El maestro del rey del mundo...

By FGonzalez29

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Un chico desafortunado llamado Nyron Zhongli de 15 años, recibe la visita de un viejo amigo "familiar". Pero... More

Prologo
Accidente #1: El maestro inesperado
Accidente #2: La semilla de la discordia
Accidente #3: La calma antes de la clase
Accidente #4: Primera lección, valor
Accidente #5: Saco de boxeo
Accidente #6: La respuesta y el recluta
Accidente #7: La dama de las agujas
Accidente #8: Tarde de caza
Accidente #9: Pasión vs Orgullo
Accidente #10: El erudito y el té
Accidente #11: El mercenario y el ladrón
Accidente #13: El mago
Accidente #14: Supervivencia
Accidente #15: Reprobados
Accidente #16: Rutina
Accidente #17: El arma de uno
Accidente #18: Corpora
Accidente #19: Animarum
Accidente #20: Las cinco caras rojas
Accidente #21: Cordero negro, Cordero blanco
Accidente #22: Un secreto de octubre
Accidente #23: Razones inesperadas
Accidente #24: El contrato del pecado
Accidente #25: As del cegador
Accidente #26: La cueva de los héroes
Accidente #27: Los tres mosqueteros
Accidente #28: Aprendizaje bajo fuego
Accidente #29: El recuerdo de un invierno distante
Accidente #30: El nacimiento del pecado del orgullo
Accidente #31: Byakko, el lobo y el pangolín
Accidente #32: Aquella que trae el invierno
Accidente #33: La paz que uno merece
Epílogo

Accidente #12: La última pieza

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By FGonzalez29


Escuela preparatoria Obelisk, azotea [4:27 PM]

El día de dicha semana de clubes estaba por concluir, hacía horas que la gente se había ido a pasos agigantados, a excepción de aquellos que pasaban el rato en sus clubes de manera rutinaria. Los otros estudiantes se habían quedado sin alguna razón honesta como para mantenerse en los límites escolares.

En la azotea del edificio de preparatoria se hallaba ese mismo grupo peculiar de jóvenes acompañados por un hurón rojo.

Esos chicos habían llevado rato en la azotea, todos siempre caminando en cualquier dirección y haciendo cualquier cosa como para distraerse, pues lo que ellos esperaban era que cierto chico se levantara de un letargo inducido por la única chica de entre ellos.

Ryoko se encontraba acostada en una banca pegada a la reja de protección que evitaba cualquier accidente en dicho lugar, solo buscaba relajarse y omitir las presencias de los otros chicos a su alrededor; Sam y Clay, estaban... "Jugando", al parecer habían convencido a la albina para darles un par de agujas y con ellas jugar tiro al blanco con una botella y una lata que habían encontrado por ahí, ellos eran la verdadera razón por que la chica se viese cansada, su insistencia fue de lo peor; el recién capturado Tyler se hallaba dormido(o en coma) mientras una cuerda le hacía estar atado contra un poste de soporte de la valla de contingencia; y Nyron... Él estaba gozando de los frescos vientos de la altura... Literalmente.

—¡Eres la piña más ácida que he conocido! — grito fuertemente el pelirrojo era suspendido en el aire por una cuerda atada en la cerca de seguridad del techo. Meciéndose con suavidad de lado a lado por el visto y sus torpes esfuerzos por mantener la compostura

El hurón que se hallaba en el borde de la valla del techo simplemente zarandeo la cuerda mientras veía con una sonrisa a su querido estudiante.

—Tienes un problema con las frutas— habló calmadamente mientras seguía zarandeando la cuerda —Me sorprende que esta cosa te soporte

El chico estaba muerto de miedo, no les tenía tanto pánico a las alturas, a lo que le tenía pánico era el caer por el capricho de su endemoniado maestro/hurón. Estaba colgado mientras su espalda era recargada contra la pared exterior del 2ndo piso de aquel edificio de tres. La soga iba atada a su cadera de una manera como cinturón. Sus fuerzas salían de quién sabe dónde con tal de mantenerse suspendido sin estar rendido contra la gravedad. Sus manos sudaban y su cabeza solo le hacía hiperventilar por aquella situación de peligro.

Sam y Clay se acercaron al hurón, y contemplaron bien la situación del pelirrojo.

—¿E~eso es un entrenamiento? — Clay arqueó una ceja mientras un escalofrío recorría su espalda, no quería que pronto fuese su turno —¿Qué esperas de todo esto?

—Espero que mi capitán no se rinda... Además de hacerle ver todo bajo presión... Debe subir antes que se despierte el masoquista— el hurón sacó unas tijeras de quien sabe que parte de su espalda —O deberá aprender a volar

Nyron alcanzó a oír esa última frase y al igual que sus compañeros, palideció mientras sentía como el hurón colocaba el filo de las tijeras en la cuerda que le sujetaba.

En eso, el castaño que permanecía dormido empezaba a crear quejidos cansados mientras su cabeza daba vueltas y vueltas.

—Se está levantando— bramó Ryoko mientras trataba de hacer eco con una de sus manos

Nyron entró en pánico y empezó a jalar la cuerda hacia sí mismo con tal de elevarse. En su vida había logrado subir la cuerda en el gimnasio, ¿qué esperanzas tenía de salir de esa?; nada de eso importó realmente ya que por más que le dolieran sus brazos, empezó a subir de poco en poco... Pero fue demasiado tarde, Tyler había abierto los ojos por completo.

—Se acabó el tiempo, mi estudiante— el hurón sonaba tranquilo mientras empezaba a cerrar las tijeras

—E~ ¡ESPERA! — Nyron se aferró a la cuerda mientras algo en su cuello se empezaba a iluminar de un color carmesí intenso, un color que supera al propio color de su cabello... Un color que solo el hurón pudo notar saliendo del anillo que llevaba como collar

—Así que finalmente has...— el hurón se calló por un momento mientras un terrible y rápido temblor hacía que todos los jóvenes en el edificio se estremecieron; un temblor que hizo que las tijeras del hurón se le escapasen de las patas. Finalmente, tras muchas semanas de mantener ese carácter sereno... El hurón se mostró en blanco, estaba atónito y sin respuesta alguna a lo que sucedía; una seriedad que incluso hizo altera a la asesina con escalofrió recorriendo su nuca —Súbanlo ahora— su tono serio contrasto cuando sonrió ladinamente al recuperar sus pensamientos, tras eso, bajó de la barda y se acercó a la albina

Los chicos seguían algo aturdidos por el temblor; pero eso no les impidió ayudar al pelirrojo que pendía de un hilo. No les costó mucho a los dos (en especial porque Sam hizo todo el trabajo); pero los dos se vieron sumamente concentrados en dicha tarea, incluso Clay había hecho esa acción de buena fe y sin rechistar... Al igual que el hurón, temió por el reciente temblor; pero esta vez, realmente temió por la vida de Nyron, por primera vez en su vida tras conocerlo.

Cuando sus pies tocaron tierra firme, Nyron se agachó y empezó a jadear con fuerza mientras se le notaba muy fatigado, el estar colgado le desgastó de manera física como mental. La bendita que llevaba sobre su nariz que estaba teñida levemente por un color rojizo, se empezaba a despegar por el sudor, cosa que le hizo al azabache el colocarle una encima de la anterior.

—Vaya suerte, Nyron... Lo conseguimos— ayudó a levantar a su compañero mientras mantenía su brazo atravesado por su cuello en señal de camaradería

—Si... Tienes suerte... Clay estuvo seguro en un 100% que caerías— Clay habló sin gana alguna mientras se colocaba bien sus lentes —Que bueno que me equivoque— se apartó de aquel pelirrojo mientras lo último lo dijo algo bajo con tal que nadie le escuchase

En cuestión de segundos, todos aquellos jóvenes habían rodeado al castaño que se veía bastante somnoliento. Mirando bien las facciones de su rostro, un pequeño moretón se había generado en la parte inferior de su rostro donde le había sido propinada la patada que lo dejó noqueado. Su cabello alborotado tenía un par de pasadores colocados al azar, haciéndolo ver muy desaliñado.

El silencio los envolvió mientras lo único que podían hacer era observarse entre sí. Nadie quería iniciar una conversación por el mero hecho que no sabían qué decir exactamente, ya que el reciente comportamiento del castaño les había dejado bastante incómodos.

—¿Se~seguros que no son brujos? — el castaño rio con nerviosismo mientras trataba de zafarse de las ataduras —N~no podían haberlo apretado un poco— se vio como su rostro empezaba a sonreír con mucha satisfacción

En eso, una aguja blanca se encajó en el suelo con mucha brusquedad, justamente a unos centímetros de la entrepierna del chico atado. El castaño se sintió más presionado que a gusto y con esa misma presión miró a cierta albina que le miraba con repudio.

—Bueno... Una cosa es segura... Nos odia a todos acá— Clay se revolvió el cabello mientras volvía a girar hacía el hurón —¿Cómo le sacamos la información de las semillas?

El hurón se paró al borde de la valla de seguridad y se mostró un poco pensativo mientras ondeaba su cola de lado a lado.

—Una cosa es segura... La fuerza bruta no es la respuesta—nuevamente empezaba a realizar sus características katas de artes marciales mientras respiraba tranquila y fuertemente —En mi vida he enfrentado a múltiples personalidades y diversos artes de combate... Todos iban ligados a la forma de ser de sus usuarios... Muchos peleaban por el honor de su familia; otros luchaban por la supremacía de sus ideas... El poder siendo su principal arma con el cual consiguen doblegar cada aspecto de las personas que les rodean... Sin duda alguna el poder al igual que el espíritu, es quebrantable sin la suficiente paz mental... El cuerpo y la mente pueden ser alterados por el dolor o el calor de una batalla o confrontación... Pero...— frenó sus katas y luego apuntó con su pata al castaño mientras suspiraba derrotado —Esta cosa es diferente... Si apenas tratamos de quebrantarlo... Sin duda alguna lo perderemos

Los chicos se vieron entre sí y empezaron a pensar nuevamente en una forma de averiguar la localización de las semillas, sin duda alguna ese era un problema pues ese chico podría gozar cada intento que los chicos hayan leído o visto en las películas. En eso, el pelirrojo del grupo tuvo una idea que le hizo sentir un retortijón en el estómago similar al asco.

—Ma~maestro... Usemos la cuerda

Con solo esa suave frase del pelirrojo, los chicos y el hurón se miraron entre sí y luego con una sonrisa llena de satisfacción se pusieron con manos a la obra.

Clay camino hacia la cuerda que hace no mucho había suspendido al pelirrojo por el lateral del edificio y empezó a desenredar esta misma; mientras Sam y Nyron tomaron por los hombros al castaño y le levantaron sin desamarrarlo de sus ataduras.

El castaño miró de lado a lado con tal de saber a qué se referían, y con esas dudas en su cabeza, no notó cuando le habían conducido encima de una banca pegada a la valla. Cuando sus ojos hallaron el suelo profundo bajo el edificio, sintió como un escalofrío lleno de mucha satisfacción, pero a su vez sintió como la vida se le escapaba. Les tenía miedo a las alturas.

—¿Q~qué van a hacerme? — tartamudeo mientras sus intentos por forcejear solo le hacían jadear con mucha dificultad por el dolor que tenía cada vez que las ataduras le lastimaban

—Enseñarte algo de nuestras clases particulares— el hurón habló con tranquilidad mientras veía como Clay caminaba con la cuerda cerca del castaño. Fue ahí que con mucha precisión salto hacía la cabeza del rubio y le robó la cuerda que seguía impecable —Espero que este nudo sea de tu agrado— el hurón con mucha velocidad tornó un extremo de aquella cuerda en un nudo ahorcado, uno de los favoritos de las horcas de la inquisición —Zài jiàn

El castaño intentó brincar hacia atrás con solo ver el nudo, lo matarían. Pero no fue tan rápido como la patada que le propinó el hurón con ambas patas traseras, cosa que le hizo desprenderse del suelo mientras un grito era ahogado por su caída. Tyler solo pudo ver como el suelo se acercaba con brusquedad y el aire se volvía tan frío que con su sudor se sentía congelado, la sangre en su cuerpo empezó a fluir con fuerza mientras su corazón era la única cosa que podía oír. Cerró los ojos con tal de esperar el último golpe de placer de su vida después de tantos golpes y accidentes que el mismo se había infringido... Pero lo único que pudo sentir fue un tirón brusco proveniente de su pierna, un tirón tan fuerte que le hizo sentir como su tobillo era separado de su pierna... Un pequeño quejido de placer le hizo recuperar los sentidos, a la vez que contemplaba bien el cómo el suelo estaba un poco más cerca; pero se había frenado hacía el.

Levantó su abdomen y alzó la vista. Y fue ahí donde pudo ver los rostros de aquellos chicos a lado del hurón; el azabache y el pelirrojo estaban sudando en frío mientras se veían suspirando con alivio; mientras que Clay se veía acomodándose los lentes con una cara llena de una determinación enorme y varias gotas de sudor, cosas que fueron borradas por una sonrisa que desborda orgullo propio... Y el endemoniado hurón... El solo estaba sonriendo con desdén desde arriba.

—Tu puntería es excelente, Clay. Te dije que lo lograrías— el hurón le dio un par de palmadas en la espalda con su cola mientras se posaba en la cabeza de Clay, el cual se encontraba sudando con una gran tensión liberándose entre suspiros —Mira mi estimado joven de gustos raros... Tenemos la chance de darte el máximo placer de romperte el cráneo o cualquier parte del cuerpo con la caída... Pero no queremos eso de ti, buscamos algo más allá... Así que te propongo un trato, dinos donde están las semillas y te podrás unir a nuestras dolorosas clases llenas de lesiones aseguradas— una afirmación que atrapó la atención de sus aledaños con sus rostros pálidos por el miedo que nació de sus corazones

—¡Estas loco! — el castaño reprochó con mucho apuro mientras sentía como su sangre se iba su cabeza, y con ello un placer creciente que nacía de su cuerpo que empezaba a ser consumido por el dolor de pender de solo un lugar del cuerpo —P~pero...

—Por eso robaste las semillas... Lo que te pueden dar esas semillas yo multiplicaré cincuenta veces su capacidad de hacer daño... Solo necesito tu confianza... Y que me entregues la última pieza de este grandioso rompecabezas— el hurón se lanzó hacía la cabeza de Nyron, el cual solo podía temblar por el reciente discurso del hurón

—"¿Acaso todo este dolor no ha sido nada?"— su cuerpo empezó a temblar

El castaño empezó a divagar desde lo profundo de su mente, no podía imaginarse peligros más allá de los que recientemente había sido testigo: El pelirrojo siendo apaleado por el máximo peleador conocido de la escuela, ver como este mismo se caía de las escaleras por el hurón, ver cómo su cuerpo se vio completamente fatigado y atravesado por agujas de una asesina, ver a una asesina y a un prodigio combatir hasta el último aliento... Todo eso llevó a su cuerpo a un escalofrío que llevaba consigo mucha emoción. Sonrió con mucha cizaña y luego se pudo notar como sus mejillas se coloreaban por la infantil emoción que conllevaban sus pensamientos.

—E~están en donde decía la nota dentro del saco de semillas... ¡El club de magia! — gritó con una gran elocuencia mientras sentía que su corazón iba al mil por hora, la sensación de asco por las alturas ahora era ensombrecida por una nueva sensación

—Un excelente lugar... Te lo agradezco— el hurón hablo para sí mismo mientras agachaba la mirada con una sonrisa llena de satisfacción —Vamos Nyron...— el hurón tironeó del cabello a su alumno que estaba bajo el hasta el punto de tirarlo consigo al suelo —Ah, sí... Les doy mis buenos deseos en esta clase, muchachos— en eso el hurón pateó a Sam y a Clay por la espalda y les hizo caer a través de la valla

—¡Maestro! — Nyron corrió hacía la valla, y cuando miro hacia abajo de esta, pudo ver a sus dos compañeros pendiendo del mismo tipo de cuerda que el castaño recién torturado

—No te preocupes por ellos, mi estudiante... Debemos ir por las semillas ahora— saltó hacía la cabeza del pelirrojo donde nuevamente tironeó de su cabeza como si condujese un caballo

Nyron se quejó levemente por el tirón en su cabello y tras ello suspiró con mucho alivio mientras empezaba a correr a prisa hacía la salida de la azotea. Ellos estarían bien, eran las semillas lo que le preocupaban realmente, y el lugar que les había dicho el castaño tampoco le daba una buena espina.

—Súbelos en una hora, Ryoko— habló por última vez el hurón mientras desaparecía junto con el pelirrojo, a lo cual la chica solo alzaba su pulgar sin separar la mirada de un libro

—¡¿UNA HORA?!... ¡SHEN! — la voz de Clay se desvaneció para el hurón y el pelirrojo mientras se alejaban

El pelirrojo corrió escaleras abajo con mucha prisa que hacía que sus pies crearan un sonido rechinante al derrapar en el suelo. Notaron como la escuela estaba prácticamente vacía en los pasillos, pues estaba bien sabido que había más estudiantes en asesorías o en sus respectivos clubes. Su objetivo no estaba ni en el tercer o segundo piso, él debía ir más abajo... Y con mucho sudor recorriendo su frente, llegó a un aula del primer piso donde un cartel de cartulina blanca y dibujos de la temática correspondiente le daba la certeza de llegar a su objetivo: "Club de magia", era lo que la cartulina señalaba con vivos colores.

Nyron posó su mano la perilla de la puerta; pero el sonido de varios pasos acercándose por detrás de la puerta, le hizo petrificarse sin tener idea de cómo reanudar su movimiento como para alejarse... Cosa que el hurón en su cabeza soluciono con una poderosa patada de canguro que lanzó al pelirrojo hacía un lateral de la puerta, justamente al pie de algunos casilleros de aquella pared.

Los chicos que salieron de aquel salón se veían riendo y conversando, y cuando miraron al pelirrojo, solo notaron a un chico "descansando" de forma poco ortodoxa en la escuela mientras un hurón raro descansaba en su pecho. Una muy buena pantalla que hizo que los chicos se fueran sin siquiera molestar. Aunque más de uno quiso acercarse al hurón por su color; pero nadie se atrevió, más que nada porque sabían de la reputación del pelirrojo que estaba descansando... No querían problemas.

Tras notar cómo los estudiantes bajaban por las escaleras, el hurón fue el primero en hacer su jugada tras irse a la cabeza del pelirrojo y levantarla hasta que Nyron simplemente se encontrara sentado un poco encorvado y con la cabeza dándole vueltas. Su primera acción sería reprocharle a su maestro o quejarse del golpe sorpresa de aquel animal... Pero lo único que pudo ver fue como este mismo empezaba a correr hacía la puerta del salón.

—Vamos, explotemos unas semillas— el hurón bramó mientras con sus cuatro patas se introducía a prisa dentro del salón

El pelirrojo no supo cómo reaccionar, solo se empezaba a levantar con mucha pesadez mientras un gran número de quejas se albergaba en su cabeza esperando ver la cola de su maestro para expulsarlas sin revuelo. Pero en eso, un sonido retumbó por sus oídos y se escapaba de dicho salón, era un sonido similar a algo cayéndose de su lugar. Cosa que le hizo erizar su piel tras recordar de las cosas que es capaz su maestro.

—¡Maestro! — Nyron se paró con velocidad y corrió hasta estar al en el marco de la puerta, donde con una mirada aún baja nuevamente gritó —¿A~ahora que hicis...

El chico alzó la vista y pudo ver algo que le había quitado el habla. Enfrente de él se encontraba una persona que vestía un traje muy acorde a los ilusionistas. Un traje formal ajustado, que comprendía de una camisa, saco y chaleco formal; un moño rojo a la altura de su cuello; un sombrero con un listón blanco en medio de este, que se veía medianamente inclinado sobre su cabeza; y unos guantes con los que sujetaba a un hurón de color rojo. Aquella persona había tomado a su maestro... ¿Qué haría para huir de esta?

El chico empezó a entrar de nervios y lo único que quería hacer era dar media vuelta y huir; en eso, aquella persona tosió con fuerza, atrayendo la mirada del pelirrojo que se hallaba a punto de correr, cosa que le hizo petrificarse aún más.

Fue ahí cuando Nyron alzó la vista de una manera torpe y se encontró a mayor detalle con esa persona. Era de una tez morena muy delicada que rivalizaba con el color del caramelo o el pelaje de un hermoso ciervo; sus ojos eran de un café combinado con tonalidades verdes que le daban cierto aire brillante y resaltante; su altura era un poco similar a la de Nyron, solo que aquella persona aún resultaba ser media cabeza más grande que el pelirrojo; sus facciones del rostro eran finas y carentes de imperfección alguna, unas facciones que le hacían ver como una chica delicada; su figura era delgada y poco vistosa por el traje que llevaba en ese entonces; y su cabello negro se encontraba ligeramente largo de la parte cercana a las orejas, mientras la mayoría de su cabello se encontraba bien peinado hacia un lado y parte dirigido hacia atrás. Nyron estuvo casi seguro de que aquella persona era una chica; aunque la figura y el peinado le fallase por sus prejuicios... Sin embargo, todo cambió tras escuchar la voz de esa persona.

—¿Esto es tuyo? — su voz era firme y algo profunda, cosa que le tomó por sorpresa y le hizo confirmar que aquella persona era un chico, aunque por un segundo pareció que su tono inició con uno agudo

Nyron siguió petrificado mientras balbuceaba tontería y media. Cosa que le hizo arquear una ceja al chico. Y al hurón hizo desesperar tanto que empezó a retorcerse hasta salir del agarre de los guantes de aquel chico.

—Wow... Contrólalo— el chico se cruzó de brazos y luego solo contemplo como aquel hurón empezaba a escabullirse por todo el cuerpo del pelirrojo, haciendo que este mismo empezaba a girar sobre sí mismo con tal de atrapar a su maestro —Si que tiene mucha energía... ¿Ya lo alimentaste?

El pelirrojo seguía buscando la forma de frenarlo hasta el punto de casi caerse en más de una vez, dicha situación se le hizo bastante cómica a su espectador inesperado.

—Ma~maestro... Controla...— el hurón frenó su escabullida veloz en el cuello del pelirrojo, donde este mismo le encajo su dentadura donde destacaban dos colmillos muy afilados —¡Y~yay!— el chico perdió el equilibrio y sin ver muy bien por donde caía, cayó de cara en el pecho del chico, en el cual rebotó y le hizo caer al suelo mientras su mirada seguía clavada en el techo —T~te... Odio— habló entre jadeos por el cansancio de la "persecución" con aquel animal

El chico moreno por otra parte se vio ligeramente alterado, al parecer ese tacto se le hizo muy extraño y fuera de lugar, cosa que le hizo mirar de manera intimidante al rojizo... "¿Qué hace el doble cero en el club de magia?". Fue lo único que pensó mientras en su cabeza, un hurón rojo se sentaba con un aire muy inocente.

El chico estaba a punto de estallar, pues el tacto con aquel animal le era aún peor que el que tuvo con la caída del pelirrojo; pero gracias a una coincidencia del destino, pudo ver como dos papeles delgados caían lentamente enfrente de él. Los tomó y miró con mucho cuidado, y sin que pasara más de 5 segundo leyendo, el soltó un agudo chillido de emoción mientras volteaba su mirada al pelirrojo. Pero dicha mirada se tornó en una mueca seria.

—¿E~en serio tienes boletos para el espectáculo de ilusionismo del fin de semana?... ¿Cuánto te costaron? — su habla seguía siendo firme, pero se pudo notar ese mismo desliz agudo al iniciar su habla

El pelirrojo sacudió su cabeza y con nerviosismo solo pudo mirar al hurón sobre la cabeza de esa persona.

—P~pero yo no com...— fue ahí donde notó como el hurón sujetaba una bolsa roja mientras sonreía con inocencia, el mensaje era obvio, tenía que seguir con su plan —A~ah s~si... ¿L~lo conoces?— intentó sonar seguro mientras empezaba a sudar por el costal de semillas que llevaba su maestro en las patas

—¡P~por supuesto! — su voz sonó quebrantable nuevamente, cosa que cortó con una tos fingida —Es Balthazar Pegasus, y en su última actuación... Intente buscar boletos; pero... Me imagino que tu tuviste mejor suerte que yo— el chico se encogió de hombros mientras no paraba de ver los boletos —¿C~con quién irás? — el chico miró de manera profunda los boletos para luego dejar escapar un suspiro derrotado

Fue ahí donde el pelirrojo pudo notar una seña extraña que el hurón le estaba haciendo, estaba señalando al chico con mucha elocuencia sin que este se diera cuenta. Algo estaba claro, el hurón soltó esos boletos y por alguna razón, se dejó atrapar... Lo que quería decir que debía obedecer para no recibir un castigo explosivo.

—C~con nadie... P~pero... T~tu... Di~digo...— el habla del pelirrojo fue muy nervioso haciendo que se colorara por la vergüenza, estaba a punto de hacer algo que nunca en su vida había hecho, ni siquiera con Cynthia —¿Q~quisieras... I~ir conmi... Conmigo? — invitó a alguien a salir sacando la última frase como algo que le impedía la respiración

El moreno se tambaleó y casi soltaba los boletos por la sorpresa, cosa que evitó tras volver en sus sentidos y aferrándose a una mesa detrás de él con mucha fuerza mientras sentía como su corazón empezaba a palpitar con fuerza... Se notó como sus nervios aumentaban y sus mejillas se tornaban levemente rojas, no se esperaba tal invitación... Y mucho menos de esa forma. Acaso ese chico lo había estado buscando, colocó ese saco en aquel salón con tal de llegar a él. Parecía que todo encajaba; pero debía ser firme, era una oportunidad muy grande, ese show sin duda alguna era algo que había esperado por meses y que por azares del destino no pudo obtener su chance de verlo. Acaso era una señal.

En eso, el chico miró hacía Nyron y luego hacía la ventana. Nuevamente fingió esa tos dispuesto a hablar.

—Sí— tragó saliva con mucha fuerza mientras sentía que iba a explotar —Me gustaría ir contigo


Ese día ocurrió algo impensable, Nyron Zhongli... Tendría su primera salida con un desconocido... ¿Eso no es una cita?

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