Quédate

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Jace se despertó en medio de la oscuridad, con un fuerte dolor en el pecho, como... como cuando a Sebastian lo habían herido.

- ¡Clary!

Se levantó rápidamente de su cama, sin darle tiempo de meterse en una camiseta. Con un nudo formándosele en la garganta, corrió a las habitaciones de la derecha. Vio como luces de las demás alcobas se encendían, probablemente por su grito frenético y desgarrador.

Llegó tarde a la habitación, Clary no estaba en ella. Sus sábanas desparramadas en la cama mostraban que había pasado un rato ahí.

Maryse entró en la habitación, observó a Jace quién estaba de rodillas frente a la cama, abatido, destrozado... rendido. El muchacho volteó a verla.

-Clary no está.

Los caballos corrían como locos para llegar al Instituto. Después de que Elizabeth hubiera caído y a Sebastian se le clavara la flecha, este último había desaparecido sin dejar rastro, aunque a Clary no le cabía duda de que estaba herido ya que cayó de espaldas y no se levantó.

El cuerpo de Elizabeth estaba inerte en el caballo, su cabello revoloteaba a su alrededor.

- ¿¡No se suponía que eran inmortales!? -le había gritado Will.

- ¡Yo qué diablos sé! - le había respondido.

Ahora corrían como si el diablo los persiguiera.

Jocelyn tenía la cabeza entre las manos y no paraba de llorar.

-Seguimos sin rastro de ella- anunció Alec.

Los tres Cazadores de sombras se sentaron, Jace, Izzy y Alec, estaban en el sofá. Llevaban casi una hora buscando a Clary por todo el Instituto.

- ¿Aún no sabes qué le provocó el dolor? -preguntó Maryse al brujo que entraba en la habitación.

-No. -susurró abatido

La puerta de la Oficina se abrió de golpe, sobresaltando a todos.

Era Jem, quién había llegado poco después de la desaparición de Clary, acompañado de una joven de rizos castaños y ojos gris tormenta. Tomó aire, parecía acalorado y cansado, como si hubiera corrido los tres tramos de escaleras para encontrarlos.

-Encontramos a Clary- hizo una pausa-. Y a Elizabeth.

Eso pareció activar un interruptor dentro de la cabeza de todos

- ¿Cómo está?

- ¿Dónde estaba?

- ¿Viene sola?

-Elizabeth está herida- fue todo lo que dijo.

Magnus sujetaba la mano de su hija, quien estaba en cama inconsciente. Al parecer la daga estaba influenciada con energía demoniaca y la había herido gravemente, dejando a su paso restos de demonios en el sistema del ángel caído.

Will y Clary entraron en la habitación, ambos se habían llevado un buen regaño por parte de todos.

- ¿Cómo está? -preguntó Will mientras se acercaba y tomaba la otra mano de Elizabeth y entrelazaba sus dedos con los suyos.

Magnus se pasó la mano por el rostro y soltó la mano de Elizabeth, se reclinó en la silla.

-No lo sé, traté de hacer todo lo que pude con magia, pero no hay mucho que hacer. Ella tiene sangre del Cielo y yo...

-Del Infierno-terminó Jace. Había entrado a la habitación sin hacer ruido alguno-. Lo lamento.

El Brujo sólo agitó la mano.

Cazadores de Sombras: La hija de Magnus BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora