Bailando sobre nieve// Miriam²

By ladelapeluca

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La estabilidad mas inestable de mi vida, en eso se convirtio miriam rodriguez. MD. More

El momento indicado
¿Nos mudamos?
Señorita doblas...
Su mirada...
La mitad de mis pensamientos
El estreno
No todo se compra con dinero
Me voy
No eres estupida
No puedo enamorarme
Ni quiero, ni puedo
Solo importa el sur
Te elijo a ti
Tu parte de mi
La respuesta siempre seras tú
Vuelta a casa
¿Podemos hablar?
Reptiles cabrones
Nyingdu-la
Mas que a mi vida..
No puedo perderla
Te mando flores
No habrá calma
Tu distancia
El principio del fin
Atando cabos

Una mas en su lista

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By ladelapeluca


No podía evitar sentirse algo avergonzada, Miriam había hecho exactamente lo que le había pedido, y conociéndola un poco, estaba claro que no era eso lo que habría querido hacer con ella, podía ver decepción en su mirada, tristeza, pena.

- Miriam yo...- la granadina no sabía exactamente qué hacer, no se sentía bien, todas las decisiones que había tomado las últimas horas no habían sido precisamente maduras y lógicas, pero ya era tarde para cambiarlas-... lo siento.

- ¿Qué sientes mimi? - podía notar la pesadumbre en las palabras de Miriam, en su actitud, en su mirada clavada en el suelo...

- Esto Miriam, yo no quería hacer las cosas así, no se....

- No importa, estoy acostumbrada a que la gente busque esto. No pasa nada, en serio- la gallega se levantaba de aquel sillón, dirigiéndose a la puerta por la que habían entrado, tecleó la clave que hizo que la puerta se abriera, bajo la atenta mirada de mimi que no entendía nada, y no tardaba nada en volver con uno de los ficheros en su mano, y cerrando la puerta tras de sí, lo posaba encima de aquella mesa. - Toma, ábrelo, léelo, mira lo que quieras, con este y con los que quieras, y si sigues queriendo hacerlo, pregunta lo que quieras.

- Miriam no...no me hace falta leer tus cosas, es solo que...- Miriam la interrumpía

- ¿Es solo que mimi? ¿Solo qué? ¿Es solo que piensas que todo esto lo hago porque no confió en ti? ¿Qué te oculto cosas porque para mí eres una más, y por eso no sabes nada? ¿Es solo que mimi? Explícamelo, porque te juro que no lo entiendo...- la granadina bajaba su vista al suelo

- Miriam joder no es eso, ha sido una noche muy larga, han pasado muchas cosas, supongo que estaba algo cabreada, y confusa, y borracha, y que todo eso no ha hecho muy buena mezcla, pero tampoco quería esto...

- ¿Y supones también que tu confusión, tu cabreo y tu borrachera te dan derecho a venir jugar con los demás? ¿Tienes lo que habías venido a buscar no? Pues ya está, no hace falta que hablemos ahora, en realidad no hace falta que hablemos. - la gallega se levantaba de aquel sillón y sin decir nada más se volvía a llenar aquel vaso de whisky, estaba dolida y de alguna forma beber hacia que pensara un poco menos, ahogar todas aquellas ideas, o más bien idas que tenía su mente ahora mismo.

Quería a mimi eso no podía negárselo a sí misma, se había enamorado de ella, por una vez, solo una vez, después de lo de carlota, se había dejado sentir, se había abierto a ella. Quizás mimi se quejaba porque no conocía los negocios de la gallega, pero ¿Qué conocía Miriam de ella? Quizás fuera ella quien solo buscara el dinero de Miriam, quizás era ella quien buscara pasar un buen rato, quizás la tonta no era mimi. Y ni los malos eran tan malos, ni los buenos tan buenos.

Tenía miedo de sí misma, sacar a su yo más frio solo podía traerle cosas malas, y ahora mismo su instinto solo le pedía alejarse de mimi, poner kilómetros de distancia entre ellas, pero había cruzado un límite que era más fuerte que ella misma, que toda su frialdad.

La granadina no pudo evitarlo, se sintió tan sola, tan lejos de Miriam aun estando a su lado, sintió miedo, miedo de lo que su cabeza pudiera hacer, lo que su mierda de pensamientos pudiera estropear, al fin y al cabo, Miriam puede que de verdad solo la estuviera protegiendo. Claro que tenían que hablar, pero sí, esa noche, era ella quien se había equivocado, la había tratado como todo el mundo lo hacía, como si ella no tuviera sentimientos, como si pudiera disponer de ella para correrse y luego dormirse sin más preocupaciones.

Una pequeña lagrima caía por sus mejillas, que no tardo en secar, aunque detrás de ella vinieran unas cuantas, se sentía mal con ella misma, había sido víctima de sus propios pensamientos, y no podía evitarlo

Encendió un cigarro pensando, dándole vueltas a que era lo que debía hacer. Cogió su ropa interior todavía en el suelo, su vestido y se lo puso, volviéndose a sentar en el sillón espero a que Miriam regresara del baño.

-Creo que debería irme. - la granadina se levantaba del sillón, todavía sin levantar su vista hacia Miriam, sabía que, si la miraba a los ojos, ella iba a sentirse una mierda, y seguramente Miriam notaria que había estado llorando.

-Mimi no es necesario, puedes quedarte...de verdad....

- No, prefiero irme Miriam, ya hablaremos en otro momento, siento...siento todo lo de hoy, siento haberte hecho sentir así ¿Vale? - la granadina cogía su bolso de encima de la mesa, y se encaminaba hacia la puerta, tenía que esperar a que Miriam le abriera la puerta, y la gallega lo sabía por eso ralentizo un poco más sus pasos hacia allí.

Una batalla épica se estaba librando en su cabeza ahora mismo, una lucha mente-corazón como la que mimi había tenido antes. La situación de las dos era difícil, todo era difícil, pero eso ya lo sabían antes de empezar.

-No te vayas...- al notar su tono más relajado, ahora si mimi giraba su vista hacia ella, y Miriam pudo ver en sus ojos que había estado llorando, y no pudo sentirse peor- mimi...yo no quería...- se acercó a ella, agarrando una de sus manos, la acercó a ella, y la abrazó. Y mimi, no tenía ni idea de lo que necesitaba esa cercanía hasta que la tuvo, por un momento sintió que se había ido, que la Miriam que tanto le había costado sacar, se había esfumado, y por culpa suya.

- Joder Miriam lo siento, de verdad que lo siento. - mimi rompía a llorar dentro de aquel abrazo, aferrándose con fuerza a la camiseta de la gallega- no quería hacerte sentir así

-Shhh, ya está, no importa, no llores mimi por favor, no llores- la impotencia que sentía Miriam escuchándola llorar, le hacía un daño que hacía mucho tiempo que no sentía, una rabia que en otro momento hubiese desahogado de una forma no demasiado bien vista si de moralidad se trataba, pero ahora no podía, no debía. Solo necesitaba que dejara de llorar- Ven conmigo

La gallega tiraba de su mano, conduciéndola hasta una de las puertas de aquel sitio, la abría, y la llevaba hacia dentro.

La sentaba en el borde de la cama, quedándose de cuclillas frente a ella, secaba alguna de las lágrimas que todavía le caían.

-Necesitas descansar, ¿sí? Quédate aquí a dormir, por favor, mañana hablaremos de todo esto ¿Vale? - la granadina tan solo podía asentir, sentía que, si decía una palabra, rompería a llorar de nuevo, y no quería hacerlo.

Miriam le ofreció su mano para ponerla de pie de nuevo, y con cuidado le ayudó a sacarse el vestido, cogiendo otra de sus camisetas en el armario, volvía hacia ella, que abrazaba su propio cuerpo, destemplada, tiritaba. Le ayudó a vestirse, y volvió a dejarle sentarse en la cama.

-Espera aquí tan solo un segundo- la gallega salía de la habitación, volviendo a los pocos segundos, con lo que parecía una sudadera en la mano- ponte esto, estas helada

Ayudándole también con la sudadera terminaba de vestirla, y esperaba a que entrara en calor mientras frotaba sus brazos con energía, para ayudarla a templarse.

- ¿Mejor? - la granadina asentía de nuevo, con la vista clavada en el suelo, según lo que su conciencia le decía ahora mismo, no era justo que Miriam se estuviera portando así con ella, no se lo merecía, al menos no esa noche.

- ¿Por qué haces esto? - la gallega la miraba extrañada

- ¿Por qué hago que mimi?

- Esto ¿porque me cuidas de esta forma, si me he portado como una gilipollas contigo? - la gallega se ponía de pie, sonriéndole.

- ¿quererte como lo hago te parece una razón de peso? - mimi agachaba la mirada sonriendo, le encantaba escuchar esas palabras de boca de la gallega- yo también me he portado como una gilipollas muchas veces contigo, ¿y por eso me has abandonado? ¿Qué tipo de persona seria si por una mala noche te juzgara? Anda ven- la gallega una vez más le ofrecía su mano haciendo que de nuevo se pusiera de pie, agarrando su barbilla, levantaba su mirada, hacia ella, y por fin, la besaba de esa forma que mimi llevaba toda la noche esperando.

La besaba como lo hacía siempre, con cariño, despacio, transmitiéndole la seguridad que estaba claro que a mimi le faltaba en ese momento.

Se separó de sus labios, un segundo para mirarla, y aquello era todo lo que le hacía falta, mirarla a los ojos, para sentir que no quería nada más, absolutamente nada más que a ella. Estaba jodidamente preciosa aun con el rímel corrido, con aquella sudadera, y el pelo totalmente enredado.

Salió de nuevo de la habitación para regresar con una toallita que utilizo para quitarle los restos de maquillaje, una coleta de pelo que uso para hacerle un pequeño moño y una vez había terminado, la beso de nuevo, esta vez de una forma mucho más corta, y se metió en aquella cama con ella.

Mimi apoyo su cabeza en el pecho de la gallega, abrazándose a ella como un koala, cosa que hizo sonreír a Miriam

-No me voy a ningún sitio, puedes relajarte, porque como pretendas dormir así, mañana no vas a poder mover ni un solo musculo. – la granadina sonreía rebajando la fuerza que estaba ejerciendo sobre la gallega

- Miriam, tengo miedo- la gallega jugaba con el pelo de mimi

- ¿De qué tienes miedo?

-De que todo salga mal, de que todo el mundo tenga razón, de que nos ganen otras cosas y no esto, no sé, de perderte, supongo.

- Mimi, que algo sea difícil, no lo hace imposible. Sabré muchísimo de negocios, y de empresas, pero sí de relaciones se trata, no soy nadie para dar lecciones. Pero hay algo que si tengo claro- la granadina se giraba, quedando apoyada en el pecho de la gallega, pero esta vez con su vista clavada en ella, mientras Miriam seguía acariciando su pelo, colocándolo detrás de sus orejas- lo más importante es que confiemos una en la otra, al menos en lo que a sentimientos se refiere. ¿Sabes que te quiero no? Quiero decir, ¿Tienes o has tenido alguna duda de que lo haga?

- Bueno...supongo que sí que lo he hecho, pero Miriam, es lógico que lo haga, no sé nada de ti, y supongo que el miedo es uno de nuestros instintos y de la misma forma que tengo miedo a perderte, tengo miedo a darme la hostia contigo. A veces mi cabeza funciona a un ritmo que no se controlar, y dudo de todo, hasta de mi misma. – no le gustaba la mirada de Miriam, podía ver la tristeza en sus ojos cuando la escuchaba – pero se me pasa eh, ósea cuando estoy contigo, es como si todos esos pensamientos se esfumaran, como si absorbieras todos los pensamientos invasivos sobre nosotras que tengo, y entonces no me coge nada, ni la más mínima duda de que esto es real, porque te veo a ti conmigo, porque me veo a mi...y no puedo créeme que nada de esto sea mentira, supongo. Pero el miedo está ahí, está a la expectativa, y cuando pasa algo, o cuando alguien se limita a decirme que tenga cuidado, aprovecha para pasearse y llenarme de toda esta mierda, y hacer que haga cosas como la de esta noche. No sé, para mí también es difícil

- Mimi yo sé que hay muchas cosas que no sabes de mí, muchas, miles, así que créeme cuando te digo que sé lo que es tener miedo, porque cada día al levantarme mi primer pensamiento eres tú, y eso es jodido, es jodido y bonito, pero me hace darme cuenta de lo importante que eres en mi vida. No sé cuándo, ni como lo has hecho, - se corregía - lo hemos hecho, pero ya está, y puede que cuando sepas todo lo que hay detrás de mi decidas que no quieres estar a mi lado. ¿Crees que hay un riesgo peor que ese? Pero en lo de quererte ya no controlo yo, ya no mando. Por favor mimi pon en duda cualquier cosa de mí, pero nunca, nunca dudes de que te quiero. Todo puede torcerse, puede ir mal, puede que acabemos demasiado lejos, o que te canses de mí, pero no importará el lugar, ni el momento ni el día ni la hora a la que te lo preguntes, voy a quererte el resto de mi vida, y no es una promesa, es un hecho. El hecho es que me he enamorado de ti, y me importan una mierda las circunstancias, y empieza a importarme una mierda todo lo que no seas tú. - la gallega agachaba la mirada- por eso me duelen las cosas como las de hoy mimi, no eres una cualquiera, no quiero empotrarte encima de una mesa, y hacer que grites mi nombre un par de veces y dejarte ir...no es que no quiera hacerlo, no puedo, contigo no puedo. Y si quieres saberlo supongo que lo he hecho porque me aterraba la idea de que salieras por esa puerta, y no saber qué iba a pasar, supongo que lo único que quería era mantenerte cerca, y si eso era lo que buscabas, obviamente podría dártelo. Pero no vuelvas a buscar eso de mí, por favor, tú no...- la granadina ascendía sobre su pecho, hasta acercarse a su boca, dejando un suave beso en ella, en el que se perdían un poco, se dejaban ir.

-No quiero eso de ti, no de ese modo. Lo siento Miriam de verdad- la gallega acariciaba su cara con una de sus manos

-Ya está, olvidemos lo de esta noche. ¿vale? - mimi asentía- pues ahora descansa, es tarde. - la granadina retomaba su posición en el pecho de la gallega

- ¿Estarás aquí cuando me despierte?

- Te lo prometo, ahora descansa mimi- Miriam dejaba caricias en su pelo, mientras notaba como la granadina se iba relajando.

-Miriam...

-Dime

-Que te quiero, por si tu también lo has dudado alguna vez, te quiero, y tampoco hay marcha atrás en eso. - la gallega se acercaba a dejarle un beso en la cabeza

Y en cuanto noto como la respiración de mimi se volvía lenta y pausada, se relajó. Era el único momento del día en el que podía sentirse totalmente en paz. Allí, con ella abrazándola, creando ese espacio personal entre ellas, donde nada ni nadie podía entrar, donde no tenía miedo, donde no pensaba en nada que no fuera besarla, acariciarla, abrazarla... Tan lejos de todas sus dudas, de sus miedos, de sus inseguridades... en su abrazo, allí se habría quedado a vivir Miriam, eternamente en su abrazo.

Los pocos rayos de sol que entraban por una pequeña ventana en aquella habitación eran los que sacaban a Mimi de los brazos de Morfeo. Se revolvió un par de veces sobre aquella cama, un cuarto de hora más, puede que media hora, todo lo que su cabeza le consintió, pues aun sin ser demasiado consciente de la realidad, los recuerdos de la noche anterior iban dejándole pequeños flashbacks en su cabeza, haciendo así que no pudiera volver a dormirse como le gustaría.

Estiró uno de sus brazos tanteando aquella cama, obviamente vacía, aunque su ultimo recuerdo era una promesa de que ella seguiría allí cuando se levantase, tras un par de bufidos decidió abrir los ojos.

No recordaba demasiado bien aquel lugar, pero dentro de los lujos a los que acostumbraba Miriam, aquello seguía pareciéndole demasiado oscuro.

Llevaba puesta una sudadera, y su ropa interior, y sinceramente necesitaba una ducha, así que con toda su fuerza de voluntad decidió levantarse, ir en busca del baño, de su teléfono y marcharse a su piso, quizás mas tarde hablaría con Miriam de todo lo que había sucedido la noche anterior, era consciente de como se había portado, y de que sí, si querían tener una buena relación debían aclarar ciertas cosas, comunicarse, ser sinceras.

Paseó por aquel piso, extrañándose por no tener ni una nota de la leona, avisándole de que seguramente se había ido a trabajar, pero su dolor de cabeza no le ayudaba a pensar demasiado. Así que decidió que lo mejor que podía hacer era darse una ducha y despejarse, así quizás después podría pensar con algo más de cordura.

-Buenos días señorita ¿Qué tal el dolor de cabeza? - la granadina pegaba un salto en la ducha, perdiendo el equilibrio resbalaba, pero Miriam conseguía agarrarla a tiempo antes de que terminase en el suelo de aquella ducha.

- Joder Miriam, casi me mato. ¿No puedes entrar como las personas normales? - la gallega no podía dejar de reírse, todavía pegada al cuerpo de Mimi.

- He entrado como las personas normales, dándote los buenos días...si eres absurdamente asustadiza no me culpes- la granadina intentaba recuperar su posición normal para terminar de ducharse- Eh, eh, que no hace falta que te muevas, me gusta esta perspectiva de ti- lograba zafarse de su agarre

- ¿No ibas a estar aquí cuando me despertara? - Miriam se apoyaba en el lavamanos mientras la granadina terminaba de ducharse

- Esperar a que tú te despiertes puede requerir un margen de 10-12 horas, y es todo un misterio en que momento de todo ese tiempo vas a hacerlo, así que tuve que aventurarme a incumplir mi promesa para poder traerte el desayuno- mimi se giraba para mirarla

- ¿Tu? ¿no has mandado a nadie a por él? - Miriam suspiraba

- Aunque te sorprenda puedo hacer cosas por mí misma, además ya sabes que aquí no puede entrar prácticamente nadie que no sea yo o Aitana, bueno y ahora tú. – la granadina cerraba el grifo de la ducha para salir de allí, y Miriam se apuraba a ofrecerle un albornoz en el que se metía encantada.

- ¿Es por todos esos papeles? ¿Ósea este sitio es tan secreto por eso? ¿Las claves y todo eso?

-Sí, bueno...en parte sí. Digamos que es complicado...- la granadina ponía los ojos en blanco, al escuchar esas palabras, siempre era complicado y ahí lo dejaban, hasta ahí la conversación. Era complicado, sin explicaciones, sin intentarlo al menos, complicado y punto. - ven aquí- tiraba del cinturón de aquel albornoz haciendo que mimi quedase totalmente pegada a ella, y totalmente desnuda, pues el tirón lo había abierto por completo.

Y aprovechando la tesitura, la besaba, comenzaba con un beso despacio mientras sus manos se colaban por debajo de la tela, haciendo que el cuerpo de mimi reaccionara instantáneamente. No tardo en profundizar ese beso, y comenzar una lucha contra la boca de mimi, que, aunque se acababa de duchar sentía como el calor subía por segundos.

Miriam apretaba con fuerza su trasero, arrastraba sus uñas por su espalda, como quien se aferra al último resquicio de tierra a punto de caer por un precipicio.

Pero los recuerdos de la noche anterior empezaban a pasarle factura a la granadina, que no podía evitarse sentirse un poco violenta en ese momento, quizás deberían hablar, deberían dejar claro que era lo que había pasado, y como se sentía al respecto, no quería follar con Miriam sin sentimientos, no quería hacerlo de esa forma nunca más, y aunque intento reprimir todo aquello, era incapaz, no dejaban de atormentarle, y terminó por apartarse de Miriam.

-Espera, espera. ¿Qué estamos haciendo Miriam? - la gallega la miraba asombrada, confusa- Deberíamos hablar, después de lo de ayer...no sé no me siento bien haciendo esto.

- Mimi- Miriam reducía la efusividad e intentaba relajar el calentón que tenía ahora mismo, llevando su mano de el trasero de la granadina hasta su pelo, que recogía despacio- dijimos que lo de ayer estaba olvidado, no quiero que te sientas mal. Fue una mala noche, todos tenemos malas noches. ¿Podemos...borrar esos recuerdos, creando unos nuevos no te parece? - sonreía picara

El tono en el que Miriam le hablaba, la calmaba, porque como se sintiera la gallega con lo que habían pasado la noche anterior era lo que realmente le importaba, y ver que, para ella, no había significado tanto, que era algo que apartaba, la tranquilizaba.

-Está bien, pero deja que yo te dé algo que recordar- la granadina introducía su mano por debajo del chándal que se había puesto la gallega para salir a por el desayuno, llevándola directamente a presionar por encima de su ropa interior, arrancándole un gemido.

- Bueno, esto también me vale – y aprovechando sus manos en el pelo de la granadina la atraía con fuerza hacia ella para besarla, mientras mimi que ya había traspasado la tela de su ropa interior, jugaba con su centro haciendo que Miriam tuviese que separarse de su boca para coger aire y poder gemir sin trabas.

Miriam dio un último tirón al albornoz de mimi dejándolo caer en el suelo, y esta aprovecho para, con la mano que tenía libre ayudar a Miriam a sacarse la camiseta.

Como si aquello no fuera suficiente, y con algo de enfado, cabreo, o quizás solo eran ganas de comerse literalmente a la gallega, abandono el juego de su mano con el centro de Miriam, lo que tardo en arrancarle el sujetador y bajarle los pantalones, y la ropa interior. Ahora sí, ahora era perfecto.

-Sube- Miriam la miraba perpleja, que Mimi la hacía sentir como nadie en el sexo estaba más que claro, pero que nunca la había visto tan desesperada, también. Y no sería ella quien no le hiciera caso, así que de un pequeño salto se quedó subida a aquel lavamanos. Y con la mirada clavada en la de la gallega, abrió sus piernas de un tirón.

-Gracias por el desayuno- dejo un pequeño beso en sus labios, arrancando una carcajada de Miriam, y paseo con su boca por cada resquicio de su piel, jugueteo con sus pechos, desesperando a Miriam, que estaba impaciente, fue bajando pacientemente mientras con sus manos daba sutiles caricias por encima de su sexo, cosa que volvía loca a la gallega.

Una última mirada antes de perderse con su boca, y hacer que Miriam se perdiera en ella. Una primera toma de contacto, y la mano de Miriam en su pelo, pidiéndole más con sus gestos, hacían que la granadina pusiera todo de su parte, y era mucho todo lo que podía darle. Y quería hacerlo.

Y así lo hizo, hasta que Miriam tuvo que clavar sus manos en ese lavamanos, sentir como su piel, sudorosa se despegaba de aquel espejo para arquearse, dejando su cabeza caer hacia atrás, mordiéndose el labio con fuerza, hasta que estalló en una especie de gruñido, que no dejaba nada que desear al de cualquier león cabreado.

Y mimi tuvo que reírse, porque literalmente aquel sonido había sido raro, raro pero excitante, y melodioso.

-JO-DER MIMI-la granadina levantaba las manos en señal de inocencia

- ¿Qué?

-JO-DER MIMI, JO-DER- la granadina se echaba a reír, y se acercaba a dejarle un pequeño beso en sus labios.

- ¿Desayunamos? - le ofrecía la mano para bajar de allí. Miriam sonreía aceptándola, bajaba de un salto. Recogía su ropa interior del suelo, mientras la granadina se ponía tan solo la camiseta de la gallega y un tanga para tapar su desnudez, haciendo que Miriam saliese corriendo detrás de ella, abrazándola por detrás, mientras caminaban

- Oye, que yo puedo perfectamente olvidarme de esto en unas horas. Así que, cuando quieras hacer nuevos recuerdos, tu solo avísame eh, yo encantada- dejaba un beso en su pelo, mientras la granadina se reía. - Y que, tampoco hay que ser egoísta, así que, si a la chica no le importa, me gustaría dejarle un buen recuerdo a mí también...

-Miriam, vamos a desayunar ¿Vale? - la granadina se giraba quedando de frente a ella- Necesito un ibuprofeno y puede que después me apetezca volver a recordarte un par de cosas.

Miriam se apartaba de ella levantando sus manos, no iba a poner ningún impedimento a que algo así sucediese.

Y desayunaron, y puede que estuvieran la mitad de la mañana borrando recuerdos y creando unos nuevos, y que literalmente estuvieran medio destrozadas después de todo el empeño que habían puesto las dos en recordarse que lo de la noche anterior, había sido eso, tan solo un mal recuerdo.

-Creo que debería ir a por algo de comer, son las 17.00 de la tarde mimi- la gallega dejaba pequeñas caricias en el pelo de mimi, que ahora mismo estaba tumbada encima de ella en aquel sofá, prácticamente dormida- y te vas a dormir, y esta no es vida- se reía

- ¿Quién dice eso? Yo me quedaba aquí, así, encima de ti el resto de mi vida, y a mí con la alimentación que hemos tenido esta mañana me sirve eh- las dos se reían

-Venga mimi, quiero enseñarte algo, ¿Te parece si comemos y hablamos? - la granadina asentía aferrándose más a ella- Si no me sueltas no puedo moverme

Dé un salto era ella quien se ponía de pie, poniéndose el pantalón de la gallega, que estaba en el suelo

-Vale, pero voy yo a por la comida ¿sí? Aprovechare a pasarme por el piso, a coger ropa no voy a estar con ese vestido todo el día

-Aquí no te hace falta la ropa, pero si necesitas hay un montón en el armario, puedes usar la que quieras, es ropa deportiva casi todo.

-Vale, pero la sudadera que me dejaste anoche, me la quedo, huele tanto a ti...- Miriam se reía

- Porque es mía... es mi sudadera favorita, y mira que no suelo usarlas, pero claro, toda tuya. Siéntate anda, yo iré, así descansas

-Noooo, quiero hacerlo yo, si me dices como salir de aquí claro- la gallega se ponía de pie y agarraba a mimi de una mano para acercarla al teclado donde ponía la clave y marcándola delante de ella, le enseñaba como debía abrirse esa puerta.

- Recuérdala, y llévate la llave para cuando vuelvas, pero ten cuidado, no la pierdas por favor- dejaba otro beso en sus labios antes de salir por aquella puerta.

Llevaba todo, el tabaco, la cartera, las llaves y el móvil. Parece que sintió aire fresco, oxígeno en cuanto salió de aquel piso, debía decirle a Miriam que necesitaba más ventanas, que la diferencia con el exterior era notable.

Sacó su móvil del bolsillo, no lo había mirado en toda la mañana y seguramente sus amigas se preguntarían dónde estaba a esas horas, o no, seguramente lo habían deducido solas, pero era mejor dar señales de vida, antes de que se preocuparan de más.

Tenía unos cuantos mensajes, pero al primero que acudió fue al grupo con las chicas, en el que había un par de mensajes preguntando si debían preocuparse o no.

Mimi:

Buenos días chicas, estoy bien, ya sabéis donde estoy. Luego os veo

Ana:

Joder mimi, estaba preocupada. ¿Sigue en pie la promesa de esta noche no?

La granadina se llevó las manos a la cabeza, le había prometido a su amiga pasar la noche con ella, y le apetecía, pero no tenía ni idea de los planes de Miriam, le había dicho que quería enseñarle algo, que quería hablar, pero una promesa era una promesa, se lo explicaría a Miriam y no habría problemas seguro.

Mimi:

Sigue en pie, hoy duermo contigo bananita. Bueno con vosotras, si es que Mireya sigue viva después de todo lo que se bebió ayer

Mireya:

Si a esto se le llama vida, puede que sí. ¿Vas a pasarte por el club?

Mimi:

No tengo ni idea, con lo que haga os aviso. Un beso chicas


Dejó a un lado el grupo, le contestó a Ricky que también le había escrito, y aprovechó para escribirle a su madre, mientras entraba en el comedor.

-Hola mimi- la voz de la catalana en una mesa llamaba su atención- ¿Qué tal estas?

Mimi se acercaba a saludarla con un pequeño abrazo, y haciéndole un gesto para que esperase un minuto volvía a pedirle a la camarera todo lo que quería para llevar

-Perdona Aitana, que aun vengo a por la comida ¿Qué tal todo?

-Bien, con mucho trabajo hoy, pero bueno nada que no pueda llevar, ¿Qué tal estas tú? Ayer fue una noche movidita ¿No? - mimi se reía asintiendo

- Algo así, pero no te preocupes estoy bien.

- ¿Pasaras esta noche por el club?

- Pues aún no lo sé. ¿Estarás allí?

- Supongo, creo que en cuanto puedas deberíamos hablar. A tu trabajo me refiero. Miriam me ha preguntado si sabía algo de tu regreso, y la verdad es que no sé nada de lo que piensas hacer todavía...- añadía la catalana

- ¿Miriam? ¿A ti? - la del flequillo asentía- Bueno el lunes a primera hora estaré en tu despacho y hablamos ¿Te parece?

- Me parece perfecto- mimi se giraba para recoger su comida, mientras Aitana recogía el vaso de café de encima de su mesa, para salir del comedor con ella. – Me encanta ese chándal, Miriam tiene uno igual, es precioso...- las dos se miraban por un segundo, y estallaban en una carcajada- Vale, vale, me callo. Te veo esta noche si bajas mimi

Se despedía de Aitana y volviendo hacia el ascensor, sacaba de nuevo su móvil, había mensajes que todavía no había leído, pero en especial le llamo la atención uno de un número desconocido, así que lo abrió


6589621...:

Vives engañada

No te sientas especial, eres una zorra más de su lista

Ten mucho cuidado, a ella no le importas, y dejara de protegerte.

Apúntate esto, acudirás a mi cuando quieras saber con quién te acuestas en realidad.


Intentó mirar la foto del perfil, pero obviamente estaba en blanco, no sabía muy bien que hacer, si tomárselo en serio, o simplemente obviar el tema, no contestarle más, bloquearla y punto, pero claro teniendo en cuenta todo el misterio que rodeaba a Miriam, aquellas palabras solo hacían que quisiera saber más.


Mimi:

¿Quién coño eres? ¿Por qué tienes mi numero?

¿Qué es exactamente lo que buscas?


No tardaron ni dos minutos en contestar, y mimi ralentizaba un poco el momento de llegar a aquel piso...


6589621...:

Quien soy yo, es lo de menos. Eso no debería preocuparte.

Intento ayudarte. No tienes ni idea del tipo de persona que es Miriam

Escríbeme solo cuando quieras saber la verdad


Una ex despechada, incluso barajó la idea de que fuera Camila cabreada porque la hubiera dejado, pero había algo en ella que le inquietaba, quizás fueran todas las dudas que tenía acerca de la gallega las que hacían que se planteara preguntar, o escuchar todo lo que esa persona quería decirle. Pero no, estaba genial con Miriam, y no quería estropear eso, así que tenía que quitarse esas ideas de la cabeza.

Abrió la puerta de aquel lugar con su llave, todavía con la vista clavada en su teléfono, caminando hacia el interior, hasta que alguien se pegó a su espalda asustándola.

- ¡Joder Miriam! - la gallega se apartaba de ella

- lo siento, lo siento, pensé que me habías visto. – agarraba la bolsa de la comida- ¿Todo bien?

- Sí, claro todo bien. - nada más lejos de la verdad, estaba inquieta, incluso algo distante, por culpa de aquellos mensajes. ¿Debía contárselo a Miriam? ¿Debía decirle lo que pasaba?

Las dos entraron en el apartamento, y fue Miriam quien, cogiendo la comida, se la llevaba a la cocina para pasarla a unos platos, y servir así un par de copas de vino, mientras mimi seguía con la vista clavada en aquella conversación ¿Contestaba o no?

- ¿Quieres vino no? - no obtenía respuesta- Mimi... ¿Vino? - silencio. Con dos platos en la mano salía hacia la sala, donde la había dejado- ¿Mimi? ¿Estás bien?

La granadina bloqueaba su móvil con rapidez, dejándolo encima de la mesa

-Sí, sí, perdona, estaba distraída. ¿Qué querías? - Miriam la miraba confusa, había un cambio en la actitud desde que había salido por esa puerta eso estaba claro.

-Nada, si querías vino, pero te lo he servido igual. ¿prefieres otra cosa?

- No, no el vino está bien.

- ¿Seguro que va todo bien? - la granadina asentía mientras comenzaba a comer.

No llevaban ni dos minutos comiendo, cuando dejó caer sus cubiertos encima del plato.

-Miriam...- giraba su vista hacia ella- no va todo bien- la gallega imitaba su gesto y apoyaba sus cubiertos en el plato

- ¿Qué pasa? - agarraba su mano- ¿te encuentras bien?

- Si, si, es solo que ha pasado algo y creo que deberías saberlo, o no, quizás no es más que una tontería, pero no puedo exigirte sinceridad conmigo si yo voy a ocultarte cosas, quiero que te lo tomes con tranquilidad ¿Vale?

-Mimi, me estas poniendo nerviosa ¿qué ha pasado? - la granadina extendía su mano, soltando así la de la gallega, para coger su móvil, y lo desbloqueaba bajo la atenta y nerviosa mirada de Miriam, que ya había empezado a mover su pierna, inquieta.

La granadina abría la conversación de aquel número desconocido y le entregaba el móvil a Miriam, que, aunque confusa, leía lo que mimi le enseñaba. No tarda demasiado pues era poco lo que habían hablado, pero para ella era más que suficiente.

- ¿Por qué has contestado antes de enseñármelo? - la gallega seguía con la vista clavada en el móvil, sin mirar a mimi

- Pues porque no creo que sea importante, será una tontería de alguien Miriam, olvídalo, solo quería que lo supieras- cogía su móvil de manos de la gallega, que lo retenía para no devolvérselo, y con él en la mano todavía se ponía de pie. Bufando, nerviosa, nerviosa y algo "desesperada".

- ¿Tú no eres consciente de nada verdad mimi? ¿No entiendes que todo lo que me implique a mi puede ser peligroso para ti? ¿No eres capaz de entenderlo?

-Puede que no entienda nada que tu no me hayas explicado, o sea nada. Así que perdóname, pero déjame recordarte que esto no es culpa mía. ¿Te lo he contado no? Porque podía haberme callado y punto - Miriam negaba con la cabeza mientras paseaba por la habitación de un lado a otro.

-Tengo que hacer una llamada. - Cogía su teléfono y sin salir de allí, esperaba a que alguien le contestase.

(conversación telefónica)

-Necesito que localices un teléfono. ¡Ahora ¡Sí, Te paso el número (6589621...)

......................

-¡¡BUSCATE LA VIDA NO ME IMPORTA COMO LO HAGAS, PERO CONSIGUEME INFORMACIÓN PARA YA¡¡¡¡ Voy a estar esperando tu llamada!!

La gallega colgaba el teléfono, soltándolo bruscamente encima de la mesa. Y a Mimi no le gustaba nada lo que acababa de oír, ver esa Miriam tan autoritaria, tan diferente a la que era con ella.

-Necesito quedarme con tu teléfono, ¿Te importa? - la granadina se ponía de pie al fin, acercándose a ella

- ¿Mi teléfono para qué? ¿no crees que estas exagerando todo esto Miriam? ¿Es necesario que trates así a la gente?

- No te metas mimi, no te metas en esto, déjamelo a mí.

La granadina tiraba de toda su paciencia, ya habían tenido una noche movida, y después de todo no quería volver a discutir con ella una y otra vez. Quizás sí, quizás tenía que entender que lo único que pretendía era protegerla de algo que ella misma desconocía, y era justificable su nerviosismo, y haciendo acopio de esa calma, se acercó a ella.

-Miriam, ¿Por qué no hablamos tranquilamente y pensamos un poco? - por un momento parecía que se relajaba, hasta que el sonido de su móvil interrumpió aquel pequeño momento de calma

(Conversación telefónica)

- ¿Si?................ -!!!JODER¡¡¡-Daba una patada a la puerta- ¿Estás seguro de que no puedes hacer nada más? Lo que sea......Okei. Te veo esta noche, ven al club.

De nuevo colgaba el teléfono, y sin mirar a Mimi abría una puerta de aquel mueble de la sala, y sacando el whisky se servía un vaso, para bebérselo de un trago.

- ¿Miriam? - mimi se acercaba a ella, abrazándola por la espalda- Venga, relájate, de verdad seguro que es una tontería. ¿Puede que haya sido Camila no? - la gallega suspiraba dándose la vuelta en sus brazos, se quedaba mirándola por unos segundos.

-Ven conmigo- la agarraba de la mano, y metiendo de nuevo la clave en aquella puerta salían a la parte de aquel piso en donde estaban todos los documentos guardados en cajas de seguridad acristaladas- ¿Ves todo esto? - la granadina asentía, y Miriam se acercaba a una de las cajas abriéndola con la clave sacaba uno de los ficheros, y lo apoyaba encima de la mesa- Vamos ábrelo...

Mimi la miraba como pidiendo permiso, y la gallega asentía, por lo que, yendo hacia la mesa, sacaba unas cuantas carpetas de allí dentro. Cogía la primera y la abría, un montón de folios dentro, con datos, datos de una persona, fotos, dirección, teléfonos, contactos, familia, todo....

- ¿Qué es esto Miriam? - la gallega se acercaba a ella, y poniéndose a su lado, seguía pasando folios

- Esta es toda la información sobre Andrés Puerta. - mimi la miraba intrigada- Andrés Puerta es uno de los tantos hombres con los que he tenido o tengo algún tipo de negocio, o que han sufrido las consecuencias de los mismos

- ¿Consecuencias? - la gallega clavaba su mirada al suelo, bufando

- Mimi no podría explicártelo todo en 5 minutos. -señalaba a un lado de la sala- En aquel lado están todos los datos de la gente que trabaja o ha trabajado para mí. El resto de esta sala, son carpetas con información de gente que podría querer hacerte daño. Cualquiera de ellos tendría motivos más que suficientes para hacerlo. Me he ganado muchos enemigos a lo largo de mi vida, así que entiende si me preocupo por un mensaje de mierda, o por una llamada, entiéndelo, no puedo permitirme ni un despiste, esto no es un juego mimi, no lo es joder- daba un puñetazo encima de la mesa

-Miriam, pero.... ¿Por qué tanta gente iba a querer hacerte daño? - clavaba su vista en ella

-Porque de alguna manera yo se lo he hecho a ellos.

- Está bien, está bien. Relájate, si quieres llevarte mi móvil llévatelo, pero antes de que sepamos nada más, por favor tranquilízate

- ¿Puedes hacerme un favor? - la granadina asentía- No salgas del edificio hasta que yo regrese, por favor mimi es importante

-Miriam....

- Mimi, por favor no me perdonaría que te pasara nada, hazlo por mi...

- Está bien, está bien, me quedaré aquí. ¿Puedes ahora tranquilizarte? - la gallega asentía apoyándose en aquella mesa y mimi aprovechaba para acercarse a ella y pasar sus manos por detrás de su nuca, encajándose entre sus piernas- Miriam, no me va a pasar nada ¿Vale? Se cuidar de mi misma

- Mimi, esto es más complicado que eso, hasta hoy puede que supieras o que pudieras cuidar de ti misma, pero tú no estás acostumbrada a moverte en estos mundos. Y esta gente es peligrosa, esta gente no va a venir a por mí, no les serviría de nada, y si buscan hacerme daño, tú ahora mismo eres el blanco perfecto, entiende mi miedo- posaba sus manos en la cadera de la granadina

- Y lo entiendo, de verdad, y voy a colaborar contigo si eso te hace sentirte más tranquila, pero no puedo, no podemos parar nuestra vida por dos mensajes, no voy a quedarme encerrada aquí eternamente. -añadía la granadina

- Ni yo voy a pedirte eso, deja que uno de mis trabajadores instale un localizador en tu teléfono, necesito saber dónde estás, y si alguien vuelve a intentar ponerse en contacto contigo para amenazarte podremos localizarlo al momento. – mimi suspiraba intentando hacer lo que le había prometido, colaborar, aunque la idea de mantenerse siempre localizable no le hacía demasiada gracia, pero es que ella no estaba acostumbrada a este mundo.

- ¿Por qué no han podido localizar este número?

-Porque era un numero de prepago comprado con un DNI falso, que después de enviarte los mensajes desactivo el teléfono por completo, solo sé que fuera quien fuera, lo hizo desde Barcelona, así que acabaremos por saber quién fue. – atraía a mimi todavía más cerca de ella- necesito que tengas mucho cuidado, hagas lo que hagas, por favor no confíes en nadie- la granadina asentía y Miriam acortaba el poco espacio que quedaba entre ellas para besarla

Necesitaba esa calma, esa que solo la granadina podía ofrecerle, tenía miedo, pensar en que le pudiera pasar algo a ella, la ponía nerviosa, nerviosa y furiosa, quizás no fuera más que una tontería, cabía esa posibilidad, pero no podía arriesgarse a dejarla pasar y que después ocurriese algo peor, no con ella.

- ¿Miriam y quien es Andrés Puerta? - la gallega agachaba la cabeza, y apartándose un poco de ella, agarraba el fichero que todavía seguía encima de la mesa, le echaba un vistazo.

- Andrés Puerta era un tipo que recurrió a uno de mis socios para pedirle dinero. Había montado una pizzería y después de unos meses, solo le daba perdidas. Supongo que alguien le aconsejo acudir a nosotros como una salida desesperada. Mi socio le presto dinero, por supuesto bajo una garantía, y con ese dinero, invirtió en su negocio, nosotros le ofrecíamos publicidad y clientela a cambio de un pago mensual, a mayores de la deuda inicial.

- ¿Y dejo de pagar? - la gallega asentía

-El tipo se creyó que era más listo que nosotros, y que podía jugar como quisiera, al principio se retrasó en un par de pagos, y aunque tuvo un par de avisos no los tomo en serio. Cuando decidimos rescindir todo negocio con él, se le reclamó lo atrasado más la deuda inicial, y bueno, se negó a pagar. Según él no había nada que pudiéramos hacer para cobrársela.

- ¿Lo había no?

- Bueno sí, lo había- cerraba aquella carpeta de golpe- pero dejémoslo ahí

- ¿Qué paso con él? ¿Cómo cobrasteis la deuda?

- Mimi....

- Miriam por favor, yo estoy confiando en ti, en todo, necesito que tú lo hagas conmigo...- Miriam asentía

-Mandamos a alguien a su local, que recogió todo lo que había de valor, y después lo incendió. Después de eso lo amenazaron nuevamente con su familia, si él no conseguía el dinero, ellos lo pagarían- la granadina abría los ojos cada vez más- Digamos que le costó conseguirlo y que mientras no lo hacía, uno de sus hijos pasó un tiempo con nosotros.

- ¿En serio? - Miriam asentía, no sabía si había hecho bien en contarle una cosa así a mimi, pero en algo tenía razón si quería saber todo de ella, por algún sitio debía empezar. - ¿Secuestrasteis a su hijo mientras él no pagaba vuestra deuda? Es dinero Miriam, ¿Es necesario?

- Mimi va, por favor, te he dicho que hay muchas cosas que no te iban a gustar. Nadie le iba a hacer daño a ese chico, simplemente era una forma de asegurarse de que el dinero iba a volver a nosotros, esto es negocio, si perdonas todas las deudas entonces nunca ganaras nada, negocios mimi, puramente negocios, que sé que no te gustarán. Y esto es solo una punta, si quieres huir hazlo ahora, por favor.

La granadina se apartaba de ella, llevándose las manos a la cabeza, no podía creerse que Miriam, su Miriam fuera capaz de hacer cosas así. Miles de ideas se le pasaban ahora mismo por la cabeza, pero es que con ella no era así, la Miriam que ella conocía no era ni por asomo mala persona, al revés, ayudaba a la gente, tenía asociaciones, comedores... ¿cómo podía distar tanto una cosa de la otra?¿Como podía ser tan distinta?

-¿Mimi?- la granadina volvia la vista hacia ella, podía leer la preocupación en sus ojos, el miedo a que el juicio que estaba teniendo en su cabeza la condenara.

-Creo que voy a irme al piso ¿Te importa?

- Mimi...- la gallega se levantaba acercándose a ella- Voy a alejarme de todo esto, te lo prometo, dame tiempo.

- No es eso Miriam, esto eres tú y es eso lo que a mi cabeza le cuesta entender, que seas tan distinta conmigo a como lo eres en tu trabajo, me hace pensar que....¡Da igual olvídalo!

- ¿Qué te hace pensar?- Miriam agarraba la cara de mimi para que tuviera que mirarle a los ojos

- ¿Quién es la de verdad? Me cuesta entender que puedas ser las dos personas a la vez Miriam, ¿En que aspecto de tu vida finges? ¿Conmigo?

- Mirame a los ojos, ¿de verdad crees que finjo cuando estoy contigo?- la granadina suspiraba mientras negaba con la cabeza- sabes que mi pasado no ha sido fácil y sí, me ha convertido en la persona capaz de hacer todo eso, pero esto, esto que sale solo cuando estoy contigo es mi yo de verdad, lo único de verdad que tengo eres tú mimi. Confia en mi por favor- mimi asentia de nuevo agachando la mirada- se va a acabar ¿Vale?

-Está bien, confio en ti Miriam.- la gallega aprovechaba para besarla, necesitaba sentir que todo estaba bien, que de verdad confiaba en ella, que de verdad queria seguir a su lado, pero el sonido en el móvil de mimi les hizo separarse, y fue la gallega quien se lanzo a por el pero antes de cogerlo se lo tendió a mimi, al fin y al cabo era su privacidad.

La cara de mimi, fue lo que hizo que Miriam se volviera a tensar

-¿Qué pasa mimi?- la granadina giraba su teléfono dejándole ver su pantalla


625325....

Veo que has ido corriendo a darle la información a tu novia

Dile de mi parte que no van a encontrarme, que no juegue con fuego si no quiere quemarse

Y tú, cuando cambies de opinión, puedo decirte la verdad sobre todas esas mentiras que te está contando

Y recuérdalo, para ella no eres mas que una zorra mas en su lista....



Bueno vamos destapando cosas, poco a poco, esto es solo la punta del iceberg, asi que vayamos con paciencia

Contadme que os parece todo esto, que opinais de Miriam o de sus negocios turbios, contadme todo que os leo, aqui y en twitter

Gracias por leer, intentare actualizar pronto de nuevo. :)

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