La luz de tu amor (gay/yaoi)

By Arakih

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Nathan es un joven que fue engañado y llevado a un prostíbulo después de la muerte inesperada de sus padres... More

Capítulo 1: Subasta
Capítulo 2: Despertando
Capítulo 3: Recuerdos
Capítulo 4: Sujeto desconocido
Capítulo 5: Nuevo jefe
Capítulo 6: Interrupción
Capítulo 7: Eres pequeño
Capítulo 8: Compras y hospital
Capítulo 9: Mi bebé
Capítulo 10: Tour
Capítulo 11: Subconsciente
Capítulo 12: Me provocas
Capítulo 13: Un regalo
Capítulo 14: Quiero devorarte
Capítulo 15: Brian
Capítulo 17: Pesadillas
Capítulo 18: En la oficina
Capítulo 19: La fiesta
Capítulo 20: Mala reacción
Capítulo 21: Te amo
Capítulo 22: Alissa
Capítulo 23: Realidad
Capítulo 24: Desdicha
Capítulo 25: Oscuridad
Capítulo 26: Rechazo

Capítulo 16: Amante personal

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By Arakih

Nathan tocó su corazón ¿Por qué le dolía repentinamente? Jamás se había sentido de esta manera a excepción de la ocasión en la que se enteró de la muerte de sus padres. Aún con aquel dolor, decidió encaminarse hasta la habitación en la que había despertado desde que llegó a aquella mansión. ¿No irás a la habitación de William? Aquella pregunta invadió su mente, analizó la posibilidad de hacerlo pero en ese momento su estado era inexplicable y prefería no hacerlo.

Subió las graderías pesadamente, arrastrando los pies y cuando llegó a la segunda planta chocó repentinamente con algo... o bueno con alguien.

- Lucía - susurró bajito 

- Nathan Ten cuidado, estoy llevando bebidas calientes ¿Y si te hubiera quemado? – Preguntó un poco alterada, al no oír respuesta se inquieto - ¿Te quemé? Dios di algo, si lo hice es mejor aliviar la quemadura ahora mismo  

- No... no me quemaste

- ¿Estás seguro? Déjame revisarte, no sé que podría pasar si el joven William supiera que te lastimaste por mi culpa – dijo mientras observaba detenidamente el brazo de Nathan

- Tra... tranquila

- Dios, seguro me despide o peor... me manda a la cárcel

- No... él no es capaz de hacer algo así

- Aún no lo conoces demasiado Nath, cuando el joven William esta molesto es él propio satán en persona

Nathan no pudo evitar reír al imaginarse a William con un par de cuernos, una cola y un tridente.

- No... no lo creo.

- Te veo algo triste ¿Sucedió algo?

- Nada – suspiró trabajosamente. ¿Que explicaría si ni el mismo sabía lo que le ocurría?

- Nath

- ¿Eh?

- Insisto en que tienes algo

- No

- Anda, puedes tener confianza conmigo

Dudaba en contarle algo a Lucía pero en ese momento su corazón le indico que podía hacerlo. Podía confiar en aquella mujer que lo había tratado afectuosamente.

- Sa... sabes ¿Qué clase de relación tienen William y Brian?

- !Oh! - dijo mientras colocaba una de sus manos en su morrillo y la otra en la cintura, como si estuviera pensando en algo concreto-  Son amigos y socios

- ¿Só... sólo eso?

- Sí, el señorito Brian y el joven William se conocen ya varios años

- ¿Nu... nunca tuvieron este tipo de relación?

- ¿Relación? ¿A que te refieres?

- Algo... algo más que amigos

- No – respondió riendo – Bueno, recuerdo que sólo se ha quedado a dormir en dos ocasiones

Nathan empuñó fuertemente las manos, ahí estaba otra vez, aquel dolor en el pecho

- Lo... lo sabía ellos... Ellos tuvieron algo más

- No Nath, sólo son amigos. Sé cuando el joven William se siente atraído hacia una persona, y eso no sucede con el señorito Brian. Pero... Espera – exclamó - Acaso estás ¿Celoso?

¿Celoso? Nathan analizó aquella palabra ¿Sentía celos? Era por esa razón ¿Qué le dolía tanto el pecho?

- No

- Si lo estas - comentó Lucía riendo

- No, eso no sería normal

- Claro que sí. Es normal cuando te estas enamorando

- ¿Ena... enamorando? – preguntó sorprendido

- Exacto

- ¿Es... es posible enamorarse en tan poco tiempo?

- Claro. ¿Haz oído del amor a primera vista?

- Sí, pero jamás lo he sentido

- Básicamente se reduce al ese deseo de tener a la persona que tanto te gusta sólo para ti

- ¿Só... sólo para mi? - analizó las palabras de Lucía. ¿Tener a William sólo para él? Eso sonaba tentador pero muy egoísta

- Te gusta mucho el joven William ¿Verdad?

- Sí pero... el es mi jefe – respondió sonrojado

- Estoy segura de que a él también le gustas

- No... No creo que sea así

- Es así. Te dije que sé cuando el joven William se siente atraído hacia una persona.  He examinado como te observa, habla y protege

El corazón de Nathan empezó a latir descontroladamente, podría ser que... ¿William se sintiera de la misma manera que él?

- Quisiera hablar más tiempo contigo pero necesito llevar estas bebidas y terminar con los preparativos para el almuerzo. Nos vemos más tarde Nath

- Nos vemos Lucía - respondió esbozando una pequeña sonrisa

Nathan admitía que las palabras de Lucía habían conseguido que se emocionara un poco pero... por más absurdo que sonase tenía desconfianza  de sí mismo y más al recordar las palabras de Brian: ¿Se fijaría en algo como tú?

Claro que sí. Acaso no percibes como te cuida, consiente y protege - le dijo su subconsciente, además... - No - hizo que su subconsciente callara- jamás se fijaría en algo como yo, soy insignificante para él.

Con todos los pensamientos negativos fue a aquel cuarto. Entró e inmediatamente su mirada se posó en aquel gran ventanal, sin dudarlo se encaminó hacia este y se quedó observando fijamente el paisaje que se exponía ante sus ojos. No supo ni como ni cuando las lágrimas habían inundado sus bellos ojos e inesperadamente se sobresaltó al percibir que unos fuertes brazos rodeaban su frágil cuerpo.

- ¿Por qué no volviste a mi habitación? 

La voz de William provocó que se sintiera impotente

- ¿Por qué no respondes?

Sé negó a hablar, sabía que su voz saldría lacrimosa

- ¿Nathan?

Percibió que el rubio intentaba que girase pero se negó a hacerlo. No quería que lo viera en aquel estado tan patético.

- ¿Qué sucede bebé?

Sin poder evitarlo, William lo giro por completo, provocando que ambos permanecieran frente a frente.

- ¿Por qué lloras? ¿Qué sucede?

Nathan observó la preocupación en el rostro del rubio y sin poder evitarlo se aferro a el abrazándolo.

- ¿Qué sucede cariño? - dijo mientras correspondía aquel abrazo

- ¿Yo... yo te gusto?

Nathan no obtuvo respuesta. Era evidente de que algo como él no podía gustarle. Él dolor que ahora sentía en el pecho era tres veces mayor del que sintió hace un momento y sus lágrimas empezaron a salir deslizándose suavemente por su rostro.

-No llores bebé ¿Qué clase fe pregunta es esa? – inquirió preocupado

Aquello hizo que Nathan se sintiera aún peor, aquella pregunta había sonado como un "No tienes derecho a preguntar eso, es obvio que no".

- En... entiendo – dijo sollozando y separándose del rubio

- ¿Qué entiendes?

Que es imposible que algo como yo te guste – respondió para si mismo.  Era incapaz de decirle aquello.

William no oyó respuesta, se percató de su error y volvió a estrechar entre sus brazos al menor

- Claro que me gustas ¿Qué clase de pregunta es esa?

Nathan sintió que su interior inesperadamente se llenaba de alegría ¿Qué era ese cambio de emociones? ¿Acaso era bipolar o algo así?

- Me gustas Nathan

Sólo eso le bastaba. No quería preguntar más, ya tenia la respuesta que anhelaba oír. Algo dudoso, levantó la cabeza mansamente y por primera vez tomó la iniciativa de besar al rubio. Con el temblor de su cuerpo, por hacer semejante acción, llevó sus brazos hasta el cuello de William y lo rodeó lentamente.

Luego de un diminuto tiempo, se separó tímidamente y bajo el rostro avergonzado

- ¿Qué fue eso? - peguntó William

- ¿Huh? Un... un beso

- Me robaste un beso– sonrió burlonamente

- No... no te burles

- Da igual, fue el beso más delicioso que he probado  

Nathan volvió a levantar la mirada. Observó detenidamente al rubio ¿Por qué era tan cariñoso? Con sus palabras podría hacer que sintiera nuevamente aquel cosquilleo en el estómago. Observó como el rubio levantaba su barbilla dispuesto a darle un beso, no se negó, al contrario correspondió y se dejo llevar.

A medida que sus labios jugaban entre sí, Nathan percibió que la excitación lo invadía por completo. Las manos de William acariciaron su cuerpo, rozaron su trasero y jugaron sobre la tela de su pantalón. ¿Dónde había quedado el miedo que sentía antes al ser tocado? Ahora lo único que anhelaba era que el rubio lo tomara ahí mismo y así fue, no le importó sentirse avergonzado ante la luminosidad explicita del día. Solo se dejó llevar, dejó que William hiciera todo el trabajo.

Ambos se fundieron en un frenesí de besos, caricias y suspiros. Nathan gemía y se aferraba fuertemente a las sábanas y William jadeaba en cada penetración que proporcionaba.

Al terminar Nathan se recostó en el pecho del mayor oyendo los latidos de su agitado corazón. No era el momento para hablar, lo sabia a la perfección, pero necesitaba hacerlo. Estuvo dándole vueltas al asunto de sus hermanos y ya había hallado una posible solución.

- William - musitó bajito

- ¿Hmm?

- Yo... quiero decirte algo

- ¿Qué sucede cariño? - dijo inclinándose y depositando un beso en la coronilla del menor

- Qui... quiero buscar trabajo

Sí, lo había meditado. Buscar un buen trabajo podría ayudarlo a cubrir lo necesario para sus hermanos

- ¿Qué? ¿Quieres un trabajo? ¿Qué clase de trabajo? - preguntó serio

- Un... un trabajo, cualquie...

- ¡No! - exclamó molesto - ¿Te falta algo? Acaso... ¿No te doy todo lo que necesitas?

- No... no es eso, es sólo que...

- ¿Quieres volver a aquel lugar?

Nathan respiro pesadamente. Claro que no, no quería volver a aquel prostíbulo, jamás.

- Pues si deseas hacerlo yo...

- No – cortó la frase del rubio- No, no, no por favor... no quiero volver... ahí -dijo con voz entrecortada

- Iba a decirte que no lo permitiré. Sí deseas dinero y quieres que te pague por cada sesión de sexo no hay problema, acordemos el precio ahora mismo

- No... No quiero eso Will

- ¿Entonces?

- Só... sólo quiero un pequeño monto... sólo uno

- ¿No te doy lo necesario?

- No, no es eso. Me das de todo yo... yo estoy totalmente agradecido

William debía admitir que aquella proposición lo había alterado. Al escuchar la palabra "trabajo" y saber perfectamente a lo que Nathan se dedicaba antes de llegar a su mansión, hizo que su mente procreara una escena en donde el menor se hallaba en brazos de otros hombres y no le agrado para nada. Sí quería trabajar lo haría sólo para él 

- Trabajarás

- ¿Eh?

- Trabajarás como mi amante personal

- ¿Qué? - preguntó sorprendido

- Hasta ahora lo haz hecho de maravilla. Yo te pagaré, sólo haz todo lo que estuviste haciendo hasta el momento.

-  Yo... -  Nathan jamás espero eso como posible respuesta

- Pero debes de cumplir algunas reglas

- ¿Reglas?

- Sí... y ya las sabes

- ¿Cu... cuáles?

- Permanecer conmigo, dormir conmigo, follar conmigo... todo sólo conmigo. Si dejas que alguien más te toque, te despediré ¿Entendido?

- Sí gra...gracias Will - dijo abrazando al mayor y acurrucándose en su pecho

- Joven William, el almuerzo ya está listo

- Lucía - dijeron los dos al unísono y rieron

- ¿Deseas bajar? - preguntó William

- No, quiero estar aquí... así contigo

- Entonces, pediré que guarden todo para más tarde-  dijo William esbozando una sonrisa - Lucía, estoy muy ocupado con Nathan ahora

- ¿Les traigo el almuerzo? – preguntó tratando de ocultar la burla en sus palabras al saber lo que hacían esos dos

- No - carcajeó - estamos concentrados en otro asunto. Cancela el almuerzo, más tarde bajaremos a comer

- De acuerdo joven, sigan disfrutando

William en un hábil movimiento se colocó sobre el menor

- Tomemos el consejo de Lucía y sigamos disfrutando

- Yo...

- Empieza tu trabajo cariño, deja que te folle nuevamente.

Nathan se ruborizó ante las palabras del rubio, ese no era un trabajo, ese era el verdadero placer. Dejando de lado sus pensamientos, rodeó con sus brazos el cuello del rubio y asintió.

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