Mío [Entrégate, Libro 2]

By AllisonScarwell

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¿Por qué quien dijo que después del "felices por siempre" habría paz? More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo Final
Epílogo

Capítulo 27

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By AllisonScarwell

La neblina blanca que se levantaba en la bahía contrastaba contra el cielo obscuro sobre ella. Algunas estrellas habían salido a adornar el cielo, pero eran apenas visibles sobre las nubes que las cubrían. La grande ventana de cristal en el gimnasio daba oportunidad de observar todos esos pequeños y hermosos detalles. Aunque Ethan no estuviese prestando ninguna atención a aquella magnífica vista.

En cambio, él miro a Thomas golpear nuevamente el saco de boxeo en el gimnasio de su mansión. Varios mechones de su cabello estaban empapados con sudor, aferrándose a su frente. Era una forma similar a la que lucía después de follar por un largo periodo de tiempo. Él estaba golpeando el saco con pasión y furia, lo que le hacía recordar a Ethan que esa era la misma forma en la que se comportaba en el terreno de juego durante un partido.

— ¿Necesitas algo? —Thomas pregunto dejando de golpear el saco, volviéndose hacia Ethan. Su camiseta blanca estaba empapada con sudor y sus brazos brillaban bajo el fluorescente techo de luces. Solo habían pasado un par de horas después de la entrevista.

— ¿Te encuentras bien? —Thomas miro a Ethan y a la preocupación sincera en sus ojos. ¿Sinceramente? No lo estaba, pero no quería admitirlo, aunque tampoco quería mentirle al hombre que amaba. Todo era un maldito dilema.

— Voy a estar bien. —dijo. Simplemente no quería tocar el tema de la entrevista de nuevo. Ethan lo miro con un poco de inquietud, probablemente preguntándose qué tan verdaderas eran sus palabras, pero asintió suavemente. Thomas tomo eso como una señal para continuar su anterior tarea.

Él se giró nuevamente al saco y se limpió un poco del sudor antes de que cayera a sus ojos. Su puño encontró la textura de lona al mismo tiempo que unos brazos se envolvían alrededor de su cintura.

— ¿Sabes que puedes hablar conmigo, no es así? —Ethan susurro. El cuerpo de Thomas se puso rígido en sus brazos antes de soltar una exhalación leve y apoyarse contra él. Ethan apoyo su barbilla en el hombro de Thomas y apretó más sus brazos alrededor de su cuerpo fuerte. El aroma de Thomas hizo cosquillas en su nariz, Ethan cambio la posición de su barbilla para poder enterrar su nariz en el hombro y la camiseta de Thomas.

— Lo sé, —Thomas trago otra bocana de aire y la dejo ir en una lenta exhalación.

— ¿Quieres venir a la cama conmigo? —Ethan sugirió, depositando un suave beso en su hombro.

Estaba claro ahora que Thomas, no quería hablar de lo sucedido o cualquier tema que involucrara a sus padres. Ethan no iba a presionarlo. Él, tampoco se sentía muy bien hablando de su familia, aunque las familias de ambos apestaran aun así se tenían el uno al otro, y Ethan esperaba que eso no cambiara.

~***~

Thomas casi no reconoció su propia habitación cuando despertó por la mañana. Había pasado tanto tiempo en la casa de Ethan desde que estaban juntos que despertarse en su propia cama lo hacía sentirse confundido, se sentía casi incorrecto.

Él había pasado casi toda la noche pensando o viendo dormir a Ethan. En algún momento, dándose cuenta que esa entrevista había cambiado mucho en su vida en tan poco tiempo. No era solo las preguntas acerca de su madre lo que lo habían sacudido su mundo, también estaba la declaración de Ethan y todos los pequeños detalles de los que el hombre había tomado nota. Thomas creía que él era el único que había tomado nota de ello, y se sentía bien saber que él no era el único que había enfrascado cada pequeño momento.

Esa mañana se sentía como un hombre totalmente diferente. La noche anterior había estado pensado demasiado sobre el nuevo rumbo de su futuro, no solo en su relación sino también en su vida en general. Había llegado a una solución y a un acuerdo consigo mismo, y estaba totalmente dispuesto a llevar a cabo todas esas ideas.

Thomas aparto las mantas de su cuerpo y se levantó de la cama. El otro extremo de ella estaba vacío y se preguntó dónde estaba Ethan. Entro al cuarto de baño para una ducha rápida y bajo las escaleras para buscar a Ethan en su enorme casa. Aunque no fue demasiado complicado encontrar al hombre, Thomas solo tuvo que seguir el feliz olor a café que flotaba en el ambiente.

Él entro en la cocina, dónde Ethan, estaba de espaldas cocinando algo, que a juzgar por el olor podrían ser pan-cakes. Thomas no sabía si tenía realmente todos los ingredientes para cocinar pan-cakes o cualquier otro alimento, considerando lo poco —o nada— que pasaba el tiempo en su casa. Pero asumió que las personas encargadas del mantenimiento del lugar se encargaban de mantener y hacer las compras de alimentos aunque el casi no existiera en ese lugar.

Cuando Thomas había conseguido su primer contrato en la NFL y el suficiente dinero para hacer lo que él quisiera, lo primero que había hecho era comprar esa magnífica casa. Él siempre se había planteado como meta vivir en una de esas casas que solía recorrer cuando era más joven. Aunque recorrer ese camino hasta donde estaba ahora no había sido fácil.

Thomas, mejor que nadie sabía que la vida estaba llena de baches y aunque al principio trato de evitar los problemas, siempre había cosas o personas que trataban de llevarlo abajo para evitar realizar sus sueños. Él sabía que la vida se trataba de luchar por los sueños propios, por las metas y por todo lo que alguna vez se había propuesto a ser. A no dejar que ningún bache lo llevara abajo, él sabía que algunas veces, no siempre podría obtener lo que quería, pero la vida también se trataba de luchar por ello, por evitar que lo que él quería se escapara de sus manos. El no dejar que le sea arrebatado, porque al final del día todo valía la pena.

Y ahora podía darse cuenta que todo había valido la pena. Porque al final del día todo lo que Thomas en realidad quería era al hombre que estaba en su cocina. Cada bache, cada altibajo, incluso cada problema que lo había llevado de vuelta a Ethan, había valido la pena.

Él se movió y envolvió la cintura de su amante con sus brazos justo como el hombre lo había sostenido la noche anterior en su gimnasio. Ethan olía totalmente a él, a su jabón, su shampoo, incluso estaba llevando ropa que había tomado de su armario. Un sentimiento totalmente posesivo floreció en su pecho y Thomas se preguntó si Ethan también lo había sentido alguna vez, dado todas las veces que había olido a él también.

— Bueno días, —Ethan se movió para depositar un beso en la comisura de los labios de Thomas, y beso más abajo en la curva de su mandíbula, antes de regresar su atención de nuevo a la sartén frente a él.

— Buenos días, ¿Puedo ayudar en algo? —pregunto, besando el cuello de Ethan, y después mordió suavemente. Ethan asintió y le indico un par de cosas en las que apreciaría su ayuda.

El preparar el desayuno se convirtió en una verdadera hazaña para intentar no quemar los alimentos. Habían comenzado con toques simples a roces casuales mientras realizan alguna tarea, pero más adelante se convirtieron en besos cortos y después besos mucho más largos.

Cuando Thomas empujo a Ethan contra la puerta de la nevera mientras el hombre intentaba sacar un cartón de huevos, sus manos se deslizaron a la cintura de Ethan y después más abajo hasta acunar su culo y atraer sus caderas juntas. Thomas se inclinó contra los labios de Ethan incluso antes de que el hombre pudiera registrar totalmente lo que estaba sucediendo. Los labios de Thomas se movieron sobre los de él de manera exigente, urgente, y los labios de Ethan se separaron para él al mismo tiempo que envolvía uno de sus brazos alrededor del cuello de Thomas y el otro se apoyaba en la mejilla del hombre atrayéndolo más íntimamente. La lengua de Thomas invadió su boca y todos los pensamientos coherentes fueron remplazados con destellos de calor corriendo por sus venas, y erizando su piel. La mano que Ethan mantenía en la mandíbula de Thomas registraba cada movimiento de apertura y cierre mientras se besaban.

Thomas sabía que estaban a dos segundos de rasgar sus ropas fuera. Y él iba a romper una de las reglas más importantes en el deporte profesional;

"Nunca tengas sexo antes de un partido"

Nunca le había importado antes, porque normalmente el obtenía un montón de sexo después del juego. Normalmente no le importaba abstenerse, pero el hombre en sus brazos era una tentación demasiado grande. Probablemente la testosterona acumulada lo había ayudado a ganar partidos antes, pero Thomas creía que solo era un mito estúpido.

El sonido de la campana del horno hizo que Ethan se alejara de él. Y su cuerpo echo de menos el calor del hombre.

Un tiempo después, tomaron asiento en los bancos altos frente a la encimera de granito. Comiendo en un silencio cómodo hasta que Thomas lo rompió.

— La próxima semana iré a Florida.

Ethan asintió mientras daba un sorbo a su jugo.

— Lo sé, he revisado el itinerario.

— Después de eso serán varios partidos más, lo que me dejara un mes completo en Nueva York.

Ethan asintió nuevamente. La luz del sol se filtraba a través de los ventanales de cristal reflejando el azul de la bahía, lo que provocaba que el tono verde de sus ojos fuera ahora un tenue verde-azul. Thomas extendió su mano hasta encontrarse con la de Ethan, enlazando sus dedos en un ajustado agarre.

— Quiero que vengas conmigo a Nueva York. —Thomas declaro. Ethan parpadeo. La confusión estaba escrita en toda su cara.

— ¿Qué?

— Dije que quiero que vengas conmigo a Nueva York. No quiero estar un mes completo sin verte. Quiero que estemos juntos. ¿Has terminado la cuenta de Sebastián, no es así? No tienes a ningún cliente por ahora del que hacerte cargo directamente, ven conmigo.

— Yo... no lo sé, Thomas. No es tan fácil dejar la empresa e irme durante un mes. ¿Quién se haría cargo de todo?

— Amy puede hacerlo, solo será un mes, por favor, —Thomas se inclinó y lo beso en los labios— por favor, —él lo beso nuevamente—. ¿Por favor? —pregunto en tono de súplica, como el de un niño trayendo a casa a un cachorro que quiere conservar.

Ethan se río y giro los ojos en protesta.

— De acuerdo. Voy a comprobar mi agenda del próximo mes, pero —Ethan advirtió— No prometo cuatro semanas completas.

— Eso está bien, tomare los días que tengas que ofrecer. —Thomas se inclinó y lo beso nuevamente, esta vez demorándose cuando sus labios se separaron y sus lenguas se encontraron. Separándose solo cuando ambos necesitaban tomar aire. — He pensado en hacer unos cambios.

— ¿Qué cambios? —pregunto Ethan.

— Esta casa, ya sabes... no estoy en la ciudad la mayoría del tiempo y tampoco en ella cuando estoy aquí. Creo que fue divertido tener una casa enorme para montar fiestas, pero no se siente bien ahora, al igual que los autos.

— ¿Qué quieres decir? ¿Estás pensando en vender la casa? ¿Qué hay de tu sótano?

— Sí, creo que lo mejor es venderla. —Thomas lo miro a los ojos—. Ethan. Cuando compre esta casa lo hice porque creí que era lo que quería. Pero ahora veo al viejo yo y lo único que puedo ver es a un chico que quería callarles la boca a todas las personas que le dijeron que no podía hacerlo mejor. Solo hay dos cosas que puedes hacer cuando alguien te dice que jamás vas a lograrlo; Puedes probar que ellos tienen razón, o puedes probar que se equivocan. Yo les provee que se equivocaban.

Ethan sonrió, comprendiendo totalmente a lo que se refería Thomas. Él también se había enfrentado al mismo problema que el hombre, pero sin embargo la vida de Thomas había sido aún más dura y le había demostrado a todos que se equivocaban. Y Ethan estaba orgulloso por eso.

— Esta casa es hermosa, —Ethan extendió su mano para acariciar la mejilla de Thomas y lo beso en los labios—. Pero si crees que venderla es la mejor decisión, puedo recomendarte agentes de bienes raíces.

— Gracias. —Thomas se apoyó en la mano de Ethan y extendió su mano para acariciar al hombre de vuelta— Te amo.

Un suave rubor se deslizo por las mejillas de Ethan y Thomas no había notado cuanto había echado de menos ese dulce rubor en el rostro del hombre.

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