Accidente #3: La calma antes de la clase

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La escuela transcurrió de manera curiosa. Una explosión sacudió a cada estudiante y maestro por igual. Un estruendo que dejó un mero camino de humo que rasgaba las pocas nubes que recorrían el reluciente cielo en el cual las aves suelen surcar los vientos, un excelente día para tranquilizarse y respirar aliviado de tener un día tan hermoso como ese... Hasta que un hurón parlante de color rojo viene a frustrar tu sentido común... ¡Sin mencionar de explotar tu casa y parte del patio de tu escuela!

Los alumnos no tuvieron la gran mayoría de clases, muchos alumnos se retiraron a sus casas por cuestiones de seguridad, la paranoia de la población no ayudaba por el hecho de las fricciones políticas y los percances recurrentes que suelen ocurrir por fugas de gas. Cosa que había traído a los cuerpos de bomberos y policía, por las facetas de tratarse de algún percance mayor. Los alumnos que se quedaron pasaron mayor parte de su tiempo en el gimnasio en cuestión de simulacro. Siendo los pocos alumnos que se quedaron, aquellos que no tenían quien fuera por ellos al colegio.

La única clase que les tocó a nuestro 3A de secundaria fue un curso sin supervisión de matemáticas que demoró las últimas tres clases de la escuela, nadie hizo la tarea, todos estuvieron en su mundo. Y cierto chico solo restregó su cabeza contra el pupitre, esperando despertar de aquel mal sueño mientras su corazón le palpitaba fuertemente... Necesitaba relajarse.


Escuela secundaria Obelisk [12:25 AM]

Los chicos aún más impacientes que nunca empezaron a recorrer las cercanías de la puerta de sus respectivas aulas, en espera del toque de su receso suspendido por obvias razones que tocaba a la misma hora en la que se encontraban. Cada chico se estaba pegando con brusquedad a la puerta, el hambre y la desesperación por salir eran grandes (típicos de un estudiante de su edad). Y finalmente, el toque marcó su salida oficial del aula de clases. Hola receso.

Muchos supondrían que el primero en salir sería aquel que busca llegar a la cafetería o a la cancha a apartar lugar... Pero en este caso, fue Nyron Zhongli, el ganador en la carrera de salida del aula, sorprendiendo a varios de sus compañeros por su velocidad. "¿Qué no estaba recostado lamentándose?", pensaron todos los que se quedaron algo extrañados de su carácter; pero cierto azabache solo lo miro de lejos con una mirada algo intrigada a su propio estilo de sonreír.

Aquel chico pelirrojo corrió con todas sus fuerzas para llegar a la puerta trasera donde se conectaban el edificio y la pequeña cancha de básquetbol hecha de concreto. Giró de una manera brutal en las escaleras resbalándose levemente, pero sin caerse, estaba decidido a escapar de la escuela y encontrar a cierto individuo capaz de volar media escuela con semillas... Evidentemente se refería a su nuevo maestro, el hurón rojo llamado Shen... "¡Que ridículo!", pensó con apuro mientras los pulmones se quedaban sin aire para alimentar su carrera a la salida.

Se encarreró a la puerta, ya que esta tenía tendencias a trabarse o ponerse duras... Se acercó a paso veloz esperando empujar con fuerza aquella puerta de metal; pero a unos cuantos centímetros de siquiera tocarla, esta se abrió desde el otro lado.

Por el otro lado se encontraba un grupo de jóvenes de su edad con el mismo uniforme (solo que más arreglado y menos maltratado). Dos castaños, un pelinegro y un rubio; todos le llevaban una notoria ventaja de estatura por una cabeza entera al joven pelirrojo.

Nyron no reaccionó a tiempo y esquivó torpemente a los jóvenes con algo de miedo, cosa que terminó con el sobre un montón de arbustos que rodeaban el edificio escolar, su velocidad le hizo no poder frenar con mucho control. Escuchó murmullos y risas mientras su ser se hallaba enterrado entre ese gran cúmulo de arbustos que lo tragó por completo.

El maestro del rey del mundo (En edición)Where stories live. Discover now