—¿Tienes hambre?— preguntó levantándose de la cama. Asentí con la cabeza—. Traje comida china. Creo que la revoleé por algún rincón de tu sala. Voy a buscarla— dijo y subió las escaleras en bóxers. Su espalda estaba bien definida y adornada por algunos tatuajes y cicatrices. Me gustaría saber la historia detrás de eso, pensé.
Minutos después bajó con la comida y un par de platos. Nos sentamos en la alfombra ya que la cama era pequeña para ambos. Los dos estábamos solamente en ropa interior y aunque no estaba cien por ciento cómoda con esto, no me molestaba.
—Debo decirte algo que no te va a hacer gracia. A mí tampoco me lo hace— dijo luego de masticar su último fideo. Lo miré curiosa, no sabía que me podía llegar a decir.
—Te escucho.
—El jefe te pedirá que seas una especie de espía. Tienes que conseguir información útil y sincera para nosotros.
—¿Y qué debo hacer?— pregunté un poco asustada. Todo lo que tenga que ver con el bar, las peleas y el jefe ya no me estaban gustando.
—Espiar a Scott.
*
Luego de soltarme esa bomba Matthew se fue. Me dijo que a él no le gustaba esa idea y por supuesto a mí tampoco, pero que no podíamos desobedecer al jefe. Aunque por el otro lado estaba bastante convencida de que, mientras que yo no levante sospechas y me mantenga como siempre, Travis no me iba a hacer daño.
Tres días después, luego de tener un par de encuentros sexuales más con Matthew, me tocó presentar una pelea. Travis se enfrentaba contra Serbia, un hombre bastante grande y poco reconocido. Seguí la rutina de siempre, fui al bar caminando, bajé las escaleras y recorrí los angostos y oscuros pasillos. Dejé que Corny me preparase, me coloqué mi atuendo y, luego de esperar a que la gente llegara, salí a hacer mi trabajo.
Antes de subir al ring me encontré con Travis, quien me saludó efusivamente con un abrazo. Le deseé suerte y le di mi mejor sonrisa. Después de presentar el primer round fui a la barra a pedir un vaso de agua. El pelado me dijo que solo acepte bebidas de Jackie, que era una conocida suya, debido a que no sabía que tan confiables eran los otros chicos. Y luego del episodio con Liam era muy precavida en esas cosas, ya que no quería que se repitieran.
—Hola Mía— una voz detrás de mí me interrumpió. Al darme vuelta me encontré con Chase, el amigo de Matthew. Estaba vestido completamente de blanco, generando un gran contraste con el color de su piel.
—Hey— le sonreí y le di un beso en la mejilla. Era simpático y parecía un buen chico. Me gusta para Cat.
—Justo estaba buscándote. Necesito decirte dos cosas importantes.
—Te escucho— le respondí casi gritando. El volumen de la música era muy alto.
—Primero, el jefe me mando a llamarte. Dice que cuando termine la pelea vayas a su oficina.
—Está bien— respondí. Probablemente quería hablar conmigo por el asunto de Travis, así que me dije a mí misma que no me preocupara.
—Y la otra cosa. ¿Podrías pasarme el número de Cat?—solté una risotada ante su pregunta. Se veía tierno y hasta se ruborizó al decirlo.
—Encantada.
La pelea terminó y Travis se declaró ganador, aunque no salió completamente ileso debido a que Serbia no se rindió fácil.
Hice paso entre la multitud hasta llegar a la puerta de la oficina del jefe que estaba adornada con dos guardias. Luego de consultar a través del radio me dejaron pasar. ¿A qué se debe tanta seguridad? Me pregunté.
—Collins. La estaba esperando— saludó dejando ver sus dientes amarillos. Se sentó en el sofá y se sirvió una copa—. Adelante. Siéntese— dijo haciéndome señas.
Me dediqué a observar la sala. Era un tanto amplia, con paredes pintadas de un color canela y pisos de madera. El olor que se concentraba era nauseabundo, una mezcla entre cigarrillo, pipa, marihuana y todas las cosas que se puedan fumar agregados a un terrible olor a humedad.
—Tome— dijo tendiéndome un sobre blanco—. Ahí está su paga, más un pequeño aumento por el trabajo del otro día.
No conté el dinero porque me educaron sabiendo que era una falta de respeto hacia la otra persona. Pero el sobre se sentía pesado y podía afirmar que había mucha más cantidad de la que me esperaba.
—Gracias— hablé por lo bajo.
—No hay de qué— contestó poniendo la mirada claramente en mi escote. Este señor me daba repugnancia—. Y hablando de negocios—hizo una pausa—. Supe que usted ya sabía del ataque del viernes antes de que sucediera. ¿Hace cuanto lo sabía y por qué no avisó antes?
—En realidad no sabía específicamente lo que sucedería. Escuché una conversación de Travis Scott con sus amigos y luego uní las piezas para deducir de que se trataba. Con respecto a por qué no lo conté antes, no puedo responderle con claridad, pero probablemente por miedo. Aunque cuando me decidí a contarlo ya era un poco tarde.
Me observó con seriedad mientras hablaba. Luego de procesar la información agregó:
—Está bien. De ahora en más deberá decir absolutamente todo lo que sepa, ya sea a mí, a McAlister o cualquier otro integrante, y si no lo hace las consecuencias no serán buenas—utilizó un tono amenazante que me hizo temblar—De hecho, tengo un pequeño trabajo para poner a prueba su confidencialidad.
—Lo escucho.
—A partir de hoy se convertirá en una pieza fundamental en nuestro negocio, será nuestro caballo de Troya—hizo una pausa—. Supe que usted tuvo una relación amorosa con Scott, así que usaremos eso a nuestro favor.
—¿Y qué es exactamente lo que debo hacer?
—Espiarlo. Escuchar sus conversaciones. Sacarle información. Confío en usted. Ahora si no le molesta, debo hacer unas cosas— se levantó e interpreté que me estaba echando.
En el camino hacia la puerta me interrumpió con su voz gruesa.
—Recuerde en qué bando está jugando— dijo y sin darme vuelta cerré la puerta detrás de mí.