Ágata

By MayuFrost

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Ágata es una chica que no recuerda casi nada de su infancia. Un dia llega Axel Evans a su vida, un chico que... More

Capitulo 1: " Encuentro"
Capitulo 2: "Simples Palabras"
Capitulo 4: "Si supiera quien eres"
Capítulo 5 "Puedes arrepentirte"
Capitulo 6: "Puertas"
Capítulo 7: "Enredos"
Capítulo 8: "Pesadilla"
Capitulo 9: " El Parque"
Capitulo 10: "Víctor"
Capítulo 11: "La cita" Parte 1
Capitulo 12: "La cita" Parte 2
Capitulo 13: "Queda poco tiempo"
Capitulo 14: "Un corazon destrozado" (MARATON 1/4)
Capitulo 14: "Un corazon destrozado" (MARATON 2/4)
Capítulo 14: "Un corazón destrozado" (MARATON 3/4)
Capitulo 14: "Un corazón destrozado" (MARATON 4/4)
Capítulo 15: "La reina y el plebeyo" (Obra de teatro)
Capítulo 16: "Ya he vuelto"
Capitulo 17: "¿Qué haces aqui?"
Capítulo 18: "¿Soy un juguete para ti?"
Capítulo 19: "Perdóname"
Capítulo 20: "Que comience el juego" PARTE 1
Capítulo 21: "Que comience el juego" Parte 2.
Capitulo 22: " La Reina malvada"
Capitulo 23: "¿Tienes idea de lo que siento por ella?"
Capítulo 24: "Me conformo con estar a tu lado..."
Capítulo 25: "Recuerdame"

Capitulo 3: "Recuerdos"

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By MayuFrost

Mi madre se preocuparía más de la cuenta si no la llamaba, pero era lo menos que podía hacer porque si no llegaba a casa en unos trece minutos más creo que hasta el FBI me andaría buscando, sueno exagerada, pero ella es algo sobreprotectora porque de hace más de cinco años se convirtió en madre y padre para mi hermana y para mí.

-Mamá- le digo a través del móvil.

- ¡Ágata, hija! ¿estás bien, te paso algo? - me pregunta, al parecer ya estaba algo preocupada, más bien histérica.

-Algo así-

- ¿Cómo que algo así? -

-Pues... iba camino a casa y un auto casi me arroya, pero...-

- ¡¿Qué dices?! ¡¿Estas bien? ¿Tienes algo? ¿Dónde estás? ¿Con quién estas?!-

-Mamá tranquilízate por favor- suspiro- estoy bien, ahora iré al hospital porque me duele una pierna, estoy a unas cuadras de casa y estoy con Martín-

-Te espero en el hospital hija, no mejor te iré a buscar donde estas, no al hospital voy y te espero a ya, si eso are-

-Mamá...-

- ¿Dónde estás las llaves del auto? -

-Mamá...-

-Mi cartera-

-Mamá-

-Oh cariño pensé que te había cortado-

-Haz la torta y luego vas al hospital, no es nada grave-

-La torta ya la terminé, hoy salí temprano del trabajo y te quería dar una sorpresa, pero te espero allá- su voz se escuchaba algo rara- Ya estoy más tranquila sí que puedo manejar, tu hermana esta algo ocupada y no me acompañara, pero se quedara por si vienen a buscar la torta sí que yo...-

-Bueno mamá, escúchame-

-Sí, eso estoy haciendo Ágata desde que me llamaste hace cinco minutos-

-Lo sé, lo sé, pero mejor vete en un taxi, no tengo un buen presentimiento, por favor, ¿puedes hacerme caso mamá? –

-Entiendo- al parecer sonríe, por lo que puede escuchar a través de mi móvil- Tus corazonadas a veces son correctas, adiós hija-

-Adiós mamá- le digo cortando la llamada.

-Vaya, creo que tu madre sigue igual que de costumbre- me dice Martín, se me había olvidado que él y el chico transferido estaban aquí.

-Pues sí, pero me agrada que sea así, por lo menos sé que hay dos personas que se preocupan por mí-

- ¿Y quiénes son? -

-Mi madre y mi hermana-

-Eso es lo que piensas- susurra el chico nuevo

- ¿Dijiste algo amigo? - le pregunta Martín

-No, no- le responde sonriendo.

-Bueno chicos, la ambulancia a llegado, deben subir para que los lleven al hospital-

-Oh si claro- dice Martín de una manera despistada como era de costumbre.

-Yo llevo a Ágata hasta la ambulancia-

-No... no es necesario chico transferido, yo.... Yo puedo caminar- le digo intentando ponerme de pie, pero fue inútil.

- ¿Ves que no puedes? – me dice tomando una de mis manos para que no callera al suelo- y, por cierto, mi nombre no es difícil de pronunciar- me toma en brazos y me lleva a la ambulancia.

Este chico algún día me sacara de quicio.

No lo llamare por su nombre nunca, o quizás algún día, cuando deje de aparecer de la nada cuando apenas lo necesito, la verdad que no es necesario que me vean como a una chica que molestan o como la victima de alguna situación, eso es desagradable, detesto cuando la gente hace eso, en especial con algunas personas que no vale la pena mencionar.

-Buenas tarde señorita- me dice una persona que estaba en la ambulancia, que la verdad no sé si era enfermera, ayudarte o algo por el estilo- te llevaremos al hospital a constatar lesiones- me hablaba como si tuviera diez años.

-Bueno - le digo subiéndome con la ayuda de la enfermera y de ese chico.

El camino fue algo callado; solo se podía escuchar la radio que estaba encendida y algunos murmullos entre ellos.

Cuando llegamos no estaba tan lleno de gente ya que como era día jueves al parecer no venían muchas personas; solo se veían abuelitos y mujeres embarazadas nada más.

-Siéntate aquí, nosotros iremos a dar tus datos para que te atiendan luego-

-Gracias- busque un asiento junto a Martín y ese chico que pareciera que para donde iba me tropezaría con él.

-Ágata siéntate-

-No estoy invalida Martín-

-Lo sé, pero no puedes caminar- me dice sonriendo.

-Iré por una bebida, ¿quieren algo? – pregunta ese chico.

-Sí, yo un zumo de naranja- le responde Martín.

-Yo solo un agua mineral-

-Bien- nos dice dirigiéndose a la máquina de refrescos.

-Yo... voy al lavabo y vuelvo-

-Sí, sí, yo estaré bien-

No me gustaba venir mucho al hospital porque hacía que mi cuerpo se estremeciera y me hacía tener una sensación muy extraña que no podía explicar.

-Hola- me dice una pequeña niña.

-Hola-

- ¿Que te paso amiga? -

-Pues tuve un accidente, nada grave- le respondo con una sonrisa.

-Ah, me alegro- me dice sonriendo.

-Y tú, ¿andas sola? -

-No, mi madre está en una habitación del hospital porque...- su cara se volvió algo sombría- mi padre intento hacerme daño-

- ¿Y por qué? – me pregunto algo extrañada.

-Porque llego un día a la casa algo mareado y yo tenía mis juguetes en el pasillo y casi se cae y mi mamá me protegió del golpe que me iba a dar mi papá, pero igual me alcanzo-

- ¿Qué te alcanzo? -

-Si-

- ¿Cómo? -

-Pues...- hizo una pausa- estoy junto a mi madre en este momento en la habitación por si me quieres ir a ver- me dice sonriendo e hizo que me dieran escalofríos-Vamos amiga ayúdame- sus manos estaban heladas, al parecer se estaba desvaneciendo-Confió en ti-

¿Porque esta pequeña confía en mí?, esto era nuevo para mí, más bien era la primera vez que me pasaba esto

- ¿Ocurre algo Ágata? - me pregunto el chico nuevo.

-Solo que una pequeña niña quiera que la ayude-

- ¿Qué niña? -

-Estaba aquí hace un minuto- le respondo mirando hacia varias direcciones buscando a la niña.

-Creo que el ambiente del hospital te afecto-

-Que chistoso eres- le digo sarcásticamente- necesito verificar que lo que me dijo es real-

- ¿Qué te dijo? -

-Nada, no te importa-

-Vamos no te enojes- me dice sentándose a mi lado.

-Bien, pero no te rías- suspire a lo que el asintió con su cabeza- me dijo que la tenía que ayudar, al parecer era su alma o algo así- le digo cerrando los ojos y agachando mi cabeza para no ver la expresión de su cara, pero siento que el refresco que tenía en sus manos se le callo haciéndose trisas.

- ¿Qué has dicho? - me pregunta seriamente pero aun sorprendido.

-Lo que escuchaste y debo ir a verla ahora-

- ¿La ayudaras? -

-Claro, es tan pequeña que...-

- ¿Tenía una pulsera? -

- ¿Pulsera?, claro todos los que vienen al hospital tienen una para identificarse –

-Es una pulsera diferente-

-Pues creo que si-

- ¿De qué color era? -

-Blanca-

-Es una buena señal-

- ¿De qué hablas? -

-Vamos- me dice tomándome del brazo

-Oye me duele mi pierna, además ahí vidrios en el suelo-

-Lo... lo siento- me dice deteniéndose.

- ¿Qué sucede? -

-Te explico luego, ahora busquemos a ella niña, necesito verificar algo-

- ¿Qué cosa? -

-Sígueme la corriente- me dice

- ¿Qué? -

-Hola enfermera- le dice a una chica que estaba en un mesón.

-Hola joven, ¿En que lo puedo ayudar? -

-Necesito ver a mi hermana que esta...- me queda mirando.

-En esa habitación- le digo señalando una pieza en su computadora

- Tu hermana esta sedada al igual que su hija porque están débiles por la operación y la pequeña...- hace una pausa- no sé si pueda resistir más porque...-no sé porque no hablaba de una vez- una de sus costillas esta algo trisada y casi perfora uno de sus pulmones al trisarse sus costillas provoco que estuviera algo agitada y con casi nada de pulso-

-Bi...bien, solo necesito verla- le dice ese chico casi llorando. No creo que le crean esa maraña.

-Bueno, aunque no debería dejarlos pasar-

-Es importante, estoy preocupado por ella-

-Bien, parecen por aquí- nos dice guiándonos a una puerta; a mí me dolía mi pierna y ese chico creo que lo noto y se acercó a mí para que me apoyara en el para que me apoyara en el- Solo pueden estar unos minutos-

-Gracias- le dijimos juntos.

Entramos y al lado de una mujer que al parecer era su madre estaba la niña en una pequeña cama; su pulso no era continuo y estaba algo débil y pálida.

-Tócala-

- ¿Qué? – le pregunto mirándolo con extrañeza.

-Solo tócala Ágata-

- ¿Cómo estas tan seguro de eso? -

-Solo hazlo, no discutas en este momento-

-Si claro, como digas- estaba algo nerviosa, no creo que con tan solo tocarla esta niña se iba a mejorar, era algo imposible, algo que no estaba dentro de mi razonamiento.

Pensé un poco, me relaje y coloque una de mis manos sobre las de ella; eran delicadas y heladas, no creo que tenga una costilla quebrada que casi perfora su pulmón como la enfermera dijo, tiene que tener algo más grave para que me allá ido a ver su alma.

¿Su alma? Ahora reacciono de todo lo sucedido anteriormente pero no me caí en la cabeza, no entendía muy bien lo que pasaba.

-Hola amiga- me dice la pequeña sacándome de mis pensamientos que ya me estaban matando en vida.

-Tu... tu...-

-Tranquila, yo estoy bien, no te preocupes sé que estas nerviosa y que esto es nuevo, yo igual lo estoy- me dice sonriendo

-Me quedare hasta que ese maquina suene como debe hacerlo, mientras eso no me iré- le digo decidida, no podía dejar que esa pequeña criatura se fuera así como así, sin a ver vivir su vida como debía de ser.

-Gracias -

-No hay de que- le dije para que no se preocupara mas

¿Por qué me pasan estas cosas a mí? No era que no quería ayudar a la pequeña, pero era que me encontraba en una situación algo diferente de lo que estaba acostumbrada y no podía ver si esto tenía lógica o algo por el estilo. Mientras me perdí en lo que podía ser real o no la máquina que estaba midiendo el pulso de la pequeña ya no era disparejo sino más bien normal, como que poco a poco se iba mejorando; la pequeña se iba a salvar.

-Ya déjala- me dice ese chico tomando mi mano.

- ¿Por qué? - le pregunto algo desconcertada, me había dicho el que ayudara a la niña y ahora me decía que la dejara así de golpe.

-Porque...-

-Chicos ya es hora que salgan de la habitación- no dice la enfermera- Oh por dios- diré mirando la máquina de pulso- la... la niña, se está recuperando, ¡doctor, doctor! - sale gritando de la habitación.

-Vamos antes que llegué otra persona y sedé cuenta que no somos familiares de estas personas-

-Si como digas- el dolor de mi pierna se hizo más fuerte y estaba un poco mareada.

-Ven, sube a mi espalda, se cuándo te duele esa pierna-

-Bi... bien-

-Ustedes, ¿Dónde estaban? - nos pregunta Martin cuando salíamos de la habitación- La madre de Ágata esta como loca buscando a su hija-

- ¿A quién le dices loca? - le pregunta mi mama dándole un pequeño golpe en la cabeza a Martin.

-Eso dolió-

-Mamá...-

-Hija, llegue hace cinco minutos y no te pillaba por ningún lado-

-Estaba viendo a una niña nada más-

- ¿A una niña? -

-Sí, pero eso da igual-

- ¿Por qué ese chico te tiene en su espalda? -

-Pues...-

-Ágata Fellon- dice una enfermera

-Aquí esta- dice mi madre

-Pase por aquí, la vamos a examinar por si tiene algo grave-

-Bueno-

Un sueño me invadía, quizás era por el largo día que había tenido y el dolor de la pierna aumentaba cada minuto.

Solo quería ir a casa, estaba muy cansada.

-Buenas tardes soy el doctor Rubén-

-Buenas tarde- le dice mi madre

- ¿Pueden esperar los dos chicos afuera? - le pregunta el doctor.

-Sí, no se para que vinieron- le responde mi madre

-Lo sentimos- responden ellos.

Al parecer no tenía nada grave como le había dicho a la persona que me recogió en la ambulancia, solo era dolor, pero si tenía que estar unos días en reposo con una venda en la pierna nada más. Tanto alboroto por algo tan insignificante, no le hallaba el sentido, no es mi culpa ser la menor de las hijas y la única sobrina, no fue mi idea nacer en una familia donde mis tías y tíos tienen hijos hombre y me tratan como un bebé aún por ese motivo.

Salimos del hospital con dirección a mi casa; Martín y el otro chico se fueron caminando porque querían hablar, porque en clases apenas tienen contacto visual por culpa de Fátima, pues ella elige con quien debe juntarse una persona, aunque creo que su reinado estaba por acabarse tarde o temprano, era hora que llegara alguien y le bajara los humos de la cabeza a esa princesita. Al volverme a perder en mi mundo de explicaciones y palabrerío mental los chicos ya se habían esfumado de mi vista hace un buen rato asiqué me fui con mi madre en el auto; me senté en la parte de atrás porque está muy cansada y con sueño, no sabía bien el motivo de mis malestares, pero lo bueno era que ya me iba a casa. Mis ojos poco a poco se iban cerrando lentamente, hasta que lo hicieron completamente, haciéndome caer en un sueño profundo, de los que te cuesta despertar, aunque te muevan o te tiren de un acantilado.

De un segundo a otro me encontraba en una plaza sentada mirando un lago donde nadaban unos cisnes y donde unos niños jugaban libremente en los juegos que se encontraban en el lugar.

-Oye- escuche una voz detrás de la banca donde estaba sentada a lo que gire algo confundida- Oye amiga-

- ¿Quién está ahí? – digo dándome vuelta para poder observar a la persona que me llamaba.

-Soy yo- me dice una pequeña saliendo de detrás de un árbol.

- ¡La niña del hospital! ¿ya estas mejor? ¿ya te dejaron salir del hospital? - le pregunte girándome a su dirección.

-No aún estoy en ese lugar recostada en mi cama mientras varias enfermeras me vigilan y me ven, pero ya estoy mejor- me dice sonriendo- Gracias por lo de hace un rato, ahora podre estar con mi madre un tiempo más -

-Bueno, solo hice lo que puede pequeña, pero ¿sabes? me alegro que estés mejor querida, cuídate y pues no sé cómo fue en verdad como puede hacer lo de hace rato, ese chico me ayudo y aun me pregunto cómo sabía que hacer o que...-

-No te preocupes ya lo entenderás y creo que ese chico te ayudara-

- ¡Milen! -

-Debo irme, adiós- me dice la pequeña corriendo hacia donde la persona la cual la llamaba

Al parecer la pequeña se había aparecido en mi sueño solo para agradecerme lo de anterior pero la verdad todavía no comprendía todo lo que paso hoy o más bien lo que iba a pasar ahora en adelante, ¿ese chico transferido será real, o todo lo que paso hoy fue mentira y estoy durmiendo en mi cama y este día aún no comienza?

-Ágata...- escuchaba a alguien que me llamaba-Ágata despierta- la imagen de los cisnes, el lago y todo lo que me rodeaba desapareció repentinamente y todo se puso negro; comprendí que era posible ya que si estaba soñando te puedes trasladar de un sueño a otro repentinamente.

-Ágata- escuchaba mucho más cerca.

Era un chico.

- ¡Vamos a jugar! - me dice, pero estaba de espalda hacia mí, no podía ver su cara- ¡Vamos no seas tímida! - y se pone a correr.

- ¿Quién eres? - me atreví a preguntarle.

- ¿No te acuerdas de mí? - el chico se detiene y agacha su cabeza, pero aun así no gira a mirarme.

- ¿Eres una anima u otra alma que necesita de mi ayuda o algo por el estilo? – le pregunto de un modo sarcástico e ingenuo a la vez.

- No soy nada de eso Ágata- me responde para luego seguir caminando, pero a pesar que caminaba se alejaba rápidamente de mi vista.

- Entonces ¿qué eres? –

- Alguien que conoces perfectamente pero no recuerdas, amiga – me responde girando brevemente hacia mi dirección.

- ¿Amiga?, ¿A caso me conoces de algún lado? -

- ¡Claro! - me dice sonriendo- Me debo ir, mi madre me espera en casa y si llego tarde se preocupará -

- ¡Espera no te vayas! – le grito corriendo detrás de él para poder tocarlo de algún modo y ver su rostro- Pero que...- dije parpadeando rápidamente; podía tocar tu brazo.

Ya no estaba en ese sueño.

- ¿Qué haces aquí? – le pregunté a ese chico algo confundida.

- Pues tú me dijiste que no me fuera –

- No es eso, es el hecho de que estés aquí y ahora –

-Tu madre me pidió ayuda para que te bajara de su auto-

- ¿De su auto? – le pregunto algo perdida en todo este asunto.

- Si, bueno me cambie de casa hace unos días y mis cosas llegaban hoy de... -

- ¿En la casa desocupada de al frente? –

- ¡Claro! –

- Pensé que me seguías a donde yo iba –

- La verdad que solo son coincidencias Ágata, además...-

- ¡Ya llegué! – grita mi madre entrando a la casa - ¿Ágata, donde estás? – pregunta entrando a la cocina a dejar unas cosas al parecer.

- En tu pieza –

- Verdad que ese chico te dejo en mi cama, se me había olvidado- dice mientras entra en la habitación- Hola... Axel ¿verdad? -

- Si, bueno creo que ya debo ir a casa, mi m... digo mi tía me tiene que estar esperando para ayudarle –

- Espera – le digo, pero esta vez tomando su polera.

Perfecto.

- ¿Sucede algo? -

- Si quieres otro día puedes venir a cenar con tu tía –

- Lo tendré presente Ágata, adiós, no se vemos mañana en la escuela – me dice saliendo de la habitación- Es cierto, tienes licencia, te traigo los cuadernos el fin de semana –

- No te preocupes, ya tengo la materia de esta semana y la siguiente –

- Lo sospeché, supuse que los profesores ya te habían pasado la materia, bueno ahora sí que me voy de verdad –

- Adiós – le digo viendo cómo se iba de mi casa.

No sé qué pasaba de mí, no llevaba ni veinticuatro horas ese chico en la ciudad y parecía que no conocía desde siempre.

"- ¿No te acuerdas de mí? –"

Esa frase se me vino a la mente de golpe como si retumbara en lo más alejado de esta pero no entendía el motivo y me desconcertaba un poco, pero, no entendía mucho este día tan loco

-Querida- me dice mi madre desde la cocina

- ¿Qué sucede? –

- Estaba pensando que ese chico se parece a... -

- Quizás tienen el mismo nombre, pero son muy diferentes – le digo girando en la cama para acercarme a mi celular.

- Vamos Ágata, los niños cambian, además desde que ese chico se fue esa casa nunca... -

- No lo es mamá –

- ¿Cómo estas tan segura? –

- Solo lo sé y ya, además si fuera él, me lo hubiera dicho en el instante que me vio – le respondo tocando el pequeño pompón que colgaba de mi celular.

- Quizás tenía miedo a que no lo recordaras –

- Lo dudo, era un chico que no tenía miedo de nada, más bien gracias a e tengo amigos – le digo en un suspiro- ¿Mamá? - le digo sentándome en la cama.

- ¿Sí? –

- ¿Has visto a los gemelos? –

- Pues... - en ese momento tocan la puerta – Son ellos –suspira- Pensé que era tu hermana-

- ¿Sabes que Celeste hoy tenía clases hasta las ocho? – le pregunto

- Tienes razón, lo dejó apuntado en el refrigerador –

- ¡Ágata! – me grita Ximena tirándose encima de la cama para abrazarme - ¿Estas bien?, ¿Tienes un hueso quebrado? – se me había olvidado que habían llegado hace unos minutos, más bien me sorprendió que se mantuvieran en silencio mientras mi madre me preguntaba algo.

- Hola – me saluda Edgar.

- Estoy bien, solo estoy con licencia por unos días –

- ¿Unos días? ¿Pero qué te paso? –

- Un auto casi nos choca junto a Martín –

- ¿Y por qué estas lastimada? –

- Pues, un chico me empujo para que no me pasara nada –

- ¡Pero te costó una pierna! –

- Es solo algo temporal –

- ¡Que valiente eres amiga! ¡me alegro que estés bien y no te allá pasado nada grave! – me dice abrazándome

-Ed, ayúdame... -

- Xime déjala, la estas asfixiando –

- Lo siento, lo siento –

- No te preocupes, ¿a qué se viene esta visita tan repentinamente?, sé que siempre vienen, pero avisan antes de venir –

- Necesito tu ayuda amiga, cuéntale tu Ed para que la necesito –

-Bien- suspira- Tiene... - le interrumpe Ximena.

- Tengo una cita con un chico de mi escuela y no sé qué colocarme pues tengo mucha ropa y no sé qué me puedo colocar -

- Y luego dice que no puede hablar –

- Ayúdame amiga –

- Si, no te preocupes –

- Y ahora nadie me toma en cuenta –

- ¿Dijiste algo Ed? –

- Olvídalo Xime, bueno me voy a casa, no se a que vine –

- ¡No Ed! – le dice Ximena tomándolo de la mano- Acuérdate a lo otro que veníamos –

- Te refieres a... -

- Si, si eso –

- Pues yo... -

- Vamos no seas cobarde –

- ¿Cómo me llamaste? –

- Cobarde –

- Dime cobarde una vez más y no respondo –

- Chicos, chicos, tranquilícense – no sabía de qué hablan, pero lo sabré en su momento- Primero veremos lo de Xime y luego lo que tu asunto, cuando se hacen las cosas en orden suele todo funcionar bien –

- Bien, mira iré a mi casa a buscar lo que había elegido y luego me ayudas –

- ¡Claro! –

- Voy y vuelvo – me dice Ximena saliendo rápidamente de la habitación.

- ¿Por qué esta tan emocionada? –

- Pues... sabes que Xime se enamora de cualquier chico, ¿no? –

-Claro Ed, la conozco hace bastante tiempo –

- El tema es que, ella no entiende que ese chico solo la quiere por una apuesta –

- ¿Apuesta? –

- Eso es lo que digo yo –

- ¿Cómo estás seguro de eso? –

-Vamos, Xime es linda y todo, no lo digo porque sea mi hermana ni nada por el estilo, es solo que es un chico que ha estado con casi la mayoría del colegio, bueno no la mayoría, pero con todas las de nuestro salón y... -

-Ed, Xime se dará cuenta si ese chico solo la quiere por interés o algo así y pues con lo que me dices me puedo imaginar que es un chico que tiene bastante dinero y le gusta presumir de su belleza, pero el tema es que es una persona y se puede enamorar-

- ¿Tienes fiebre o algo así? –

-Claro que no, pero solo soy realista –

- ¡Qué le hiciste a la Ágata que conocemos! –

- No seas exagerado –

- ¿Segura que no tienes fiebre? –

- Que no – le respondo rodando los ojos.

- No me mientas – me dice acercándose a mí para tocar mi frente.

- ¿Por qué te mentiría? –

- No lo sé – me responde encogiéndose de hombros.

- ¡Ya llegué!, perdón por la demora se me había perdido una polera- dice suspirando- Ed, ¿por qué estás tan cerca de mi amiga? –

- Veía si tenía fiebre –

- No me gusta que la toques -

- Vamos, es como nuestra hermana –

- Eso no me lo di... -

- ¿Y qué te colocaras para tu cita? – le pregunta de golpe Edgar.

- Traje un vestido, unos pantalones, una blusa, una polera, unos pescadores, otra polera, unas zapatillas, unas botas, otro vestido morado, un poleron, un abrigo, porque en la tarde puede que haga frio, una bufanda, unas gafas, un... –

- Xime, ¿Acaso trajiste todo tu closet? –

- ¡Claro que no Ed!, solo fue la cuarta parte – le responde sonriendo.

- Y después dicen que las mujeres no son exageradas –

-No seas pesado Ed –

- Por el tiempo no creo que llueva – le digo revisando mi celular.

- ¡Entonces puedo ir con vestido! –

- ¿Dónde te llevara? –

- A cenar con sus padres –

- ¿Con sus padres, estas segura? –

- ¡Si! me lo dijo hoy cuando terminaron las clases –

- Creo que es mejor que le canceles –

- ¿Cancelar? ¿Me quieres tomar el pelo? hace mucho tiempo que estaba esperando que ese chico gustase de mi –

- Xime yo... -

- Mi hermano te lo pidió, ¿verdad? – me dice dándole una pirada molesta a Ed

- No... -

- ¡Ya estoy cansada que Ed me trate como una niña! –

- Déjame explicarte –

- No tienes nada que explicar Ágata, creo que fue mala idea venir hoy donde ti, me voy a casa –

-Xime... -

- No digas nada más Ágata – me dice ya casi saliendo de la habitación.

- No estoy dispuesta a que sigas con tu capricho de niña de diez años – le dije algo molesta a lo que paro en seco su caminata- Entiéndeme, no es que no quiera que vayas a ver al chico que te gusta, solo es que mi día ha sido algo desagradable – suspire – Mírame, estoy con una pierna vendada y vi a una niña en el hospital que ya se estaba muriendo–

- Y eso que, todos los días muere gente –

- Vi su alma y me pidió ayuda-

Silencio.

-No me aras cambiar de opinión –

- Por favor, hazme caso, no quiero que te pase nada –

-No me pasara nada –

- Si ese chico te quiere de verdad entenderá que lo puedes ir a ver otro día, por favor –

- Me iré a casa – me dice caminado a la puerta de entrada.

- No saldrá – dice sonriendo Edgar.

- ¿Tú crees? – le pregunto con un poco de sueño

- Estoy seguro, aunque quiera no lo ara y quizás este molesta un tiempo, pero siempre te hace caso –

- Espero que no sea por mucho tiempo – y en eso me quede profundamente dormida, no sé qué me pasaba, me sentía muy cansada, quizás el cansancio de días me estaba haciendo efecto en este momento.

Me alegro saber que al despertar Ximena no había salido y le había dicho al chico ese que le surgió un percance familiar y no pudo ir; agradecí que no le allá dicho que no fue porque a la histérica de su amiga se le había ocurrido que le podía pasar algo.

-Despertaste pequeño saltamontes –

- Hola Celeste – le digo sentándome en la cama.

-Hace tiempo que no te veía tan pálida ¿qué te ocurre? –

- Nada es solo que no he comido nada y el doctor dijo que iba a tener un poco de fiebre y eso, por el dolor de la pierna –

- Ágata, no seré doctora de personas, pero sé que cuando un auto no arranca es porque algo anda mal –

- ¿Una doctora de personas? –

- Es un decir pequeño saltamontes – me responde colocando su dedo índice en mi nariz – Bien, creo que es hora de que te levantes a comer algo, mamá hizo un rico queque de frutas –

- Se llaman kuchen, Celeste –

- Si como sea, vamos levántate –

- Bueno –

- Además un chico te está esperando – me dice sonriendo y cerrándome un ojo.

- Si es Ed, dile que su clase de ciencias puede ser el otro martes –

- No es Ed, es otro chico –

- ¿Otro chico? –

-Se parece a el –

- ¿A Ed? –

-Mejor levántate y mira con tus propios ojos quien es –

- Pero dime quien es –

-No... -

- Bien - no sabía quién podría ser, además ya era de noche como para que viniera alguien a nuestra casa, este día se me había hecho eterno y solo eran las diez de la noche- Celeste no estoy para t... -

-Hola Ágata – me saluda ese chico sonriendo.

- ¿Qué haces aquí por segunda vez en el día? –

- Pues tu... -

- Yo invite a su madre y a él a cenar –

- Pero ya lo hicimos hace rato –

- No, tú estabas durmiendo; Celeste en clases y yo ocupada, aun no cenamos –

- No era necesario invitarlo – dije entre dientes

- Su madre es una vieja amiga mía querida –

- ¿Una vieja amiga? Tú no tienes amiga, ósea en esta parte de la ciudad, tus amigas viven en otra parte –

- No seas mal educada hija, colócate otra ropa más cómoda –

- Me quedare con pijama – este chico ya me estaba incomodando mucho, parecía que inventaba cosas a propósito para meterse a mi casa y eso no me estaba agradando mucho.

- Ágata tenemos visita –

- Sol, déjala, además apenas puede caminar con el pie vendado – escuche detrás de mí.

- Esa voz... -

- ¿Acaso ya te olvidaste de mí? – me dicen y me abraza.

- ¿Tía Aliana? –

- ¿Quién más iba a ser? –

-Tu... ¿tú no estabas en un viaje? –

- Pues sí, pero ya he vuelto, los viajes no duran toda la vida querida Ágata, además mi hijo tenía que conocer gente de su edad y no con tutores en su casa como los niños que tiene dinero, creo que ya me aburrí un poco de la vida de lujo en Alemania –

- ¿Y dónde está tu hijo? – le pregunto contenta, quería verlo, ya hace más de diez años que no lo veía y tenía ganas de preguntarle tantas cosas, aunque no lo recordaba del todo su rostro o como era, pero sabía que cuando lo viera lo reconocería al instante.

- Él está... -

- Donde una tía – la interrumpe ese chico.

- ¿Y tú como lo sabes y por qué mi madre dijo que venía con él? –

-Soy su primo y pues tu madre dijo que era su hijo porque me crie junto a él –

- ¿Pero no que estaba de viaje? -

- Ella estaba de viaje, pero no su hijo – me responde ese chico algo nervioso.

- ¿Y qué me dices del alcance de nombres? - le digo cruzándome de brazos.

- A mi mamá y a ella les gustaba el mismo nombre-

-Mejor vamos a comer, mañana Axel debe ir a clases –

- ¿Por qué tienes el mismo nombre que él, verdad mamá? –

- Pues... te lo dijo recién el motivo -

- Pero Celeste...--

- ¡Celeste! Ayuda a Ágata a sentarse a la mesa, por favor, porque creo que la fiebre se le subió a la cabeza –

- Estoy bien, me iré a cambiar de ropa-

- ¿Te ayudo? – me pregunta mi hermana

- No, yo puedo sola-

Luego de ese pequeño encuentro con la vieja amiga de mi madre todos nos sentamos a la mesa, mi hermana casi a la fuerza me obligo a colocarme un vestido, porque no era decente sentarme a la mesa con pijama cuando había visita.

Hace mucho tiempo que no veía a mi madre sonreír junto a otra persona que no fuéramos Celeste y yo, me sentía en familia y que ese pequeño agujero en mi corazón que dejó ese chico hace mucho tiempo se estaba volviendo a rellenar lentamente. Quería que esto durara más pero no estaba viviendo en un cuento de hadas o en una historia de esas que pasan en la televisión para juntar a la familia a una cierta hora del día. Me sentía cansada y pensé que podría a ver sido la fatiga del día, pero no era así; pedí permiso para levantarme de la mesa para ir a dormir; mi madre dice que dormir mucho hace mal pero solo eso necesitaba para mejorarme y que es mejor relajarse y hacer yoga o cosas así, pero yo no puedo hacer eso porque prefiero estar bajo un árbol leyendo un libro mientras escucho música. Mientras dormía sentí un pequeño bulto que se acostaba a mi lado, pero mis parpados pesaban y eso evitaba que pudiera ver quien era.

-Perdón por volver después de tanto tiempo – susurro una vos, pero al volver abrir los ojos ya no estaba y quise pensar que solo pensé que fue mi imaginación y seguí durmiendo.

Quería que este día terminaba de una vez por todas, hace mucho tiempo que no me sentía así de mal, le estaba pidiendo mucho a mi cuerpo y quizás tenía un poco de fiebre, quizás me dolía un poco la cabeza, quizás... pero no estaba loca, había algo que me estaban ocultando y lo iba a descubrir.

Luego de ese día de locos no pasó nada interesante durante el fin de semana así que pude hacer las cosas que normalmente acostumbro hacer; leer y escuchar música, más bien era lo único que podía hacer estando en cama.

-Ágata acuérdate que después de almuerzo tenemos que ir a médico – me dice mi madre desde la cocina.

- Si mamá ya lo sé, por fin me quitaran estas vendas inútiles –

- No digas eso hija, te ayudaron a que no anduvieras de aquí para allá haciendo tus maquetas y trabajos, ni que estuvieras en la universidad para tener tanto tra...-

-Ya mamá – suspire- creo que tienes un poco de razón –

- ¿Cómo has dicho? -

-Que tienes razón, exagero mucho las cosas, pero eso me ha servido para sacar buenas calificaciones-

- Esto es malo – me dice mi madre entrando a la habitación donde estaba con los ojos abierto de par en par.

- ¿Qué sucede? –

- No puedo creer que Ágata Fellon dice que exagera en sus cosas, esto es nuevo, hija, ¿no tienes fiebre? –

- No mamá, estoy bien y yo que tú me preocupo por otra cosa... - le digo señalando un poco de humo que salía de la cocina.

- ¡Oh por Dios! – dice saliendo disparada a la cocina - ¡La carne con champiñones! - eso le pasa por descuidada y venir a reclamarme cosas sin sentido.

Y fue así como otro almuerzo de la semana se convirtió en ensaladas con arroz.

Gracias mamá.

Las horas de hoy pasaban volando, ya que se acercaba la hora para ir a médico para que de una vez por todas me sacara esta cosa del pie.

- ¡Hola Ágata! - me dice emocionado el doctor al entrar en su oficina- ¡Me da gusto verte!, ahora sacaremos esas vendas de tu pie y veremos si ya sano-

-No tengo cuatro años señor...- le dije algo molesta, más bien no estaba molesta estaba ansiosa de que me sacaran luego esta venda tan molesta.

-Oh si lo siento – me dice algo avergonzada- no es mi culpa que ya hace años que no me vienes a ver Ágata...-

-Ya no me caigo todos los días Carlos –

- Mas respeto Ágata, soy el doctor Carlos –

- Si como digas- le digo sonriendo – además.... Tú ya no me vas a ver a mi casa...-

- Porque ya no te enfermas-

- ¿Cómo está mi pie? - le pregunte, no me gustaba hablar mucho del pasado porque había cosas que no recordaba con claridad.

-Bien, ya mañana puedes volver a clases, creo que son buenas noticias para ti –

- Pues claro, mamá me agobia todo el día en casa preguntándome que si estoy bien, si necesito algo –

- Me imagino-

-Ya sabes cómo es –

- Carlos sabes que no traje a Ágata para que le hables cosas malas de mi – le dice mi madre entrando a la oficina.

- No le he dicho nada malo de ti, Sol –

- ¿Mañana puede ir a clases? –

-Sí, ya está bien, te daré una hoja para que presentes en el colegio de que estuviste con licencia por unos días –

-Gracias –

-Creo que eso es todo, ya pueden irse a casa-

- Bien, te espero en la casa mamá... iré a dar una vuelta-

-Ágata esp...-

-No volveré tarde, te lo prometo-

-Cuídate...-

-Me alegra que no allá cambiado-

-Igual yo Carlos, igual yo-

Salí corriendo del hospital lo más rápido que pude, necesitaba correr, caminar y estar lejos de casa unos minutos.

Sin querer llegue a una pequeña plaza donde había muchos niños jugando acompañados junto a sus padres disfrutando de un día agradable. No tenía claro como llegue a ese lugar, pero no estaba perdida, sabía exactamente dónde estaba.

Me alegraban los días despejados con un ligero viendo cálido que en ocasiones se tornaba un poco helado.

-No esperaba encontrarte-

-Hola Martín –

- ¿La hechicera de tu madre no está cerca? -

- ¿Hechicera? -

-Es otra forma de llamarla bruja, pero si me escucha diciendo eso me mata, con solo pensarlo se me colocan los pelos de punta –

-No seas tan exagerado-

-Sé que alguna vez me convertirá en sapo o un mosquito-

- ¿Por qué un mosquito? -

-Así me puede aplastar con facilidad-

-Tu no cambias – le digo riendo - ¿Y qué andas haciendo? -

-Entrenando, ósea corriendo, más bien caminando –

- ¿Para qué? -

-Dentro de una semana comienza una nueva competencia-

- ¿No tienes miedo? -

-No, si te refieres a ese tipo, no tengo miedo-

-Hablaste de una carrera que comienza dentro de un mes, pero si no mal recuerdo tenías que correr el viernes que paso-

-Fueron muchas cosas que se me presentaron y no pude ir –

- ¿Qué te dijo esta ves? -

- Nada, lo único que sé es que no va a volver a sonreír –

- ¿De qué hablas? -

-Eso da igual- me responde dándole un sorbo a su botella con agua – más bien me gustaría volver a verte correr-

-Eso nunca pasara –

-Corrías con el... -

- ¿Por qué todos se empeñar en recordarme el pasado? - dije frustrada – no recuerdo mucho de lo que paso hace tiempo atrás, no lo recuerdo, ¿me entiendes? –

- Sé que algún día volverá –

- Y si lo hace, lo primero que se ganara es una bofetada por olvidarse de mí, de ti y todo lo que paso... -

- Ágata yo... -

- ¡Martin no es divertido si me dejas atrás! –

-Rayos, debo irme adiós –

-Pero... -

- Nos vemos cuídate –

- ¡Martín espérame! -

- ¡Alcánzame! -

- ¡Le diré a mamá! -

- ¡Mamá te retara si no me pillas! –

Luego de ese pequeño encuentro con Martin que era perseguido por su hermana pequeña me fui a casa porque tenía que arreglar mis cosas para mañana y no quería preocupar a mi madre más de lo que estaba, seguro que cuando llegara me iba a revisar de pies a cabeza para ver si tenía algún rasguño o me preguntaría porque salí tan rápido del hospital, si me molestaba algo o que, si tenía novio, era lo último que se me pasaba por la cabeza, pero es mi madre, cualquier cosa me puede preguntar.

Para mi sorpresa, al llegar a casa ella no estaba y fue un alivio porque no tenía que me diera el mismo sermón de siempre.

Pasaron dos horas, hasta tres y no había rastro de mi madre ni de Celeste; llame a mi hermana al taller, pero no contestaba nadie, llame a mi madre al celular y lo tenía en silencio.

Perfecto.

Ya me estaba preocupando por si le había pasado algo malo o si me estaba buscando por algún lugar.

Cuando estaban pasando una y mil opciones de donde podría estar mi madre el timbre de la puerta sonó.

-Lo siento, nunca volveré a salir corriendo sin antes decirte a donde voy, pero necesitaba salir de ese lugar y no fui muy lejos, de verdad lo siento mamá – le digo saltando a sus brazos, mientras brotaban lágrimas de mis ojos.

-Discúlpame a mí por no ser tu madre –

-Oh por dios – digo soltando a ese chico- yo... yo... yo estaba esperando a mi madre, lo siento –

- Pues yo te venia avisar que tu mamá esta en mi casa, sospechó que habías llegado porque dijo que tenía muchas llamadas perdidas de tuyas –

-Lo siento por el abrazo, no quería hacerlo, creo que no debo aventarme así nuevamente hacia la gente, de verdad pensaba que era mi mamá, yo... – le digo jugando con mis dedos, mientras miraba al piso.

- ¿Ágata? -

- ¿Sí? – le respondo mirándolo a los ojos.

- ¿Me estas escuchando? –

- Si –

- ¿Quieres ir a mi casa? –

- Tengo que hacer un trabajo - la verdad no era un trabajo si no algo para el club de teatro.

- ¿Un trabajo?, ¡Oh por dios! ¿Mañana se entregaba ese informe en parejas? ¡Ya es tarde! –

- No, no es eso se entrega el lunes – le dije sonriendo – Espera... tienes razón se entrega mañana – rayos pensé que había hecho todos mis trabajos, pero ese se me había olvidado.

- ¿Quieres hacerlo en mi casa? –

- Bi... bien, espera deja ir a buscar mi cuaderno a donde anote algo –

- ¿Qué anotaste? ¿Se anotaba algo? –

- No te preocupes, es información relevante –

- Ve a buscar tu cuaderno y pues ocupamos mi computadora –

- Vuelvo enseguida – corrí rápidamente a mi dormitorio a buscar entre mis cosas, mi cuaderno donde había anotado algo sobre el trabajo.

Llegue a donde se encontraba él y nos dirigimos a su casa para empezar el trabajo, pero mi sorpresa al entrar fue enorme. Vi a mi madre llena de harina de pies a cabeza igual que la tía Aliana.

- ¡Sol, te dije que no ensuciaras mi cocina y menos a mí! -

- Vamos diviértete un rato Aliana, solo fue un accidente –

- ¿¡Un accidente le llamas a esto!? ¡Sol me dijiste toma la harina y sabes que no se me da muy bien eso de tomar cosas de sorpresa! –

- Por eso eras la intelectual del curso –

- Y tú la deportista –

- Pero no te enojes Al –

- ¡Me ensuciaste de pies a cabezas! –

- Ya estabas en tu casa –

- ¡Pero es ropa de trabajo Sol! –

- No me retes, te pareces a mi madre –

- Olvídalo – suspira – ten los huevos que traje para el invento que estás haciendo-

- Gracias, eres un amor –

- Me iré a cambiar de ropa –

- Creo que no se han dado cuenta de nuestra presencia Ágata – me dice el chico a mi lado.

- Al parecer se veían muy entretenidas-

- No lo creo, mi ma... digo mi tía estaba algo enojada –

- Yo diría bastante –

-Bien, creo que fue mejor que no nos vieran –

-Vamos a mi habitación-

- Cla... claro –

Esta casa me traía muchos recuerdos de cuando yo era pequeña, recuerdos que al querer pensar en ellos con claridad me dolía mucho la cabeza pero solo en los que sale ese chico, pero a pesar de ello recuerdo que me agradaba estar todo el día revoloteando y corriendo por estos largos pasillos que conectaban cada habitación y podía jugar a las escondidillas junto a él; no recordaba bien su rostro, pero si su sonrisa y su vocecita chillona que me llamaba cuando me perdía y me encontraba debajo de la mesa o en algún armario donde se encontraban guardados los abrigos del abuelo y yo me enrollaba en ellos para dormir.

Cada vez que venía a la casa del abuelo tenía es bosquejo de un cuadro diferente y siempre me decía "Algún día estos cuadros valdrán mucho dinero" y lo que más me asombrara era que no entendía de donde sacaba tanta imaginación para esas hermosas obras de artes que se dedicaba a dibujar y pintar con una enorme paciencia, pero no entendía porque repetía la misma frase cuando terminaba un cuadro, hasta que me enteré que sus cuadros fueron solicitados para una exposición de grandes pintores del siglo XX en Francia, la verdad que nunca pensé que el abuelo tuviera tanta fama en el extranjero, siempre lo vi como una persona que era muy dulce, amable. Quizás reflejaba en el a mi propio padre que nunca lo conocí, aunque mi madre dice que fue un buen padre y esas cosas que dicen los adultos para no tener rencor hacia otra persona que ya no está en este mundo.

-Agata, vamos no te quedes pegada –

- Oh, sí claro lo siento –

- Hoy al parecer andas muy distraída –

- Pues sí, solo un poco, ahora mejor terminemos el trabajo –

- Bien-

- ¿Estás seguro que sabes de que se trata? –

- ¡Claro!, en mi otra escuela me la pasaba haciendo informes y esas cosas todos los días –

-Seguro que era porque te quedabas dormido en todas tus materias-

- Solo en matemáticas, ciencias, historia, lenguaje...-

- En resumen, si era en casi todas –

- Los profesores daban sueño, esa es mi escusa por el cual me quedaba dormido –

- Bien empecemos – le digo sentándome en el suelo para abrir el cuaderno que llevaba para poder terminar luego en esta tarea- ¿Tienes alguna idea de cómo empezar? - le pregunto dándome la vuelta para verlo tumbado en la cama durmiendo- ¡Oye te estoy hablando! –

- Te dije que la lasaña era mía Agustín –

-Oye niño –

- Ese helado es de fresa, déjalo igual es mío –

- ¡Evans te estoy hablando! - le digo parándome del piso

- No grites – me responde sentándose en la cama mientras se rascaba la nuca.

- ¡Como se te ocurre quedarte dormido mientras te hablaba! – le digo en un suspiro y levante la vista.

- El trabajo está terminado, solo relájate Ágata, además hoy te quitaron eso del pie, no te estreses tan luego, mañana es un largo día – me dice para volver a quedarse dormido.

-Por esta vez creeré en ti – caminé hasta donde estaba la ventana y me senté en el borde un rato a contemplar el esto de día que quedaba.

Me sentía extraña como si algo se aproximara, pero no sé qué podría ser. Desde que ese niño apareció las cosas han cambiado.

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