La luz de tu amor (gay/yaoi)

By Arakih

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Nathan es un joven que fue engañado y llevado a un prostíbulo después de la muerte inesperada de sus padres... More

Capítulo 1: Subasta
Capítulo 2: Despertando
Capítulo 3: Recuerdos
Capítulo 4: Sujeto desconocido
Capítulo 5: Nuevo jefe
Capítulo 6: Interrupción
Capítulo 7: Eres pequeño
Capítulo 8: Compras y hospital
Capítulo 9: Mi bebé
Capítulo 10: Tour
Capítulo 11: Subconsciente
Capítulo 12: Me provocas
Capítulo 13: Un regalo
Capítulo 15: Brian
Capítulo 16: Amante personal
Capítulo 17: Pesadillas
Capítulo 18: En la oficina
Capítulo 19: La fiesta
Capítulo 20: Mala reacción
Capítulo 21: Te amo
Capítulo 22: Alissa
Capítulo 23: Realidad
Capítulo 24: Desdicha
Capítulo 25: Oscuridad
Capítulo 26: Rechazo

Capítulo 14: Quiero devorarte

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By Arakih

Nathan comió hasta quedar satisfecho, sabía que durante la ausencia del rubio había perdido el apetito, no estaba muy seguro del porque pero el hambre no se presenciaba como de costumbre en su estómago.

- ¿Estás satisfecho? - preguntó William

- Sí... mucho - contestó sonriendo

- Bien, entonces vayamos a mi habitación

- ¿Tú... Tú habitación? - preguntó nervioso

- sÍ...a mi habitación - dijo sonriendo burlón al notar el nerviosismo del menor

- Pe... pero

- ¿Pero? - preguntó estrechando la mano de Nathan

- Nunca he entrado ahí - susurró bajito

- Lo sé... es una excelente oportunidad para que lo hagas ¿no crees?

Nathan se encontraba tan nervioso que no se había percatado de que ya se encontraba frente a la habitación de William. Observó como el rubio abría cuidadosamente la puerta así que tragó dificultosamente, era la primera vez que vería y entraría a aquella habitación...la habitación de William.

Se percató de que la puerta estuviera abierta en su totalidad, dudó en entrar pero al observar a William persuadirlo con la mirada lo hizo,  entró sigilosamente como si de un ladrón se tratase y observó cuidadosamente el lugar... era amplio, muy amplio, incluso casi el doble o hasta el triple de la habitación en donde él dormía en aquella mansión. Su vista se centro en el pequeño aparador que se encontraba al lado de la cama, tenía piezas finas en él.

- ¿Puedo... puedo tocarlo? - dijo señalando un reloj

- Puedes

Nathan tocó con suma delicadeza aquel reloj, lo estrechó entre sus manos y lo contempló cuidadosamente. Se encontraba tan perdido admirando aquel reloj que dio un brinquito de susto al sentir la anatomía de William tan pegada a la suya.

- ¿Te gusta?

- Es muy elegante - respondió sincero

- Puedo dártelo si deseas... pero ahora realmente anhelo hacer otra osa

- ¿Otra... cos... !Huh! - Lanzó un inevitable gemido al sentir la notable erección de William sobre su trasero

- Tengo hambre Nathan - masculló con voz aguda

- Pe... pero comimos hace un momento

- Tengo hambre de ti... quiero devorarte

Nathan sintió que el rubio lo volteaba delicadamente, examinó su mirada... gran error , se sintió cohibido al sentir que la mirada del rubio lo desvestía y lo comía en su totalidad. Se desconectó de la realidad al percibir los labios posesivos de William sobre los suyos, su cuerpo se estremeció ante sus caricias, sus jadeos se hicieron notar por la excitación del momento.

Nathan abrió los ojos lentamente parpadeando ante la luz de una matinal mañana, observó al rubio a su lado quedándose varios segundos admirando su bello rostro. Un fuerte rayo de sol ingresó por uno de los ventanales, estallando por completo en su rostro, trató de ocultarse como pudo y se acurrucó en el pecho de William cerrando fuertemente los ojos.

-- Joven William, tiene una llamada importante

Nathan se puso en alerta y abrió grandemente los ojos, Lucía estaba fuera, a tan sólo unos pasos de aquella cama dónde reposaban él y William.

-- Joven William - volvió a llamar fuertemente

William abrió perezosamente los ojos, los gritos de Lucía resonaron en sus oídos, su rostro formó una clara mueca de disgusto, pero al observar a Nathan a su lado, despeinado, sonrojado y con una clara preocupación en sus ojos rió burlonamente.

- Hola bebé - saludó de lo más normal

- Wi... William, Lucía esta en la puerta y...

- Lo sé, la haré pasar

- No... no lo hagas

- ¿Por qué?

- Nos verá

- Y... ¿Qué tiene eso de malo?

- Es... es que estamos desnudos y... en tu cama y...

- Eso no tiene nada de malo

-- Joven William - volvió a llamar una desesperada Lucía

- Pasa...

- !No! - Nathan avergonzado se cubrió con el edredón al sentir que la puerta se abría cuidadosamente

-- Buen día joven William - saludó Lucía con mucho respeto

- Hola Lucía ¿Por qué gritas de esa manera? estás arruinando mi mañana perfecta junto a Nathan

- ¿Nathan? - Lucía dirigió la mirada hacia el pequeño bulto que se hallaba al lado de su jefe

- !Oh! perdón. Buen día Nathan, no me había dado cuenta de que estabas ahí

- Es evidente - respondió William - cuando oyó que entrarías se acurrucó demasiado y se ocultó, creo que se convirtió en una pequeña bola humana

Nathan sentía que moriría debajo de aquel edredón, su rostro estaba hirviendo y la vergüenza no podría ser peor.

- Nathan - escuchó como el rubio susurraba en su oído - sé educado y saluda a Lucía formalmente

¿La vergüenza no podría ser peor? pues ahora lo era mucho más, reveló su rostro tímidamente 

- Bu... buen día 

- Hola Nathan, veo que ya no eres una bola humana - respondió riendo- por cierto, se me olvidaba, joven William tiene una llamada del señorito Brian

- ¿Brian? 

- Sí, mencionó que su celular está apagado es por eso no puede contactarse con usted, así que ahora se encuentra en la línea 2

- ¿Apagado? - William abrió el pequeño cajón de a lado y sacó su celular - Oh! claro, ayer no tenía batería y como me entretuve demasiado devorando mi plato preferido - observó fijamente a Nathan - no pude cargarlo

- El señorito Brian suena algo preocupado joven William, será mejor que conteste ahora

- Está bien, gracias por avisar, puedes retirarte

- Como ordene

- !Oh! espera.... ¿Dónde deseas desayunar? - preguntó mirando a Nathan

- ¿Do... donde?

- Si deseas que nos traigan el desayuno aquí no habrá problema, quiero pasar más tiempo contigo en mi cama - observó como el rostro de Nathan se teñía de un color más rojizo - pero también podemos bajar a desayunar

- Mejor... bajemos a desayunar

- Bueno, de acuerdo - miró a Lucía - puedes ir preparando el comedor, bajaremos a desayunar en media hora

- Como ordene joven William

Nathan observó a Lucía desaparecer tras cerrar aquella puerta elegante, dirigió su mirada avergonzada hasta el rubio y observó como este cogía el teléfono

- Hola Brian ¿Qué sucede?... ¿Me llamaste sólo para eso? creí que era verdaderamente importante.. No quiero verla, haz que retorne... No me interesa,  llevo años evitando ese tema... lo sé es por el acuerdo que hicieron mis padres pero estoy buscando la manera de romperlo... No la veré, si para eso me llamaste entonces adiós, tengo cosas mucho más importantes que hacer - observó a Nathan - Adiós Brian

Nathan observó que el rubio colgaba el teléfono, tenía muchas preguntas en su cabeza ¿Quién era Brian? ¿A quién no quería ver? ¿Por qué evitaba ese tema? ¿Qué era ese acuerdo? quería preguntar, su curiosidad lo animaba a hacerlo, pero debía admitir que sentía temor al preguntar, quizás era un asunto delicado para el rubio.

- Nathan... Nathan ¿Qué sucede? llevó llamándote varias veces

- ¿Eh? lo... lo siento

- ¿Qué estuviste pensando?

- Na... nada

- !Hmm! bueno... tenemos que bajar a desayunar

Nathan asintió y salió de la cama ¿A dónde se había ido la vergüenza? no la sentía ahora mismo, lo que si percibió fue que una de las largas manos del rubio sujetaba una de sus muñecas y lo obligaba a volver a la cama

- ¿Qué sucede? - preguntó William

- Nada

- No me mientas, no soy un mago para saber lo que piensas pero al menos házmelo saber

¿Qué le diría? - Tengo muchas ganas por saber sobre tu llamada - no, sonaría algo impertinente... pensó breves segundos y un foquito iluminó su mente

- Lo... que sucede es que ayer no nos bañamos y-

- ¿Y?

Siento tu semen aún en mi interior - Sí, estaba a punto de decirle eso, pero se dio cuenta de lo atrevido que sería así que silenció ruborizándose levemente

- ¿No me lo dirás? - el rubio lo observó cuidadosamente - Sigue estando aquí ¿verdad? - dijo tocando levemente su entrada

- ¿Huh?

- ¿Es incómodo?

- No... no mucho

- Mi esencia está dentro de ti

- Lo... lo sé

- Me encanta que mi esencia esté dentro de ti... pero más cuando soy yo quien está dentro de ti

- Eso suena complicado

- No mucho - rió - en otras palabras me encanta follar contigo

El rostro de Nathan mostró un sin fin de emociones..."me encanta follar contigo" "me encanta follar contigo" una y otra vez eso se repetía en su cabeza, no era como si hubiesen follado ya en varias ocasiones, hasta el momento sólo lo habían hecho dos veces, bueno descartando la primera vez ya que no sintió nada en eso excepto temor, pero vaya que en aquel lujoso hotel si lo había disfrutado... por primera vez disfrutó del tan aclamado sexo y la noche anterior no era la excepción, se sontió tan querido y deseado

- A mi - a mi también me encanta como me tratas con tanta delicadeza al momento de hacerlo - eso era lo que quería responder pero la timidez surcó todo sus instintos así que prefirió volver callar

- ¿A ti?

- A mi... tengo hambre

- ¿Es enserio? - preguntó William claramente desilusionado

- Sí

- Entiendo, entonces ve a bañarte primero

- ¿No nos bañaremos juntos?- eso queria preguntar pero nuevamente la timidez volvió, así que sólo se limitó a asentir

Nathan se dirigió al baño, llegó y algo desganado abrió la manija de la ducha, el agua empezó a caer y no le importó que estuviera fría, rememoró los últimos acontecimientos que había vivido, era feliz sin importar que solo estuviera en esa casa para satisfacer a William.

Repentinamente los rostros de sus dos hermanos llegaron a su mente y sintió como si una profunda daga atravesara su corazón ¿Cómo había podido olvidarse de ellos?, dejó que la felicidad pasajera lo embargara y se había olvidado de sus dos ángeles, aquellos por los que había terminado trabajando en aquel prostíbulo, no los culpaba pero sí se arrepentía de haber sido tan inocente al haber caído en las garras de Ravens... golpeó fuertemente la pared al recordar que este había prometido enviarles un cheque siempre y cuando él siguiera trabajando en aquel lugar, pero ahora ¿Qué haría?, la posibilidad de decirle a William sobre sus hermanos rodeó su cabeza pero el temor también lo hizo. Sabía que William era bueno pero... ¿y si se molestaba? No... preferiría no arriesgarse.

Se encontraba tan ensimismado tratando de hallar alguna posible solución que se asustó al oír la puerta de la ducha abrirse, volteó rápidamente y agradeció observar al rubio ahí viéndolo fijamente

- ¿William?

- Te demorabas demasiado

- Lo... siento ahora mismo salgo

Apresurandose por salir lo antes posible, cogió torpemente el jabón para poder darse una última lavada pero la anatomia desnuda de William detras suyo le hizo temblar.

- No quiero que te vayas

- ¿Entonces?

- ¿No es evidente? Quiero bañarme contigo

- Pero...

- No hay peros que valgan... en verdad quiero pasar todo el tiempo contigo

- ¿Fo-follando?

- Follando y conociéndote- dijo besando el hombro del menor

Nathan se estremeció, cualquier contacto con William hacía que sintiera algo raro en su estómago, decidió dejar de lado los pensamientos que tenía sobre sus hermanos, sabía que encontraría una solución.                                                                                                                                  Se sintió sumamente avergonzado al sentir las suaves caricias del rubio recorrer su cuerpo a través de la fina esponja mientras que él temblorosamente  hacía lo mismo.

Luego de una ducha muy comprometedora, ambos bajaron a desayunar. Nathan apreció ansioso la gran mesa repleta de exquisitos platillos y observó que William se sentaba en la silla principal . ¿Dónde se sentaría él?- se preguntó analizando cada uno de los variados lugares

- Ven aquí

Levantó la mirada al oír la voz autoritaria de William, observó que lo llamaba hacia él señalando su regazo

- ¿Qué? pe... pero 

- Rápido, ven aquí., cuando yo esté en casa siempre comerás sobre mi regazo

- No soy un bebé - susurró bajito mientras caminaba hacia él

- Para mi lo eres - comentó burlón

Nathan se colocó cuidadosamente sobre aquel regazo  

- Me encanta tu obediencia - musitó el rubio acercándose lentamente a sus labios

- !William! - una voz aguda se oyó por todo el lugar  interrumpiendo el momento...

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