Un flechazo (des)organizado

By MyCherryBomb

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Merlina está completamente segura de dos cosas: La primera es que está absolutamente flechada por el jefe de... More

Presentación
Presentación #2
Personajes principales
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Epílogo
Nueva historia

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By MyCherryBomb

Emanuel.

Arturo saca fotos mientras saludo junto a mi padre a los invitados que van llegando, pero con mi cabeza en otro lado. En ella, en su dulzura, en su belleza. No puedo estar tan perdido por una mujer, es una locura. Además, no me caía nada bien al principio, intenté alejarla lo más que pude, pero no hubo marcha atrás. Me volvió loco, no lo logré evitar... estoy enamorado de ella. Lo admito, no puedo más, estoy enamorado. Siento como si estuviera en una especie de sueño, como cuando sos chico y te gusta alguien y no podés dejar de pensar en esa persona. Así estoy, no puedo dejar de pensar en ella. Me siento ridículo por estar contento de tener novia llegando a los treinta años, es una felicidad de adolescente, pero me siento renovado. Ni siquiera me importa que mi ex esté dando vueltas a mi alrededor, no la noto. Yo solo veo a Merlina.

—Hijo —me llama mi padre. Lo miro con las cejas arqueadas y bufa—. ¿En qué estabas pensando? Te estoy hablando y ni bola me das.

—Nada, estaba pensando en que no sé si cerré la puerta de casa —miento. Rueda los ojos y hace una mueca de disgusto—. ¿Qué pasó?

—Que está por llegar la señora Liniers con su familia, ponete bien derecho y sonreí, no seas antipático.

Arrugo la nariz. La señora Liniers es una de las clientas más importantes de la empresa, de hecho, es socia de mi padre y lo ayuda muchísimo con las campañas de marketing. La señora no me cae mal, sus hijos sí. Son egocéntricos, engreídos, mal hablados, creen que tienen la razón todo el tiempo y no es así. Además, la hija es una chica de plástico que cada vez que me ve coquetea y muestra sus pechos de mentira, y como ve que no me interesa, me pelea para llamar mi atención. Obviamente, tampoco gana. Es más, mi papá quiere que esté con ella, no sé si piensa que tengo mal gusto o qué.

Y hablando de Roma... Ella es la primera en aparecer. Se notan muchísimo sus cirugías de rinoplastia y botox en los labios, ni hablar de los implantes de seno. Son tan grandes que hasta su espalda está encorvada. Su pelo es bien rubio como el de barbie y sus ojos azules... esperen, creo que está intentando parecerse a la muñeca. Ahora entiendo porqué su hermano se ve como Max Steel... esta familia está bastante mal de la cabeza, ya que la señora Liniers también tiene sus cirugías, como un estiramiento de rostro, por ejemplo. Me dan escalofríos cuando se acercan a mí y me saludan con un beso en la mejilla, juro que hasta puedo sentir el plástico en sus pómulos. Evito mostrarme disgustado, espero que esté funcionando.

—Bienvenidos —dice Ricardo con una sonrisa de oreja a oreja—. Espero que se diviertan esta noche.

—Gracias, Ricardo —responde la vieja dándole un sonoro beso en la comisura del labio. Contengo las arcadas y cruzo una mirada de asco con mi padre. La barbie humana también intenta darme un beso, pero me muevo antes de que lo logre y hago de cuenta que tengo que abrochar un botón de mi saco. La familia de muñecos termina de entrar al salón y suspiro de alivio.

—No tenés arreglo, Emanuel —expresa mi papá—. Es una linda chica...

—¿Linda? Dale, pa. ¿Vos viste lo que es? ¡Puro plástico! Ni Andrés estaría con ella y eso que mi hermano le da a cualquier cosa, pero... no, a mí me gustan las chicas naturales, lindas, simpáticas y trabajadoras. Esta barbie es una engreída, mantenida por su madre, solo que cree que ella se gana la vida porque va a la empresa una vez por semana y da dos ordenes, ¡ni siquiera recuerdo su nombre! —contesto en un murmullo—. Se gastaría mi dinero en cirugías, no en cosas lindas como... como un restaurante hawaiano. —Me encojo de hombros y Ricardo me mira con estupefacción.

—¿Un restaurante hawaiano? —repite, incrédulo. Asiento con la cabeza—. ¿Desde cuándo te gusta eso?

—Fui el otro día y estuvo bueno, son todos platillos tradicionales de Hawái, muy ricos, la verdad.

—¿Fuiste solo? —interroga.

—No —contesto simplemente de manera cortante. Agradezco a las nuevas personas que entran y aprovecho un instante de distracción de mi padre para ir a ver qué está haciendo la gente que me importa, y con eso me refiero a Andrés y Merlina.

Escucho cantar a mi hermano desde la sala de personal y entro sin pedir permiso. Mi novia y el Chino están cantando a coro Yo te amo de Chayanne y los miro con diversión y fascinación a la vez. Primero, porque jamás escuché a Andrés cantar una balada y con guitarra criolla, y segundo, porque Merlina se ve hermosísima. Sobre todo cuando me ve y su sonrisa ilumina su rostro y sus ojos brillan.

Tomo su mano y la acerco a mí para bailar pegado a ella.

Si la vida me permite al lado tuyo, crecerán mis ilusiones no lo dudo. Y si la vida la perdiera en un instante... que me llene de ti para amar después de amarte, vida. No tengas miedos ni dudas, que tú seras mi mujer. Mira mi pecho, lo dejo abierto, para que vivas en él —continúa cantando Andrés como última estrofa. El Chino llega tarde con sus coros.

Este amor es demasiado bueno... yo te pertenezco todo entero —canta desafinado y en voz baja. No puedo evitar soltar una carcajada que contagia a los demás y mi hermano no puede seguir tocando la guitarra por culpa de la risa.

—Este Keung, siempre llegando tarde a todos lados —comenta entre risas. El interpelado lo mira con una mezcla de diversión y ofensa.

—¡Hoy llegué temprano! —exclama—. Llego tarde a los lugares que no me interesan, y la verdad es que la canción que estás cantando es patéticamente horrible.

—Ya sé, pero mi padre me pidió que cantara eso. Me dio una lista con cinco temas, uno peor que el otro —contesta Andrés.

—¿Qué temas son? —cuestiono interesado. Se encoge de hombros.

—Ni me acuerdo, yo voy a cantar los cinco temas lentos que me sé, y listo. —Los tres lo miramos con expresión incrédula y suspira—. Está bien, voy a tener que cantar Montaner, Chayanne y Luis Miguel, ¿contentos? Muero de ganas por tocar algo bien potente y romper la guitarra.

—¡Ni se te ocurra, que es la guitarra de mi hermano! —exclama Merlina asustada.

—Ya lo sé, obvio que no voy a romper la guitarra de Pericles, por Dios...

—¿Pericles? —cuestiona Keung sin aguantar la carcajada. La chica lo mira con tanta seriedad que termina callándolo sin pedirlo.

—Sufrimos mucho cuando éramos chicos por culpa de nuestros nombres, no me gusta que se burlen, ¿está bien? —dice ella con firmeza y dulzura a la vez.

El DJ asiente rápidamente y pide disculpas. De repente me hace recordar a cuando yo le decía Merluza, sin importarme su sufrimiento. Quiero volver al tiempo atrás y no verla llorar por mi culpa, secar sus lágrimas con mis besos y protegerla. De todos modos, me abraza más fuerte y eso me reconforta.

—Bueno, ya tengo que volver, Ricardo ya debe estar como loco —comunico con pocas ganas—. Quería saber qué estaban haciendo.

—Estábamos cantando y de paso le propusiste casamiento a Merlina —responde mi hermano. Los dos lo miramos como si estuviera loco y se ríe—. Es que la canción decía "no tengas miedos ni dudas, que tú serás mi mujer".

—Bueno... pero eso no significa que me va a pedir casamiento —comenta ella—, ni que estuviéramos juntos hace años.

—¿Eso que tiene que ver? —inquiero—. Nuestros amigos a la semana de conocerse se comprometieron.

—Son un caso aparte —replica divertida—. En fin, te acompaño hasta el salón, tengo que arreglar una cosa.

Comienza a salir, pero la detengo en la puerta para volver a juntarla a mí y besarla. Nuestros acompañantes hacen ruido de arcadas fingidas y se ponen a cantar de nuevo. ¿Alguien puede sacarme esta adicción a sus labios? No entiendo qué me pasa, ni porqué quiero besarla todo el tiempo.

La electricidad que recorre mi cuerpo se vuelve más fuerte cuando abre su boca para profundizar el beso. Tomo su cintura y la pego más a mi cuerpo, por lo que se ríe al sentir a través de la tela lo que me está pasando.

—Me tengo que ir —susurra contra mis labios—. Cuando baje la luz en la tanda de baile nos besamos todo lo que quieras —agrega. Me río y asiento con la cabeza mientras acaricio su mejilla con suavidad. Se me queda mirando y suspira—. Nos vemos en un ratito. —Luego mira hacia atrás de mí—. Chino, ya andá a tu puesto y Andrés, seguí practicando. Nada de romper guitarras en el escenario.

—Sí, señorita —replican los interpelados a la vez. Merlina levanta el dedo pulgar de modo positivo y se va. Yo me queda un minuto parado respirando hondo para que se me baje la excitación y los otros dos se burlan al darse cuenta de lo que me pasa.

—Ema, sos un tremendo ganador —comenta el chino. Ruedo los ojos—. ¿Qué? ¿Acaso no puedo felicitarte?

—No —respondo cortante—. Y vayan trabajar, no quiero que le salga mal la fiesta —agrego antes de salir.

Veo a mi papá hablando con Carlos y voy a saludarlo. Es el único que me cae bien y, además, es mi nuevo suegro. Tengo que quedar bien.

—Hola, Ema —me saluda luego de un abrazo—. ¿Cómo va todo? ¿Ya estás aburrido?

—La verdad que sí —respondo entre risas—, no sé cuánto falta para que empiece la fiesta, pero no veo la hora de que termine. —Lo último es cierto, en cuanto termine el evento voy a poder irme con la organizadora a donde sea.

—Es que quiere irse con la novia —manifiesta mi papá de repente. Lo miro con los ojos abiertos de la sorpresa—. ¿Qué? ¿Acaso no volviste con Vanina?

—¡Ni loco, papá! —exclamo ofendido—. ¿Qué te hace creer eso?

—Bueno... la forma en que se saludaron recién y todo, hijo. Se nota claramente.

—No sé qué tenés en la cabeza. Al menos de mi parte, nada que ver con ella.

—¿Entonces tenés otra novia? —inquiere Carlos divertido. Muerdo mis labios en un gesto pensativo y termino asintiendo. Ambos sueltan una exclamación de asombro—. ¿Y quién es?

Merlina se acerca con una sonrisa de oreja a oreja y abraza a su padrastro.

—¡Bienvenido! Espero que te diviertas —le dice.

—Gracias, querida, seguro que sí. Esto quedó espectacular, seguro la fiesta va a ser tan impresionante como esta decoración tan elegante y propia de Lezcano Company, ¿no? —responde. Mi papá y yo asentimos—. Te esforzaste mucho como toda trabajadora y seguro que tu mamá va a estar orgullosa en cuanto le mande las fotos. Porque me pidió muchísimas fotos...

—¡A mí también! —suelta ella en una carcajada—. Mi mamá está loca.

—Pero así y todo la amamos —replica Carlos con gesto soñador. Merlina lo mira con cariño y le da la razón. Luego entra el maldito mago y va corriendo a saludarlo, lo que me molesta mucho, pero me la aguanto porque yo también traté bien a Vanina y la hizo poner celosa—. ¿Entonces vas a decir quién es tu novia? —vuelve a preguntar.

—Ehh... sí, más tarde. Ya vengo.

Me dirijo a la secretaria que apenas está llegando, todo con tal de zafar de las preguntas incómodas que van a empezar a hacer esos dos hombres.

—Hola, Valeria, ¿cómo estás? —la saludo. Ella me mira con una sonrisa. La verdad es que está muy bien vestida. Tiene un maquillaje bastante oscuro y los labios pintados de rosa, que combinan con un mono largo muy elegante que tiene puesto del mismo color.

—Bien, gracias. ¿Y vos? ¿Ya la viste a mi amiga?

—Sí, ya la vi —respondo sin poder contener la sonrisa al escucharla hablar de Merlina. La rubia me mira con diversión—. Justo llegó el mago Kinse y se fue con él.

La observo de lejos mientras se ríe junto a su acompañante y siento cómo mis ojos se transforman en dos corazones. Me siento tan idiota por estar enamorado. Ella clava sus ojos en mí y me dedica una sonrisa que me derrite, pero al ver a su amiga arquea sus cejas y la saluda de lejos. Luego se acerca junto a Juan Manuel y el mago hace una mueca de disgusto cuando me saluda con un asentimiento de cabeza. Yo, obviamente, lo imito.

Las dos chicas se abrazan y se dicen lo lindas que están y hablan de cosas que no entiendo nada, como la marca de la ropa que están usando. Kinse me observa con atención.

—¿Ya se te derritió el corazón? —me pregunta. Lo miro con estupefacción y suspiro.

—Dejá de decir esas estupideces, nunca tuve un corazón de hielo —contesto ofendido.

—Si vos decís... —comenta encogiéndose de hombros.

Prefiero no responder antes de que me salga un insulto. El imbécil se cree que puede decirme eso porque intentó conquistar a Merlina antes que yo, ¿pero quién ganó al final?

—¡Ema, te necesito! —Escucho que me llama Vanina. Ruedo los ojos y suspiro antes de dirigirme hacia la cocina.

¿Qué quiere ahora?

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Holaaa! Capítulo atrasado porque ayer no tuve tiempo para nada!! Pero acá está.

¿Qué piensan que va a pasar? Estamos en la recta final jaja

Voy a empezar a dedicar los últimos capítulos, si quieren, me siguen en Instagram (my.cherry.bomb) donde me pueden decir que quieren dedicatoria o me lo dicen por acá directamente jaja nos vemos el lunes, besos!

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