Que lo bueno está por llegar...

By themagicyoumake

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Por circunstancias familiares, Ana se ve obligada a abandonar su Barcelona natal y mudarse a un pueblo cerca... More

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❧ Epílogo

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By themagicyoumake

En cuanto salimos del instituto, empezó a llover. Aitana se había quedado atrás y yo me refugié en las escaleras de la entrada para no mojarme. Respiré profundo: había terminado la jodida semana de exámenes.

No llevaba ni treinta segundos allí parada, que reparé en el coche rojo aparcado al otro lado de la calle. El amor y la culpabilidad me invadieron a partes iguales y eché a correr hasta el vehículo.

Literalmente, subí al coche de Miriam pidiéndole perdón con la mirada.

—Cari... —dije mientras me sentaba a su lado.

—No —me detuvo Miriam, que por cierto, se había molestado en venirme a recoger al salir del instituto sin que yo se lo hubiera pedido, —antes que nada quiero decirte que lo siento.

—Amor... ¿cómo? —pregunté yo, con los ojos muy abiertos.

—Mira, yo... ayer no te supe contener como es debido, Ana. Estabas mal, y yo no supe ver hasta qué punto —dijo, apoyando sus brazos en el volante y mirando al frente. —Y por eso... te fuiste con tus amigos que te supieron consolar. Y me jode mucho, de verdad. Podía haber evitado todo eso y no... no lo supe hacer.

Miriam parecía realmente afectada por todo. Seguramente había dormido poco, se lo podía ver en las ojeras que me traía, lo cual me hizo sentir a mí aún más culpable.

—Amor, no, de verdad —dije, agarrando su barbilla para que me mirase. —Lo que hice fue muy inmaduro por mi parte. Me fui y ni siquiera avisé a Noe... —respiré profundo. —Lo siento por hacerte sufrir.

La leona fijó sus ojos en los míos y sonrió levemente. Le acaricié la mejilla y puse una mano en su nuca antes de besarla con ganas. A lo mejor mis disculpas no eran las mejores, pero mis besos probablemente sí.

Como de costumbre, el cuerpo de Miriam se destensó y yo me sentí un poco mejor.

—¿Me quieres? —me preguntó Miriam, con un hilo de voz, cuando nos separamos para coger aire.

—Miriam por favor... ¡claro que te quiero! Como me preguntas eso —negué con la cabeza y solté una risita. Miriam se rio también, cuando se dio cuenta de la estupidez que me acababa de preguntar.

—Me siento una egoísta por lo de ayer —dijo, volviendo a su semblante serio de hacía unos minutos.

—Mira amor... tu acabas de salir de una relación y casi no has tenido tiempo para pensar en ti, que ya estoy yo rayándote la cabeza con mis movidas... lo último que eres es una ego-

Esta vez fue Miriam la que inició el beso, cortándome a media frase. Desgraciadamente, ese beso fue interrumpido porque el coche aparcado detrás del nuestro no podía salir y dio un pitazo que las dos saltamos en nuestros asientos.

Así que la leona cogió el volante y se dispuso a mover el coche, cuando Aitana apareció dando unos golpecitos en mi ventana.

—¡Joder, pero como me dejabais aquí con la que está cayendo! —protestó la chica del flequillo, sentándose en los asientos traseros y cerrando la puerta con ímpetu.

—Hoy estamos un poco dispersas —dijo Miriam. —No nos lo tengas en cuenta.

Miriam arrancó el vehículo porque el coche de atrás ya se estaba empezando a mosquear, pero en cuanto se movió, vi una silueta pequeña y conocida corriendo hacia nosotras.

—Para, para Miri —dije.

—¿Qué pasa ahora? —Miriam se apartó para que el coche saliera y quedó en doble fila.

—Creo que es Nerea —respondí, mirando por la ventanilla llena de gotas de agua.

Efectivamente, la rubia llegó hasta el vehículo y abrió la puerta. Se protegía de la lluvia sujetando un par de libros encima de su cabeza y daba una imagen bastante cómica.

—Miriam, ¿me llevas? —preguntó, aunque al segundo ya se había subido. —¡Hola chicas! —dijo luego, saludándonos a las demás.

Aitana y yo la miramos sonriendo.

—Claro Nerea, faltaría más —respondió la leona. —Bueno venga, que nos vamos ya. Que entre el de atrás y vosotras me estáis mareando. Primero te dejo a ti, Aitana, que me queda más cerca.

Cuando el coche se puso en marcha, encendí la radio y busqué una de las playlist de Miriam. Ella me miró y me sonrió de lado. Luego subí el volumen estratégicamente.

—¿Dormimos en mi casa hoy? —le pregunté, acercándome a ella y poniendo una mano en su muslo.

—¿Noe te va a dejar? —se rio. —Aún no sabe si has aprobado los exámenes o no. Y visto el show de la noche pasada...

Rodé los ojos.

—Pues... tendremos que probar suerte. Y sino nos vamos al bosque a acampar.

Miriam se echó a reír mientras mi mano seguía acariciando su muslo con suavidad.

—Sí, y nos sale más a cuenta dormir dentro de una barca con la que está cayendo; a lo mejor mañana nos despertamos en el mar.

—Me conformo con dormir dentro de tu coche, no me voy a quejar tampoco —mi mano se acercó peligrosamente a su entrepierna.

—¡Ana joder, que está conduciendo! —gritó Aitana.

Yo me giré sorprendida y divertida a partes iguales. Aitana me miraba muy seria y Nerea se giró para mirar por la ventanilla disimuladamente, mientras reprimía una sonrisa.


🦋🦋🦋


El timbre sonó por toda la casa y desde mi habitación, enseguida escuché pasos en el piso de abajo, la puerta abriéndose, y Noe saludando. Sería Miriam que venía a buscarme para ir a casa de Aitana.

Le había pedido mil veces perdón a Noe, y parecía que había aceptado mis disculpas. De todas formas, seguíamos teniendo una conversación pendiente. De hecho, yo tenía un plan, pero necesitaba comentarlo con alguien que tuviese dos dedos de frente. Como mi novia, por ejemplo. 

Miriam apareció en mi habitación, dando un par de golpes en la madera de la puerta, que me hicieron bajar de mis pensamientos. La leona se apoyó en el marco de la puerta, vestida con un chándal rojo que tenía una franja blanca a los lados. No estaba acostumbrada a verla vestida así y me quedé veinte segundos con la boca abierta, pendiente de que mi cerebro reaccionara.

—Algún día me vas a matar de la impresión —fue lo único que me dio tiempo a decir antes de que la leona se lanzara a por mis labios y me besara con deseo.

Me empujó de tal forma que me quedé sentada en la cama, con ella de pie, apoyándose en mí.

—Uh, nena —le dije cuando nos separamos. —Te recuerdo que vamos a dormir en casa de tu prima y con Nerea, no tienes derecho a hacerme esto cuando no vamos a estar solas.

Miriam se rascó la cabeza.

—A lo mejor lo de acampar en el bosque no era tan mala idea —dijo con una sonrisa socarrona que honestamente me encendió entera.

Nuestros planes de dormir juntas habían tenido éxito... más o menos. Aitana nos había invitado a dormir en su casa porque durante el puente no nos veríamos, así que no le habíamos querido decir que no, por mucho que deseáramos tener un poco de intimidad. Como nos lo había propuesto cuando estábamos todas en el coche, Aitana había acabado por invitar a Nerea también, por educación básicamente. Y yo creo que también porque era una forma de entrar en el "universo" de Las Amigas. No, si al final me haría caso y se ligaría a alguna de ellas ahora que estaba soltera.

Apreté las caderas de Miriam con mis manos y luego envolví su cintura con mis brazos, descansando mi cabeza en su vientre. Ella me acarició el pelo y yo cerré los ojos unos instantes.

—Mejor termino de preparar la bolsa para esta noche —dije luego, separándome de ella para levantarme y acabar de meter el pijama, el peine, y las cuatro cosas que me llevaba para dormir en casa de Aitana. —Si nos seguimos besando así, no llegamos.

Miriam ocupó mi sitio en la cama y se quedó tumbada mirando al techo. Empezó a tararear una canción y yo me metí en el baño.

—Oye, Ana —dijo de repente.

—¿Sí? —salí del baño con un pequeño neceser que metí dentro de la bolsa.

—No te enfades, pero... ¿de verdad dormiste en el sofá de Ricky ayer? —me preguntó, muy tranquilamente. —O sea, en el sofá, sola.

La miré, para nada sorprendida, porque me esperaba que tarde o temprano saldría el tema. Ella, pero, no me estaba mirando; seguía con su mirada fija en el techo.

—Sí, amor. De verdad —cerré la cremallera y dejé la bolsa en el suelo.

Me acerqué a la cama y me tumbé al lado de Miriam, girándome hacia ella. —Me crees, ¿no?

La rubia también se giró hacia mí.

—Sí, te creo. Es solo que...

Suspiré.

—Miriam, sé que el tema Mimi te preocupa un poco... pero es que somos amigas y ya está, de verdad.

—Lo sé, y ojalá me entrase esta idea en la cabeza y pudiese estar tranquila, pero es que hace tiempo que conozco a Mimi... y lo estoy pasando mal solo imaginándome los días de puente que vais a pasar solas allí en la montaña.

Cogí las manos de Miriam y las besé con ternura.

—Pues estaré allí, tranquilita, esperando a que llegues —le respondí, encogiéndome de hombros y sonriéndole.

—Borracha, fumada, y con Mimi pegada a ti —respondió Miriam, dejando ir un suspiro.

—Joder Miriam —solté, incorporándome, porque el comentario sinceramente me molestó. —A lo mejor te has pasado un poquito, no sé.

Miriam me agarró para que me tumbara de nuevo y apretó mi cintura entre sus brazos.

—Perdona, perdona, perdona —susurró en mi oreja, haciendo que me estremeciera.

Miriam, que parecía tan normal y tan tranquilita, me estaba volviendo loca últimamente. En todos los sentidos.

—Miriam, pero que no podemos estar siempre con este tema...

—No me voy a quejar más, de verdad —dijo ella, besándome el cuello, erizando mi piel sin que yo pudiese hacer nada al respecto.

—Amor... me estás distrayendo a posta, ¿no? —pregunté con dificultad, porque los besos de Miriam y sus manos por debajo de mi camiseta me estaban haciendo perder el norte.

—Es que tengo muchas ganas de ti —dijo Miriam bajito.

Cogí su cara con mis manos y la besé, deseando que eso nos hiciera olvidar de todo por un rato.


🦋🦋🦋


—Llegáis tarde —dijo Nerea, de brazos cruzados, en cuanto entramos al piso de Aitana. La rubia nos había abierto porque al parecer Aitana estaba en la cocina, metiendo unas pizzas en el horno.

Miriam le dio un abrazo y dejó un beso en su cabeza.

—No te quejes que seguro que con Aitana no te has aburrido ni un poquito —respondió la leona.

—No, la verdad. Es que habla mucho —respondió Nerea, mientras caminábamos hasta la cocina.

—Pues tú no te quedas corta tampoco... vaya dos patas para un banco —comentó Miriam.

—¡Chicas! —Aitana salió de la cocina con su habitual energía. —Podéis dejar las bolsas en el salón, vamos a dormir todas allí. Mi madre ha puesto dos colchones y a parte la que quiera puede dormir en el sofá.

Hicimos lo que ella nos ordenó y luego nos sentamos en la cocina, esperando que las pizzas se acabaran de cocinar. Miriam se sentó en una silla y yo en su regazo.

Al poco rato el timbre sonó de nuevo.

—¿Falta alguien? —pregunté yo. —¿O son tus padres?

—Mis padres van a llegar tarde —respondió Aitana. —Seguro que es Amaia, también la he invitado.

Nerea, que parecía que ya se movía por el piso como pez en el agua, fue a abrir a Amaia; así que ya estábamos todas.

En cuanto las pizzas estuvieron, nos fuimos al comedor. Pusimos un mantel de plástico encima de la mesa y mientras Aitana, Amaia y Nerea bebían Coca-Cola, Miriam y yo bebimos algo de vino. 

—A mí dejadme el trozo que tiene piña —dijo Miriam, controlando la mesa desde su silla.

—Ya decía yo que algún defecto tenías que tener —respondí, burlándome de ella, y recibiendo un codazo por su parte.

—¿Qué te pasa? —le preguntó Miriam a Amaia, que no nos quitaba los ojos de encima, antes de darle un mordisco a su pizza.

—Buah, es que sois tan bonitas —dijo, casi suspirando.

Creo que las dos nos sonrojamos un poco y ya ves tú por qué. Supongo que no estábamos acostumbradas a la gente opinando sobre nuestra relación.

—Dicen que los primeros tres meses de una relación son los mejores porque aún no hay discusiones ni problemas —soltó Nerea.

Yo casi me atraganto y Miriam levantó una ceja. En realidad no habíamos tenido ningún problema serio, solo alguna pequeña conversación algo incómoda por el tema de Mimi... pero ya estaba ¿no? Eso no contaba como problema ni como discusión.

—Ah, pues seguramente en eso tengas razón —coincidió Aitana. —Si tienes ya problemas durante los tres primeros meses, digo yo que es indicio de que algo va mal.

La noche derivó en Aitana contándonos por qué lo había dejado con Vicente, Nerea quejándose de su inexistente vida amorosa, Amaia diciendo obscenidades que no nos esperábamos, y yo besando a Miriam cada vez que tenía la oportunidad.

Cuando la segunda película de la noche se acabó, salí al balcón a fumar. Miriam no tardó en aparecer y abrazarme por detrás.

—¿Cómo ves la teoría de los tres meses? —le pregunté, medio bromeando medio en serio.

—Yo solo sé la teoría de "cuando todas se duerman nos encerramos en el baño" —respondió Miriam.

Dejé escapar el humo de mi boca y me giré para besarla brevemente. Sabía que Miriam no era una gran fan de que yo fumara, pero últimamente parecía que con tal de besarme, le daba igual.

—¿Te preocupa eso? —me preguntó Miriam, poniéndome un mechón de pelo detrás de la oreja. —Porque yo creo que no lo estamos haciendo tan mal.

—Para nada —sonreí yo, antes de besarla otra vez. —Pero Miri necesito que me prometas que vas a estar bien estos días de puente, que vas a confiar en mí.

—Ya sabes que sí —respondió ella, apretándome más fuerte.

—Vale, y hay otra cosa que he estado pensando, en referencia a las vacaciones de Navidad.

—Dime —Miriam me miró poniendo toda su atención en mis palabras.

—Creo que le voy a decir a mi padre que venga el día de Navidad, sin que mi tía lo sepa —le conté, jugueteando con sus rizos.

—¿Qué? ¿Por qué? No, no me parece una buena idea, Ana. Noe tiene que saberlo. Al fin y al cabo es su casa.

—Es que Noe me dijo que no rotundamente, y yo quiero saber qué es lo que pasa.

—¿Pero tu padre no se iba a Tenerife a ver a sus familiares?

Yo asentí.

—Pero puedo intentar que se sienta culpable y acabe accediendo, ¿no?

—Ana, no lo hagas —dijo Miriam, mirándome con seriedad. —Habla con Noe y pregúntale lo que sea, pero no invites a tu padre sin permiso.

—De acuerdo, tienes razón —respondí yo. Ahí iba la primera mentira que le decía a Miriam. Pero eso era por un tema ajeno a nosotras. Iba a hacer que mi padre se presentase en casa de mi tía, sí o sí.

Volvimos al salón y nos encontramos con Amaia dormida ocupando todo el sofá, y Nerea y Aitana compartiendo una chocolatina y uno de los colchones que había en el suelo.

—Pues parece que se van a llevar bien —opiné bajito, para que solo me escuchase Miriam.

Ella asintió, sin darle mucha importancia al asunto.

—¿Queréis ver otra? —dijo Aitana, señalando a la televisión con la cabeza.

—Yo creo que suficiente por hoy —dijo Miriam riéndose y sentándose en el colchón libre. Luego lo golpeó para que me sentara allí y no tardé en dejarme caer a su lado, coger la sábana para que nos cubriera, y abrazar a Miriam.

Aitana y Nerea se quedaron hablando, pero Miriam y yo caímos rendidas al minuto.


🦋🦋🦋


—¡Estoy en casa! —grité cuando llegué de casa de Aitana, la mañana siguiente. En realidad ya era pasado mediodía, porque habíamos dormido bastante las cinco.

Después de desayunar, Miriam y yo nos habíamos ido y habíamos acompañado a Amaia a casa; Nerea había dicho que se quedaba un rato más.

No hubo respuesta, así que entré en la cocina esperando encontrarme una nota en la nevera o cualquier cosa para saber el paradero de Noe. Efectivamente me había dejado una nota avisando de que estaba en el ayuntamiento y llegaría algo tarde a comer.

Miriam venía detrás de mí con bolsas de la compra que acabábamos de realizar; había decidido hacerle algo rico de comer a mi tía para compensar el disgusto que le había dado el otro día.

—¿Está? —preguntó la leona, dejando las bolsas sobre la mesa de la cocina.

—No, aún tardará un par de horas —respondí, girándome para mirarla.

—¿Te ayudo con algo? —preguntó, acercándose a mí.

—No, amor. Muchas gracias. Pero quédate —dije poniendo mis brazos alrededor de su cuello.

Miriam me dio un pico rápido antes de hablar de nuevo.

—Si me quedo te voy a ayudar, lo sabes ¿no?

Yo me reí.

—Desde luego que no te podrías estar quieta mientras yo hago algo —respondí.

—Tu móvil —dijo Miriam, señalando encima de la mesa. —Te llaman.

Me separé de Miriam y vi que se trataba de mi padre.

—Es mi padre... voy un momento arriba, ¿vale? —dije mientras cogía el móvil y subía por las escaleras sin darle opción a responder a Miriam. —Papá.

Hola cariño. ¿Cómo estás? He visto que ayer me llamaste.

—Sí, sí. Bueno es que quería saber si ya tienes los billetes para ir a Tenerife.

Pues aún no, la verdad. Te llamaba por eso, entre otras cosas... verás, me supo muy mal como acabamos el otro día. No iré a Canarias, Anita. Me quedaré aquí para que podamos vernos.

—¿De verdad? —la noticia me pilló por sorpresa pero me hizo mucha ilusión. Además, eso me facilitaba mucho las cosas.

De verdad.

—¡Genial! Oye papá, ¿tú hablas con Noe?

No... no. ¿Por qué?

—Me ha pedido que te diga, que puedes venir el día veinticinco, o sea el día de Navidad, vamos. A comer y a pasar el día con nosotras —me mordí el labio nerviosamente mientras esperaba su respuesta.

—Bueno...

—Papá, por favor. Ten claro que yo no vendré a Barcelona. Si quieres verme, tendrás que venir —declaré.

—Sí, está bien, está bien. Si a tu tía le parece bien... dile que sí.

—Ay, qué bien papá. Muchas gracias. Tengo que dejarte, estoy aquí con una amiga y la he abandonado.

—Claro, claro. Un beso, pequeña.

—Un besito papá. Cuídate.

Bajé las escaleras y me encontré con el panorama que era Miriam habiéndolo ordenado todo y empezando a cortar verduras mientras ya tenía una sartén en el fuego.

—Amor, eres un partidazo —dije. —Y además estás muy sexy cocinando.

—Ya —respondió Miriam, sonriendo de lado, mientras yo me pegaba a ella por la espalda.

—¿Qué quería tu padre?

—Nada, nada. Saber cómo estaba, y eso.

—¿Solo eso? —me preguntó sin mirarme, pero arqueando una ceja.

—Solo eso, amor.

Realmente esperaba no haberla liado mucho invitando a mi padre sin decirle nada a Noe. De todas formas, en nada me iba con Ricky y Mimi de puente, y la verdad es que eso y como se sintiera Miriam al respecto me preocupaba más. Pasados esos días, ya me centraría en mi familia.


  🦋🦋🦋  

Bueno amigxs, ya me perdonaréis porque este capítulo ha sido bastante de relleno; realmente os imagino en plan que se os cierran los ojos mientras lo leéis pero bueno, ayer no actualicé y no quería estar tanto tiempo sin subir nada.

Mañana ya les mando a todos a la montaña de vacaciones y a ver si finalmente os doy el drama que queréis.

Gracias a lxs que leéis, comentáis, votáis. Mucha suerte a lxs que estáis de exámenes o tenéis cositas.

Nos leemos 💖

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