Dimensión en llamas

By Ms-Eleven

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Una relación mal vista por muchos reinos y sus altos mandos ¿Una miembro de la alta comisión teniendo amoríos... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 20.5
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Happy Halloween 🎃
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 27.5
Mi vida te pertenece
Estoy de vuelta
Donde todo comenzó
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43

Capítulo 7

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By Ms-Eleven

Una Cita Peculiar


—¡Auch! ¡Con cuidado!

—Marco eres un llorón.

—Claro que no ¡Auch! ¡Eso duele!

—No dolería si me hubieses permitido tratarte antes, pero no me dejaste tocar la herida en toda la semana. Se supone que para eso estoy aquí.

—Mmmm tuve mis motivos...

—¿Sí? ¿Cómo cuáles? —Marco estaba en el cuarto de Hekapoo quien limpiaba la herida con un pañuelo esterilizado.

—Mmmm como... ¡Auuch! ¡Como porque sé lo brusca que eres por ejemplo! ¡Auch!

—Oops jeje apreté muy duro, lo siento... Pásame los adhesivos de allá por favor.

Marco le pasó unas tiras adhesivas que servirían como puntos de sutura para la herida. —Por cierto Hekapoo ¿Qué tanto andas en esa mochila?

—Mmmh lo suficiente para andar siempre precavida. Tú deberías seguir mi ejemplo don trotamundos.

—Oh claro, buen punto.

—Muy bien —dijo despegando la cinta del adhesivo—, no te muevas, esto se adhiere muy fuerte y debo colocarlo con cuidado.

—Entiendo. —Hekapoo unió ambos labios de la herida y colocó el primer adhesivo.

—¡Oh! aquí están —decía Angie llegando al cuarto.

—Buenos días señora Diaz.

—Hola mamá.

—Buenos días chicos... Vaya hijo hasta que al fin te dejaste tratar esa herida eh.

—Sí verdad —contestó—. jeje ya era ho... ¡Auch Hekapoo!

—Llorón.

—Jaja sí y mucho —Agregó Angie.

—¡Mamá! ¿¡Tú también!?

—Bueno hijo eso te pasa por no dejarte tratar antes.

—Ya les dije que yo me estaba encargando.

—Ajá —dijo Hekapoo—, pero hiciste un pésimo trabajo. Tanto así que la herida se abrió más.

—Hey no es mi culpa, solo pasó.

—Jmm fuiste muy descuidado —dijo Angie—. Agradece que esta bella jovencita se preocupa por ti.

Hekapoo solo sonreía mientras seguía en lo suyo. —Sí y lo aprecio —dijo Marco sonriendo.

—Otro descuido fue haberle dicho a Hekapoo que la llevarías a conocer la cuidad cosa que aún no haces. ¿Qué pasó con eso eh jovencito?

—Mamá, ella y yo decidimos posponerlo mientras mi herida mejoraba un poco ¿Verdad Hekapoo?

—Uuyy... No sé de qué hablas —Vaciló.

—¡Oyee!

—Lo ves Marco eres un grosero —Remató Angie.

—Noo yo no... ¡Auuuch!

—Deja de moverte Marco que no puedo colocarlo bien.

—Ahhjjj ¿Qué es esto, el día de molestar a Marco? ¡Auch!

Ambas rieron. —Jajaja tal vez —contestaron al unísono.

—Ay no.

—Jaja bueno chicos vine a decirles que bajaran a desayunar. Preparé Waffles. —Justo detrás de Angie pasó Rafael con la boca atascada de Waffles—. Y están deliciosos —dijo este casi sin poder hablar.

—¡Rafael! cariño, ¿cuántos te has comido?

—No muchos cielo —decía alejándose.

—Ay no, será mejor que me vaya antes de que se los acabe. Chicos los espero abajo no tarden —dijo yéndose apresurada.

Por su parte Hekapoo terminaba de colocar las tiras. —Bien... Esperemos que te ayude a cicatrizar más rápido.

—Gracias Hekapoo —Ella sonrió.

—Ponte la venda encima y no toques de más. Y no tienes que preocuparte en la ducha ya que son aprueba de agua.

—Entiendo —dijo mientras se ponía la venda—. Bueno bajemos a desayunar.

Pasado el desayuno llegó la tarde y con ello la tarea de rutina que estuvieron haciendo a diario; buscar a Nachos. Cada día iban a aquella dimensión y la buscaban sin haber tenido éxito aún.

**...**

—Bien yo hago el recorrido primero y tú te quedas —dijo Hekapoo.

—Ok —respondió Marco y le dió sus tijeras.

—¿Trajiste las galletas?

—Por supuesto —Marco sacó unas galletas que ellos mismos horneaban para Nachos. Estas eran galletas de café; sus favoritas. Las dejaban en un plato y tomaban turnos para recorrer el lugar con las tijeras mientras el otro se quedaba cerca del plato con la esperanza de atraerla.

—Muy bien nos vemos –dijo Hekapoo sonriendo mientras abría un portal y lo atravesaba.

La tarde pasó cambiando turnos para buscar pero al igual que los días anteriores, no lograron nada. Ambos estaban cansados y se disponían a volver a casa de Marco. 

—Bueno. —Suspiró—. Otro día más y otra decepción —dijo Marco desanimado, mirando al horizonte después de un día entero buscando.

—No hay que perder la esperanza... Aunque a decir verdad, es la primera vez que Nachos se pierde por tanto tiempo.

—Un mes desde que se perdió ¿No?

—Sí, debido al fallo de tiempo que hubo.

—Cierto... Lo único bueno de todo esto es que las brechas dejaron de abrirse tal y como dijo Omnitraxus.

—Sí por suerte.

—Bien Mmmh ¿Te parece si nos vamos?

—Mmmh aguarda —Hekapoo se acercó y revisó el brazo de Marco para ver la herida.

—Jaja ¿Enserio?

—Wow felicidades Marco, un día entero sin estar toqueteando.

—Jaja en mi defensa debo decir que lo hacía porque me daba comezón.

—Ajá sí... Jaja Ok andando.

Abrieron un portal y volvieron a casa. Cansados y sudados decidieron turnarse para tomar una ducha la cual los relajó. Llegada la noche Marco fue a ayudar a Rafael con la reparación de aquel hoyo mientras que Hekapoo se ofreció de nuevo a ayudar a Angie con la comida.

—Aprecio mucho tu ayuda querida —dijo mientras picaba papas.

—No hay de qué señora Díaz, lo mínimo que puedo hacer es ayudar un poco por aquí. —Hekapoo pelaba las papas.

—Muchas gracias... Y dime, ¿cuándo van a ir a esa salida de ustedes eh?

—Ah jeje... Bueno fui yo quien le dijo a Marco lo de esperar a que su herida mejorara, pero sus cuidados torpes la empeoraron. Por lo que hoy me dijo que podríamos ir mañana y no me pareció mala idea.

—Pues tampoco me parece mala idea, es bueno que vayan y se diviertan. Que conozcas la ciudad querida y no pases encerrada aquí. —Echó las papas a freír.

—Mmmh eso huele muy bien —Se escuchó a Rafael bajando los escalones junto con Marco.

—Oh sí, y muero de hambre. —Agregó Marco.

—Oh mis muchachos, ¿Terminaron por allá? —Preguntó Angie.

—Sí, creo que es suficiente por hoy —contestó Rafael.

—Bien, aquí solo nos falta freír las papas. Pero ambos tienen que tomar una ducha.

—Pero yo ya me duché —Protestó Marco.

—Sí, pero te sudaste de nuevo.

—Pero tengo hambre —dijo haciendo pucheros.

—No importa ve a bañarte otra vez.

—Ahhj ya que...dijo resignado. Hekapoo solo reía viendo aquella escena.

—Hey no te burles.

—¿Quién yo? —Vaciló.

—JA JA... Claro hoy es un día para molestar ¿Verdad?

—Mmmh no sé de qué hablas Marco, pero mejor ve a ducharte que sino no puedes comer —Tomó una papa de las que ya tenían fritas y la mordió mirándo a Marco de reojo.

—Que mala eres —Entrecerró los ojos.

—Noo como crees —dijo sarcástica.

Todos allí presentes rieron, dejando ver el buen ambiente que se vivía.

**...**

Luego de una cena agradable la noche pasó y tras de si el amanecer del día siguiente. Marco se levantó entusiasmando, tenía planeado muchas cosas por hacer por lo que claramente no irían a buscar a Nachos por ese día.

Tomó una ducha y se alistó para la ocasión. Posteriormente bajó y se encontró con sus padres; ambos estaban haciendo el desayuno. Su idea era ayudar a Angie en la cocina pero Rafael se adelantó así que decidió ir a levantar a Hekapoo.

Se detuvo frente a la puerta de ella y antes de tocar acomodó su cabello y exhaló en su mano verificando todo.

—Muy bien —Suspiró—. ¿Por qué estás tan nervioso? —murmuraba para si mismo—. No es como si fuese una cita o algo ¿Verdad? —decía acomodando su camisa—. No... es sólo una salida de amigos solo eso, porque eso es lo que somos. Amigos...¿No?
  »Ahhj ¿Porqué siquiera me lo cuestiono? Claro que somos amigos y nada más. Así que deja los nervios y toca de una vez. —Alzó el puño para tocar pero se detuvo mirando al piso—. ¿Acaso..? Mmmh No, no Marco ella no te gusta —Se decía—. Bueno... N-No puede gustarte... De ninguna manera... Ella... E-Ella está fuera de tu alcance. Definitivamente.. —Apoyó su frente en la puerta—. ¿Qué estoy diciendo? —Suspiró—. Ya no sé qué pensar... Creo que esto fue una mala idea.. Mejor le digo que me duele mucho el brazo. Sí eso haré, es un buen pretexto.

En ese instante justo se abrió la puerta haciendo caer a Marco a los pies de Hekapoo.

—¡Marco! ¿¡Qué hacías ahí!?

—¡Auuch! —Se quejaba acostado sobando su frente—. V-Vine a ver si ya habías despertado —decía sentándose.

—Sabes, empiezo a creer que de verdad me espías eh.

—¿¡Qué!? Nooo, qué dices, justo iba a tocar la... —levantó la mirada y quedó sin palabras al ver a Hekapoo. Marco no entendía el porqué, ya que durante la semana la vió siempre vestirse como humana; curiosomemte para él, ella sabía vestir muy juvenil y a la moda, tenía buenos gustos en eso. Pero hoy se veía diferente. Irradiaba belleza extrema y tenía un brillo de felicidad en los ojos muy remarcado. Marco se puso de pie sonrojado.                                                 
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—O-Oye di algo que me estás poniendo nerviosa ¿Tan mal me veo?

—¡Noo!... N-No al contrario te ves muy ejemh.. muy cool.

—Awww ¡Gracias Marco! —Sonrió—. Tu no te vez nada mal.

Marco andaba más casual, llevaba un pantalón como el que solía andar, una camisa negra y unas tenis bajas color negro.

—Gracias jeje. Oh Oye ¿Esa no es mi sudadera?

—¿Tuya? Jaja Querrás decir, MÍ sudadera.

—Ah claro entonces veo que ya perdí una jeje.

—Claro que sí, es mía y además la luzco mejor que tú —Vaciló—. Y eso sin siquiera llevarla puesta.

—Mmmh bueno no discutiré eso.

—Bueno a decir verdad me queda algo grande jaja.

—Mmmh es que eres muy bajita.

—¿O sea que soy enana?

—Noo jaja eres Mmmh solo algo chiquita. Pero te quedaría bien...

—Me cubre casi hasta las rodillas Marco. Eres una jirafa.

—Aun así se que te ves m-muy bonita. —dijo sonrojado.

—Gracias... Jeje sí ti lo dices —dijo también ruborizada.

—Jeje bien mmmh yo... V-Vine a buscarte para emmh ya sabes nuestra salida. A-Aunque pensé que venía a levantarte pero veo que estás lista.

—Ah jeje bueno... Dijiste que desayunaríamos fuera mmmh y como no dijiste la hora pues...

—Oh...Claro jaja lo olvidé. —Se miraron sonriendo.

—Ejemh e-entonces ¿Nos vamos? —Reaccionó Hekapoo.

—¡Oh! Sí, sí claro andando.

Marco para evitar comentarios vergonzosos de sus padres, decidió bajar deprisa y despedirse rápido.
Y así casi arrastrando a Hekapoo salieron apresurados y tomaron un taxi hacia el centro de la ciudad. Ambos se sentaron en el asiento de atrás.

—Jaja Marco eso fue grosero.

—Es lo mejor para mi salud mental.

—Jaja... Mmmh bueno y... ¿A dónde vamos entonces?

—Bien mmmh déjame ver...—Sacó una lista en un papel que se desdobló hasta llegar al piso del auto.

Hekapoo vió caer el papel y luego miró a Marco unos segundos brindándole una sonrisa seguido de una risa a la que Marco se unió.

—Jajaja —Reían ambos.

Pasado unos minutos llegaron al centro. —Justo allí por favor —Le dijo Marco al conductor indicándole una cafetería, su primera parada.

Era bastante temprano, el sol apenas se asomaba y el ambiente se sentía fresco aún.

—Bien primera parada, el desayuno —dijo Marco abriendo la puerta para Hekapoo.

—Gracias caballero. —bromeó coqueta.

Desayunaron mientras platicaban muy a gusto aunque un poco nerviosos, sobretodo por parte de Marco. Pero tal nerviosismo se desvanecía mediante más avanzaba la conversación, junto con el frío que disipaba el sol.

Después de reposar un poco empezaron el recorrido planeado por Marco. Él le iba mostrando lugares mientras caminaban. Algunos que ya tenía apuntado en la lista y otros que improvisaba conforme pasaban.

Marco estaba cada vez menos nervioso y Hekapoo sonreía por todo, se le veía cómoda y risueña, era claro que le agradaba estar con Marco.

Aquel encanto y belleza de Hekapoo no pasaba desapercibida; rebosaba elegancia y se llevaba consigo más de una mirada y algún que otro piropo.

Ya a media mañana atravesaron la feria y aunque no se montaron a ninguna atracción, sí decidieron probar suerte en uno de esos juegos trampa en los que ganas una de cada mil veces.

—Un dólar. Tres intentos —Explicaba el gordo del local—. Derribas un patito y escoges un premio. Entre más pequeño el patito mayor la recompensa. Aquí tienes dulzura —Le entregó tres pelotas a Hekapoo convenientemente pequeñas; se podía cubrir dos de ellas cerrando el puño.

—Muy bien ¿Lista? —preguntó Marco a Hekapoo.

—Lista —Contestó firme sin apartar la vista de los patitos.

—Ojalá más que tú. —Le dijo el señor gordo a Marco ya que este lo intentó antes que Hekapoo. Había fallado dos tiros y acertó en el tercero, sin embargo el patito lejos de caerse se mantuvo rígido, dejando en evidencia lo trucado que estaba ese juego, y provocando el enfado de ellos y los que estaban presente.

Marco frunció el ceño por el comentario del panzón, pero antes de hablar fue detenido por Hekapoo quien lo miró de una manera que él rápido interpretó por lo que se contuvo.

El barrigón apretó un botón y los patitos comenzaron a moverse en horizontal de manera muy rápida. Hekapoo se preparó y concentrada lanzó la primera pelota sin acertar. —¡FAIL! —gritaba de manera irritante el gordo con cada fallo. Esto hizo avivar la ira de Hekapoo quien con más fuerza lanzó la segunda pelota.

Y le dió, le había atinado a uno de los grandes pero no lo derribó apesar de la fuerza aplicada. —¡FAIL! —Se escuchó el molesto grito de nuevo.

—¡Oiga pero eso...

—¡FAIL! —interrumpió el tipo a Marco quién reclamaba el evidente fraude. La indignación de todos aumentó y el enojo de Hekapoo también aunque esta no decía nada. Estaba concentrada estrujando constantemente la última pelota en su puño y con una mirada afilada hacia los pobres patitos.

—Creo que ya entendí este fuego —dijo Hekapoo con su aún fulminante mirada.

—Eh jeje querrás decir juego. —Corrigió Marco.

—No... Fuego. —Estiró el brazo hacia atrás y con una fuerza inhumana lanzó la pelota que salió cual proyectil, con tal velocidad que nadie logró ver su trayectoria. Lo único que se apreció fue al final uno de los patitos pequeños sin cabeza y con el cuerpo en llamas.

Los presentes veían alucinados aquella escena. Marco miraba al suelo tocando su nuca, el gordo con la boca abierta y Hekapoo sonriendo con los brazos cruzados.

Instantes después las llamas en el patito crecieron y se extendieron por el borde que conectaba con los demás, provocando que el resto también se incendiasen.

—Corre —dijo Hekapoo en voz baja viendo a los patitos pero con una sonrisa burlona.

Marco miraba preocupado las llamas y reaccionó a lo que escuchó de Hekapoo. —¿Mmmm? —Volteó a mirarla.

—¡Corre Marco! —decía riéndose de la situación. Tomó la mano de Marco y lo hizo salir de allí huyendo junto con ella.

—¡AAArrhhhgg! ¡Rufianes! ¡Vuelvan acá! —gritaba alterado el barrigón mientras ambos chicos se alejaban y se perdían de vista.

Después de la travesura caminaron hasta una heladería. Marco pensó en sorprenderla con eso pero resultó que Hekapoo ya había probado tal cosa aunque no le dijo cómo.

En todo el día Marco no paraba de mirar a Hekapoo cada pocos segundos.  Se preguntaba cómo se hacía más bella con cada minuto que pasaba, apreciaba un lado de ella que no había mostrado antes, se veía libre, radiante y bella con elegancia pura y una sonrisa que le gustaba cada vez más y que para su suerte estaba mostrando con mucha frecuencia ese día.

En un momento dado pasaron por la escuela, que para nada tenía planeado pero le mostró igualmente.

—Y esta es la escuela secundaria de Echo Creek —dijo señalando con su palma extendida—. Una prisión para adolescentes o los cimientos de tu futuro, todo depende de cómo lo mires.

—¿Y qué es para ti?

—Mmmh un poco de ambas jaja.

—Ya veo.

—Bien déjame revisar la siguiente parada —Echó un vistazo a la lista—. Veamos...

—Mmmh déjame adivinar ¿El parque?

—¿Ah? sí eso mismo, ¿cómo lo supiste?

—Jeje intuición.

—Pues vaya intuición más acertada —dijo dudoso de esa respuesta—. Mmh sabes ahora que lo pienso, he notado que no te ves tan perdida como pensé. Dime ¿Ya has estado aquí antes?

—¿Eh? no, jaja solo adiviné Marco. Sé un poco acerca de los humanos por lo que he leído de esta dimensión, ya sabes, parte de mi trabajo.

—Oh claro entiendo, se ve que...

¡AAAAAHHHH! —Un grito que provenía de la escuela de repente los sacó de la conversación—. ¡AYUUDAAAA! —Se percibía la desesperación. Ambos se alertaron por el bocinazo y se asustaron un poco. Se miraron y asintieron uno al otro para salir corriendo en auxilio de quién pedía...

Ever Eleven.                                 08/02/2020

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