El nuevo mañana

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El sol se estaba poniendo cuando Jace dejó a Clary en casa de Amatis, la besó, se dirigido de nuevo por el canal hacia el Inquisidor. Clary lo vio alejarse antes de volverse a la casa con un suspiro; se alegró de que se fueran al día siguiente.

Había cosas que amaba de Idris. Alicante seguía siendo la ciudad más hermosa que ella hubiera visto: Sobre las casas, ahora, podía ver la impresionante puesta de sol descendiendo sobre las torres de los demonios. Las hileras de casas a lo largo del canal se quedaron en la sombra, como siluetas de terciopelo. Pero era de corazón, dolorosamente triste estar en la casa de Amatis, sabiendo ahora, con certeza, de que nunca iba a volver a ella. En el interior, la casa era cálida y con poca luz. Luke estaba sentado en el sofá, leyendo un libro. Jocelyn estaba dormida a su lado, acurrucada con una manta sobre ella. Le sonrió mientras Clary entraba, y señaló hacia la cocina, haciendo un gesto extraño que se tradujo como una indicación de que había comida allí si quería. Ella asintió y salió de puntillas por las escaleras, con cuidado de no despertar a su madre. Entró en su habitación ya quitándose el abrigo; tardó un momento en darse cuenta de que había alguien más allí.

La habitación estaba fría, el aire frío que entraba por la ventana entreabierta. En el alféizar estaba sentada Isabelle. Llevaba botas altas con cremallera y unos vaqueros; llevaba el pelo suelto, moviéndose ligeramente por la brisa. Miró a Clary cuando entró en la habitación, y sonrió con dificultad. Clary se acercó a la ventana y se sentó junto a Izzy. Había suficiente espacio para las dos, pero apenas; los dedos del pie de sus zapatos se rozaban con la pierna de Izzy. Ella cruzó las manos sobre las rodillas y esperó.

-Lo siento -dijo Isabelle, por fin-. Probablemente debería haber entrado por la puerta delantera, pero no quería hacer frente a tus padres.

-¿Fue todo bien en la reunión del Concejo? -preguntó Clary-. Ocurrió algo que...

Isabelle lanzó una breve carcajada.

-Las Hadas acordaron los términos de la Clave.

-Bueno, eso es bueno, ¿verdad?

-Quizás. Magnus no parecía pensar así -exhaló Isabelle-. Sólo hubo pedacitos de enfado en algunas partes. Eso no parecía una victoria. Y enviaron a Helen Blackthorn a la Isla Wrangel a "estudiar las guardas." Eso es todo.

Quieren alejarla porque tiene sangre de Hadas.

-¡Eso es horrible! ¿Qué pasa con Aline?
-Aline va con ella. Ella se lo dijo a Alec -dijo Isabelle-. Hay un tío que irá a cuidar a los niños Blackthorn y... la chica que les gusta a ti y a Jace.

-Su nombre es Emma -dijo Clary, dando un golpecito a la pierna de Isabelle con la punta del pie-. Podrías tratar de recordarlo. Nos ayudó.

-Sí, es un poco difícil para mí estar agradecida en estos momentos- Isabelle pasó las manos por sus piernas con vaqueros y respiró hondo-. Ahora que ganamos la guerra, supongo que Elizabeth se irá y Max...

-Temes que también se vaya -terminó Clary.

Isabelle la miró a los ojos, reflejando su miedo a perder otra vez a su hermano.

-Ya lo perdí una vez -dijo con voz temblorosa-. No quiero volver a perder a mi hermanito de nuevo -Isabelle apoyó su cabeza sobre el hombro de Clary, a pesar de estar un poco incómoda por la estatura de su amiga, se sintió segura y, por primera vez en mucho tiempo, creyó las palabras de Clary:

-Todo estará bien, Isabelle.

Maia se sentó en el sofá en el apartamento, suyo ahora. Ser líder de la manada daba un pequeño salario, y ella había decidido utilizarlo en alquiler, para mantener lo que había sido la casa de Jordan y Simon, para evitar que sus cosas fueran arrojadas a la calle por un enfadado arrendador. Al final, ella iría a través de sus pertenencias, empacaría todo lo que pudiera, iría a través de los recuerdos. Expulsaría a los fantasmas.

Cazadores de Sombras: La hija de Magnus BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora