#LunesDeHeartbreakers ! Antes de leer, sean educados/as y saluden!!!
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55 | Cayendo por ti.
LIAM
Acerco mi mano y toco el timbre. Espero paciente a que me abran —y quizás, hasta que ni lo hagan—. Vuelvo a repasar en mi cabeza lo que le diré a Winter. Corto y conciso, no hace falta más. No estoy nervioso por decirlo, ni tengo miedo de hacerlo. ¿Pero su reacción? Eso es un drama que en definitiva no quiero presenciar.
El mayordomo me abre. Así es, su familia es tan excesiva que tienen un mayordomo. Me indica que Winter está en la piscina con unas amigas. No le dije que venía, es mejor así. La conozco de sobra, es capaz de armar un escándalo apenas le diga que tenemos que hablar.
Apenas ha empezado a hacer calor hace una semana, la primavera apenas despunta, pero claro, ella es Winter Dunne. ¿Desperdiciar un día de sol sin hacerse fotos en bikini? Qué atrocidad.
Hago mi camino por la mansión hasta el patio trasero. No vengo muy seguido aquí aunque solía hacerlo antes. La veo tomando sol al borde de la piscina mientras ríe sobre algo que una de sus amigas dijo. Son cuatro y se encuentran en el agua. Sus rostros me resultan vagamente familiares.
—Winter —llamo su atención. Ella eleva la mirada y sonríe como si hubiera venido con un ramo de flores—. ¿Vienes un segundo?
—¡Liam! —exclama contenta al pararse—. ¡Qué sorpresa tenerte aquí!
Carraspeo. Sin dudas se va a quedar con una sorpresa. Nos alejamos de su grupito de amigas. Evito su mirada a toda costa.
—Winter, tengo algo importante que decirte —le digo una vez que estamos solos y sus grandes ojos me miran intrigados.
—Bien, pero antes... ¡Ayer fui a ver vestidos! —exclama con emoción, sus ojos se cubren de un particular brillo. Honestamente, no sé si ella verdaderamente me quiere o sabe fingir mejor que nadie—. Liam, ¡hay tantos que me gustan! Dios, no veo las horas de que llegue el día. Los de Vera Wang me han fascinado y yo...
—Winter, tienes que detenerte —la interrumpo antes de que termine. Su rostro cambia por completo al entender que lo que viene ahora no es particularmente agradable—. Vine a hablarte de nuestra boda —sentencio. La palabra por poco me da escalofríos. Ella se queda muda. Se ha congelado porque sabe que lo que estoy por decirle no es bueno—. No creo que seguir con esto sea buena idea.
—¿No crees que sea buena idea? —inquiere con indignación al repetir mis palabras—. ¿Cómo puedes decir eso?
—Winter, siempre te lo he dicho —hablo con seguridad para que no le quede ninguna duda —. No quiero casarme contigo.
—Pero tu padre...
—Mi padre puede irse al demonio —mascullo elevando la voz. Dejo escapar una bocanada de aire y me recuerdo que tengo que mantener la calma—. No haré lo que él diga. No puede obligarme a esto, no importa cuánto dure.
Su labio inferior comienza a temblar. La conozco lo suficiente que está a nada de llorar. Winter Dunne siempre fue una de esas chicas que no deja que nada le afecte. Para mucha gente, es intimidante. No para mí. No cuando sé que, si quiero, la tengo en la palma de mi mano. Pero ese es el problema, no quiero tenerla en ningún lado.
—Ya está todo planeado, no puedes hacerme esto, Liam. No actúes como un niño. —Posa sus ojos de serpiente sobre mí.
En estos momentos, recuerdo a mamá. ¿Qué me habría aconsejado? ¿Habría dejado que Malcolm me usara de esta manera? Lo dudo. Papá era capaz de hacer cualquier cosa por ella. Desde su muerte cambió por completo hasta el punto que ni siquiera lo reconozco.
Volviendo a mamá, recuerdo su sonrisa, su manera de contarme cuentos cada noche más extravagantes y creativos. Ella era una persona feliz, que le gustaban las cosas simples. Nunca entendí cómo pudo enamorarse de papá. Eran todo lo contrario. Sin embargo, se amaban con locura.
Quiero ese tipo de relación, o no quiero nada.
—No actuó como un niño —respondo—. No es lo que quiero. Esta farsa está creciendo demasiado y se está saliendo de control.
—¿Y qué sobre lo que le dijiste a esos reporteros? ¿Era mentira?
—Esa fue estrategia de papá, no mía. Ni siquiera estaba ahí, no hablé con ningún reportero. Tuve que irme por todo lo que pasó con Olive. No me sentía bien, y luego esto con Quinn... —Paso una mano por detrás de mi cuello, sin saber por qué me gasto en darle explicaciones. Tal vez solo tenga esta intensa necesidad de hablarlo Esa noche debe haber sido una de las peores de mi vida.
—Quinn, eso es —aprieta su mandíbula. Cómo no, solo se concentró en esa parte de lo que dije—. Todo iba bien entre nosotros hasta que llegó esa chica... Nos arruinó.
—No —respondo y niego con la cabeza—. Quinn no nos arruinó, ya estábamos arruinados y embarcados en una relación sin rumbo. Dime, Winter, si es que nos terminábamos casando, ¿cuánto crees que hubiésemos durado? ¿Seis meses, quizás?
—¡Si hubiéramos durado, pero nunca sabremos por esa tonta! —vocifera—. Quinn llegó solo para arruinarnos. Para arruinarte. Ya verás.
—No es culpa de Quinn, probablemente no hable con ella nunca más. No estoy dejándote a ti para ir con ella, lo hago por mí —hago contacto visual con ella—. ¿Prefieres esto o que nunca llegue a la iglesia?
—Vete a la mierda, Liam Hamilton —masculla al borde de las lágrimas y con el labio temblando aún más—. Nunca más vuelvas a dirigirme la palabra.
No planeo hacerlo, dulzura.
Winter Dunne me mira por última vez con rabia antes de voltear e irse hacia el interior de la casa, en donde se echa a correr escaleras arribas. Sus amigas no demoran en salir de la piscina para correr detrás de ella.
Resoplo. Y allí va otro corazón más.
***
QUINN
Paso el resto de mi tarde intentando ponerme al día con todas las asignaturas que dejé olvidadas. Tengo que molestar muchas veces a Key para que me pase fotos de todo lo que decidí no copiar o tomar apunte porque me pareció más interesante dormir. Por suerte, no se fastidia tan rápido y me ayuda.
Cerca de las nueve y cuando no he terminado, pero sí me he saturado, le envió un mensaje a Tyler. Ah, Tyler. ¿Qué puedo decir sobre él? Desde esa noche en su casa hace ya tres semanas, las cosas solo han continuado creciendo. No puedo decir nada aún, puesto a que me asusta lo que está sucediendo. Aunque las cosas van por buen camino.
Yo:
Max hace una fiesta en su casa, ¿iremos?
Key me dio esa información mientras me pasaba sus apuntes de Química, su hermano, quien parece ser el rey de las fiestas de la zona, no quiere perder la chance de festejar un viernes.
Tengo que esperar tres minutos hasta que me responde.
Tyler:
¿Otra fiesta más?
Hemos estado saliendo todo el tiempo, me cuesta seguirte el paso.
Me río por lo bajo. Tiene razón, estuve presionando para que salgamos juntos en toda oportunidad. Obviamente está agotado de seguirme el paso. Toda acción tiene su reacción.
Yo:
Voy contigo o con cualquier otra persona.
Mejor contigo.
Tyler:
¿Qué me estás haciendo, Meyer?
Está bien, te paso a buscar cerca de las once.
Pero no nos quedaremos hasta tan tarde.
Sonrío. Sabía que funcionaría.
Yo:
¡Así me gusta! Te espero con una sorpresa.
No demores.
Seguimos hablando por un par de minutos, Tyler intenta sacarme información sobre la supuesta «sorpresa» que, a decir verdad, no tengo. Algo se me ocurrirá, aunque ya tengo algo en mente. Desde mi habitación, oigo a la puerta de entrada cerrarse. Es Rick. Me levanto de un salto de la cama, dejando el celular en ella y salgo de mi cuarto rápidamente.
—Hola, hermano —saludo al acercarme. Deja sus llaves en la mesa del recibidor y eleva sus cejas al oírme hablar.
—Hola, hermana —saluda en un tono de sospecha—. Seth y Jess tuvieron una pelea así que esta noche saldré con Seth para subirle el ánimo. No nos esperes despierta.
—Eh... Tú tampoco me esperes despierto —murmuro paseando mi mirada por la cocina—. Hay una fiesta.
Se queda quieto. Piensa muy bien entre estallar en un ataque de hermano mayor o actuar como si le pareciera normal.
—¿Irás con Aggie? —pregunta él mientras saca todo lo necesario para hacer un sándwich.
—Con Tyler —respondo alzándome de hombros.
—¿Tyler Aiken? —inquiere con el ceño fruncido. Trago saliva, pero no contesto—. ¿Estás saliendo con él de nuevo, Quinn?
—Mhm, no lo sé —titubeo y me rasco la nuca nerviosa. Rick deja escapar un largo suspiro. Apoya las palmas de su mano en la isla de la cocina y agacha su cabeza.
—Solo te diré una cosa. —Eleva la mirada para verme—. Ten cuidado con Tyler, puede hacerte daño. Seth no lo golpeó por nada.
—No pasará —le digo y apoyo mi espalda en la pared. Que me haga daño es una chance demasiado remota.
—No suenes tan segura, Quinn. Uno no puede controlar sus sentimientos.
No hay problema con eso.
—Seré cuidadosa. No dejaré que pase de nuevo —asiento solo para que se quede tranquilo.
Mi hermano me sonríe sin enseñar sus dientes y sin que precisamente esa sonrisa llegue a sus ojos. Sabe que no le estoy diciendo todo, pero también sabe que mis labios permanecerán sellados. Vuelvo a mi habitación para cambiarme. Esta noche será interesante. Y seguramente cansadora.
A las once en punto, como había prometido, Tyler me espera en la entrada del edificio. Cuánta puntualidad. Su auto reluciente está aparcado en la acera y él apoyado en este. Sonríe al verme. Hago lo mismo. Viste una camisa informal negra y unos vaqueros del mismo color. Tyler no suele vestir colores tan apagados: esas gamas se las deja a Liam; sin embargo, al parecer se ha decidido por un cambio de aspecto.
—¿Tengo que seguir diciéndote cuán hermosa eres? —inquiere tras pasar su mirada de mis pies a mi cabeza. Muerde su labio.
Resoplo con una sonrisa. Traigo puesto unos pantalones de tiro alto rojos, los cuales aparentan ser de cuero con un top color negro que deja al descubierto mis hombros y una franja de mi cintura. Por suerte no hace frío, así que no me molesté en traer un abrigo.
—Mhm, ¿quieres subirme el ego? Entonces sí —murmuro riendo. Coloco mis manos sobre sus hombros—. Tyler, luces como un galán de telenovela —dramatizo.
—Y ni siquiera lo intento —guiña un ojo—. Estoy en horario, ¿cuál es mi sorpresa?
Sonrío.
Me acerco lo suficiente para tocar sus labios con los míos. Tyler toma mi cintura con firmeza y profundiza el beso, pegándome más hacia él hasta que su espalda choca contra el auto.
Rompo el beso al separarse lentamente.
—¿Te pareció una buena sorpresa? Tuve que improvisar un poco —murmuro riendo.
—Me pareció perfecto —responde en mi oído.
Nos subimos al auto y no demoramos mucho en llegar. La noche nos sorprende sin tráfico así que, entre canciones de Post Malone y conversaciones tontas, llegamos a la fiesta. Tyler estaciona su auto entre muchos otros y quita la llave.
Estoy por salir cuando me frena al tomar mi mano. Volteo y lo miro a los ojos.
—Necesito hablar contigo antes de que se vuelva más ruidoso e imposible —dice en voz baja.
—Claro —murmuro intentando no sonar nerviosa.
—No sé qué es lo que estamos haciendo, pero necesito hacerte una pregunta. ¿Qué sientes por Liam... y qué sientes por mí?
Asiento. Puedo responder eso fácilmente.
—Por Liam —resoplo y siento mi voz temblar. Hace un mes que no hablo con él, apenas lo veo por los pasillos de Everdeen. He cerrado cualquier sentimiento por él en una jaula y tiré la llave muy lejos. No he hecho mi «paz» con esos sentimientos, simplemente no quiero lidiar con ellos—. No importa qué sienta por Liam, él y yo nunca estaremos juntos. Me di cuenta de que no interesa qué suceda, Liam es una persona que me hará más daño que bien. —Es como si mi corazón ardiera en ira cada vez que tan solo pienso en él. Mi tono de voz lo dice todo. Tomo una profunda respiración—. Contigo, Tyler, todo es distinto. Me haces sentir como si todo estuviese bien en el mundo, contigo soy capaz de reír y olvidarme de todos mis problemas. Me encanta la sensación que tienes sobre mí... —Bajo la vista por unos momentos—. ¿Por qué me preguntas esto?
—Porque... Verdaderamente me están pasando cosas contigo. Muchas cosas. Y... tengo miedo de que esté en una página y tú en otra.
—¿Qué quieres decir? —pregunto en un hilo de voz.
Recuesta su cabeza en el respaldo del asiento. Trago saliva. El aire en el auto se volvió intenso. Me devuelve una mirada con miedo y suena inseguro cuando las próximas palabras abandonan su boca:
—¿Qué te parece si... lo volvemos a intentar? Porque, Quinn, te quiero demasiado como para dejarte ir una vez más.
Lo dijo. Realmente lo dijo.
Mi corazón comienza a palpitar con más fuerza. Tendría que decir que no, que en realidad no debemos hacerlo, que no podemos porque es muy forzado y uno de los dos terminará lastimado. Sin embargo, es diferente. Me tiento a decir que sí.
—Lo intentaremos —asiento con la cabeza. Después de todo, siguen su ritmo y siempre nos queda tiempo para sanar.
Tyler sonríe y sella todo con un beso.
***
Nota: Para las #R, se dan cuenta todas las pistas que hay en este capítulo? EN FIN. Fríamente calculado.