Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son de Mashashi Kishimoto. Y el fic mucho menos me pertenece, todo es obra de crazygurl12, yo solamente lo traduzco para que llegue a más lectores.
-ooo-
Sasuke sonrió detrás de su máscara. Entonces Shino y Kiba reciben un abrazo, pero la maldita Hyuga lo trata como si fuera nadie. Bueno... eso fue muy amable de su parte, considerando la cantidad de problemas en los que se había metido solo por estar en este sangriento lugar desértico.
Maldito lugar sangriento del desierto...
Y el maldito Kage que lo lidera.
Con una leve sonrisa, del tipo maligno, se quitó la máscara porque decidió que no era necesario ocultar su rostro ahora. Sería bueno si Hinata pudiera ver su rostro de todos modos, porque recordaba lo tímida que era en el pasado cuando la miraba. La chica nunca podía mirarlo directamente a los ojos y, si él recordaba correctamente, aún no podía mirarlo la última vez que él pisó este lugar.
-Entonces todavía estás viva. - Dijo Sasuke fríamente, atando la máscara de madera alrededor de su cintura. Los otros ninjas de la arena lo miraban con cautela ahora, como si los fuera a cortar con su katana en cualquier momento. Sin embargo, no podía culparlos, porque su reputación es conocida en toda la nación Shinobi.
Y no se estaba quejando. Es autosatisfactorio que le temieran tanto, es obvio en sus caras. Los ninjas de la arena son un poco molestos para él últimamente y él desarrolló el desagrado hace tres meses.
Hinata se encogió.
Kiba parpadeó y de repente estaba en modo hiper. -¿Qué estas diciendo? - Le preguntó al todo poderoso Uchiha que estaba mirando a su compañera de equipo como si fuera su próxima comida. -¿Qué quieres decir con que todavía sigue viva? ¿Qué clase de pregunta es esa? - A veces, realmente no podía entender por qué Naruto y Sakura podían tolerar la actitud de Sasuke. Si él fuera alguno de ellos, realmente le hubiera pateado el trasero all Uchiha.
Eso era si Sasuke no conseguía patear su trasero primero... pero eso no evitaría que lo intentara.
Sasuke continuó mirando a Hinata como si compartieran algún tipo de comprensión, por lo que Kiba gruñó y respiró hondo. Iba a dejar que Hinata le dijera la verdad más tarde, así que bien podría dejarlo pasar por ahora.
Hinata sonrió nerviosamente. Entonces, ¿Sasuke y Shikamaru no le contaron a sus compañeros de equipo sobre los intentos en su vida? Basándome en la reacción del otro equipo ocho sobre lo que Sasuke acababa de decir, estaba casi segura de eso. Hinata le dio a Sasuke una mirada que era una súplica para mantener la boca cerrada, ya que ella prefería mantener a su equipo en la oscuridad porque seguramente se volverían locos si se enteraban.
-Hinata. - Fue Shino. -Ahora que lo noté, tu uniforme Suna te queda bien.
-¿De Verdad? - Hinata sonrió radiante, mirando el chaleco. Se ve bien en ella... así que eso es bueno...
Sasuke casi frunció el ceño. -Color feo. Hace que su cabello se vea opaco. - Realmente... el verde le queda mejor.
Y el negro.
Los otros ninjas de la arena que escuchaban al Uchiha insultar el color de su chaleco fruncieron el ceño. Fue... grosero. Tanko, el bocazas de la unidad de Hinata apretó el puño y los dientes. -¡Hinata-sama se ve bien con el uniforme de Jounin de Suna! Hace que sus ojos se vean más blancos.
-¿Quién es este camarón? - Preguntó Sasuke, mirando al ninja de arena como si fuera un espécimen extraño.
-¡Soy el... amigo de Hinata-sama! - Tanko declaró. -¡Y no soy un camarón! Soy un Shinobi de la Arena.
Sasuke se rió sombríamente mientras los otros ninjas de arena gemían de vergüenza. Su amigo ahora es como un chico fan cuando se trata de la esposa del Kazekage. Hinata-sama realmente ha ganado al pobre por todas partes. Hinata también sonrió, sobre todo por el hecho de que Tanko solo se enfrentó al único Sasuke de la hoja solo para defender su apariencia. El ninja de la arena es realmente querido, así que le dio un suave apretón en el hombro para tranquilizarlo.
-Tanko-san. Está bien. Soy una buen amiga de Sasuke-kun. Tiene buenas intenciones. - Ella le dijo a Tanko, quien asintió con la cabeza en respuesta y lentamente retrocedió.
Sasuke sacudió la cabeza y se preguntó por qué Hinata no tiene problemas para tocar a nadie excepto a él en el pasado; tocaron mucho, en términos de entrenamiento. Ahora la chica estaba actuando como si fuera una especie de bastardo que inflige enfermedades. ¿Estaba todavía enojada con él por gritarle cuando se entero sobre el matrimonio?
Qué idiota. Si él supiera que todo fue por su bien...
Inconscientemente, Sasuke se encontró sonriendo. Bueno, eso solo lo hace más divertido, ¿no?
-o-
Gaara se movió incómodo en su silla y miró el reloj de pared a su derecha. Ya eran las diez de la noche y la Hyuga aún no ha regresado con el resto de su unidad. Si sus cálculos eran correctos, solo le tomaría hasta las ocho para volver si había llegado tan lejos como la frontera oriental de Suna.
Tal vez algo ocurrió en el camino?
Con un gruñido, volvió a centrar su atención en el diario Kazekage en el que estaba garabateando. Decidió matar dos pájaros de un tiro escribiendo en su diario y esperando a su esposa al mismo tiempo. Mientras garabateaba, Gaara encontró su mente a la deriva en otra parte, especialmente hacia el peliazul.
Solo unos minutos más... y él iría a buscar a algunos confiables Anbu y seguir su rastro. Sería difícil rastrear la unidad de su esposa en un desierto, pero sería de gran ayuda...
-¿Gaara-sama? - Era la voz de Matsuri y fue acompañada por un leve golpe. -Gaara-sama, ¿puedo pasar?
-Hai.
Cuando la cabeza de su estudiante se asomó, vio que ella no estaba usando su chaleco Jounin, sino algo que alguien usaría si estaba a punto de salir de fiesta. Matsuri llevaba un vestido hasta la rodilla del mismo color marrón que su cabello. En reemplazo de sus sandalias Shinobi estándar, ella estaba usando algún tipo de botas que Gaara sospecha que era una especie de arma secreta simplemente basándose en lo alto y puntiagudo que eran los talones.
Él frunció el ceño. ¿Por qué sus labios eran tan rojos? Hace que su boca se vea grande. -Te ves... diferente. - Comentó al fin.
La mujer sonrió radiante. ¡El Kazekage notó que ella es diferente! Y eso era todo lo que podía pedir. Gaara no tenía ni idea en términos de moda y con mucho gusto confundiría el maquillaje con el colorante de alimentos.
Ella quería que él supiera que ella no era solo una nin de Suna.
Ella quería que él la reconociera como mujer.
Todavía sonriendo, Matsuri dejó que sus delgados dedos rastrillaran su cabello castaño. -Estamos celebrando el cumpleaños de Gento y bueno... el grupo decidió divertirse en el club donde podemos beber mucho sake y comer hasta saciarnos. Estoy de regreso, pero un camarada me dijo que puedo encontrarte aquí, sensei.
-Eso es bueno. - Gaara dijo sin darse cuenta, inconscientemente haciéndole saber a la niña que no estaba interesado en las fiestas nocturnas y el consumo de alcohol. Volviendo a mirar su diario, continuó garabateando donde lo dejó, aunque unos momentos después; levantó la vista nuevamente y recordó que Matsuri podría tener algo que ella necesitaba para que ella viniera a él en este momento.
Con una sonrisa, Gaara se dio cuenta de que estaba demasiado distraído con su esposa; no le dio a su estudiante la atención adecuada que un sensei debería darle. -¿Necesitas algo, Matsuri? - Preguntó, dejando caer finalmente el bolígrafo sobre el escritorio.
-Ah sí. - La mujer seguía sonriendo, pero por una fracción de segundo, sus ojos brillaron con desilusión. Gaara puede notar que ella estaba usando algo femenino pero él todavía tiene esa mirada lejana en su rostro. Fue muy, muy decepcionante. Le resultaba más preocupante que el hecho de que estaba haciendo algunos movimientos extraños en un hombre casado. -Uhm... todavía no estoy de servicio mañana, así que pensé que sería mejor si pudiera obtener mi horario para mis turnos de observación nocturnas. Es posible que esté con demasiada resaca para funcionar en la mañana y no quiero llegar ante ti luciendo de esa manera.
Matsuri se rió como si lo que dijo fuera tonto.
Lo era.
-Entiendo. - Gaara se levantó de su silla. Se dirigió a un armario de metal y sacó un cajón que estaba etiquetado como "Horarios". No se le ocurrió que Matsuri simplemente podría sacar su propia carpeta del cajón porque ella fue quien lo ayudó a archivar todo dentro.
Mientras hurgaba entre los archivos, Matsuri se dirigió a su lado...
Y resbaló.
Mentalmente, Matsuri gimió por lo bajo que se hundió. Pero los asuntos del corazón eran más importantes para ella en este momento que el honor de que todos los ninjas de la arena le enseñan desde los días de la academia, algo bueno es que Gaara no entiende los avances de las mujeres, ya que no podrá apartarla hasta que fuera demasiado obvia. Además, Hinata-sama no estaba aquí en este momento, esta es la única posibilidad de que pudiera moverse ya que los dos recién casados eran casi inseparables durante los últimos meses.
Antes de que pudiera tocar el suelo de arena, que por cierto podía evitar fácilmente con sus fuertes reflejos, fuertes brazos la sujetaron por la cintura y la estabilizaron.
-Ten cuidado Matsuri. - Fue la declaración estoica.
-Ten cuidado Matsuri. - Ella imitó con un puchero y sin pensarlo mucho, agarró al Kazekage por el cuello y bajó la cabeza hasta que sus labios se tocaron.
También fue al mismo tiempo que la puerta se abrió y la cara polvorienta y manchada de Hinata apareció.
Los ojos de Hinata se abrieron y sintió que la sangre se le escapaba de la cara. Podía imaginar cuán blanca se veía ahora, incluso con el color amarillento de la luz. Ella y su unidad junto con sus ex compañeros de clase acaban de llegar hace unos minutos, pero ella decidió ver a Gaara primero, ya que un Shinobi le informó que su esposo todavía estaba dentro de su oficina.
Menos mal que dejó que Kiba y Shino esperaran en el primer piso... y Sasuke también. Estaba casi segura de que el trío de Konoha la arrastraría de regreso a la hoja sin dudarlo si presenciaban lo que estaba presenciando ahora.
Extrañamente, duele.
El dolor que estaba sintiendo podría haber encendido un poco su chakra porque sintió algo de calor familiar envolviendo sus brazos hasta sus palmas. Cuando miró hacia abajo, se sorprendió al ver que inconscientemente, su chakra azul claro se estaba formando a su alrededor como una manta de luz azul.
Cuando levantó la vista de nuevo, Gaara y Matsuri ya la estaban mirando.
-Hinata. - Gaara dijo, su voz aún impasible, pero sus ojos no eran más que desconcierto. Él ya había levantado a Matsuri y la kunoichi de arena miró hacia abajo, con el rostro enrojecido. Era nuevo ver a la ninja de voz fuerte inquieta con el dobladillo de su falda, porque pensaba que la mujer siempre era tan feroz. -Tu has regresado. - Dijo lo obvio.
Ella asintió, sin formar palabras. Se ha formado un nudo dentro de su garganta y ella lo frotó con un dedo, tratando de aliviar el dolor allí.
Gaara se enfrentó a Matsuri. -Estás borracha.
Matsuri frunció el ceño pero sus hombros cayeron.
-Hablaremos por la mañana. - Le dijo a la mujer y sacudió la cabeza. No era realmente un experto en términos de matrimonio, pero estaba seguro de que los hombres casados no deberían ser besados por nadie en los labios, excepto por su esposa. El hecho de que Hinata se viera pálida y sorprendida era una prueba de eso.
Se volvió hacia su esposa, que parecía polvorienta y cansada junto a la puerta. Sus ojos todavía estaban muy abiertos y su chakra brillaba de una manera inestable. -Hinata—
-Tenemos visitantes de Konoha. - Hinata miró hacia otro lado, su respiración agitada. -Yo... los dejé esperar en el primer piso dentro de la sala de reuniones. P-por favor b-baja y salúdalos. Son mis compañeros de equipo y son como hermanos para mí. Sería muy amable de tu parte al menos verlos antes de enviarlos a descansar. - Ella era un desastre de tartamudeo y no pude evitarlo. -Yo... tengo que ir a cambiarme.
Con eso, ella se fue furiosa.
Ella escuchó que Gaara mencionó algo acerca de que Matsuri estaba borracha... y la gente borracha siempre hace cosas tontas, ¿verdad? Pero, ¿por qué estaba la mujer dentro de su oficina en primer lugar? ¿Y a esta hora de la noche? Además... ¿Gaara no declaró, a su manera impasible, que le gustaba? ¿Que la quería?
¡Y lo declaró ayer mismo!
Los pies de Hinata estaban cansados porque todavía no estaba acostumbrada a viajar en la arena, pero encontraron nuevas fuerzas mientras apresuraba su paso. Podía escuchar el ruido sordo de sus pies haciendo eco en los pasillos en forma de túnel. De vuelta en Konoha, si su padre oye que ella estaba pisando fuerte como una vaca en un pasillo silencioso, seguramente se enojaría con su nuevo estilo vulgar.
Pero ella no esta en Konoha... y un pequeño lugar en su mente le dice que tiene todo el derecho de hacer pisadas fuertes, o incluso ruidos peores, al ver lo que acaba de ver.
Hinata giro en una esquina, con la intención de hacer un atajo para poder cambiar su sucio uniforme primero y enfrentar a sus compañeros de equipo y al Uchiha en algo decente. Ella quería ser quien se ocupara de sus necesidades y llevarlos a sus habitaciones asignadas.
Extraña a Shino y Kiba... y aunque realmente no quiere admitirlo, también extraña al Uchiha. Ella solo esperaba que Sasuke dejara de actuar como un imbécil y acepta que a veces, hay personas que no tienen la suerte de dar forma a su propio camino de vida.
A veces... simplemente no tienen más remedio que aceptarlo por el bien mayor que les brindaría a los demás.
-¡Oh! - Hinata jadeó, saliendo de la prisión de sus propios pensamientos mientras dejaba de caminar, o más apropiadamente, pisaba fuerte, y miraba hacia abajo sobre sus pies.
Estaba siendo envuelta por arena.
Hinata frunció el ceño, y debido a que la arena le recordaba a cierta persona que realmente la ofendió esta noche, apretó los dientes y trató de continuar su camino, pero lo encontró difícil porque la arena continuó envolviendo sus pies y lentamente haciendo sendas por sus piernas.
Unos segundos después, sintió que su parte inferior del cuerpo estaba atrapada por el concreto. La arena de alguna manera se comprimió y se negó a dejar ir sus extremidades.
-Estás enfadada conmigo. - Una voz demasiado familiar dijo desde detrás de ella. Hinata no necesitaba la molestia de mirar hacia atrás para ver quién era. De hecho, ella realmente solo quería salir del edificio y cambiarse. La arena estaba sobre ella, incluso dentro de su ropa, y ella no quiere hacer nada con arena esta noche.
O mañana…
O esta semana.
Gaara frunció el ceño. La mujer no lo miraba, pero se estaba centrando en cómo quitar sus pies atrapados de la arena. Si la Hyuga esta enojado, no puede culparla. Matsuri estaba borracha y fue un tonto por no reconocer el poder del alcohol y cómo podría alterar el pensamiento adecuado.
¿Pero por qué Hinata emitía vibraciones extrañas? Podía sentir su firma de chakra ardiendo como un incendio forestal.
-Ella esta borracha. - Dijo con calma.
-Ya veo.
-No necesitas—
-¡No estoy enojado! - Ella chasqueó. Sorprendiendo tanto a ella como al joven Kage por la ligera pérdida de autocontrol. -No estoy enojado. - Hinata repitió con más calma. -G-Gaara... ¿p-podrías por favor quitarme la arena de los pies? Tengo que ir a cambiarme y atender a nuestros visitantes... - Se detuvo, dándose cuenta de que no necesitaba preguntar porque la arena se estaba convirtiendo lentamente en granos suaves. De nuevo. -A-Arigatou...
Gaara no dijo nada, pero dio un paso más cerca, un paso lo suficientemente largo como para cubrir la distancia entre ellos.
-Ah... tengo que irme. - Comenzó Hinata, haciendo obvio que todavía estaba infeliz. -Todavía tengo que... ¡G-Gaara! - jadeó, sintiendo un fuerte agarre en su brazo que la hizo retroceder nuevamente después de darse la vuelta en un intento de alejarse. -Q-Que estas—
El la beso.
Por unos segundos, Hinata olvidó respirar.
La besó profundamente y ella se desplomó contra él; las rodillas se debilitaron y el cerebro de repente se volvió borroso. Todavía estaba enojada con él, mintió cuando él le preguntó, y no tiene intenciones de hablar con él si no es necesario. Incluso estaba planeando no cocinar el desayuno mañana, lo cual era infantil ya que sabía que en el fondo que escucha la súplica de Kankuro y estaría sacando comida dentro de la cocina como una experta.
Pero parece que su resolución se estaba debilitando.
Gaara la presionó contra la pared y ella parpadeó confundida cuando él apoyó su frente sobre su hombro, luego respiró hondo. Por una fracción de segundo, fue consciente de cómo huele, y después de un día bajo el sol, solo pudo hacer una mueca. -Estoy cansado. - Él admitió. Fue dicho como un murmullo.
-Ah... - Murmuró ella.
-No besé a Matsuri a voluntad. - Él murmuró también.
-Hm.
-Estoy diciendo la verdad.
Hinata suspiró y admitió la derrota. -Lo sé... yo solo...
-Pero no te agrado. - Señaló. -Hablaré con ella mañana y—
-A ninguna esposa le agradaría.
-Hn.
Él todavía la tiene contra en la pared y estaban demasiado cerca para que ella pudiera escuchar los latidos de su corazón contra su pecho. Fue entonces cuando su rostro se calentó y miró hacia abajo, tratando de aliviar sus fuertes respiraciones. -Ah... t-tenemos visitantes. Son los representantes de mi pueblo.
-El pueblo donde creciste. Ahora perteneces a Suna. - Él dijo, o murmuró, contra su cuello. Seguía apoyando la frente sobre su hombro.
-¿V-Vamos a bajar? Para que puedas descansar después de verlos. - Ella ofreció. Realmente estaba empezando a creer que estaba muy cansado.
Él asintió.
Cuando la pareja se fue, un joven Anbu emergió de las sombras, sonriendo mientras lo hacía. Uchiha Sasuke no podía creer lo que oía. La mujer fue fácilmente manipulada con unos besos profundos y palabras susurradas.
Y pensar que ella se entrenó con él durante meses.
-Tonta Hyuga. - Murmuró Sasuke antes de saltar por la ventana. Será mejor que regrese al primer piso antes de que alguien más se dé cuenta de que se fue demasiado tiempo.
¿Entonces se llama Matsuri? Pensó, su sonrisa siendo reemplazada por una sonrisa. Eso es interesante…
continuará...