The New Heartbreaker | DISPON...

By isnotcandy

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PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA HEARTBREAKERS. YA DISPONIBLE EN LIBRERÍAS. (La version disponible en Wattpad es... More

THE NEW HEARTBREAKER EN LIBRERÍAS!
Prefacio.
Prólogo.
1. Adiós y hola.
2. ¿Te tocó?
3. Tus panqueques están envenenados.
4. ¡Sin gorrito no hay fiesta!
5. Lo que realmente quiere Stefan Fleming.
7. ¿Qué te parecería...?
8. Así que... ¿sabes cómo seducir a un hombre?
9. Espero que la sorpresa sean strippers.
10. Hablando de ansiedad.
11. La pirámide social.
12. Te quiero.
13. El plan de los chicos.
14. El dilema de Tyler y Stefan.
15. El pasado vuelve de golpe.
16. ¿Quién es Liam?
17. Al fondo de la biblioteca.
18. Este año va a ser divertido.
19. Adicciones.
20. La mejor cura para olvidar.
21. El final de algo nuevo.
22. La señora Van Lexer.
23. La dura convivencia en lo desconocido.
24. Entre cielos y estrellas.
25. Ganas de besos.
26. Parejas poco eficientes.
27. Promesas que no van a cumplirse.
28. Adiós, tía Stell.
29. Mi mala influencia.
30. Winter Dunne.
31. No hay lugar como tu hogar.
32. Mejores amigos.
33. ¿Tan ridículos seremos?
34. La policía siempre es un lindo detalle.
35. Será perfecto.
36. Feliz navidad, Quinn
37. Entre infieles se entienden
38. Zack Gallagher
39. Rompecorazones
40. El océano y besos
41. Alison
42. Efectos colaterales
43. Todos merecen ser felices
44. Ley de hermanos
45. ¿En quién confiar?
46. La confianza es esencial.
47. La tranquilidad dura un instante.
48. Max sabe lo que hace.
49. El secreto entre Liam y Tyler.
50. Insoportable
51. Problemas a solucionar.
52. Los planes de Quinn.
53. No quieres saberlo.
54. Si no es ahora, ¿cuando?
55. Cayendo por ti.
56. Así fue como termino todo.
57. Que la vida nunca nos vuelva a cruzar.
Epílogo.
The Same Heartbreaker (2)
Agradecimientos.
LA CONQUISTA.

6. Seth tiene novia.

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By isnotcandy


06 | Seth tiene novia.

Apenas abro mis ojos, una luz blanca e intensa me ciega y me obliga a cerrarlos de nuevo. Lo segundo que puedo notar además de la luz, es lo pesada que se siente mi cabeza. Siento dolorosas punzadas, como si estuvieran hundiendo algo filoso en mi cerebro. Un gruñido casi inaudible se escapa de mis labios cuando consigo adaptar mi vista a la luz. Observo el techo blanco junto a un extraño candelabro, y pronto me doy cuenta de que estoy recostada en una cama.

Coloco mis manos sobre el colchón, a los costados de mi cuerpo e intento tomar impulso para sentarme, sin embargo, apenas lo hago, siento mi cabeza exprimirse tan fuerte que suelto un jadeo de dolor y regreso a mi posición original.

—Quinn —suelta alguien junto a un suspiro aliviado—. Qué bueno que despertaste.

Es Tyler.  

—¿Qué...?

En el segundo intento, logro sentarme con éxito. Me acomodo sobre la gran cama y observo la habitación desconocida, la cual es espaciosa y con una linda decoración enfocada en colores oscuros como el cuarto de Nick. Le doy una rápida mirada al ventanal y puedo comprobar que sigue siendo de noche.

¿Por qué estoy acá? ¿Cuánto tiempo estuve durmiendo?

Estoy por preguntarle a Tyler cuando los recuerdos me invaden como una ola gigante. Recuerdo a Stefan. Aún puedo sentir su tacto impregnado en mi piel como una segunda capa, al igual que sus labios en mi cuello, su cuerpo presionando sobre él mío, sus palabras en mi oído.

Siento mi estómago revolverse. Quiero vomitar.

¿Por qué tiene que ser real y no una pesadilla?

—Quinn, ¿cómo te sientes? —interroga Tyler sentándose en el borde de la cama. Alzo la vista para encontrar sus ojos preocupados.

¿Qué fue lo que acaba de pasar? ¿Puedo confiar siquiera en alguien de esta casa?

—Yo... no lo sé —titubeo.

Mi cabeza funciona como un huracán de sentimientos que ojalá pudiera ordenar. Por un lado, odio a Stefan. El enojo es tanto que me revuelve los intestinos, sin embargo, el miedo es mayor. ¿Y si intenta hacerlo de nuevo? ¿Y si la próxima vez Tyler no decide entrar a la cocina? Porque eso fue lo que pasó, ahora que estoy despierta y puedo recordarlo. Empecé a hiperventilar, a marearme, y fue cuando escuché a Tyler gritar apenas nos vio.

Tyler pone una mano sobre la mía, haciendo que me sobresalte. Le da un leve apretón y me mira preocupado.

—Lo siento tanto por Stefan —murmura y pone una mueca con sus labios—. Quinn, te prometo que si hubiera sabido que corrías riesgo con Stefan... Nunca hubiera dejado que se acerque a ti. No sabemos qué pasó. No... —suelta un resoplido frustrado y se pasa una mano por su cabello—. Solo estamos aliviados de que estés bien.

¿Estoy bien?

Quiero responderle cuando de repente, recuerdo a Riley, la novia de Stefan.

—¿Cómo está Riley? —pregunto rápidamente—. Ella... ¿Sabe?

Asiente despacio.

—Está destruida —responde en un tono de voz apagado. Aclara su garganta—. Estuviste inconsciente durante una hora, algo así. Stefan se fue cuando apenas entré a la cocina y te desmayaste. Nick intentó llamarlo, pero no contesta. No sabemos a dónde puede haber ido. Aggie está abajo, consolando a Riley.

—¿Y... Dónde estoy?

Tyler me sonríe como si mi tono de voz resultara adorable.

—Tranquila, estás en una habitación para invitados de Nick.

Asiento.

—Rick va a matarme —musito y busco con la mirada a mi celular, pero no lo encuentro—. ¿Qué hora es? 

—No te preocupes —me dice cuando intento pararme para buscar mi teléfono—. Llamé a Alison, y ella le explicó a tu hermano.

—¿Exactamente qué le explicó? —pregunto con el corazón en la boca.

—Que estás en una fiesta. Pensé que es mejor que luego hables tú con él sobre lo que pasó.

—¿Y mi hermano lo aceptó? —enarco mis cejas ante la posibilidad. Rick no es capaz de admitir que estoy creciendo. ¿Una fiesta, en una ciudad desconocida, con desconocidos? Es un gran no.

—Estaba... Un poco borracho —me explica a lo que no puedo evitar rodar mis ojos. Ya encaja todo.

—Debería irme —respondo. Las ganas de estar en un lugar familiar y cómodo para mí me invaden. Me siento extraña y sucia, necesito irme de aquí y no volver a ver a ninguno de ellos nunca más.

Me levanto de la cama sintiéndome un poco mejor y es cuando me doy cuenta que sigo con mis shorts y con la parte de arriba de la bikini que Aggie me dio.

—Te llevo —se apresura a decir.

Asiento y salimos de la habitación. Me encuentro en uno de los tantos corredores por los que Aggie me hizo pasar cuando íbamos a la habitación de Nick, reconozco un cuadro de rosas a mi frente.

Cuando ya estamos abajo, veo a Riley y a Aggie sentadas en el sofá principal. Están de espaldas, pero alcanzo a ver como Aggie abraza a Riley, quien llora desconsoladamente en su hombro.

Ambas voltean al oírme llegar. Mi corazón se estruja cuando veo a Riley con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar. El silencio que nos rodea es incómodo para todos. Se interrumpe cuando alguien más entra a la sala de estar, por la puerta que conecta a la cocina. Giro mi cabeza para ver a Nick entrando. Trae una bandeja de sándwiches en sus manos.

Nos mira a mí y a Tyler y luego posa sus ojos en Riley y su novia, dándose cuenta de la situación.

—Mal momento para sándwiches —murmura y se gira sobre sus talones para desaparecer en la cocina.

—Lo siento tanto, Riley —digo acercándome a ella, ignorando el dolor de cabeza que parece seguirme con cada paso que doy. Me siento a su lado y me atrevo a poner mi mano sobre su antebrazo para mostrarle mi apoyo.

—No fue tu culpa, Quinn —murmura apenada—. ¿Estás bien?

Fuerzo una sonrisa y me atrevo a acercarme para darle un abrazo. Las palabras salen automáticamente del fondo de mi corazón.

—Stefan no te merece, Riley —le digo baja la mirada atenta de Aggie—. Y verdad, siento tanto lo que pasó.

—Gracias, Quinn. Si Tyler no hubiera llegado... —no puede continuar cuando solloza.

—No es nada —murmuro. Paso mi mano por su espalda por última vez y me separo.

Al levantarme, miro de soslayo a Tyler, le indico que podemos irnos. Me despido rápidamente de Aggie. Le digo que encontraré la manera de devolverle el traje de baño, pero me dice que no importa. Y luego se despide de mí con un "nos vemos pronto".

Honestamente espero no volver a verlos. Solo quiero volver a casa, darme una ducha eterna y tomar alguna aspirina para aliviar el dolor.

Voy hacia la cocina y me despido de Nick, el cual está comiendo los sándwiches por su cuenta.

—Perdón por todo lo que pasó. Sé que es difícil, pero... De verdad espero verte más seguido por aquí, Quinnie —dice.

Una vez afuera, bajo el cielo estrellado de Miami, camino junto a Tyler hacia su auto rojo.

—Sigues en bikini —me recuerda cuando nos acercamos a su auto rojo.

—Iré a buscar mi...

—Espera —interrumpe sin mirarme y eso hago. Camina hacia el maletero de su auto y con ayuda de un clic de su llave, lo abre. Me acerco para ver qué está haciendo y noto que tiene un bolso color azul deportivo. Revuelve entre un par de cosas y termina por sacar una camiseta color bordo.

Frunzo el ceño y cuando la toma por los costados, extendiéndola y puedo verla bien.

Es camiseta de fútbol americano, como no. En blanco, se encuentra el número 14 que contrasta con el rojo oscuro. Pone "Everdeen" en letras mayúsculas arriba. La gira y veo el número otra vez, con su apellido, Aiken.

—Un regalo, por si decides quedarte en Miami. Ya sabes a qué escuela ir —me dice mientras me da la camiseta. Es un alivio tener algo encima.

—Sigue soñando —río sin humor, quitando mis ojos de la camiseta.

***

—Ven, Sethy Seth —mi hermano se balancea por la cocina y hace bailar sus brazos en el proceso—. Te contaré una historia.

—¿Qué historia, Ricky? —se ríe Seth sosteniendo su cabeza con sus manos. Sus ojos apenas pueden mantenerse abiertos por el sueño.

Suspiro con frustración. Realmente, esto es lo último que me falta.

—Lo siento tanto, Quinn —Alison Aiken parece realmente apenada cuando se acerca con sus cosas para irse—. No pensé que iban a beber tanto, nunca lo hacen.

Algo en esa frase me suena a mentira. ¿Nunca lo hacen? Por supuesto.

—No pasa nada —le aseguro sin devolverle su sonrisa de «perdón».

Le digo eso, cuando en realidad, pasa de todo. Me están dejando a cargo de dos borrachos. Dios, ya son un dolor en el culo sin alcohol o lo que sea que hayan fumado, no quiero imaginarlos borrachos. Para mi desgracia, no tengo que imaginarlos. Los tengo en vivo y en directo.

—Adiós —Alison me despide con un fugaz abrazo antes de irse. Tyler la espera abajo.

Apenas se cierra la puerta, entorno mis ojos hacia la dupla «dolores de cabeza». Ambos están sentados en las banquetas de la isla de la cocina. Seth tiene sus manos presionando sus mejillas por lo que habla raro mientras que Rick, no deja de murmurar algo en un tono de enfado. Por suerte, Alison les había sacado todo el alcohol antes de irse ya que fue la última.

—A dormir —les ordeno sin saber qué hacer. Podría irme a mi habitación e ignorar este problema, pero por alguna razón, estoy haciéndome cargo.

Los dos posan sus miradas en mí, como si me hubiese salido una segunda nariz, luego se miran entre sí y se echan a reír. Vuelvo a suspirar y me acerco a ellos.

—Vayan a dormir.

—No —Rick echa su cabeza hacia atrás antes de seguir riendo.

—Seth, ve a dormir —poso mis ojos en el castaño.

—Él quiere dormir con Jess —Rick vuelve a reír.

¿Jess? ¿Quién es J...? Ya lo recuerdo. Es la castaña que llegó hoy junto a los demás. Amigo de los chicos. O por lo menos amiga de Rick y quién sabe qué de Seth.

—Ella es tu "complicado" ¿verdad? —pregunto repitiendo la conversación que tuvimos mientras desayunábamos.

—Sí —suspira Seth y niega con la cabeza—. Estoy perdido por esa chica.

Abandona la banqueta de un salto y se lanza de espaldas al sofá de la sala de estar.

—¡Sethy tiene novia! —se burla mi hermano en un tono agudo mientras baila su cabeza—. Alto. No es tu novia —se ríe.

—Al menos tengo algo, idiota —espeta Seth y arruga su nariz—. Tú nunca avanzarás nada con Alison.

—¿Alison? —miro a mi hermano con las cejas alzadas.

—¡Que no me gusta Alison!

—¡Shhhh! Es tarde y los vecinos pueden quejarse —siseo.

—¡Y a mi qué! A ellos por lo menos les va mejor en el amor —resopla Seth.

De momento, Seth borracho me resulta tierno. Este chico es una mezcla especial entre el tipo que puede hacerte reír en cualquier situación y el que podría derretirte con una sonrisa. Es una pena que sea un grano en el culo veinticuatro horas al día.

—¿Quién necesita amor cuando existe el alcohol? Además, el amor es una mierda —declara Rick.

—Tienes razón —asiente Seth.

Rick se sienta en el espacio vacío que le deja Seth y yo me acerco, lista para aprovechar sus estados y sacar información. Y porque verdaderamente me haría bien distraerme de todo lo que pasó esta noche.

—¿Qué pasó con Jess?

—¿Que no pasó? —resalta mi hermano mayor metiéndose para molestar.

—Jess era mi hermanastra —responde mirando al techo. Abro mis ojos con asombro—. Y yo era su hermanastro...Y estoy hasta las manos ella. Muy jodido —ni siquiera se molesta en no arrastrar sus palabras.

Enarco mis cejas y estiro una sonrisa. Algo me dice que estos dos han tenido una historia muy interesante.

—¿Y...? —presiono para que siga.

—Me voy a arrepentir de contarte todo esto, pero qué más da —resopla sin remedio—. Estábamos bien cuando nuestros padres recién se habían casado... Nos gustamos y esas cosas tontas, nunca nada muy serio. Nos besábamos y hacíamos otras cosas censuradas para ti, Quinnie. Obviamente no podíamos oficializar nada, pero ella sabía que yo era suyo y ella mía. Aunque parece que Jess no entendió eso muy bien porque empezó a salir con otro chico, entonces dejé de hablarle... Fue una noche gris cuando...

—Espera, ¿cuándo pasó todo esto? —interrumpo cuando su voz se transformó en una de narrador dramático. ¿Qué ha bebido, alcohol o gasolina?

—Tenía diecisiete.

—Luego se pone mejor —me codea Rick y sonríe con emoción. No lo tenía como un romántico empedernido.

—Como decía, dejamos de hablar. Nuestros padres pensaron que nos habíamos peleado por cosas de hermanos así que nos enviaron de viaje a una cabaña en las montañas que tenía mi padre. Estaban locos y ciegos, muy ciegos. Sucedieron muchas cosas... —Rick no duda en resaltar que fueron demasiadas cosas y lo hago callar—. Pasamos un lindo fin de semana —ríe—. Nos reconciliamos. Decidí olvidar al otro chico, no ganaba nada amargándome con ese imbécil.

—Aquí viene lo interesante —Rick vuelve a codearme. Ahogo las ganas de callarlo de un buen manotazo.

—Era un viaje de tres horas en auto para volver. En eso... Bueno, nos peleamos. Porque yo le dije que era momento de decirle a nuestros padres y ella no quería. Estaba alterada, en un momento de la discusión me sentía tan abrumado que me desvié de la carretera y chocamos con un árbol.

Abro mis ojos como platos al oír eso. Esto... Esto es tan de película como esperaba.

—Quedé inconsciente al instante del impacto —explica jugando con sus dedos—. Desperté en el hospital para encontrarme a mi padre mirándome como si quisiera matarme. Me odió por haber puesto en peligro mi vida y la de Jess. Por suerte, ella no salió tan herida como yo. Dejamos de hablarnos luego del accidente. Terminamos la secundaria y vine aquí a la universidad. Jess es un año menor. Yo me mudé de casa, y nos evitamos como la plaga durante un año.

—¡Y luego llegó! —exclama Rick interrumpiéndolo. Ruedo mis ojos y vuelvo a hacerlo callar. Quiero saber más.

Soy una chismosa sin remedio.

—En vez de irse de la ciudad, se quedó en Miami. Y entró a la Universidad de Miami. Pero no solo ella, si no que el estúpido de su novio también. Hizo como si no me conociera hasta que una noche me puse borracho, muy borracho y le grité lo que sentía en frente de toda una fiesta. Su novio estaba allí, nadie podía creerlo porque somos hermanastros —larga una carcajada irónica—. Esa noche pasaron cosas... y me acosté con ella. Luego, volvimos a dejar de hablar. Fue como si me pusieran de nuevo el corazón para volver a quitármelo con más fuerza. Semanas después, Jess comenzó a sentirse mal. Mareos, vómitos, esa mierda.

—¿Un embarazo? —inquiero aunque la respuesta es bastante clara.

—Jess estaba embarazada —vuelve a reír. No sé qué le parece tan chistoso—. Pero al cabo de un mes perdió el embarazo. Nunca supimos quién era el padre si yo o el estúpido de su novio. Luego de ese gran bache, ella termino con el idiota y como si ni fuese tanta telenovela, nuestros padres se separaron después de que mi papá engaño a su madre con su secretaria. Fuerte, ¿eh? —supongo que lo dice luego de ver mi cara de sorpresa—. Eso pasó hace un año y algo. Se separaron y nosotros dejamos de ser hermanastros. Dejamos de hablarnos por un largo tiempo. Luego, Rick el imbécil se hizo "algo" de su mejor amiga, Alison Aiken. No sé como nos vimos envueltos en este grupo de amigos, y ahora tengo que verla como una amiga. ¡Una amiga! —exclama indignado.

Dicho eso, finaliza el relato y quedo estupefacta. Tengo la boca abierta de seguro.

—Woah —es lo único que puedo decir.

—¡Sí, WOAAAAH! —dicho eso, se pone de pie algo tambaleante. Hago un ademán para pararme y ayudarlo pero niega con la cabeza. Se gira y se mete en su habitación luego de un portazo.

—Sethy se pone de mal humor cuando habla de eso —explica Rick y me giro para mirarlo luego de quitar mi vista de la puerta, por poco olvidé que el molesto de mi hermano seguía a mi lado—. Pero yo no, así que me voy a dormir.

Se levanta del sofá y se va. Quedo en silencio en la sala de estar mientras que mi cabeza intenta procesar la historia de amor de Seth y Jess, me pregunto si alguien pensó en venderle los derechos a Netflix.

Estoy por irme a dormir cuando la puerta de Rick se abre y él asoma su cabeza.

—Cuando esté en mejores condiciones, hablaremos sobre por qué tienes esa camiseta puesta, jovencita —no me da tiempo para formular una respuesta ya que vuelve a cerrar la puerta de la habitación.

Sí, claro. Espero que te acuerdes.

Una vez en mi habitación, me dejo caer como bolsa de patatas en la cama.

Necesito que este día termine. 

***


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