Mío [Entrégate, Libro 2]

By AllisonScarwell

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¿Por qué quien dijo que después del "felices por siempre" habría paz? More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo Final
Epílogo

Capítulo 29

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By AllisonScarwell

Ethan no quería salir.

Habían pasado dos semanas desde que había llegado a Nueva York, y la primera semana había sido maravillosa, la siguiente había sido desastrosa, y todo eso era gracias a la prensa.

En California, la mayoría de los reporteros se congregaban en Los Ángeles. Y, San Francisco era como un pueblo olvidado por Dios para aquellos reporteros y paparazis que buscaran conseguir exclusivas o fotos de ellos para conseguir dinero. Pero Nueva York, era la gran manzana y había reporteros locos y tipos con cámaras por todas partes.

La primera semana había sido tranquila, incluso Ethan había dejado el departamento algunas veces para dar cortas caminatas por la ciudad cuando Thomas no estaba.

Pero la noche del viernes de la primera semana de su estancia en la ciudad, Thomas lo había arrastrado a Amethys, uno de los restaurantes más populares en Manhattan. Ninguno de los dos había esperado que las puertas del lugar estuvieran totalmente custodiadas por reporteros, pero lo habían estado, y desde ese momento había sido como prender una mecha de un camino de pólvora. Ethan no podía salir más a dar caminatas sin que los tipos con cámaras fueran detrás de él.

Incluso la última vez que habían decidido salir a cenar fuera, habían sido custodiados por dos camionetas de paparazis y en un intento por evadirlas, Thomas había recibido una multa de tráfico por conducir a exceso de velocidad. Ethan sabía que lo último que Thomas necesitaba era ese tipo de problemas y mala publicidad.

Aun así, Ethan no podía dejar de lado el hecho de que su vida personal y sexual estaba ahora debajo del microscopio de los medios. Y no le gustaba. Era consciente de la prensa sobre él en cada momento. Era un alivio que se hubiese hecho las pruebas antes de venir a Nueva York o nunca podría librarse de la prensa especulando en contra de Thomas, casi podía leer los titulares de la prensa hablando sobre él, yendo a una clínica de salud. La prensa especularía, que tal vez el sospechaba que Thomas lo estaba engañando a alguna mierda enferma que solo ellos podían crear.

Después de la noche de la multa, Ethan podía sentir que algo andaba mal entre ellos. No tenía idea de lo que Thomas estuviese pensando o sintiendo, pero había algo que había levantado duras barreras entre ellos, y que estaba enfriando su relación lentamente con un viento glaciar. Thomas estaba totalmente cerrado a Ethan. Y él no podía recordar la última vez que había besado al hombre. Realmente un beso verdadero, no solo pequeños roses de labios antes de que Thomas se fuera al entrenamiento o antes de apagar las luces de la habitación. Quizá el último beso real que habían compartido había sido antes de salir de casa, la noche en la que Thomas había recibido la multa de tráfico. Y ni siquiera quería hablar de la falta de sexo.

Desde la publicación de su entrevista junto a Thomas, su bandeja de correo electrónico estaba llena de correos de los medios de comunicación. Cada revista conocida en el país, e incluso algunas de otras partes del mundo, estaban ahí, pidiendo otra entrevista. Y Ethan solo podía pensar que si él conseguía todo ese correo basura, no podía entender cuanto recibía Thomas. Era tranquilizante saber que tenía a Shannen para hacerse cargo de eso por él.

Y ahora, él estaba en el sofá de la sala de estar, a donde había huido después de una pelea de proporciones épicas con Thomas en su habitación. Este último quería que salieran fuera a algún lugar, y Ethan no quería salir. Sí, estaba cansado de estar encerrado en ese departamento la última semana, pero eso era mejor que salir a la tormenta de flashes y gritos que le esperaban fuera del edificio y fuera de cada restaurante o lugar al que fuesen. Estaba harto de sentirse observado o incluso de sobre analizar cómo actuar, ahora que era consciente que había un montón de cámaras alrededor de él.

Ethan observo el horizonte de Nueva York a través de los cristales que formaban la pared del departamento. Estaba comenzando a obscurecer en el horizonte y algunos edificios tenían sus luces encendidas. Podía ver el majestuoso Empire State Building a un costado un par de kilómetros más allá, alzándose poderosamente sobre los demás edificios de acero y cristal. El cielo aún era azul sobre las nubes grises dispersas y el cielo en el lado del horizonte Oeste era un tono rosado. Él se dejó absorber por la belleza de aquella majestuosa vista, hundido en el mullido sofá. Simplemente no sabía si podía acostumbrarse a esa vista. O a la vista de la habitación que daba al este, dando la bienvenida a la salida del sol, y que era una de las cosas más majestuosas que Ethan hubiese visto nunca. Incluso en el baño, tenían una majestuosa vista al horizonte de la ciudad.

Era bueno que todos los cristales fuesen a dos caras, porque en los días anteriores había visto incluso drones sobrevolando cerca de las paredes de cristal.

Cuando los pasos de su amante resonaron por las escaleras, detrás de Ethan, él se tensó instintivamente. Por qué en la última semana simplemente no sabía que vería en el rostro de Thomas. ¿Un ceño fruncido? ¿Esa mirada de "no puedo estar en la misma habitación contigo"? ¿La triste mirada de un cachorro que perdió su amo?

Un segundo después, Thomas camino hasta el sofá donde Ethan estaba sentado y se colocó al otro extremo de este cerca de la lámpara que se encontraba frente a una palmera ficticia que proyectaba una suave sombra en el rincón del departamento.

— Lo siento, —murmuro sin convicción. Ethan lo miro al otro lado del sofá. Thomas tenía los hombros hundidos. Estaba sentado con los codos apoyados en sus rodillas, mirando al suelo. — Nunca antes he estado en una relación. Pero sé que así no es como se supone que funcionan. Siento haberte gritado, me he estado volviendo un poco loco.

Una observación desdeñosa casi se escapó de la boca de Ethan, pero se obligó a mantenerla dentro tan pronto como quiso escapar. Suficiente, ordeno una voz dentro de él. La parte de él que estaba loca y profundamente enamorada de Thomas, le había hecho prometerse a sí mismo, que sería él quien mantendría la cabeza fría en esta situación. Porque al final Thomas tenía razón, se había estado volviendo un poco loco durante la última semana.

Ethan se aclaró la garganta.

— También lo siento. —dijo, observando el comportamiento del hombre frente a él que aún no lo miraba. — ¿Quieres hablar del porque has estado actuando raro durante toda la semana? —pregunto suavemente, no sabía lo que Thomas necesitaba. Si lo supiese, no dudaría en dárselo. Pero por ahora, todo lo que podía hacer por el hombre era escucharlo.

— No es la gran cosa, —respondió Thomas, evadiendo el tema.

Él asintió, aunque sabía que Thomas no lo estaba mirando.

— No es la gran cosa, pero eso se ha metido bajo tu piel durante toda la semana y has estado actuando raro. No puedo ayudarte a arreglarlo si no sé lo que está mal en primer lugar. —Ethan dejo sobre el sofá gris, el cojín que estaba apoyado en su regazo y se movió entre la mesa de café y el sofá, en la suave alfombra frente a su novio, obligando al hombre a mirarlo a los ojos—. Tienes que dejarme entrar, Thomas. —Contuvo el aliento, mirando a Thomas como sopesando cuanto cedería el hombre frente a él.

— Es por la maldita multa del otro día. —respondió Thomas, a regañadientes. Ethan se contuvo de decir; «¡Lo sabía!» En cambio asintió con alivio evidente y acaricio la rodilla de su amante, alentando a Thomas a hablar, pero el hombre no dijo nada más.

— ¿El equipo te ha dicho algo por ella? —una mano se deslizo en la mejilla izquierda de Thomas, acariciando suavemente— ¿Qué está mal?

Thomas se tomó un par de segundos en ordenar sus pensamientos, porque pensó que no tendría otra oportunidad para tratar de explicar lo que estaba pasando. Cuando hablo fue tan crudo y honesto como pudo.

— El oficial que me dio la multa —dijo Thomas en tono sincero y serio—, me dijo que nos había detenido porque si hubiese mantenido esa velocidad, probablemente no hubiese podido controlar el vehículo en la siguiente curva. ¿Sabes lo que sentí cuando me dijo eso? —se detuvo un momento, mirando a Ethan y deseando que el hombre comprendiera su punto—¸Sentí que mi estómago cayo prácticamente hasta mis pies. Pudimos haber tenido un accidente, Ethan y hubiese sido mi culpa. Pude haberte hecho daño, y todo ¿porque? Por qué no quería que nos sacaran un par de fotos. Eres más importante para mí que nada en este jodido mundo, y te puse en peligro. Si algo te hubiese pasado, me volvería absolutamente loco. Y no puedo dejar de sentirme culpable por eso.

Thomas había bajado de la camioneta para hablar con el oficial, y Ethan se había quedado dentro de la cálida cabina, a petición de su amante. Había habido algo raro en la postura de Thomas al regresar a la camioneta, pero Ethan lo asociaba a los destellos de flashes alrededor de él mientras el oficial transcribía los datos del hombre a la hoja de la multa. Nunca habría esperado una declaración como la que Thomas acaba de hacer.

Ethan lo miro en silencio, con ojos compasivos mientras estudiaba el rostro abatido y avergonzado de su amante.

— Oh, cariño. —murmuro, moviéndose tan rápido que Thomas apenas noto al hombre que trepaba sobre su regazo a horcajadas y lo abrazaba ferozmente, envolviendo sus brazos sobre sus hombros. Las manos de Thomas buscaron rápidamente el calor del cuerpo de Ethan y se movieron alrededor de su cintura—. Está bien. Estamos bien y eso es todo lo que importa. —Dijo, mirando a los ojos azules que lo observaban sin convicción—. No tienes que sentirte culpable por algo que siquiera sucedió. No tienes que dejar que algo así te vuelva loco. Eres el ser humano más increíble que he conocido jamás. Solo porque unos tipos con cámaras nos tienen un poco locos, no debemos rendirnos tan fácilmente. Ambos sabíamos que esto sería difícil desde el principio. —dijo Ethan presionando su nariz contra la de Thomas con una cálida sonrisa. Thomas carraspeo en silencio ante el gesto. Ethan rara vez se comportaba de esta manera y era divertido y exasperante ver que esta faceta de él saliera a la luz solo cuando él se sentía abatido.

— Nunca me habría perdonado a mí mismo si te hubiera pasado algo. —susurro Thomas, tragando el nudo que se había alojado en su garganta.

Ethan lo había sacado del pantano que era su vida anterior y le mostró lo que significaba pertenecer a alguien. Perderle lo mataría.

— No pienses más en eso, —ordeno Ethan, su mano se deslizo por el cabello de Thomas antes de besar al hombre en la frente. El tibio cuerpo de Ethan se sentía maravilloso contra el suyo y Thomas quería ahora más que un casto beso en la frente. Sus manos se arrastraron arriba y abajo acariciando los costados de la cintura de Ethan.

— Quiero besarte, —suspiro— Realmente quiero que me beses. —una sonrisa traviesa se deslizo por sus labios, y el corazón de Ethan latió fuertemente casi intentando escapar por su garganta. Había sido tan raro ver sonreír a ese hermoso hombre últimamente.

Pero estaría condenado si dejase que Thomas lo besase ahora, porque una cosa llevaría a la otra y terminarían donde siempre terminaban los besos que compartían; en la cama.

Ethan no era estúpido, sabía que el sexo no sería la solución a la gran bola de nieve de problemas que habían arrastrado durante toda la semana. Que no animaría su relación milagrosamente y que no iba a borrar lo desagradable de la última semana. Necesitaban hablar y despejar el aire antes de saltar directo a la cama y enterrar todos los problemas debajo de la alfombra.

Aunque ahora que lo pensaba bien, su hazaña anterior no había sido precisamente inteligente en su caso. Porque ahora estaba sobre su amante y su trasero estaba firmemente en el regazo del hombre y sabía que si él quisiese llevarlo a la cama, solo hacía falta usar su encanto contra él, porque Ethan siempre había sido asquerosamente débil cuando se trataba de Thomas Blackwell.

Pero pelearía estaba batalla hasta que fuese derrotado por el encanto de Thomas, así que en lugar de permitir besarle, agrego;

— Es lo mismo que me dijiste la noche que hablamos por primera vez. —finalmente Ethan dijo.

Thomas sonrió.

— No lo he olvidado. Estaba aterrorizado aquella noche, no sé de donde saque el valor suficiente para ir detrás de ti. Pienso en todos los escenarios que pudieron haber sucedido, en cómo pudiste haberme rechazado o cualquier otra mierda, quiero decir, hasta donde yo sabía eras heterosexual.

— Sí, claro. Tú eres quien me hizo de esta manera, —protestó Ethan, sarcásticamente—. Era un hombre perfectamente respetable antes de conocerte, y mira hasta donde he llegado.

Una risa ronca escapo de la garganta de Ethan, quitando todo el peso de las palabras y riéndose de su propia broma. Estaba claro que solo estaba bromeando, ambos lo sabían. Pero hubo algo en ese comentario que hirió de una manera que no había esperado, al hombre debajo de él. La sola sugerencia de saber que él había corrompido a Ethan de alguna forma lo desgarro.

La noche de la graduación Ethan había cedido claramente, ¿pero después? Quizá Thomas había leído mal los signos iniciales cuando Ethan había comenzado su cuenta. Probablemente estaba tan cegado por su propia atracción y lujuria que había simplemente empujado hasta que Ethan había cedido. Nunca había contemplado esa posibilidad antes. El solo pensamiento de haber sido culpable de coacción en alguna parte de su relación lo hacía sentirse enfermo. Realmente esperaba que Ethan lo hubiese elegido por voluntad propia.

Thomas carraspeo un par de veces tragando el nudo que se había formado en su garganta, obstruyendo todo el oxígeno.

— Ethan, ¿Crees que hubieses sido gay si nunca me hubieses conocido?

Ethan ladeo la cabeza, como un cachorro prestando atención a un nuevo sonido.

— ¿Por qué siquiera preguntas eso? —dijo mirándolo.

— Solo quiero saberlo.

— Bueno, no sé cómo responder a eso, un montón de cosas podrían ser diferentes ahora si no te hubiese conocido antes, pero eso no importa porque lo importante es que nuestros caminos se cruzaron y estamos juntos. ¿Es realmente importante el saber qué hubiese pasado si? —debatió Ethan, luego se inclinó y lo beso suavemente en los labios antes de apartarse.

— ¿Quieres decir que no te interesa saber si hubiese sido gay si no te hubiese conocido? —pregunto Thomas aligerando el aire. Ethan se rió.

— Bien, dímelo.

— Nunca había pensado en mí mismo como gay o bi antes de conocerte, y nunca había estado con un chico. Solo con chicas. Se suponía que debía ser así, ¿verdad? Son suaves y bonitas, y sí, las deseaba. Si te acuestas con un montón de chicas, los demás tipos te miran como una especie de héroe, y creen que realmente lo estás haciendo bien. Pero-

— ¿Pero qué? —le interrumpió Ethan.

Thomas suspiro.

— Después de conocerte. Hubo tiempos en que algunas cosas me confundieron tan malditamente tanto. Así que trate fervientemente de no notar a los demás tipos en el vestuario. Tenía suficiente confusión al sentirme atraído por otro hombre como para comenzar a tener una erección en el vestuario también. El primer año trate de negar toda atracción, era fácil simplemente alejar los pensamientos y atribuirlos a una falla mental. Era como, «Oh, Thomas, estas siendo ridículo. Todos los hombres alguna vez tienen esos pensamientos. Olvídalo. No es nada.» —él se rió suavemente—. Los sueños húmedos fueron más difíciles de justificar, pero de alguna manera lo logre.

— ¿Sueños húmedos? —pregunto Ethan, arqueando ambas cejas. Parecía intrigado. También divertido.

Thomas se rió de nuevo, un leve rubor comenzó a extenderse por sus mejillas.

— Tuve estos sueños, ya sabes... —hizo una pausa, y Ethan pudo ver por la expresión en el rostro de su amante, que se estaban desviando a un territorio realmente personal para él—. Dios esto es vergonzoso. —se quejó.

Ethan se rió, antes de mirarlo a los ojos.

— Thomas, —dijo, dándole la mirada más sincera, una mano se deslizo por la mejilla del hombre, acariciando uno de sus pómulos, — Tenemos sexo prácticamente cada noche, no creo que nada de lo que me digas sea algo que no hayamos hecho ya. Hemos dejado la vergüenza en el polvo hace mucho tiempo.

Thomas se rió. Una verdadera risa.

— Bien, bien. Tenía estos sueños recurrentes cuando era adolescente. No era realmente un escenario bien planteado, ¿sabes? Lo único que mi mente podía trazar era una cama, y estabas ahí, conmigo. Y era tan malditamente vivido y real. Me despertaba con una erección cada mañana después de eso. Decir que esos sueños me excitaban realmente no le haría justicia. Pero no sé cómo describir exactamente lo que me provocaba. Supongo que realmente sacudió mi mundo. Lo revolvió como las olas del océano sacudiendo una pequeña embarcación. Lo peor era cuando estaba con alguna chica y pensaba en ese sueño, porque sabía que me vendría rápido. Entonces solo me decía a mí mismo que no era nada y me olvidaba de eso.

— ¿Qué te dijiste a ti mismo para racionalizarlo?

Thomas se encogió de hombros.

— Era solo tabú. Ya sabes, todo el mundo tiene algo que esconder, ¿era tan chocante y extraño que yo tuviera algo por un chico? Quiero decir, al final, en la vida real, me atraían las chicas, salía con chicas, follaba a las chicas. ¿A quién le importaba que mi mente trajera sueños con un chico? No podía controlar con que o quien soñaba.

— Bastante buena racionalización. —Dijo, Ethan con una sonrisa, — Lastima que al final todo fue una gran mentira de mierda.

— Lo sé, ¿verdad? —Él sonrió— Creo que la verdad en el fondo, sabía que esos sueños habían abierto las compuertas y nunca podría volver a cerrarlas.

— ¿Y ahora? ¿Cómo piensas de ti mismo? ¿Bi? ¿Gay? —Ethan hizo una pausa. Y solo para molestar un poco a Thomas, agrego: — ¿Heterosexual?

— Muy gracioso, —se quejó, Thomas. Pero las esquinas de sus labios se curvaron en una sonrisa. Miro más allá de Ethan, retirándose en sus pensamientos por un largo momento, luego suspiro. — No lo sé, Ethan. La verdad es que estoy obsesionado contigo para pensar en otra persona, hombre o mujer. Ya sabes, como dice esa canción, «Estoy demasiado ocupado siendo tuyo como para enamorarme de alguien más» —Ethan sonrió— A veces miro a algunos hombres atractivos y pienso: ¿Realmente me atraen los tipos ahora? Y honestamente no lo sé, porque todo lo que hago es compararlos contigo. Ningún otro hombre esta incluso en el mismo universo para ser comparado contigo. Tal vez si no estuviera tan cegado por ti podría calibrar la balanza, pero... no puedo.

— Bien, —murmuro Ethan— Te entiendo. Me pasa más o menos igual. —suspiro, apretando sus brazos alrededor del cuello de Thomas, bajando sus labios para encontrarse con los del labios del hombre debajo de él. El primer beso real después de días sin uno. Un beso lleno de emoción y deseo, con un «Dios te extrañe tanto» envuelto en un paquete ansioso de labios y lenguas.

Thomas se separó suavemente de Ethan con un suspiro.

— Bueno, ya que estamos siendo tan brutalmente honestos aquí, quiero preguntarte algo; ¿Por qué ibas a casarte con Melissa? —pregunto Thomas suavemente. Era una pregunta que tenía tiempo guardada dentro de él. Esperando el momento correcto para salir. No sabía si ahora era el momento correcto para ello, pero se sentía cómodo, y acaba de vaciar en Ethan muchos de sus secretos, esperaba que el hombre confiara en él para hacer lo mismo.

— Eso es fácil de explicar, —dijo Ethan. — Conocí a esta chica en una fiesta de caridad de mis padres. Nunca asisto a ellas, ya sabes, es más fácil firmar los cheques y no aparecer en la fiesta. Pero ese año, ellos realmente insistieron que fuera. Así que en retrospectiva, estaban planeando que la conociera. Supongo que debí haberme dado cuenta de ello antes, pero no lo hice. Así que fui a la fiesta, fuimos presentados, y mis padres parecían encantados con ella, nunca los había visto así de felices con cualquier otra persona. Mi madre estaba sobria, y mi padre la trataba educadamente. Era la primera vez que veía a mis padres actuar como una verdadera pareja. Y parecían felices alrededor de ella. Y me gusto ver a mis padres de aquella manera, entonces creí que si la conservaba podría mantener cualquier tipo de hechizo que hubiese tejido en ellos. Así que le pedí salir y acepto, todo lo demás pasó muy rápido. Estábamos viviendo juntos, y le pedí que se casara conmigo. Entonces ella me engaño y rompimos. No estoy seguro de haber estado enamorado de ella en algún momento. Pero lamentaba perderla porque eso significaría que el hechizo en mis padres terminaría. Sé que suena cruel, pero así eran las cosas.

— Bien, está bien. Aun así no quiero que vuelva a acercarse a ti. —Thomas farfullo.

— No creo que lo haga, es demasiado orgullosa para regresar después de aquella vez.

— Sí, pero de cualquier forma no la quiero cerca. Hay un infierno de celos dentro de mi cada que pienso en lo cerca que estuviste de ser suyo.

Ethan se río.

— Si alguna vez me la vuelvo a encontrar por casualidad, no hay mucho que puedas hacer, no sabes donde estaré yo y donde estará ella todo el tiempo. Espero no volver a cruzármela en esta vida, pero nadie sabe. Es como si yo tratara de detener a todas esas mujeres llevan carteles a los juegos donde piden que les hagas bebes.

Thomas resoplo una risa, antes de comenzar a reír suavemente.

— Por Dios, ni lo menciones. —Dijo Thomas evitando otra risa—. Algunas chicas parecen ser menores de quince. ¿Cómo pueden permitirles sus padres llevar esos carteles?

— No las entiendo, —resoplo Ethan con una sonrisa.

— Sé que la mayoría de las mujeres ve a los jugadores de fútbol como dioses. Es como un bufete de chicas sexys a donde quiera que vayamos. Pero eso no significa que alguna vez lo vaya a probar. —Thomas acarició el labio inferior de Ethan con su pulgar—. Tienes que confiar en que no soy un hombre infiel.

— Confió en ti, —respondió Ethan rápidamente— Sé que eres únicamente mío.

— ¿Sí? —Thomas le sonrió.

— Sí, quiero decir, me causa gracia leer todos esos carteles, porque al final del día soy yo quien te tiene a mi lado en la cama. Supongo que lo que realmente me gusta es ver a todas esas personas codiciándote y saber que eres mío.    

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