Entré en pánico y me tiré a la puerta del baño apoyándome en ella para que no la abriera, miré a Frank y él estaba pálido mirando hacia la pared con nervios.
- Mierda - exclamé mientras recogía los pantaloncillos del suelo y me ponía una playera lo más rápido que pude, era la primera vez que hacía algo tan rápido. Tuve que agradecer ser flash por un momento.
Frank se metió bajo la espuma y abrí.
- Hola, má - exclamé intentando ocultar los nervios y mi problema abajo.
- ¿Qué haces? - miré con nerviosismo hacía atrás.
- ¿Qué parece? Me voy a bañar - dije incómodo.
- ¿Y Frank donde está? -
-Estaba en la cama viendo una película, luego puso la música - dije tratando de sonar seguro.
- No esta allí -
- ¿!Qué!? - exclamé tratando de sonar natural, al no tener respuesta agregué - a lo mejor bajó por algo de comer - dije carraspeando para que mi mamá notara la indirecta y se fuera.
- Oh... Yo solo iba a preguntar que si no le incomodaba que saliera de casa, debo ir con tu tía, es urgente, y no sé si llegue hasta mañana en la tarde -
- No creo que le moleste, digo, es la primera vez que sale del cuarto... ¿Y sucede algo con ella? -
- Cosas de adultos... Y está bien. Cuídalo, se nota que se quieren mucho, que buenos amigos - sonreí, le deseé suerte y prácticamente le tiré la puerta en la cara después.
Me resbalé por la puerta hasta sentarme y suspiré mientras Frank salía un poco del agua.
- Que jodida suerte - dijo él inhalando aire fuertemente.
- ¿Te parece? -
- Digo, no se dio cuenta... De... - lo callé colocando un dedo en sus labios.
- ¿En qué estabamos? - dije al escuchar la puerta de entrada cerrarse.
Frank no respondió, solo me haló de la playera y caí a la tina, sobre él.
Empezó a besarme desesperadamente y yo retiré la playera negra que al parecer me había colocado al revés.
Retiró con agilidad mis pantaloncillos y los tiró a algún lugar del baño, sin dejar de besarme, aunque el beso había dejado de ser desesperado, había pasado a ser profundo, sincero, lleno de amor.
No sabía bien en que momento habíamos llegado a la cama, "ahora tendrás que cambiar las sábanas" pensé, pero eso era lo de menos.
Quedé sobre Frank, y éste me colocó dos dedos en los labios, los recibí en mi boca para lubricarlos y pronto el primero de ellos ya había sido introducido, haciendo que me quedajara de dolor, para un momento después recibir el otro.
Frank me puso de perrito y él se arrodilló para que su miembro y mi trasero estuvieran alineados, listos para el placer.
Empezó a besar mi espalda y yo soltaba pequeños gemidos, los cuales se iban incrementando a medida que iba bajando.
Introdujo lentamente su miembro y tuve que morder las sábanas.
- Tranquilo, hermoso... Te amo - dijo e inició el movimiento de caderas.
Pronto se convirtió en placer y terminé sentado sobre él dando brincos. Podía ver su cara roja por el sudor y el placer. Eramos un lío de gemidos allí, poco me importaba Mikey, porque seguro se escuchaban hasta el otro lado de la ciudad.
- Fr-Frank - gemí alto antes de correrme, luego me tiró y quedó sobre mí besándome salvajemente mientras embestía como nunca antes, para un poco después correrse también y recostarse a un lado.
- Te amo, hermoso - dijo con una sonrisa en sus labios.
- Yo te amo más, Frodo, puedo jurarlo - dije con una mirada se superioridad. Me besó casto en los labios para luego abrazarme y dormirnos.
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Desperté y lo primero que vi fueron unos hermosos ojos avellana.
- Hola, pequeño Frodo - dije mientras sentía el dolor del trasero inundarme, nuevamente.
- Hola, bebé... A comer - dijo levantándose.
Se colocó unos pantaloncillos y una remera gris. Se veía hermoso con ese cabello alborotado y la remera de una talla más grande, ya que era la mía, podría quedarme horas mirándolo. Era tan hermoso, simplemente un ángel.
- Que tierno - dijo él tirandome ropa encima.
- ¿Qué? - Aparentemente había pensando en voz alta.
- Ponte eso y bajemos a comer, habrá más tiempo para nuestras cursilerias, Gee -
- Mierda - dije sonrojandome al darme cuenta que efectivamente había pensado en voz alta.
Me puse con cuidado lo que Frank me dio y bajamos a comer.
- Veo que te divertiste, Gee - dijo Mikey quién estaba en el sofá comiendo cereal mientras veía televisón.
- Mmmm -
- No lo niegues, de igual forma todo el vecindario los escuchó - dijo riéndose
- ¿Así de cojo estoy? - dije tratando de que no se me viera la cara de tomate.
- Si, se te nota a leguas como fue todo - rió una vez más.
- Hey, Michael - dijo Frank mientras se rascaba la cabeza y tomaba café sin leche.
-Con que Frodo ¿eh? - Frank se sonrojó y fue por mi café.
- Ehhh... Este... Nos... ¿Vemos? -
- Si, si, ve a divertirte hermanito -
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Íbamos caminando en la fría calle, iríamos a visitar a Linda.
- Gee - soltó de repente Frank.
- ¿Si, bebé? -
- ¿No has pensado... De qué pasará cuándo... Cuándo nuestras madres se enteren? - eso me cayó como un balde de agua fría, o más bien helada. Creo que ambos no dejábamos de pensar en el tema.
- Yo - dije entre cortado parando en medio de la acera.
- Entiendo... Donna no lo aceptaría - dijo triste -
- ¿Y Linda? -
- No lo sé... - se rascó el cuello.
Nos quedamos en un incómodo silencio, no sabía a que venía eso. En algún momento se enterarían, lo sabía, pero no me gustaba pensar en eso, a demás quería que cuando el momento de afrontar a Donna llegara, fuera tiempo después, cuando ella ya no pudiera opinar sobre mí.
De igual forma quedaban varios meses para poder ser libre. Podría irme y hacer lo que se me diera la gana.
Frank me miraba fijamente, como tratando adivinar en qué pensaba, luego, Frank me besó, casto, para luego entrelazar nuestras manos en seña de apoyo, de que todo estaría bien.
Le sonreí y continuamos la marcha hasta el hospital, en silencio, mi cabeza me atormentaba con lo que sucedería después, en que terminaría todo esto, vagaba tanto que volvía a revivir cada golpe que me habían dado en la vida, gracias a como yo era, no sabía como Frank se había fijado en mí, pero estaba seguro de que si me dieran todos esos golpes, insultos y burlas que viví, todos al mismo tiempo, dolerían menos que perder a Frank.
Mi mente seguía y seguía vagando mientras caminabamos en las frías calles de la ciudad, no me di cuenta de cuando habíamos llegado al hospital, de cuando habíamos llegado junto a Linda.
- Gerard - su voz me sacó de mis pensamientos.
- Aagh... Si - me miró confundida y siguió
- ¿Cómo ha estado todo con Frank? - me asusté y quedé pálido
- B-Bien - dije, no muy seguro de que había pasado, de que estaba hablando.
- Que bueno que cuides a mi pequeño -
- No soy un niño - bufó Frank halandome del brazo, me puso frente a él y se acerco lentamente.
No iba a besarme ¿o si? Me miró a los ojos y agregó.
- Deberíamos irnos, hay que dejar descansar a Linda - luego se alejó y sentí alivio.
- Está bien - dijo ella - suerte chicos -
- Que se mejore - dije y ella sonrió pidiendo un momento con su hijo.
Me retiré y me volví a hundir en mis pensamientos. Me consumían los nervios. Estaba seguro de que si, al menos Donna se enteraba todo se iría a la mierda.
No sabía si podría seguir con él, "Se aman, lo lograrán" pensé e intente convencerme de ello.
Un tiempo después salió Frank, se le veía tranquilo, mientras a mi me empezaba a doler la cabeza fuertemente, aunque no le presté atención en el momento.
- No hablamos nada de eso, ni lo ha de sospechar - dijo colocando el dedo en mis labios.
- Te amo... Y me da miedo... Donna... Eh - me besó tranquilamente después de asegurarse de que Linda no lograra ver.
- Lograremos pasar todo, tranquilo, juntos lograremos todo - dijo seguro.
Asentí y le besé, para luego tomarlo de la mano y salir lo más rápido posible, no me traía buenos recuerdos ese lugar.
Cosas que aparecían nunca haber pasado, cosas que no deberían seguir pasando, cosas insuperables, cosas que de hecho si sucedían.
- Frank - solté antes de desmayarme.
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~Adrenaline Gun~