Accidente #6: La respuesta y el recluta

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Zona Este de la ciudad, ladera del río Sweet Water [6:13 PM]

El chico se las apañó para llegar de la escuela hasta la zona rústica y poco transitada donde habitaba. Los parques verdes repletos por el sonido tranquilo de las aves le daban cierta sensación de calma mientras era bañado por las tenues luces del crepúsculo. El sol estaba por ponerse y el estaría ya en su casa para descansar. Miro las hojas de los árboles siendo teñidas por el naranja natural del otoño, detalles estúpidos con los que distraía su mente con tal de olvidar lo que había sucedido hace no más de dos horas. Tardó mucho en llegar a su zona debido a un encargo propio que llevaba en la mano derecha, una bolsa repleta de dulces de todo tipo. No había comprado tal cantidad de dulces por un mero antojo o desgaste de energía, los necesitaba para aliviar el dolor en su pecho que le punzaba fuertemente.

Aquel chico pelirrojo que se encontraba en un solitario caminar se estremeció por un dolor proveniente de su pecho. Se hincó con brusquedad y con mucha rapidez introdujo un dulce a su boca. Lo masticó y tragó para luego pararse con una respiración algo agitada... Su problema finalmente hacía efecto, y tras recuperar la compostura, su mirar fue robado por una figura animal que se encontraba en su camino. Su maestro había vuelto.

—Me alegra que hayas superado la prueba— ladeo la cabeza mientras su cola parecía estar agitándose con emoción

—¿Pero si yo... P~perdi? — agachó la mirada para que dicho animal no le viese con su semblante triste. Estaba enojado, su paliza si le causó mucha frustración hasta cierto punto; pero en su pecho, ese enojo era oprimido por su miedo al hurón, nunca era sincero con nadie, y nunca lo sería con el hurón

—Tenemos que hablar... Sígueme— el hurón empezó a caminar en sus dos patas a lo largo del pabellón cubierto con hojas naranjas que conformaba la entrada al parque inclinado que daba con su casa

El chico, sin saber el por qué, solo le siguió y así continuaron caminando hasta dar con una banca bajo un gran número de árboles, todo mientras una barda de metal los separaba del río extenso que nacía en dicho parque y se conectaba con uno de los tres grandes ríos de la ciudad, "Sweet water".

El joven se sentó encogiendo su cuerpo por el cansancio y el dolor. Su rostro plagado de gasas y curitas miró de lleno en aquel hurón que brincaba sobre la barda de metal con un equilibrio impresionante.

—¡Felicidades, Nyron! — bramó con mucha alegría mientras le arrojaba aquel anillo de color escarlata —Perdón por exaltarme; pero esto lo amerita, hoy demostraste la valía de un verdadero capitán— se acercó hasta las piernas de Nyron y se recargó sobre su regazo como un hurón normal, todo mientras le miraba con unos ojos brillantes y una sonrisa alegre

—¿Ehhh? — el joven cambió su mueca por una más confusa, tanto dolor y aun así nadie le había explicado bien el porqué de sus últimos dos días —¡Habla ya!... ¡Sin rodeos!... ¡¿Por qué?!— las dudas se le habían acumulado demasiado

Con un brinco tremendo, el hurón terminó nuevamente en la barda que daba al río cristalino.

—Yo no soy un hurón... Mi nombre es Lord Shen Zero— el corazón del chico se aceleró con solo esa frase del hurón —Un miembro de los seis legendarios seres que cargamos el título de "Reyes del mundo". El mismo que lleva consigo la responsabilidad de ser llamado "el rey de Asia". Y tú maestro... Encantado de presentarme como es debido

La cabeza del chico se alteró en gran medida, no podía contemplar o más bien, no comprendía nada.

—Y como un rey del mundo en cada cierto tiempo, he de elegir a un representante que luche por el honor de mi nombre. Alguien que sea capaz de representar aquel continente que he visto crecer y cuyo origen representa un pilar importante en mi pasado y en mi presente. Alguien que sea capaz de enfrentarse a las personas más peligrosas y fuertes de este mundo— señaló con su pata a aquel chico que ya hacía frente a él —Y ese alguien eres tú... Tu eres a quien he elegido para defender el legado que he dejado en las tierras donde hoy habitan mis queridos súbditos... Quiero que forjes tu carácter en el fuego del caos para convertirte en aquel que sobreviva a los actos más bajos del mundo... Quiero que te vuelvas mi representante, mi capitán. La persona que le haga frente a todos aquellos que vengan a intentar mancillar el honor de nuestro continente en "La batalla representativa del mundo", por eso te he elegido como mi capitán, Nyron Zhongli — alzó su pata al cielo, donde cayó una hoja anaranjada por la época, hoja que en un parpadeo se tornó rojo y explotó en varias partículas brillantes del mismo color —¿Qué dices?

El maestro del rey del mundo (En edición)Where stories live. Discover now