Ágata

By MayuFrost

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Ágata es una chica que no recuerda casi nada de su infancia. Un dia llega Axel Evans a su vida, un chico que... More

Capitulo 1: " Encuentro"
Capitulo 2: "Simples Palabras"
Capitulo 3: "Recuerdos"
Capitulo 4: "Si supiera quien eres"
Capítulo 5 "Puedes arrepentirte"
Capitulo 6: "Puertas"
Capítulo 7: "Enredos"
Capítulo 8: "Pesadilla"
Capitulo 9: " El Parque"
Capitulo 10: "Víctor"
Capítulo 11: "La cita" Parte 1
Capitulo 12: "La cita" Parte 2
Capitulo 13: "Queda poco tiempo"
Capitulo 14: "Un corazon destrozado" (MARATON 1/4)
Capitulo 14: "Un corazon destrozado" (MARATON 2/4)
Capítulo 14: "Un corazón destrozado" (MARATON 3/4)
Capitulo 14: "Un corazón destrozado" (MARATON 4/4)
Capítulo 15: "La reina y el plebeyo" (Obra de teatro)
Capitulo 17: "¿Qué haces aqui?"
Capítulo 18: "¿Soy un juguete para ti?"
Capítulo 19: "Perdóname"
Capítulo 20: "Que comience el juego" PARTE 1
Capítulo 21: "Que comience el juego" Parte 2.
Capitulo 22: " La Reina malvada"
Capitulo 23: "¿Tienes idea de lo que siento por ella?"
Capítulo 24: "Me conformo con estar a tu lado..."
Capítulo 25: "Recuerdame"

Capítulo 16: "Ya he vuelto"

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By MayuFrost

(Ágata)

Ya había pasado media hora de que la obra de teatro había terminado, pero yo aun estaba con el vestuario y en trance.

Si.

Evans me había dado mi primer beso, no sabia como reaccionar ante ellos, después de todo el beso no estaba planeado.

- ¿Qué voy hacer? Soy un desastre hablando de estas cosas con la gente – suspiro.

- ¿Por qué hablas sola, pequeño tomate? – me pregunta un chico desde la puerta.

- Gabriel, es la primera vez que me alegra verte – sonrió.

- No sé si tomarlo como un cumplido o una ofensa – camina a caminar – Si la gente te ve hablando sola, pensara que estas loca – llega a mi lado y se sienta - ¿Aun piensas en lo del bes...? –

- ¡No lo digas! – le corto – Me da vergüenza – llevo mis manos a la cara.

- Esta bien- se encoge de hombros.

- ¿Y cómo fue tu primer beso? –

- ¿Por qué quieres saber? – me pregunta enarcando una ceja.

- Solo curiosidad –

- Fue a los diez años con una chica que tenía bracket – suspira – Digamos que... no pude comer bien por una semana –

- ¿Y por qué? –

- Sus brackets me lastimaron los labios –

- Eso es terrible – le digo y los dos nos reímos.

- Uno cree que su primer beso debe ser inolvidable, increíble y con la persona que te gusta, pero las cosas nunca salen como unas las planea –

- ¿Por qué dices eso? – le pregunto ladeando la cabeza.

- Porque se nota que nunca habías dado un beso –

- No, no, lo otro ¿Por qué dices que las cosas no salen como uno planea? –

- Solo que, la vida es como una montaña rusa; con subidas y bajas – hace la mímica con sus manos – pero... con mas bajadas que subidas en ocasiones –

- ¿Qué tiene que ver la montaña rusa con lo que estamos hablando? –

- Pues... te diré una cosa – hace una pausa – No importa lo que te diga la gente, tu eres la que toma las decisiones nadie más – toca mi hombro – Eres una chica lista, encontraras las respuestas -

- En ocasiones dices cosas sin sentido – sonrió nerviosa.

- Tu pelo no tiene sentido –

- Deja mi pelo tranquilo – le saco la lengua.

- Pero que madura – sonríe.

- Cállate, me iré a cambiar –

- ¡Ágata! – grita Evans cuando llega a la entrada del teatro.

- ¿Qu... que sucede? -

- Víctor... - toma un poco de aire – Víctor despertó –

(Axel)

Esperamos que Ágata se cambiara de ropa y nos fuimos al hospital en el auto de Gabriel. Cuando llegamos había mucha prensa, ya que el hijo del gran Marco Favre había despertado del coma y eso era la noticia del día o quizás de semanas.

- ¿Cómo vamos a entrar? – pregunta Ágata.

- Vamos por la entrada de emergencia – dice Gabriel – Está a la vuelta-

- ¡Vamos! – corrimos hacia la puerta y la abrimos.

Buscamos la habitación, peor no podíamos entrar porque estaba el guarda espalda.

Carlos.

Perfecto.

-Dile que solo vinimos a ver a Víctor – me empuja Ágata.

- Pero... -

- ¿Axel Evans tiene miedo luego de lo que...? - volteo y veo que Ágata tenía la cara roja – Solo ve primo, con confianza –

- Esta bien – comienzo a caminar, dejando a los chicos a un par de pasos detrás de mí – Hola Arturo, ¿Cómo estás? Tanto tiempo – sonrió algo nervioso.

- Hola chico... -

- Me llamo Axel, ¿no me recuerdas? –

- Si, lamentablemente si –

- Okey – aclaro mi garganta – Quería saber si era posible ver a mi amigo Víctor – comienzo a frotar mis manos.

- Creo que, si es posible lo que me pides, pues el señor dijo que cuando ustedes vinieran los dejara pasar – sonríe ligeramente y coloca su mano en la manilla de la puerta.

- ¿En serio? – le pregunto emocionado y giro hacia donde estaba Ágata y Gabriel sonriendo.

- No – me responde sacándose las gafas y eso hace que mi sonrisa desaparezca – Jajaja – se pone a reír y yo quedo desconcertado.

- ¿Qué es tan gracioso? – enarco una ceja.

- Tu cara de emoción y luego de decepción – ríe nuevamente.

- Oye, eso no es chistoso – me cruzo de brazos – Eso es jugar con los sentimientos de las personas –

- Para mí si es gracioso – suspira – Hace tiempo que no me reía de este modo – se seca las lágrimas que le salieron por reírse de mi – Pueden pasar – dice mientras aclara su garganta y se acomoda sus lentes.

- Esta vez no caigo – cruzo mis brazos y el permanece serio - ¿Ahora si es verdad? – enarco una ceja.

- Así es joven, yo no juego en mi trabajo –

- Oye, acabas de hacerme una broma –

- Bueno solo lo hago una vez al año – me sonríe.

- Gracias señor Arturo eres lo máximo –

- Lo sé – acomoda su corbata – Pasen luego antes que un chismoso de la prensa llegue –

- Esta bien – les hago seña a Gabriel y a Ágata para que se acercaran.

(Ágata)

Ese lapso de abrir la puerta y entrar a la habitación de Víctor duro como dos minutos, ninguno de los tres hablo. Sentía como si mi corazón se fuera a salir de mi pecho.

Era un sentimiento muy rato.

-Hola chicos, me alegra verlos – nos saluda el papá de Víctor – Supongo que está aquí para verlo con sus propios ojos – sonríe.

- S... si – nerviosamente comienzo a jugar con la pulsera que tenia en mi mano derecha.

- Me alegra que Víctor tenga verdaderos amigos – dice una mujer sentada en el sillón – Hola, soy Margaret, la madre de Víctor –

- Un gusto en conocerla, yo soy Axel, él es Gabriel y ella es Ágata –

- Un gusto en conocerlos – sonríe la señora.

- Igualmente – le sonríe Evans.

- Pensé que ya lo vendrían – dice débilmente Víctor mientras abría los ojos e intenta sentarse en la cama con la ayuda de su padre.

- Hola amigo – le saluda Evans.

- Hola chico –

- Hola – sonríe Víctor ampliamente.

- Víctor... - comienzo a caminar hacia su cama.

- Hola Ág –

- Si eres tú – lo abrazo – Me alegra que estés despierto –

- Es agradable poder verlos de nuevo –

- Bueno, nosotros iremos a comer algo – dice el papá de Víctor.

- No se preocupe señor – le dice Evans – nosotros cuidaremos de Víctor, ustedes pueden ir tranquilamente a comer, cuando regresen, nos iremos a casa –

- Muchas gracias –

Los padres de Víctor salen de la habitación dejándonos solos y con un silencio algo incómodo.

-Creo que yo iré por un jugo – dice Gabriel rompiendo el hielo.

- Pero Gabriel... -

- Deben hablar algo importan Axel, yo... solo estoy estorbando -

- Solo ve por el juego y luego vuelves – dice Evans serio.

- Esta bien, no es necesario que te pongas de ese modo – Gabriel toma el pomo de la puerta y sale de la habitación.

Silencio.

Otra vez.

Ahora teníamos que confirmar algo.

Ver si Víctor se acordaba de nosotros mientras estaba en coma.

¿Sera posible?

(Axel)

Habían pasado como tres minutos desde que Gabriel había salido, pero pareciera una eternidad.

-Chicos... - habla Víctor haciendo que le prestáramos atención – Yo... yo debo preguntarles algo – había llegado lo que esperábamos.

- ¿Qué quieres preguntarnos? – le digo y me siento en la silla donde anteriormente había estado su madre.

- Es que... - aprieta las sabanas de su cama.

- Víctor – Ágata toma sus manos – Solo di lo que tengas que decir –

- Me creerán loco – suela una risa nerviosa.

- Veamos – me hago el pensativo mientras tenia los brazos cruzados - ¿Viste a alguien mientras estabas en coma? –

- Si – me responde asustado.

- Tranquilo, no estás loco, eso... si paso – le digo y veo su cara de espanto.

Si Víctor era blanco, digamos que... ahora era transparente.

-Pero yo... - Víctor estaba confundido ante mi respuesta – Tu... - me apunta – Y tu estaban ahí – apunta a Ágata.

- Si – le sonríe Ágata nerviosa - ¡Sorpresa! –

- Eso no es una sorpresa, eso da miedo – se tapa con las sabanas.

- También conocimos a alguien – le digo en un tono divertido.

- ¿A quién? –

- Si te sacas la sabana de la cara, quizás te cuente –

- ¿A quién conocieron? – me pregunta destapándose.

- A Ximena – me encojo de hombros – Ya la conocía, pero nos enteramos de que te gusta esa chica y que tu le gustas a ella –

- Entonces no fue un sueño – suelta un largo suspiro.

- No – le sonríe Ágata.

- Me alegra que hayas despertado – me paro de la silla – Pero nunca mas nos vuelvas a dar esos sustos, además... no hice nada para ayudarte –

- Te prometo amigo que esto nunca va a volver a pasar – me sonríe – Tranquilo, hiciste mucho –

- ¿Dime que hice? – le pregunto mientras me apoyaba en la ventana.

- Me viniste a ver y hablaste conmigo – suspira – Aún no puedo creer que mientras estuve en coma ustedes pudieron verme y tomarme y hablarme, suena divertido –

- No es divertido – se queja Ágata – No me gusta el hecho de que hayas sido un alma, hay almas malas y otras buenas

- ¿Hay tipos de almas? – pregunta sorprendido.

- Claro –

- Eso no lo sabía, es verdad que dicen que uno aprende nuevas cosas todos los días – se rasca la nuca – Pensé que todo fue un sueño o una especie de transe – sonríe – Entonces, el... -

- Si –

- Ximena... -

- Si – ruedo los ojos.

- Y ustedes... -

- Todo es real – suspiro – No preguntes más cosas –

- ¿Por qué estás enojado? – me pregunta Ágata, era la primera vez en el día que me dirigía la palabra.

- No estoy enojad, es solo que no quiero hablar más del tema, estas cosas... no me gustan mucho – le respondo mientras miraba por la ventana.

- ¿Y cómo estuvo la obra de teatro? – pregunta Víctor cambiando bruscamente de tema - ¿Qué te pasa Ágata, por qué tienes la cara roja? –

- Na... nada ¡no preguntes sobre eso tampoco! –

- ¿Por qué no? - pregunta ladeando la cabeza y yo lo miro de reojos – Creo que le diré a Martín que me cuente, quizás el sí lo hace –

- ¡¿Quién quiere algo para tomar?! Gabriel se ha demorado mucho con los juegos, iré buscarlo –

- Pero Ágata... –

- Quizás me lo encuentre por el camino, no me tardo – se para de un brinco de la cama.

- Lo siento, en el hospital no habían jugos y tuve que ir al supermercado – dice Gabriel entrando de improviso.

La verdad que debe haber estado hace mas de veinte minutos afuera y solo lo hizo para entrar en el momento "oportuno"

– Oh lo siento Ágata, creo que he manchado tu chaleco, no vi que ibas saliendo –

- Si como no – susurro.

- No te preocupes, la torpe soy yo por no fijarme – le sonríe nerviosamente – Creo que me tendré que ir a casa, no puedo estar con mi chaleco sucio –

- Te puedo pasar mi poleron – dice Gabriel al mismo tiempo que lo hago yo.

- ¿Que? – dice confundía – No, no, puedo irme así nomas –

- Afuera hace frio – dice Víctor encogiéndose de hombros.

No eres de apoyo en este momento amigo.

-Oh tienes razón, entonces ¿me puedes prestar un poleron tu? –

- ¿Yo? – le pregunta Víctor mirándome a mí y a Gabriel – Si, no hay problema –

- Gracias –

Los papás de Víctor llegaron y nosotros nos fuimos al instante.

Salimos del hospital y nos dirigimos a casa. En el camino ninguno hablo, tampoco había mucho que decir, después de todo.

Ágata estaba sentada en el copiloto, era obvio que no quería hablar conmigo y no la culpaba.

-Ya hemos llegado – dice el chofer.

- Muchas gracias, ya me voy a mi casa, mi mamá tiene que estar preocupada – se desabrocha el cinturón y se baja.

- Ágata... - me quede quieto, no sabia que hacer o por que le hable.

- Nos vemos mañana pequeño tomate –

- Adiós chicos – cierra la puerta y la veo entrar a su casa.

- Tranquilo primo, todo a su tiempo – Gabriel toca mi hombro – Tu mismo lo dijiste –

- Si, pero ya no puedo con esto Gabriel, son muchas mentiras-

- No son mentiras... -

- ¡Claro que sí! – lo miro enojado.

- Entonces bájate del auto y ve a decirle toda la verdad ahora- dice serio – Yo observaré desde el auto –

- Es otra forma de decir que no aras nada –

- Tómalo como quieras –

- Para ti es muy fácil –

- No es fácil, después de todo... estas enamorado de ella – se baja del auto – Gracias Bruno, nos vemos mañana –

Siempre hace lo mismo, dice palabras al aire y luego se marcha. Detesto esa parte de él, pero tenía razón, si para mí era difícil decirle la verdad a Ágata, para el era el doble y eso era un poco complicado.

-¡Ya estamos en casa!-

- Deja de hacer esa estupidez, es tonto – ruedo los ojos.

- Así es como los japoneses saludan al estar en casa-

- Si, pero no estamos en Japón ni en esos países – cierro la puerta y tropiezo con algo - ¿Quién dejo estas maletas en la entrada? - pregunto y me agacho a tocar mi rodilla.

- ¿Una persona que acaba de llegar? –

- No me digas – suspiro – En ocasiones tus deducciones son tan estúpidas –

- ¿Te duele? – me pregunta y me toca con su dedo la rodilla.

- No Gabriel, como se te ocurre –

- ¿Te duele si hago esto? – me pega.

- No, solo me estoy preparando para una carrera –

- No me gusta tu sarcasmo – se cruza de brazos – Nada te cuesta decir que te duele y ya –

- Tu solo no hagas preguntas que su respuesta es obvia –

- Cuantas veces les he dicho que no deben pelear por tonterías, ya están grandes –

Esa voz.

Levante la vista y lo vi.

Estaba vestido con su terno preferido de color negro y con una polera lisa blanca.

- ¿No me van a saludar? – pregunta - He vuelto – dice y abre sus brazos.

(Gabriel)

Esos impulsos de correr a los brazos de ese hombre fueron detenidas cuando escucho a la voz de Axel.

- ¡Papá! Pensé que llegarías la otra semana- sonríe y lo abraza – Me alegra que estés en casa –

- A mi igual hijo, creo que ya era hora de volver, me tome unas pequeñas vacaciones –

- Eso es genial, podremos pasar tiempo juntos –

- Si – acaricia la cabeza de Axel - ¿Y tú Gabriel?, ¿No me darás un abrazo? -

-Bueno yo... -

- Ven aquí – me jala del brazo – No seas tímido, desde pequeño siempre has corrido a saludarme junto a Axel –

- Gabriel es un tempano de hielo, no tiene sentimiento, es como una pintura sin movimiento de esas que... -

- Cállate Axel, estas matando el momento familiar – le digo y sonriendo.

Esa calidez.

Su olor.

Me daba gusto que estuviera de vuelta, aunque solo fuera un par de días.

Días que pronto se convertirías en meses. Pues Daniel no solo había venido a unas vacaciones, sino que pronto gravaría una serie y yo estaría en ella. Se que este día llegaría, el día en que mis padres se dieran cuenta que estaba en Madrid.

(Ágata)

- ¡Hija, supe que tu amigo había despertado! Dice mi mamá cuando llega a mi habitación –

- Hola hija, ¿Cómo estás? Me contaron que Víctor despertó, ¿está bien? –

- Lo siento, lo siento, solo fue la emoción –

- Bueno, bueno – se sienta en mi cama - ¿Despertó o no? -

- Si, pero... -

- Eso está bien – sonríe - ¿Ahora ya no estarás tan distraída? –

- Pues... - mira hacia la ventana.

- ¿Paso algo? – me pregunta y siento que mi cara se pone roja – Ágata... -

- N... No, nada – respondo nerviosa.

- ¿Y cómo estuvo la obra de teatro? –

Y llego la pregunta del millón.

-Salió como estaba planeado – comienzo a buscar algo.

- Perdón por no poder ir, pero ya sabes... - se encoge de hombros.

- No te preocupes, sé que tu trabajo es importante – sonrió.

- Tu igual lo eres cariño – toma mis manos – Además... tu escribiste esa obra de teatro, tenía que ir – me dice sonriendo.

- Hubieras visto el beso – susurro.

- ¿Qué dijiste? –

- Nada mamá –

- Dijiste algo de un beso –

- ¿Entonces para que me lo vuelves a preguntar? -

- ¿Le diste un beso a alguien? – me pregunta mi madre sorprendida.

- ¿Yo? – le digo haciéndome la desentendida.

- Si Ágata Fellon, ¿a quién le diste un beso? –

- A nadie mamá –

- No me digas que mi hermanita dio su primer beso – dice Celeste asomándose a la entrada de mi habitación.

- ¡Celeste! – le tiro una almohada.

- ¿Entonces es verdad? – me pregunta y se tira en la cama.

- ¡Claro que no, solo fue una obra de teatro! -

- Ósea si hubo un beso – sonríe emocionada Celeste.

- Si, ósea ¡no! – me tapo con un peluche la cara.

- Esperen, esperen – mi madre se toca la cabeza – Si tú eras la protagonista y Axel igual... eso significa que... -

- Ágata le dio un beso al vecino – se pone a cantar Celeste.

- No, no digan así, suena raro –

- Pero le dices un beso, admítelo –

- ¡Ya cállense! – abro la ventana de mi habitación y salgo al balcón.

- Admite de una vez que besaste a Evans, Ágata, yo no me enojare –

La voz de Ed me hace quedarme espantada y sin palabras, no pensé que estaría afuera, no lo había visto el día de hoy ¿o sí? Ya no me acuerdo.

- ¿Lo escuchaste todo? –

- Desde el principio – estira sus brazos – Buenas noche, me iré a dormir, estoy cansado – me da la espalda.

- Pero Ed... -

- Hizo lo que tenía planeado ¿no? – se gira a mi dirección.

- ¿Qué quieres decir con eso? –

- Esta vez gano, pero ya no se le aran las cosas tan fáciles – luego de eso cierra la ventana de su pieza dejándome ahí sin entender lo que acababa de pasar.

- Vaya, tu príncipe ha caído por un plebeyo – dice Celeste saliendo de mi habitación junto con mi mamá.

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