Atracción Irresistible © | EN...

By LuisianaVons

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"Todo comenzó con una mirada de esos irresistibles ojos azules" Kathleen Taylor necesita desesperadamente un... More

Atracción Irresistible
01|Los Janssen.
02|La Primera Impresión.
03|La Fiesta.
04|El Juego.
05|El Contacto.
06|El Acuerdo.
07|La Inaguración.
08|El Incidente.
09|El Segundo Incidente.
10|El Rechazo.
11|El Shot.
12|Lidiando Con Kath.
13|La Consecuencia.
14|La Cita No Cita.
15|Arcade Fire.
16| Beep.
17|Novios Falsos.
18|La Invitada.
19|Nox Proulx.
20|Película.
21|Los Bolos.
22|Secreto De Nox.
24|Confesiones.
25|Mi Chica.
26|La Verdad.
27|No aún, pero lo serás.
28|No más secretos.
29|Me Gustas, K.
30|Muñeco de Azúcar
31|Rusty's.
32|Tú eres la razón.
33|Ken sigue con Barbie.
34|¿Me amarás alguna vez?
35|Juego Equivocado.
36|Ruleta Rusa. Parte I.
37|Ruleta Rusa. Parte II.
38|Noticias Inesperadas.
39|La Musa.
40|Novios Irresistibles.
41|Valentinlandia.
42|Daddy Mikhail.
43|Solo Tú.
44|Parque de Diversiones.
45| ¿Por qué no?
46|El Regalo Perfecto
47|Polaroids
48|Heridas Sin Sanar
49|Nunca es para siempre
50|Efecto Mariposa (FINAL)
Epílogo
SERIE #IRRESISTIBLE
ATRACCIÓN IRRESISTIBLE EN FÍSICO
ATRACCIÓN IRRESISTIBLE YA DISPONIBLE EN PAPEL!

23|Cherry Girl.

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By LuisianaVons


Mikhail.

Desde la llegada de Nox, podía sentir como las cosas estaban cambiando. Estaba haciendo el intento de olvidar la historia que nos unía, esa cruda historia que hizo que me alejara para siempre de Nox cuando éramos más jóvenes. Ella había cambiado con la misma distancia del cielo al infierno, simplemente no era la misma. No lo decía sólo por su frívola, anticuada y apática apariencia que se parecía más a una armadura, sino por su actitud, Nox Proulx no siempre fue la chica en la que se ha convertido.

No es la misma chica de la que me enamoré cuando tenía apenas diez años, era un crío en ese momento, pero creía estar enamorado de ella. Lo sabía, por las emociones que desataba en mí.

Ella siempre había sido ruda, sabía que me quería a su manera, nada me importó entonces, sólo quería estar con ella. El tiempo transcurrió, los dos fuimos creciendo al igual que nuestros sentimientos, en su fiesta de cumpleaños número quince, le declare mi amor. Fui un completo idiota, expresé mis sentimientos, le confesé los extraños cambios de humor que solamente ella podía producir en mí.

Y para mi sorpresa, ella me correspondió.

Me confesó que se sentía de la misma manera, me habló sobre lo confundida que había estado todos esos años que estuvimos juntos como amigos. Pero, el día siguiente de su fiesta de cumpleaños, un devastador suceso arremetió contra mi vida.

Nox se había ido.

Mi inocencia no me permitió darme cuenta de lo que estaba sucediendo. Así que, no me rendí en el primer instante. La esperé. Estuve días esperando por una llamada, un mensaje o siquiera una maldita carta que jamás llegó, destrozando mi esperanza. Destrozando los genuinos sentimientos de un adolescente de quince años. Me hirió, lo admito.

Desde entonces no pensé que la volvería a ver. No quería volverla a ver. Y en el momento en el que menos quería interrupciones en mi vida, Nox Proulx había vuelto.

En un principio no supe cómo reaccionar, ella se lanzó en mis brazos a la misma vez que un centenar de recuerdos se reproducían en  mi mente como si fuese una especie de película.

Una pesadilla.

El baúl de recuerdos escondido en alguna parte de mi, salió a flote, recordándome lo imbécil que había sido al exponerme en tal magnitud por una chica. Ese día me jure que jamás volvería a caer de rodillas al suelo por ninguna de chica.

Siento una fresca ventisca resoplar contra mi cabello mientras llevo un cigarrillo a mis labios. Odiaba fumar con todo mi ser, no sé qué le ven las chicas de atractivo a los chicos que fuman. Es asqueroso, estar hablando con alguien y tener que inhalar toda esa pudrición aromática.

Sin embargo, lo hacía sólo para calmar la tormenta adentro de mi mente, de vez en cuando. No era un hábito, mucho menos usual.

Expulso el humo de mi boca, cerrando ambos párpados. Necesitaba sentirme en paz, necesitaba aclarar las dudas que quiebran el equilibrio mental. Estiro mis piernas frente al banquillo, había decidido escaparme de casa por un rato, aunque no era del todo un escape. Pues, Sara nunca estaba en casa, Micah siempre pendiente de estupideces, mucho más ahora que se había dado cuenta de un sorprende e inesperado amor hacia Kiara. Mickey, bueno el es sólo un niño que puede disfrutar libremente de buena compañía.

Todos estaban sumergidos en sus propias tormentas. Y yo, supongo que también tenía esa maldita nube gris incrustada sobre mi cabeza.

Me encontraba en un pequeño parque en algún lugar de la ciudad. El cielo oscuro, tintado del mismo color gris del humo del cigarro, las nubes dispersas en la anchura del mismo como si el destino estuviese recordandome el pésimo cauce que estaba llevando mi día.

Pequeñas pero grotescas gotas de agua comenzaron a descender del cielo, obligándome a esbozar una mueca.

¿En qué demonios te has convertido, Mikhail?

Ni yo mismo lo sé.

. . .

Tardé en llegar a casa por muchas razones: primeramente, no estaba de ánimos para entablar conversaciones con ningún ser viviente. Segundo, quería darme una larga ducha para desplomarme sobre mi enorme cama e intentar dormir. Y tercero, me sentía, literalmente, como una chica en su menstruación.

Debería darte verguenza. Estás actuando como una maldita niña.

Pues, quizás era una maldita niña y aún no lo había descubierto.

Ruedo los ojos sorprendiendome a mi mismo por tener pensamientos que un hombre con aparato reproductor masculino no debería tener. Necesitaba una revista pornografía para recordarme cual era mi verdadera orientación sexual. No tenía nada en contra de los homosexuales, incluso, un día un homosexual me confesó su extraordinaria atracción hacia mí. Fue el día más extraño de toda mi jodida existencia. Luego intentó seducirme, pero como siempre, Lana me salvó el trasero.

Sonrío al recordar a mi amiga. Últimamente, desde la llegada de la francesa a mi vida, me había alejado de muchas de mis amistades.

Me dirijo a la cocina con la estúpida esperanza de no tropezarme con ningún ser humano en el camino. El lugar está silencioso, pulcro y en orden. Avanzo hasta la nevera en busca de una botella de agua, o cualquier otra bebida parecida, en su defecto.

Consigo lo que busco, colocándola firmemente entre mi brazo y mi pecho. Cuando de repente, escucho un par de risas que se me hacen conocidas. Sara está en casa, compatriotas.

Su risa es audible, lo cual se me resulta extraño. Creo que es la primera vez en años que la escucho reír de esa manera, como si fuese posible estar alegre. Frunzo el ceño, destapando la botella de agua que anteriormente tenía bajo el brazo. La risa se aproxima a la cocina mientras le espero con ansias.

—Bart, ellos jamás están en casa, será imposible darles la noticia...

—¿Cuál noticia? —me acerco hasta ambos, recargando mi cuerpo contra el mesón de la cocina.

Mi madre se detiene bruscamente, haciendo tropezar a su acompañante. Sus ojos azules chispean con ingenuidad, puedo notar la manera en la que los músculos de su rostro se tensan, y por más cruel que suene, me divierte la situación.

Le espero con ansias, mientras la mujer que me dio la vida, permanece balanceadose sobre sus pies como si hubiese visto un fantasma por detrás de mí. Avisto al hombre que se encuentra a sus espaldas, su cabello es grisáceo minado de hebras que, con el pasar de los años, han perdido su color. El viste como todo un empresario sólo que no lleva maletín por ningún lado. Supongo que debe tratarse de algún colega con el que mamá realiza sus negocios, pero por alguna razón, me huele a engaño.

—Mikhail, pensé que no estabas en casa... —titubea con sus azulados ojos perdidos en sus nubes mentales.

Hundo ambas cejas sin dejar de mirar al hombre que se encuentra detrás de ella. El me devuelve la mirada impasible, como si ansiara decirme o notificarme sobre algún tema.

—No estaba en casa —le replico. Mi mente formula un millón de preguntas acerca de ese hombre.

¿Estará señora perfecta teniendo alguna aventura con él?

Me crispa un poco pensar en ello. No hace mucho que sucedió el accidente con mi padre. ¿Tan rápido se olvidó de él?

—¿Piensas presentarme al señor presente o...?

—¡Mikhail Janssen! —suelta nerviosa colorandose de rojo. Ella suspira, intercalando la mirada entre el hombre a sus espaldas y mi persona. ¿Qué diablos?—. Él es...

El hombre, al ver que mi madre se ha quedado sin tarjeta de presentación, avanza unos cuantos pasos hasta quedar a una considerable distancia de mí. Sus ojos son profundos, su mentón cubierto de una rasposa barba del mismo color que el resto de su cabello y.. parece exageradamente la reencarnación de un viejo Christian Grey.

¿Azotara a mi madre en mi ausencia?

Tenemos un estudio. No me asombraría algo como eso.

Oh, Dios. Debo dejar de pensar como una chica.

¿Le gustara a mi madre que le azoten?

¿Le gustara a las chicas que las azoten?

¿Debería azotar a la niñera?

Basta, Mikhail. Deja las perversidades. ¿Por qué tengo que meter a la niñera en todos mis pensamientos?

—Bart Dawsom —se presenta el hombre, estirando su mano con educación. Se que es de mala educación pero sólo el hecho de pensar que ese hombre azota a mi madre en su estudio me produce náuseas. Así que, primero, le doy una larga inspección a su mano—. Colega de tu madre.

Dejando la homosexualidad a un lado, decido estrechar su mano con un leve asco recorriendo en mi interior. Mamá se encuentra nerviosa, demasiado. Lo sé por la manera en la que la comisura de su labio tiembla perceptiblemente. No puedo evitar dirigirle una mirada desdeñosa a ella también.

—Bart se encargará de un nuevo proyecto que haremos para la sucursal del hotel en la ciudad —argumenta mamá, bajando su mirada y evitando la mía a toda costa.

Esconde algo. Hay más. Lo intuyo pero ella no va a decírmelo.

Asiento levemente con mi cabeza, volviendo a colocarle la tapa a la botella de agua. Se me esfumado la sed de repente.

—Lo verán por la casa muy seguido —culmina, dirigiéndose a la nevera en busca de algún antojo.

Miro a Bart con recelo. El sigue cada paso que da mi madre como si fuese un perro perdido y hambriento. Prácticamente, se come a mi madre con su perversa mirada. Más que celos por proteger a mi madre, me produce asco.

No pensé que esto podría pasarme a mí. Es difícil cuando tú madre de pocas curvas y cuerpo estrecho consigue una nueva conquista.

No lo imaginé.

—Nos vemos mamá, estaré en algún lado —digo, comenzando a sentirme demasiado asqueado por la situación, por tanto, emprendo camino a fuera de la cocina.

Cuando paso por el lado de Bart, el me dirige una mirada amedrentadora, no me inmuto pero puedo intuir que el será el protagonista de la próxima pesadilla en mi vida.

—Hasta luego, Dawson —me despido con latente ironía que el, inteligentemente, percibe.

Al pasar por el salón principal, le echo una miradita curiosa al estudio. La puerta está cerrada, haciendo que un leve escalofrío recorra mi médula espinal. Debo mantenerme calmado. No agitar más las aguas si no quería ahogarme en ellas. Algo me decía que Bart no era ningún santo. Mucho menos mi madre, pero el escondía un secreto.

Lo sabía.

Nunca sabes nada.

Rodando los ojos, me adentro en mi habitación. Está ordenada, limpia y minuciosamente arreglada, todo lo contrario a como la había dejado esta mañana cuando saqué toda la ropa de mis cajones al no encontrar mis auriculares.

Le echo una rápida ojeada superficialmente a los estantes. Todos mis libros, revistas y demás están organizados por categorías. Algunas veces me enfada que Jordana se tome la molestia de ordenar los mobiliarios por mi, yo podría hacerlo.

Si tuviese tiempo, claro.

Cerciorate de creerte eso tú primero.

Me desplomo sobre mi cama dejando caer la botella de agua por algún lugar en la habitación. No estaba cansado. Me sentía afligido. Tenía demasiadas cosas en qué pensar, Nox, las materias que debía aprobar cuando iniciaran las clases, mi frustrado sueño como guitarrista, la estúpida banda que intentaba culminar con mis hormonales amigos, los labios de la niñera y ahora, Bart Dawson.

¿Quién más quiere sumarse entre mis pensamientos?

Giro mi cabeza para ver la hora en el reloj digital que yace por encima de la mesita de noche junto a mi cama. Son aproximadamente, las cinco de la tarde, lo que significa que Nox no tardará en venir a joderme la existencia con su perfecto rostro con cero rastro de acné, largas piernas, y tatuajes por todo su cuerpo. Resoplo, haciendo un extraño pero gracioso movimiento con mis labios.

No me enamoré de Nox, siendo de esa manera.

Jamás intenté cambiar su humor fúnebre, su rudeza o su temperamental carácter. Pero ahora todo era diferente.

Siendo sincero, no me agradaba en quién se había convertido.

Para mí, Nox ya no era Nox.

¿Quién es Nox, entonces?

Eso mismo quería saber.

No tengo ni la menor idea de cuánto tiempo llevo en mi habitación con la mirada clavada en el techo. Me sentía como un retrasado mental buscando las imperfecciones en el techo de la habitación. Me incorporo sobre la cama, estrujando mi rostro con ambas manos, muriendo lentamente por el cauce desenfrenado que han tomado mis pensamientos.

Necesito vacaciones.

Urgente.

Estiro mis brazos por la superficie de la cama, dejando caer uno de ellos en dirección al suelo. Mi mano se topa con una superficie lacia, plana y plástica. Me inclino unos cuantos centímetros para poder alcanzarlo y darme cuenta de que se trata de una revista. Ruedo los ojos al ver la portada.

Una chica rubia con unas enormes nalgas en hilo dental protagonizan la portada de la revista. Recuerdo habérselo visto a Des en una de las innumerables ocasiones en las que ha estado en mi habitación. El tenía una mente perversa.

Como mi estado de ánimo se encuentra por los suelos, o quizás, por debajo de los suelos, curiosear un poco la revista no me vendría mal, ¿verdad?

Ver pornografía no te vuelve un pervertido.

Si claro, asesinar a una persona tampoco te vuelve un asesino.

Dejándome llevar por mi excusa mental, paso a la siguiente página, luego a la que le sigue y así sucesivamente hasta terminar la revista por completo. Mis ojos arden como si acabase de ver el infierno. Me siento un enfermo.

¿Cómo veré a mi madre después de esto?

Peor aún, ¿Cómo verás a la niñera después de ver todas esas ilustradores?

Puedo sentir mi cuerpo arder. No recuerdo la última vez que tuve relaciones sexuales con alguna chica. El sexo no era tabú para mí, no entendía porque algunas personas se alarmaban por ver un par de nalgas desnudas en la televisión, cuando la cruda verdad es que el sexo es la actividad más relajante, placentera y normal en el universo.

¿De dónde crees que viniste?

No sé cómo, pero al echarle una ojeada a mis piernas, un bulto capta mi atención. He tenido una erección.

Genialoso.

¿Alguna voluntaria que me eche una mano?

¿No? ¿Ninguna?

Podría ser enfermizo, pero la masturbación es normal cuando eres jóven, incluso, si eres un anciano. Podía imaginar a Bart masturbándose mientras pensaba en mi madre.

¡Basta con esos pensamientos!

Coloco una mano sobre mi miembro, apretando los dedos alrededor de éste y sin poderlo evitar, varios suspiros se escapan de mis labios. Aprieto los párpados con fuerza, sintiendo la necesidad de aumentar mis caricias. Muevo mi mano hacia arriba, soltando un gruñido gutural, la sensación es indescriptible. No me masturbaba desde que tenía quince años, pues no lo necesitaba, tenía a mi disposición una infinita lista de voluntarias. Pero ahora, aunque fácilmente podría llamar a cualquier chica del instituto, no quería hacerlo.

Suelto otro suspiro ronco, dejando sin un ápice de aire a mis pulmones, sintiendo la circulación de mi cuerpo correr a la velocidad de mil caballos, hasta que de pronto, escucho su voz, me imagino su rostro genuino, inocente, fascinante, sus carnosos labios perlados por una fina capa húmeda, esos malditos labios...

Joder. Esto estaba mal.

Estaba masturbándome, pensando en la niñera.

Me detengo en seco, cuando de pronto, la puerta se abre,. Con un veloz movimiento, escondo la revista para quien sea que estuviesen detrás de esa puerta no pudiese verla.

—¿Todo en orden? —habla Micah, entrando en mi habitación sin tomarse la molestia de preguntarlo primero.

El me mira con extrañeza, como si supiese lo que había estado haciendo.

—¿Los lobos que te criaron no te enseñaron a tocar la puerta? —le pregunto, a la defensiva.

Micah alza ambas cejas castañas, inspeccionando la habitación con detenimiento.

"Cherry Girls" —comenta con una inminente nota de burla en el tono de su voz. Ruedo los ojos, tirando la revista por debajo de mi cama. Micah, el obsesionado con redtube, no es quien para juzgarme—. ¿Por qué no le dices a Nox que te resuelva ese asunto?

Suelto un prolongado suspiro antes de volver mis ojos hacía él.

—¿Qué quieres? ¿No tienes una novia niñera de la cual ocuparte?

Micah suelta una suave risa, burlón. Puedo imaginarlo conspirar en su mente la manera para seguir jodiendome la vida.

—¿Estás celoso?

—Claro que no.

—Si, si lo estás.

—No. No lo estoy.

Micah refleja la diversión que le produce la situación en el iris verdoso de sus ojos. El siempre iba a ser un reverendo idiota.

—¿Por qué sigues cagandome la vida? —le inquiero, fastidiado por su presencia.

Una sonrisa maquiavélica surca sus labios, y la expresión de victoria marca su rostro.

—Nox está esperándote abajo —me informa, dicho esto, suelta una última risita para irse con su cara de fascinación que no tardaría en quebrar.

Maldita sea, ¿no podía pasar una noche en paz?

Apenas bajo las escaleras me encuentro a Nox, escaneando los portaretratos que se encuentran esparcidos sobre los diferentes estantes en la sala. Ella no se ha dado cuenta de mi presencia. Toma un portarretrato con diminutas florituras adornando el marco, y lo detalla esbozando una sonrisa atestada de nostalgia.

Me aclaro la garganta, y ella se gira a verme con detenimiento, antes de dejar el portaretrato en su lugar.

—Mik... —me saluda, acercándose para envolver sus brazos forrados en tinta a mi alrededor. No sonrío, no me muevo, no digo nada. Ella enseguida capta la situación—. ¿Te encuentras bien? ¿sucede algo?

Me hubiese gustado decir que no. Me hubiese gustado responder su abrazo, contarle hasta mis más absurdos pensamientos como en los viejos tiempos, pero solo logro permanecer en silencio.

Nunca me dijo la razón por la cual se había ido.

—¿Mikhail? ¿Puedes, siquiera, mirarme cuando te hablo?

Le escucho pero no le hago caso, no le presto atención. Odiaba la menstruación. Odiaba sentirme una maldita chica.

—¿Puedo hacerte una pregunta, Nox? —le cuestiono después de meditarlo.

Ella asiente, poco segura.

—¿Por qué te fuiste un día después de que te confesé que estaba enamorado de ti?

La pregunta duele como si el tiempo jamás hubiese transcurrido. Ella se queda en silencio, batallando mentalmente entre el mar turbulento de pensamientos.

—¿Por qué me preguntas eso ahora?

—¿Puedes responder? —le insisto—. Por favor.

Nox aguarda en silencio, llevando sus brazos hasta su pecho. Viste una camiseta holgada que deja ver parte de sus senos en el cual puedo fijarme en otro de sus tatuajes.

Ella suelta un suspiro, perdiendo su mirada durante varios segundos.

—Yo...si te quería —confiesa, sacudiendo su cabeza con delicadeza—. Pero...

—¿Pero?

Espero por su respuesta, impaciente. Una respuesta que jamás llega hasta mis oídos. Pues cuando, ella abre su boca para soltar alguna palabra de defensa, la puerta principal de la casa, se abre, y una niñera, desaliñada, cubierta de pequeñas gotas de agua debido al sirimiri de afuera, entra dando ligeros trompicones contra el suelo. Detrás de ella, dos chicos con aspecto extranjero le acompañan.

—¡Nox! —murmura uno de ellos con un extraño acento.

—¿Ben? —Nox parece sorprendida, pero actúa como si los conociera.

Desvío mi mirada hacia la de la niñera sin entender la mierda que estaba ocurriendo frente a mis narices.

—¿Kathleen, qué demonios es esto? —Nox se gira hacia la niñera, quien esboza una sonrisa entre triunfante y nerviosa.

—Tu hora de la verdad ha llegado —masculla la niñera, decidida, luego le dirige una mirada a los otros chicos—. Aunque, como Ben dice, venganza dulce venganza.

🌹      🌹     🌹       🌹       🌹

Estamos de vuelta con más acción entre este par🌺 no sé cómo quedó el capítulo, pero espero que les haya gustado. Se que han sido mesessss sin actualizar pero prometo volver

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