastian. A ti no te conozco.

Los ojos de Jonathan se cerraron.

-Soñé con un lugar verde una vez -susurró-. Una casa solariega y una niña con el pelo rojo, y los preparativos para una boda. Si hay otros mundos, entonces tal vez hay uno donde yo era un buen hermano y un buen hijo.

Tal vez, pensó Clary, y anheló ese mundo por un momento, por su madre, y por sí misma. Era consciente de Luke de pie junto a ellos, observándolos, consciente de que había lágrimas en el rostro de Luke. Jace, los Lightwood y Magnus se encontraban también atrás, y Alec tenía su mano en la de Isabelle. A su alrededor yacían los cadáveres de los Cazadores Oscuros.

-No pensé que podías soñar -dijo Clary, tomando una respiración profunda-. Valentine llenó tus venas con veneno, y entonces te crió para odiar, nunca tuviste una elección. Pero la espada ha quemado todo eso. Tal vez esto es lo que realmente eres.

Él tomó una respiración entrecortada.

-Eso sería una hermosa mentira para creer -dijo, y, aunque pareciera increíble, el fantasma de una sonrisa, amarga y dulce, pasó por su rostro-. El fuego de Heosphoros ha quemado la sangre de demonio. Toda mi vida se ha quemado en mis venas y ha cortado a mi corazón como cuchillas, agobiando toda mi vida como plomo, y yo no lo sabía. Nunca supe la diferencia. Nunca me había sentido así... tan iluminado -dijo en voz baja, y luego sonrió, cerró los ojos, y murió.

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