Un flechazo (des)organizado

By MyCherryBomb

355K 34.7K 4.7K

Merlina está completamente segura de dos cosas: La primera es que está absolutamente flechada por el jefe de... More

Presentación
Presentación #2
Personajes principales
00
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
48
49
50
Epílogo
Nueva historia

47

4.8K 509 72
By MyCherryBomb

Andrés.

Luego de la charla con Merlina, vuelvo a casa con bastante inquietud. No puedo creer lo que me contó, me cuesta digerirlo. ¿Realmente mi hermano iba a ser padre y no me lo dijo? ¿Cómo puede ser que me haya alejado tanto de él si éramos tan unidos de chicos? De tan solo pensar en que me perdí demasiado de su vida me siento mal. Debo haber sido un idiota todos estos años, la fama se me subió a la cabeza y dejé a mi familia de lado.

Cuando llego a casa, lo primero que hago es buscar a Emanuel. Tengo que intentar sacarle información, necesito saber si sufrió por esa pérdida que yo desconocía. Está en la cocina, haciéndose un licuado de banana. Le pediría uno, pero la leche de coco es un asco y él la está tomando con eso.

—Hola —le digo sentándome en el taburete frente a él. Asiente con la cabeza mientras pasa el licuado a un vaso—. ¿Qué tal tu día?

—¿Estás bien? —cuestiona divertido—. ¿Desde cuándo preguntás cómo me fue?

—Bueno... hoy estuve pensando que no fui tan buen hermano. Me gustaría que seamos más compañeros, que me cuentes tus cosas... —digo con lentitud. Me mira con las cejas arqueadas y se sienta a mi lado con un suspiro—. Sé que soy un hermano de mierda, pero quiero cambiar eso.

—A ver, ¿de verdad estás bien? —pregunta ahora más serio—. ¿Te pasó algo?

—¡No me pasó nada! Solo que quiero ser una mejor persona. Dejé las drogas, dejé las apuestas y ahora quiero mejorar con mi familia. Este último tiempo siento que cambié mucho —contesto.

Toma su bebida y luego vuelve a fijar su vista en mí.

—Es cierto, sos un hermano de mierda, pero no puedo pedirte mucho, yo también lo soy. Y también estuve pensando mucho todo el día. —Se aclara la voz—. Merlina me dijo algo que me hizo click en la cabeza y tiene razón. Hasta que yo no cambie no voy a poder ser yo mismo ni tampoco voy a poder decir lo que siento.

—¿Tenés muchas cosas guardadas? —interrogo con interés. Se encoge de hombros.

—Muchísimas, pero no te las voy a contar —replica terminando su licuado. Se pone de pie nuevamente para lavar el vaso y yo me río con ironía.

—Querés cambiar, pero no me vas a contar lo que tenés guardado... ¿Ese no sería el primer paso? —expreso. Me mira con disgusto.

—Es que no tengo ganas de hablar ahora.

—A ver, ¿qué es lo que te hizo tan reservado? Porque cuando éramos chicos no eras así, Ema. Yo creo que debe haber algo que te lastimó tanto que tuviste que imitar a una roca para no sufrir.

—¿Ahora sos psicólogo? —inquiere atónito—. Sí, algo cambió en mí desde que nuestros padres se separaron, ¿está bien?

—¿Entonces es eso lo que más te duele? ¿Un trauma familiar?

Resopla y se apoya contra la mesada mientras se frota los ojos.

—Básicamente, para ser claro y conciso, mamá nos abandonó, papá se encerró en su trabajo y vos saliste de gira con tu banda para escaparte, así que me quedé solo y por eso me hice reservado. Punto —responde molesto—. Ahora me voy al gimnasio, no tengo tiempo para continuar con esto.

—¿Entonces me odias porque te dejé solo? ¡Yo también tenía que aprender a lidiar con la separación de nuestros padres! Y no se me ocurrió mejor manera que yéndome, deberías haber hecho lo mismo.

—Tenía quince años, Andrés, ¿a dónde me iba a ir? Vos ya habías terminado el secundario y todo, además, papá te daba todo lo que pedías. Mamá me venía a visitar una vez cada dos semanas, pero después crecí, ella tuvo a la otra nena y hace cuatro años que no la veo. Cuatro —manifiesta con tono cansado—. Ya no me importa mucho, la verdad, ya lo superé. Por eso es que no entiendo qué bicho te picó.

—¿Y en qué momento entra Vanina en tu ecuación? —cuestiono con los ojos entrecerrados. Bufa.

—¿Qué tiene que ver Vanina? —No respondo, me quedo mirándolo para que continúe—. No sé lo que querés saber sobre ella.

—Si la quisiste... si te trató bien, cosas así —contesto intentando sonar con normalidad. Rueda los ojos.

—Claro que la quise, sino no hubiera sido mi novia. ¿Si me trató bien? Al principio, después se puso muy pesada. Intenté dejarla varias veces, pero siempre pasaba algo.

Eso me interesa, así que me remuevo en el asiento para pensar mejor mis preguntas. Estoy a un paso de saber si es real lo que me contó hoy Merlina.

—¿Como qué cosas pasaban? —decido preguntar. Chasquea la lengua y se cruza de brazos.

—Que se yo, Andrés, no me acuerdo bien. Siempre se sentía mal, le agarraban como pensamientos suicidas, tenía que salir corriendo atrás de ella para que no haga nada malo y terminaba convenciéndome para que volviéramos. Claro que yo caía porque aún la quería, hasta que Rama me hizo abrir los ojos.

—¿Rama es tu amigo colorado, no? —Asiente con la cabeza.

—Él fue mi hermano mientras vos no estabas —contesta con sequedad—. Sabe todo de mí, hasta los secretos que yo jamás te contaría a vos, sin ofender.

Aprieto mis labios con disgusto y aprovecha el instante para salir corriendo con la excusa de que se le hace tarde para ir al gimnasio. Así que Ramiro es como su hermano y sabe todos sus secretos... estoy seguro de que él sabe lo de la pérdida, si es que es cierto. Tengo que hablar con él.

Le mando un mensaje a la organizadora para ver si me puede decir el teléfono del muchacho, y tarda solo cinco minutos en pasármelo. Probablemente no le caigo bien y él no me cae bien a mí, pero esto es por un tema que nos interesa a los dos: la felicidad de Emanuel. Bah, en realidad, es que tengo ganas de ser detective por un momento.

Cuando el colorado responde que nos veamos en la cafetería que está a cinco cuadras de casa no lo dudo ni un segundo. Enseguida salgo para allá a encontrarlo, no es muy difícil porque es el único con pelo rojo y con una cresta como peinado.

—Hola —le digo—. Soy Andrés.

—Ya sé, ya nos conocemos —contesta poniendo los ojos en blanco. Me señala una silla vacía frente a él para que me siente y le hago caso—. ¿Qué es tan urgente? Estoy en mi descanso de entrenamiento y esto tiene que ser rápido.

—Bien, voy al grano. ¿Vos sabés absolutamente toda la vida de Emanuel? —interrogo.

—No sé si toda la vida, pero lo conozco muchísimo. ¿Por qué? —replica con confusión.

—¿Él iba a ser padre? —Frunce el ceño y no responde—. ¿Es cierto que perdió un hijo? —insisto.

—No me dijo nada de eso —manifiesta finalmente, negando con la cabeza—. ¿Quién dijo tal cosa?

—Que esto quede entre nosotros, por favor. —Asiente—. Vanina le dijo a Merlina que abortó un bebé de Ema. No sabemos si es cierto o no, mi hermano nunca nos dijo, Vanina es una enferma y pudo haberle dicho eso a Mer para hacerla sentir mal, nada más.

—Igual, hubo una época en la que Ema y yo no estábamos juntos... por culpa de esa chica —agrega pensativo—. Ella no lo dejaba salir a ningún lado, entonces la dejó, pero a los días volvieron. Yo me enojé con él porque me di cuenta de que ella era muy tóxica, pero Emanuel dijo que yo no sabía nada, que no me metiera en su vida. Estuvimos sin hablarnos como cinco meses hasta que nos reencontramos de nuevo en un bar y nos amigamos. La verdad es que estaba bastante demacrado, pero no me comentó sobre eso, solo que había cortado definitivamente con la cocinera.

—Entonces, ¿será que sabe que abortó? —murmuro. Hace un gesto de ignorancia.

—No sé, Andrés, me toma mucho por sorpresa lo que me estás contando. Ojalá que nada sea cierto, pero se puede esperar cualquier cosa de esa loca.

—Tenemos que averiguarlo —le digo—. Sos su mejor amigo, tenés que sacarle información.

—No me quiero meter en problemas y creo que tampoco hay que revolver el pasado. Ahora está bien, está feliz con Merlina, ella es buena chica y seguro que lo va a cuidar. No deberíamos preocuparnos tanto por algo que quedó atrás —responde con serenidad. Mira el reloj que rodea su muñeca y arquea las cejas—. Me tengo que ir, pero vamos a seguir hablando de esto. Si querés averiguar algo por tu cuenta, genial, manteneme informado.

Se pone de pie, choca mi mano a modo de saludo y se va. Yo aprovecho que estoy en este lugar para pedir un café y, en cuanto veo a la chica que me atiende, comienzo a sentirme enamorado.

Me saluda con una sonrisa cálida, sus ojos negros brillantes iluminan mi corazón como un rayo de luz y su cabello enrulado color negro cae como resortes sobre sus hombros. Su piel morocha se ve tan suave y tersa que dan ganas de acariciar y ni hablar de sus labios curvados y rellenos. El delantal marrón le queda ajustado en sus curvas y puedo decir que estoy sin palabras por primera vez en la vida ante una mujer.

—Buenas tardes, ¿qué va a pedir? —cuestiona. Su voz es tan dulce como su rostro y tengo que parpadear varias veces para salir de mi ensoñación. Me aclaro la voz y le dedico una sonrisa.

—Quiero un capuccino con medialunas, por favor. —Ella asiente y anota en su libreta.

—¿Algo más?

—Tu número, si no es mucha molestia —digo con mi mejor tono de coqueteo. Suelta una carcajada y niega con la cabeza mientras da media vuelta y vuelve detrás del mostrador.

¿Acaba de rechazarme? ¿En serio? Todas las mujeres caen ante mis encantos, ¿qué le pasa? ¿Acaso es diferente a las demás? De repente me siento nervioso, ¿existen mujeres diferentes a las que conozco? ¿Cómo voy a hacer para que caiga a mis pies?

En menos de un minuto me olvidé por completo de mi hermano, Vanina, el bebé y la investigación. Ahora necesito centrarme en esta chica, no puedo tener distracciones en el momento de una conquista. Al menos su nombre tengo que saber.

Vuelve cinco minutos después con mi pedido y lo deposita en la mesa.

—¿Cómo es tu nombre? —Arquea una ceja—. Es que quiero saberlo por si necesito pedirte algo más.

—Solo levantá la mano y yo voy a venir —contesta riendo. Vuelve a irse.

Me estoy volviendo loco y apenas pasaron cinco minutos desde que la conozco. Me encanta que intente mantener el misterio, está jugando conmigo. La observo de lejos mientras como una medialuna. Está hablando con su compañera por lo bajo y se están riendo. Espero que no estén hablando mal de mí... ¿Por qué de repente me importa tanto que no hablen mal de mí? ¿Acaso esto es lo que se siente el amor? Es algo horrible.

Chasqueo la lengua y decido mirar hacia otro lado. ¿Amor, yo? Ja, ni en sueños, eso para mí no existe... ahora que lo pienso, creo que yo también tengo un trauma por haber presenciado la separación de mis padres. No creo en el amor para toda la vida, ni siquiera creo en el amor en todo sentido de la palabra. Creo que por eso nunca estuve enamorado, por culpa de ellos, Ema y yo tenemos traumas.

Me siento mal por lo que me dijo mi hermano hace un rato. Es cierto que lo abandoné, lo dejé solo en el peor momento. Tiene razón y me siento muy mal, hasta le terminé de joder la vida cuando le insistí a Merlina que lo hiciera sufrir un poco antes de terminar de perdonarlo por lo del otro día. Voy a tener que hacer que lo perdone de una, no puedo con la culpa.

Termino el café y las medialunas y levanto la mano para llamar a la chica. Me mira desde lejos y le hago una seña para que me traiga la cuenta. Ella asiente y anota todo en una hoja.

Cuando viene, leo lo que le debo y le dejo propina.

—El ticket es tuyo —avisa cuando se lo doy, así que me lo guardo en el bolsillo.

Suspiro mientras me levanto y la veo por última vez antes de salir. Me saluda con la mano desde adentro y se ríe. Vuelvo a casa pateando piedritas y me tiro a la cama pensando en todo lo que me sucedió hoy. Tengo que terminar de averiguar lo de Emanuel, me desconcentré por un instante, pero estoy volviendo al modo detective.

Me desvisto para entrar a la ducha y, al sacarme el pantalón, la cuenta de la cafetería cae al suelo. Resulta que del otro lado hay algo escrito y hago un bailecito al ver que es el número de la chica, aunque sigue sin estar su nombre.

Quizás esta nueva sensación en mi interior se relaciona con mis ganas de cambiar y ser mejor persona. Respiro hondo, si todo sigue así, voy a ser mi mejor versión. Bueno... aunque antes de cambiar voy a romperle el restaurante a Vanina.

Continue Reading

You'll Also Like

477K 1.5K 3
Cuando el cáncer llega a tu vida, lo arrasa todo Pero ¿y si no es a ti a quien ataca? Alice, Roberto, Liam y David tienen frente así un nuevo y aterr...
152K 7.5K 14
Puedes hacer lo que quieras con mi corazón, romperlo, jugar con él, pisotearlo... Pero con Jazzy no se juega, porque también es mi hija. Derechos del...
155K 12.3K 20
Historia Romántica Juvenil "Cinderly no tiene nada extraordinario, no es la mas inteligente de la escuela y menos la mas bonita. Lo único que la divi...
113K 10.6K 25
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...