No te despiertes.

By DekaOntiveros

3.1K 210 40

«El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las fun... More

Capitulo uno.
Capitulo dos.
Capitulo tres.
Capitulo cuatro.
Capitulo cinco.
Capitulo seis.
Capitulo siete.
Capitulo ocho.
Capitulo nueve.
Capitulo diez.
capitulo once.
Capitulo doce.
capitulo trece.
capitulo catorce.
Capitulo quince.
Capitulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capitulo dieciocho
capitulo diecinueve.
Capitulo veinte.
Capítulo 21
Capítulo 22
Capitulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34.
Capitulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capitulo 38
Capítulo 40.

Capítulo 39

18 0 0
By DekaOntiveros

Eran las siete con veinte, Steven prometió llegar a las ocho en punto y yo tenía a mi madre revoloteando sin mucho éxito sobre mi cabello.

—Bien, quizás pueda pasar esto por aquí... —ella parecía tan concentrada que no quería decirle que realmente no estaba ayudando mucho.

—Quizás nuestro siempre confiable YouTube nos pueda ayudar con esto — ofrecí, pero ella pareció no escucharme así que simplemente acepté mi destino en silencio.

Me miré las manos, con las uñas de color rosa pálido y los pequeños anillos. Secretamente estaba soñando con el momento en que Steven me pondría el ramillete alrededor de la muñeca, la manera en que sostendría mi mano y cómo levantaría su vista a mis ojos, con sus largas y tupidas pestañas. Siempre me quejé de las chicas que soñaban con cosas tan ñoñas como esa, pero ahora sentía una enorme emoción en mi vientre. Pero antes de seguir con esas ilusiones noté que ya no tenía las manos de mi mamá sobre mí.

—¿Qué ocurre? —me giré al mirar en el espejo y ver el reflejo de cómo se alejaba.

—Tocaron el timbre, ya regreso —me sonrió con picardía antes de salir de mi habitación.

Giré nuevamente en la silla cuando una idea apocalíptica cruzó por mi mente: quizás Steven se había adelantado... ¡Oh no!

Me coloqué los zapatos a toda prisa, y sin siquiera ver el desastre que tenía por peinado, salí resignada hasta las escaleras. Quizás fuera una de las chicas con sueños tontos pero no sería de las que hacen esperar a su novio durante horas. Al acercarme a las escaleras temí escuchar la voz profunda y masculina de Steven, pero solo escuché a mi madre decir "gracias" y cerrar la puerta. Me asomé para verla sostener una gran caja en sus manos.

—Es para ti —creo que su rostro tenía la misma expresión confundida que yo mantenía.

Al retirar la tapa de la caja sobre mi cama noté una tela azul marino profundo muy suave y había una tarjeta sobre ésta.

"Ya que no confío plenamente en tu buen gusto.

A."

Creo que sabía quién lo había enviado.

—¿Qué es? —mi madre irrumpió en mi habitación como un huracán e hice todo lo posible por esconder la nota; no es que fuera algo malo, solo que fue lo primero que se me ocurrió.

—Un vestido —estaba en shock, arrugando la nota entre mis dedos.

—¿Qué? —estaba desconcertada, todo lo que ella sabía es que ayer habíamos pasado todo el día buscando un vestido que medianamente me gustara y ahora yo estaba ahí con un vestido azul.

—Lo pedí por internet, no pensaba que llegara a tiempo —nuevamente no sabía por qué estaba mintiendo; tenía sentimiento de culpa.

—Pues déjame verlo —me apresuró a sacarlo de su caja y obedecí.

Perdí el aliento al contemplarlo, aun sobre mi colcha lucía tan hermoso. Nada tenía que ver con la masa apretada de telas rosadas-salmón con pedrería -que juzgaba excesiva- que traía puesto.

—Es hermoso —escuché que mi madre dijo, también con el mayor de los asombros.

—Lo es —estaba conteniendo el aliento.

Era un vestido largo con escote en forma de corazón, cubierto con fino encaje hasta la garganta; era tan delicado, tan sencillo, lucia como algo que había sido hecho para mí.

—Quiero probármelo —fue lo único que dije antes de tomarlo y meterme en el baño. No me importó la hora, ni que por este cambio abrupto fuera a ser de esas chicas que dejan esperando a su novio horas, lo único que quería era verme en ese vestido y que Steven me viera en él.

Cuando finalmente salí del baño, mi mamá no pudo más que levantarse de su asiento y mirarme con la boca abierta.

—Te queda perfecto. —Y era verdad, era el vestido que siempre había buscado.

—Gracias —miré hacia donde la falda abrazaba perfectamente mi cintura, su caída libre sin apretar, sin hacerme sentir como un embutido.

—Pero aun tu cabello no está listo... —mi madre se acercó tentativamente hacia mí.

—Sé exactamente qué hacer —le dije con una sonrisa tranquilizadora mientras iba hacia mi computadora. —Un recogido simple será lo mejor —comencé a buscar los tutoriales adecuados. En menos de diez minutos mi peinado estaba listo, dejando al descubierto mi cuello y solo algunos mechones en mi frente.

Cuando me vi en el espejo, creo que nunca me había sentido más confiada dentro de mi propia piel como en ese momento. Aun con el peinado, el maquillaje y el vestido, me veían a mí misma y no a una desconocida que estaba perfecta para el baile.

Entonces el timbre sonó y una sensación de emoción me embargó. Eran las ocho en punto.

—Te esperamos abajo —mi mamá me abrazó por los hombros y fue hacia la puerta, en donde se detuvo un momento. —Te ves hermosa, cariño —y la atravesó.

Tomé unas cuantas respiraciones para calmarme y hacer el tiempo necesario para encontrarme a Steven frente a la puerta. Cuando sentí que era hora, tomé mi bolso y me miré una vez más al espejo confiando que todo saldría bien, pero entonces reparé en una bolsa negra que sabía mantenía oculta una botella de somnolix, misma que no le había entregado a Michelle. Entendía que había estado mal ocultarles la segunda botella, solo quería... No sabía con exactitud qué es lo que quería, pero ahora estaba segura que no la necesitaba más; se la entregaría aquella misma noche a Austin. Al ser tan pequeña pude meterla dentro de mi bolso.

Al llegar hacia las escaleras noté cómo Steven y mi mamá estaban platicando alegremente, él le estaba enseñando algo, pero ella se giró hacia mí. Siguiendo su mirada, él se topó con la mía. Mi interior se agitó y de mi mente casi salieron fuegos artificiales al ver cómo abría los ojos y los labios se separaban ligeramente. En ese momento me sentí como la única mujer en el mundo o como la más hermosa, ya no era la chica invisible o algo parecido, por primera vez me sentía verdaderamente bonita para estar junto a él.

—Preciosa, muy preciosa —me dijo Steven cuando llegué hasta el último escalón y me ofreció su mano.

—Gracias —estoy segura que esa expresión en su rostro, ese momento, jamás lo voy a olvidar, no importa los años que pasen.

—Oh cierto..., te traje esto —¿acaso estaba nervioso?

Acercó a mi mano un ramillete de flores rosadas.

—Oh, bueno, es que me habías dicho que tu vestido era rosa —arrugó ligeramente el ceño.

—Hubo un cambio de planes de última hora —le dije restándole importancia.

—Estás llena de sorpresas, ¿no es así? —su mirada hizo que todo mi cuerpo se agitara, y me hubiera acercado a darle un beso si no fuera porque mi madre se encontraba a menos de dos metros y nos estaba observando con atención.

—¿No le vas a dar la sorpresa? —le preguntó mi mamá a Steven.

—¡Por supuesto! ¿Adivina quién ya es legal? —él sacó una tarjeta del bolsillo de su smoking y me la tendió.

—¿Cuándo obtuviste tu licencia? —estaba tan feliz por él.

—Hace apenas unas cuatro horas.

—¡Muchas felicidades! —no pude contenerme y le di un fuerte abrazo. De alguna manera sentía que esto era algo que siempre nos uniría, algo que no compartió con nadie más y que solo yo pude enseñarle a hacer.

Después de las respectivas fotografías que mi madre insistió en tomarnos y algunas otras que yo misma subí a Instragram, subimos a su auto para ir hacia el baile.

Había algo sencillamente encantador. Las flores de papel, las luces que parecían más que eso cuando entramos en el gimnasio de la escuela, o quizás fuera simplemente que iba del brazo de alguien como Steven lo que hacía que me sintiera como si fuera una estrella de cine, con todas esas miradas que ahora no me cohibían, sino que me hacían sentir mejor conmigo misma. Esto es lo que deben sentir las chicas populares a diario, no me sorprende que por eso siempre quieran más; no las culpaba, esto se podía volver adictivo.

—¡Jena! —Alex se acercó corriendo con una actitud que hubiera sido descrito como "con muy poca propiedad" para alguien que llevaba un vestido color rojo muy corto. —¡Wow! ¡Te ves preciosa! —Y sus ojos inmensamente abiertos no la dejaron mentir.

—Muchas gracias —le dije. —Tú también te ves preciosa.

—Gracias —hizo una exagerada reverencia.

—Tenía la esperanza que usaras un smoking —dijo Steven con una sonrisa irónica.

—No quería opacarte —mi amiga le guiñó el ojo.

—Solo en tus sueños —él le regresó el gesto y yo sentí cómo me derretía por dentro.

Alex nos condujo hacia un lugar cercano a las mesas de comida, donde su novia Emil estaba hablando con Rachell, que aunque lucía hermosa en un vestido rosado, mantenía un gesto como si una fuga de gas estuviera llenando el gimnasio.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando me vieron y en específico a mi nuevo atuendo.

—Lo cambiaste —no era propio de ella parecer tan arisca, esa actitud me descolocó un poco.

—Fue de último momento —no sé por qué pero tenía la necesidad imperiosa de explicarme.

—Es bonito —y ahora parecía triste mientras bebió un trago de ponche.

Alex y yo compartimos una mirada.

Rachell no había sido la misma desde que le habíamos dicho que tenía que alejarse de Jeremy, era necesario. Alex me ayudó con esto sin rechistar y sin preguntar, solo confiando en "mi buen juicio", ya que ella sabía de primera mano que el novio de nuestra amiga no estaba bien, pero desgraciadamente ella no parecía del todo convencida.

—Temo que tengo que pedir que cuiden a Jena unos instantes —me dijo Steven, quien mantuvo sus ojos firmes sobre mí.

—Claro, nosotras la cuidamos —Alex pasó su protector brazo sobre mis hombros.

—¿A dónde vas? —le pregunté con urgencia, ¿quizás algo malo había pasado y yo no me había dado cuenta?

—Vuelvo en un segundo —me respondió antes de dejar un suave beso en mi frente.

Y antes de que pudiera preguntarle más se alejó entre el mar de gente.

—No pongas esa cara, ya regresará —el desdén con el que Rachell me hablaba me hacía sentir triste y enojada al mismo tiempo. Porque, ¿cómo podía comportarse así? Se supone que éramos amigas, si ella supiera por qué la alejé de Jeremy no mantendría ese terrible gesto de desagrado.

Las tres guardamos unos instantes de silencio donde de fondo solo se escuchaba una canción de Sia, las risas y gritos de nuestros compañeros.

—Esto es una mierda —como siempre, era nuestra amiga más extravagante la que sacaba a relucir lo que todas pensábamos en secreto.

—Eso es más que obvio —pude ver por un micro segundo como Rach parecía avergonzada de haberlo admitido y no mostrar su característico positivismo. —Me siento tan ridícula.

—¿Cómo puedes decir eso Rachell? Te ves hermosa —Emil tocó el hombro de mi amiga con intención de confortarla pero esto solo pareció enfurecerla más.

—Es porque ustedes están aquí con alguien —bajó la mirada. —Como el resto del mundo —arrugó el ceño.

—De eso no es de todo lo que se trata el baile —quería recordarle que no toda la vida giraba alrededor de una sola persona.

—Claro Jena, todo el mundo sabe que el baile depende un cincuenta por ciento de cómo te veas y el otro cincuenta por ciento de quien sea tu cita. Pensaba que alguien que tiene por novio a Steven Graves y se cambió de vestido repentinamente sabría esto. —Quizás sus palabras me dolieron tanto porque tenían algo de verdad.

—Rachell —Alex pareció tan desconcertada que ni siquiera pudo decir más que eso.

—Voy afuera, necesito..., necesito aire —no volvió a dirigirnos una mirada mientras se alejaba.

—Sabes que no quiso decirlo —Alex parecía tan triste.

—Piensa que soy superficial porque quiero disfrutar este baile cuando ha sido ella la única que se ha interesado por estas cosas —mis ojos estaban picando, había un sentimiento de resentimiento atrapado en mi pecho.

—Ella solo necesita tiempo —Emil tocó mi hombro.

—Sí, tiempo, claro —ojalá no sonara tan derrotada. En ese momento estaba tan segura que nuestra amistad no volvería a ser lo que era. ¿Cómo no nos percatamos de lo mucho que habíamos cambiado? Era hasta ahora cuando nos dábamos cuenta.

Me giré buscando a Steven entre la multitud, estar entre sus brazos reconfortantes era lo único que deseaba, pero en su lugar me topé con unos ojos azules observándome a lo lejos. Austin tenía el cabello rubio peinado hacia atrás, lucia como una estrella de cine y con su traje azul marino profundo, un color que podría verse como combinaba con mi vestido.

—Ahora regreso —les dije a mis dos acompañantes restantes.

—Claro, ya hemos escuchado eso antes —dijo Alex con voz monótona.

Caminé hacia donde se encontraba mi compañero de laboratorio, quien parecía complacido que fuera yo quien iba en su búsqueda.

—Bonito vestido —me dijo mientras me dedicaba una sonrisa perezosa, mantuvo sus manos dentro de los bolsillos con actitud relajada.

—Gracias, bonito traje —traté de imitar el mismo tono que él había usado.

—¿Esta cosa? Es de mi hermano, mi familia tiene prendas interesantes —se rascó la barbilla.

—¿Es este vestido una de esas prendas? Espero no sea de tu hermano.

—No, a él no le queda el encaje —su sonrisa se ensanchó. —Es de mi hermana en realidad y creí que te quedaría bien. Por lo que veo no me equivoqué —cuando terminó de pronunciar esas palabras sentí cómo mi cara se enrojecía.

—Gracias —alcancé a decir. —Espero tu hermana no lo eche de menos —alejé un mechón de cabello de mi rostro.

—No, tiene demasiados vestidos —sostuvo mi mirada durante unos segundos.

—Aunque claro está que te lo devolveré después de que lo lleve a la tintorería —deslicé una mano para tocar la suave tela.

—No es necesario que hagas eso, pero sí te pediré algo a cambio —sus ojos se achicaron con malicia.

—¿Qué cosa? —pregunté con recelo.

—Un baile —alzó la barbilla con altanería.

—¿Qué clase de pago es ese?

—Uno muy generoso si me lo preguntas —Austin mantuvo ese gesto divertido hasta que pareció mirar sobre mí y entonces su postura cambió, encuadrando los hombros y manteniendo una línea recta donde antes había una sonrisa.

Me giré para ver cuál había sido el motivo de tal cambio, pero una mano tibia me tomó por la cintura, acercándome a su cadera.

—Te estaba buscando —Steven me habló al oído y su aliento me dio cosquillas. —Austin –le hizo un gesto de saludo con su barbilla.

—Graves —respondió el aludido.

—Espero no te moleste que me lleve a mi novia a la pista de baile, pero pretendo pasar toda la noche con ella —los ojos de Steven destellaban, retando a Austin.

—Para nada, solo que ella ha aceptado bailar conmigo una vez —él pareció disfrutar tanto del gesto de sorpresa que se dibujó en el rostro de mi novio.

—Claro, ella es libre, ¿no es cierto? —aunque lo negara, aquel comentario había calado hondo. —Pero sería un honor tener tu primer baile Jena, ya que tengo una canción especial para eso —su mirada se dirigió hacia mí, parecía que estaba deliberadamente ignorando a mi amigo.

—Por supuesto —me preguntaba qué canción especial sería. —Te veo luego Austin.

Él solo asintió, regresando sus manos a los bolsillos.

Steven me condujo hacia la pista justo en el momento en el que un sonido de piano y una voz inundaban la pista.

—¿David Bowie? —lo miré con curiosidad.

—Es más que eso —me tomó entre sus brazos y lentamente comenzamos a seguir el compás de la música. —Es la canción favorita de mis padres, fue su primer baile juntos —sus ojos brillaron. —Life on mars... —comenzó a tararear mientras ambos nos balanceábamos.

Era una canción bastante diferente, pero era inevitable no sentirme como si estuviera flotando. Era la canción perfecta para el momento perfecto, los cosquilleos ahí donde él tenía sus manos, con su corazón a centímetros del mío. Era como si el resto del mundo no existiera y podía abrazarlo sin que me importara nada más, sintiendo su cuerpo firme que silenciosamente me prometía que me cuidaría y que todo estaría bien.

O al menos así fue hasta que la cara preocupada de Alex llamó mi atención. No necesité que ella pronunciara ni una sola palabra, algo andaba mal con Rachell.

Continue Reading

You'll Also Like

35.3K 991 26
Mi vida es una auténtica mierda. O eso pensaba, eso pensaba antes de conocer a ese chico.... En cuanto lo ví... Afirmé que mi vida era una mierda.Per...
385K 46.1K 64
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
302K 11.8K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...
22.6K 1.6K 10
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...