Movía y sobaba mis manos nerviosa, incluso creo que estaban sudadas de los nervios. Estaba tensa, y mi cabeza no paraba de dar vueltas sobre lo que podía pasar esta noche.
¿Diría Justin algo inapropiado a Carter sobre todo lo que había pasado entre nosotros?
¿Soltaría algo?
Carter cogió mi mano.
-¿Estas bien cielo? te noto tensa. –dijo Carter, mirándome un segundo, y volviendo la vista a la carretera.
-Sí. –sonreí.
Moví mis zapatos de tacón nerviosamente.
Había escogido un vestido de tirantes ceñido por el torso y con algo de vuelo por abajo, de color azul marino, junto con unos zapatos del mismo color. Dejé mi pelo suelto y algo rizado. Me puse algunos complementos. Sencilla, pero elegante.
A Carter le sonó muy extraño la idea de ir a cenar con Justin, pero cuando dije que él traería a su "novia" un rasgo de tranquilidad pasó por su rostro. No es que ir a cenar con Justin fuese su mejor plan, pero tampoco se había quejado.
Carter aparcó el coche en el aparcamiento de un lujoso y, seguramente caro, restaurante.
Sentí mi móvil vibrar cuando puse un pie en el suelo, tentada a caerme por el nerviosismo. El mensaje que leí no ayudó a que me relajara.
De Justin: No te he visto y ya puedo imaginar que estás preciosa. Preferiría que esto fuese una cena de dos personas, ya sabes, tú y yo, pero bueno, lo pasaremos bien igual... La mesa del fondo ;)
Tragué saliva, oh dios mío.
Carter agarró mi mano, pasamos al restaurante, con mesas elegantes y luces alumbrando el sitio de una manera acogedora y familiar.
Divisé la mesa del fondo. Pude ver perfectamente a la chica que acompañaba a Justin. Morena, alta y delgada, bastante guapa, para que negarlo. Justin estaba de espaldas, la chica le hizo un gesto y este se giró con una sonrisa entre divertida y maliciosa. Ambos se levantaron.
Justin rozó mi cintura y dejo un beso suave sobre mi mejilla.
-Lo que yo imaginaba, preciosa. –susurró en mi oído.
-No tanto como tú chica. –entrecerré los ojos, mientras el guiñaba el ojo divertido.
Carter saludó a la chica, y después dio un cortés apretón de manos a Justin. Saludé a Lindsay, la "novia" de Justin.
Me reí irónicamente de eso en mi interior.
Sí, puede que estuviera un poco celosa. Quiero decir, la chica parece una modelo, ¡Y él dijo que la buscaría fea! En fin, que más me da, me daba igual.
Sí, sí, claro.
Nos sentamos en la mesa cuadrada, Carter junto a mí, y Justin y Lindsay enfrente nuestra.
¿Situación incomoda? hm, sí.
-Y bueno... Lindsay, ¿de donde eres? –pregunté, para sacar tema.
Justin sonrió divertido.
-Hm, he vivido la mayor parte de mi vida en Canadá, la verdad. –sonrió. Oh, sí, sonrisa perfecta.
Me tensé.
-Mira, igual que Justin, así podéis ir juntos. –sonreí falsamente.
El camarero llegó, haciendo la situación menos incomoda, mientras Justin me seguía mirando divertido negando levemente con la cabeza.
-Yo... prefiero una ensalada de verdura y un filete de ternera. –dije al camarero.
Todos los demás pidieron.
-¿Y de beber?
-Champán. –dijo Justin.
Imbecil.
El camarero asintió y se marchó.
Carter hablaba cordialmente con Lindsay, y Justin y yo hacíamos como que escuchábamos la conversación, mientras nuestras miradas estaba fijas, desafiándonos.
El camarero trajo el champan.
Justin abrió la botella y nos sirvió a todos.
-Bueno... –sonrió. Oh, no-. Brindemos por... –le fulminé con la mirada-. Nuestras guapísimas novias. –finalizó, levantando la copa, y alzándola ligeramente hacía mí. Agradecí mentalmente que nadie vio ese gesto, excepto yo.
Bebimos de las copas, sin despegarnos la mirada.
-Y bueno, Carter, ¿cuando empezaste a salir con Melissa?
Imbécil parte dos.
Carter tragó saliva.
-Pues, sin mal no recuerdo... a mitad de verano o así. Bueno, lo recuerdo perfectamente, la lleve a un restaurante a cenar y allí lo hicimos oficial. –finalizó, mirándome sonriente. Le devolví la sonrisa, encantada por su bonito discurso.
Ahí lo tienes Justin.
Miré hacía él, y reprimí una carcajada, tenía la sonrisa más forzada que había visto en mi vida, estaba celoso.
–¿Un poco cutre pedirle que fuese tu novia en un restaurante, no? Quiero decir, es muy poco original. –soltó, como quien no quiere la cosa.
Le fulminé con la mirada.
-Bueno, Don original, ¿como le pediste tú a tu novia tener algo más... oficial? –dije, alzando una ceja.
Él sonrió, haber que clase de tontería se inventaba sobre él y su nueva "novia"
-Pues mira... recuerdo que fue un muy buen día, era el cumpleaños de Scooter... –no, por favor, que pare, no será capaz-. Cogí a Lindsay, –recalcó el nombre-. y la llevé a la playa que había cerca. Estaba atardeciendo y resultó muy bonito. Uno de los mejores días que pase con ella. –no despegó su mirada de la mía. Y es que, en vez de inventarse cualquier cosa, había contado el día en el que me pidió que fuéramos novios.
Maldito Justin y su manera de acelerarme el corazón.
Carter hizo un gesto tierno.
-Oh, estoy seguro de que te encantó. –le dijo a Lindsay.
-No lo sabes tú bien. –respondió Justin, con una sonrisa divertida, seguramente riéndose de Carter por lo ingenuo que estaba siendo.
-Pero bueno, yo recompensaré a Melissa. –me sonrió-. Seguramente haremos un viaje pronto.
-¿Un viaje? ¿donde? –dijo Justin.
-No lo sé, lo tengo que mirar.
Justin tensó su mandíbula.
-Quizás Italia, si mal no recuerdo, a Melissa le encantaba Italia. -sus ojos fijos en los míos, y la sorpresa en mi mente, ¿se acordaba de eso?
Flashback.
-Eres muy fea. –dijo con una sonrisa picara. Yo alce una ceja. Enlacé mis brazos en su cuello, y acortamos un poco las distancias.
-Ah, ¿sí?
-Mucho.
-¿Cuanto? –pregunté.
-Pues de aquí a... Italia.
-Italia es preciosa, así que yo también soy preciosa. –dije juguetona.
-¿Te gusta Italia, rubia?
-Me encanta.
-Te llevare algún día. –ante esa frase mi corazón se aceleró bastante. Intenté relajarme.
Final del Flashback.
Tragué saliva ante ese recuero que revolvió mi estomago.
-Yo... a mí me da igual, me gusta cualquier sitio. –le dije a Carter.
-Claro, lo importante es que vayamos juntos. –dijo él, dando un ligero beso en me mejilla.
Justin alzó la ceja ante la situación, mirándome con malicia. Sonreí victoriosa.
-Bieber, si sigues cortando así partirás el plato. –le guiñé un ojo.
Él me miró, y me dedicó una mirada que decía: "¿Así que quieres jugar? Juguemos."
Carter se levantó de la mesa.
-Perdonad, voy a pedir un poco de salsa. Enseguida vuelvo.
En cuanto le perdí de vista clavé mis codos en el mesa.
-¿Que se supone que haces? ¡Deja de hacer esas preguntas! –le espeté, sin chillar.
-¿Que haces tú? ¡Le estas besando en toda mi cara! –dijo él.
-Oye... –habló Lindsay. La ignoramos.
-¡Y tú no paras de decir gilipolleces!
-Eres tú la que me tienta con tanta sonrisitas y tanta mierda. –dijo él.
-Podrías hacer lo mismo con tu novia. –le dije, sonriendo maliciosa.
-Oh, rubia, no vayas por ahí, porque no me costaría nada besarte delante de él.
Abrí los ojos.
-No se te ocurriría. –le fulminé.
-Solo tiéntame.
-Oye que... –Lindsay otra vez interviniendo.
-¡Cállate! –dijimos a la vez.
Ella abrió los ojos y asintió. Seguro que era la típica chica preciosa por fuera y atontada por dentro. Me reí interiormente por eso.
-Ya estoy aquí.
Se sentó de nuevo en la mesa, mientras Lindsay le contaba que su padre también tenía una empresa, hablaban animadamente de eso.
Justin tiró su tenedor, aposta.
Que disimulado, Bieber.
Se agachó bajo la mesa, y observé sus movimientos hasta que le perdí de vista y... mis pensamientos se nublaron cuando sentí sus labios besar mi tobillo y acariciar mi pierna suavemente.
No sé si estaba blanca por la situación, o roja por lo que estaba sintiendo.
-¿Estas bien, cielo? –Carter me miró. En menos de un segundo le solté una patada a Justin y escuché un gruñido por su parte.
-Sí, sí. –contesté, recomponiendome.
Justin se sentó con una sonrisa que no le cabía en la cara, le intentaba mirar con furia, pero seguramente mis mejillas estaban rojizas.
-Estoy bien cielo, no te preocupes. –besé los labios de Carter, recalcando ese "cielo" que tanto desquiciaba a Justin, y volviéndolo a besar.
-Bueno, bueno, bueno, vamos a pedir el postre. –nos interrumpió Justin, hablando rápidamente.
Le fulminé de nuevo con la mirada, aunque esta vez más divertida, de nuevo estaba celoso.
Pedimos el postre, algo de helado variado para todos y algunos bombones.
Carter me dio varias veces de su helado y Justin estaba continuamente rodando los ojos y soltando algún que otro comentario sarcástico.
Después de un rato, pagamos la cuenta, y salimos caminando tranquilamente del restaurante. Llegamos al aparcamiento.
-Ey, Carter, ¿puedes acercar a Lindsay?
-Sí, vivo a las afueras, si no te importa, claro. –dijo ella.
Manipulador.
Carter fulminó a Justin con la mirada, sabía que estaba acabando con su paciencia. Realmente ninguno de los dos se soportaba.
-¿Y que hay de Melissa?
-Yo la llevaré, me pilla de camino. –dijo.
Carter asintió, pero veía en su mirada algo de rencor. Se acercó a paso directo hacía mí, tocó mi rostro y fundió sus labios en los míos, con algo de brusquedad y pasión. Me hizo sentir incomoda, y en vez de concentrarme en aquel beso, solo podía pensar en que probablemente la sangre de Justin estaba hirviendo ahora mismo. Pero que se aguantara, por todo lo que había hecho durante la cena.
Justin dio toquecitos en el hombro de Carter, interrumpiéndonos. Carter suspiro exasperado.
-Lindsay te esta esperando. –le informó, de nuevo con una sonrisa falsa.
Vi desaparecer el coche de Carter por la carretera y me di la vuelta, enfoscada hacía Justin.
-¡Odio tu comportamiento de estúpido arrogante! –fui directa.
-¡Y yo odio que estés con ese jodido gilipollas! –espetó enfadado.
-Ese, es mi novio, entiéndelo. –le dije, con un tono autoritario y espeso, hablándole claramente.
-Pues tú entiende que me da exactamente igual. Me importa, muy, pero que muy poco lo que sea. Entiéndelo. –habló igual que yo, marcando las palabras. Seguro y directo. Andaba un paso hacía mi conforme decía cada palabra, y yo me iba echando hacía atrás, hasta que choqué con su coche, y luego él chocó conmigo-. Es hora de que entiendas una cosa... Sigo igual de loco por ti que hace ocho meses. Te sigo queriendo igual o más. Y por eso me da igual que estés con él. Ambos sabemos que no le quieres. No me pienso rendir. ¿Lo entiendes? No te voy a dejar ir.
Intenté abrir la boca para decir algo, pero me había dejado sin palabras.
Y no sé si eso era bueno o malo. No sé si debía sentirme así, estaba ¿feliz? Estaba jodidamente feliz.
Pegué mis manos a su pecho, empujándolo hacía atrás, y me di la vuelta, dándole la espalda, para permitirme sonreír como una imbécil, una sonrisa que seguramente abarcaba todo mi rostro.
"¿Lo entiendes? No te voy a dejar ir. "
Y otra sonrisa enorme al rememorar esas palabras, y más mariposas.
¿Que iba a hacer? Era imposible intentar no sentir lo que ya sentía por él.