La luz de tu amor (gay/yaoi)

Door Arakih

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Nathan es un joven que fue engañado y llevado a un prostíbulo después de la muerte inesperada de sus padres... Meer

Capítulo 1: Subasta
Capítulo 2: Despertando
Capítulo 3: Recuerdos
Capítulo 4: Sujeto desconocido
Capítulo 5: Nuevo jefe
Capítulo 6: Interrupción
Capítulo 7: Eres pequeño
Capítulo 9: Mi bebé
Capítulo 10: Tour
Capítulo 11: Subconsciente
Capítulo 12: Me provocas
Capítulo 13: Un regalo
Capítulo 14: Quiero devorarte
Capítulo 15: Brian
Capítulo 16: Amante personal
Capítulo 17: Pesadillas
Capítulo 18: En la oficina
Capítulo 19: La fiesta
Capítulo 20: Mala reacción
Capítulo 21: Te amo
Capítulo 22: Alissa
Capítulo 23: Realidad
Capítulo 24: Desdicha
Capítulo 25: Oscuridad
Capítulo 26: Rechazo

Capítulo 8: Compras y hospital

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Door Arakih

Al terminar de vestirse Nathan se dirigió a la sala principal parecía que podría perderse en cualquier momento aquella no era un casa pequeña al contrario era una inmensa mansión con corredores y puertas parecidas por todo lado, después de una larga caminata buscando la sala principal la encontró y vio al rubio de brazos cruzados, sentado en aquel inmenso sofá se notaba algo impaciente.

- Tardaste demasiado

- Lo... lo siento me perdí

- ¿No te han dado un tour por la casa aún?

- No...

- Bien te daré el mejor tour de tu vida al volver

Nathan observó como se dibujaba una sonrisa perversa en la cara del rubio, no entendía el porque y no le dio demasiada importancia.

Ambos salieron de la mansión, Nathan seguía cuidadosamente a William por detrás, vio cuidadosamente la espalda de este, era ancha, tenía los hombros perfectos y una torneada figura ¿Cómo podría ser un hombre tan guapo y tener buen cuerpo a la vez? en definitiva el favor de Dios estaba con él.

Al encontrarse ya fuera, observó que lo que suponía era cierto, esa no era una casa era una mansión inmensa, demasiada grande 

- Sube al auto 

Nathan obedeció y abrió tembloroso la puerta trasera de aquel lujoso auto negro

- Nathan, ahí no, ve al asiento del copiloto, te quiero a mi lado

Otra vez el inevitable sonrojo se formó en su cara y sin decir ni una sola palabra se dirigió al asiento del copiloto, luego de un par de minutos el rubio se encontraba a su lado encendiendo el lujoso auto, observó disimuladamente el perfil del más alto ¿Por qué era tan atractivo? la ropa casual que llevaba le sentaba bien.

- Ponte el cinturón de seguridad

Nathan obedeció

En el transcurso del viaje se formó un incomodo silencio, ninguno de los dos articulaba palabra... luego de lo que le parecieron horas a Nathan por fin habían llegado a su destino. El rubio estacionó el auto en un lugar totalmente desconocido para el y desabrochó su cinturón de seguridad.

- Puedes bajar Nathan

El más bajo se limitó a obedecer pero por estar tan despistado olvidó que aún tenía puesto aquel cinturón.

- Eres un niño totalmente despistado

William se acercó peligrosamente hacia él y mirándolo seductoramente desabrochó su cinturón de seguridad.

- El hecho de que estés tan despistado me hace pensar muchas cosas pero no soy un brujo para saber cual es la razón ¿Puedes decírmelo?

- Yo... - ¿Qué debía decir? "Me quedo observando disimuladamente lo muy atractivo que eres" o "Tus acciones hacen que me sienta raro, te acercas tan peligrosamente hacia mi, haciendo a mi cuerpo reaccionar de manera indescifrable"

- ¿Tú?

- Creo que estoy enfermo- susurró

- ¿Enfermo?

- Si...

- Tenemos que llevarte a un médico cuanto antes pero primero terminemos de hacer las compras Nathan 

El menor asintió ¿Por qué William se preocupaba tanto por él? bueno.... era la primera vez que alguien lo hacía.

Ambos bajaron del lujoso auto, Nathan se sentí perdido aquel lugar era inmenso.

- Sígueme, no quiero que te pierdas.

Y así lo hizo siguió al rubio en todo momento, cuando se adentraron al inmenso y lujoso centro comercial observó de todo, no pudo evitar emocionarse nunca había estado en un lugar así

- Primero compremos ropa 

Nathan asintió y siguió al más alto a una de las tiendas lujosas del lugar "GUCCI"

- Ey William hace mucho que no te veíamos por aquí

Un hombre elegante saludó al rubio.

- Hola Tom, que sorpresa encontrarte aquí

- Vine a supervisar algunas cosas de la marca pero el sorprendido soy yo al encontrarte por aquí

- Eres un diseñador importante y ocupado pero ya que te tengo justo aquí quisiera que me ayudaras 

- ¿Ayudar? Claro quien rechazaría una propuesta así de un hombre tan joven, adinerado y atractivo como tú William Olsen 

- Bien, entonces te presento a Nathan, quiero que me des una combinación de varios estilos para él

Nathan observó a aquel hombre, no sabía quien era, al parecer un diseñador.

- Que ternura tenemos por aquí William ¿De donde lo sacaste?

- Es un secreto, necesito que lo vistas

- Claro... encantado de conocerte Nathan, soy Tom Ford, tienes suerte de tenerme aquí, me encargaré personalmente de tu estilo será  muy original.

- En... encantado, soy Nathan

- Pero si es una monada de muchacho William ¿Podrías prestármelo?

- Ni lo sueñes Tom

- Vale. No hace falta que te enfades, era una simple broma. Me llevaré al muchacho ¿Puedo verdad?

- Puedes.. pero si haces algo, no dudes en que le avisaré a Richard

- Que desconfiado, sabes muy bien que Richard y yo tenemos un amor puro y eterno, soy incapaz de hacer algo indebido

- Que bien que lo tengas muy claro Tom

- Como siempre William. Bien, ahora espera unos minutos, me encargaré del estilo de Nathan ¿Cuantos conjuntos llevarás?

- Todos los que le queden

- Bien - dijo sonriendo y mostrando así su perfecta dentadura - Entonces no desperdiciaré esta oportunidad. !Ah! Por cierto, tendrás que esperar

- De acuerdo 

Nathan  fue arrastrado por Tom hacia unos vestidores, observó como este llamaba a sus ayudantes y empezaban a jugar con la ropa combinándolas unas con otras. Luego de un par de minutos sintió que era un muñeco, lo vestían, le colocaban accesorios, lo desvestían, le quitaban accesorios y lo volvian a vestir... era un circulo vicioso.

- Bien esta todo listo, Nathan eres muy atractivo, casi todo lo que te probamos te quedó de maravilla - dijo Tom emocionado

- Gra... gracias - expuso ruborizándose

- !Ow! eres una ternura andante Nathan. Bien, ya que finalizamos tengo que llevarte con William, seguro esta que hecha humo, es el rey de la puntualidad y al parecer esto nos tomó mucho más tiempo de lo esperado.

Nathan asintió y nuevamente Tom lo arrastro hacia donde estaba el rubio sentado caprichosamente en aquel elegante sofá.

- William, aquí tienes a tu muñeco, todo le quedo perfecto y pues lo dejamos con este conjunto, se ve lindo ¿No crees?

- Es perfecto - sonrió William

Nathan sintió sus mejillas hervir, no sólo por el halago de William sino también por la hermosa sonrisa que este había formulado en su atractivo rostro.

- Me llevaré todos los conjuntos que se probó, así que envuélvelos todos

- ¿Todos? es mucho, tardaremos un poco

- Bien, entonces mandamelos a casa, sabes cual es la dirección

- Perfecto William ¿Te lo recargaré todo a tu cuenta?

- No - le dio una tarjeta

- !Woo! la American express, era de esperarse de William Olsen. Bien, ahora mismo te la devuelvo, la pasaré por caja

Nathan sintió la mirada penetrante del rubio sobre él.

- Te ves muy bien, aunque los pantalones están muy ajustados, puedo ver tu perfecto trasero sobre ellos

El más bajo se sonrojó fuertemente.

- Me estas provocando con esa ropa Nathan

- Aquí tienes la tarjeta William, gracias por tu compra. Puedes venir cuando gustes con la monada de Nathan, te enviaré el resto de la ropa a tu mansión, pierde cuidado

- Jamás dudaría de ti Tom, bien tenemos que irnos

- Hasta luego, ha sido todo un placer conocerte Nathan

- Él gusto a... a sido mío Tom- susurró

- !Aww! te secuestrare 

Tom sintió la peligrosa mirada de William sobre él.  

- Vale William , no te esponjes era una broma - dijo sonriendo - !Cuídense! - añadió moviendo las manos en sentido de despedida. 

Ambos jóvenes salieron de la tienda

- Ahora vallamos a comprar todo lo que podrías usar

Nathan no entendía muy bien a que se refería pero luego comprendió al ver al mayor comprar algunos suplementos como: Jabones, cepillos, shampoos y muchas cosas parecidas... "Le encanta desperdiciar el dinero" - pensó - no es necesario comprar mucho...

- Esta todo listo Nathan.... ahora dirijamonos al hospital

- ¿Hos... hospital?

- ¿Lo recuerdas? dijiste que creías estar enfermo, aprovechemos esto para asegurarnos de que estés en perfecto estado

Nathan asintió nervioso, el rubio se preocupaba por él, no sabía porque pero se preocupaba por él y eso en cierto modo lo hacía sentirse bien

Luego de un largo recorrido en el lujoso auto, llegaron al inmenso hospital, descendieron de este y llegaron a la recepcionista del lugar

- Buenas tardes ¿Que se les ofrece?

- Buenas tardes, deseo sacar una cita para medicina general

- ¿Medicina general? veamos... tienen suerte, el doctor  James aun sigue en su consultorio

La recepcionista imprimió un par de papeles y se lo entrego al rubio.

- Pueden pasar con esto, les atenderá enseguida

- Gracias

Nathan siguió en silencio a William, cuando llegaron al consultorio el rubio toco educadamente la puerta.

- Adelante - Se escucho una voz en el interior

El rubio abrió la puerta y ambos muchachos se adentraron al lugar.

- Buenas tardes - saludó un hombre algo mayor con una bata blanca

- Buenas tardes doctor James

- Bien ¿Que sucede?

- Necesito saber si el esta en perfecto estado - señaló educadamente a Nathan

- Ya veo, entonces tengo que chequearlo, podría salir en unos minutos lo llamaré para darle los resultados

-  ¿Por qué no puedo quedarme con él?

- Verá joven, es un procedimiento estricto, no se preocupe, no le pasará nada, la enfermera vendré en unos minutos para ayudarme

- Esta bien, estaré afuera

Nathan entró en pánico, no quería que William lo dejara sólo con aquel hombre - tenía miedo - quería decirle que no se fuera pero su voz no salió y al darse cuenta, el rubio ya había salido.

- Veamos, tienes que quitarte la chaqueta y el polo

- No - Nathan negó

- Tienes que hacerlo, necesito revisar la frecuencia cardíaca, las pulsaciones, la presión...

El doctor empezó a sacarle la chaqueta y el polo. Nathan sintió que el miedo empezaba a invadir sus sentidos.

- No

Pero aquel hombre no se detuvo y ahora estaba tocándolo.

- Tienes un cuerpo muy lindo

- A... aléjese

- Veamos, mediremos el grado de sensibilidad ¿vale?

Nathan distinguió la mirada lujuriosa de aquel hombre y trató de alejarse, pero era tarde, aquel estaba tocando sus pezones.

- No.... no, aléjese

- !Wao! Eres muy sensible

Nathan respiro forzosamente, estaba asustado y su voz no salía ¿Por qué justo ahora? Recordó todas las veces que habían abusado de él y sin evitarlo empezó a derramar lágrimas.

- !Ow! que lindo ¿Estás llorando?

En ese momento la puerta del consultorio se abrió estrepitosamente, mostrando la cara enojada del rubio.

- ¿Qué diablos? - dijo el rubio

Antes de que Nathan se percatara, William había golpeado a aquel hombre.

- Doctor James es usted un hombre muy malo ¿Que cree que estaba a punto de hacerle a lo que es mío?

- Nada, es parte de la revisión

- ¿Revisión? - preguntó riendo - Pudrase viejo asqueroso, me encargaré de que lo despidan de este trabajo y no le den uno así derrame lágrimas de sangre.

- No te tengo miedo - expuso el doctor - Eres sólo un jovencito

- Pues este jovencito puede comprar este puto hospital si lo desea

- Eso es irracional

- Es muy racional, el heredero de Olsen puede hacer lo que le de la gana

- ¿Olsen?.... ¿Empresas OlsenHG?

- Exacto inmundo animal, si no quieres que te mate ahora mismo, desaparece de mi vista

Nathan observó como la cara de aquel hombre entraba en pánico y salía prácticamente huyendo del lugar.

- ¿Estás bien?

El más bajo negó, estaba en pánico y sus lágrimas salían incontroladas de su rostro.

- Diablos, no te preocupes me encargaré de que no vuelva a pisar un hospital... pero no llores 

Nathan sintió como William se acercaba hacía él y le daba un pequeño beso.

- Detesto que toquen lo que es mío, quizás antes estuviste con incontables hombres... pero ya te hize mío, así que no puedes ni siquiera mirar a otro

El corazón de Nathan empezó a palpitar rápidamente, las palabras de William lo habían cautivado... era sólo del rubio, sólo de él.

- Vamos a otro médico

Nathan negó rápidamente

- Iremos a una doctora y no me separaré de tu lado ¿Vale? necesito saber si estas en perfecto estado

Dicho esto,  William lo llevó a una doctora del mismo hospital.

- ¿Esta todo bien con él? - preguntó preocupado

- Si - respondió la mujer ya entrada en años - sólo sufre un pequeño cuadro de desnutrición, aquí le estaré dando las vitaminas y los alimentos que consumirá, si sigue lo acordado, recuperará peso y se verá mucho más saludable.

- Esta bien, muchas gracias doctora

Luego de un día tan agotador, el rubio manejó el auto de regreso a casa ¿Por qué sentía que debía proteger tanto a Nathan? En cierto modo lo había comprado para que sea su juguete sexual, sólo eso, pero ahora ¿Que estaba haciendo? Todos sus planes se estaban yendo por otro camino.  Era algo inevitable, la mirada triste de Nathan lo mortificaba. Observó al menor sentado a su lado, durmiendo pacíficamente... inevitablemente una sonrisa se dibujó en su rostro.

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