Dollhouse (Terminada - SIN ED...

Door ItsDenissse

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"Entró a la habitación y nos quedó mirando. Su sonrisa diabólica heló mi sangre e hizo que mi miedo aumentara... Meer

Prólogo.
Uno
Dos
Tres
Cuatro.
Cinco.
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Diecinueve
Veinte
Veintiuno
Veintidós (Final)
Epílogo

Dieciocho

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Door ItsDenissse

Mi cuerpo temblaba ante cada embestida que daba aquel desconocido dentro de mi. Mi estómago se revolvía cada vez que dejaba un beso en mi cuerpo, tenía ganas de vomitar con solo pensar en cómo se vería ésto de afuera. Me sentía horriblemente asquerosa, sentía que no era digna de nada, ni si quiera me sentía digna de ser una buena madre para Camilo.

El hombre termino su trabajo, se vistió y tras dejar un fajo de billetes en mi mesa de noche, se marchó. Miré los billetes que estaban a un lado de mi y suspiré quitándo la vista. Me levanté envolviendo mi cuerpo desnudo con la sábana y me metí en el baño para darme una ducha, al menos ya había agua en el baño.

Mi cuerpo y mente se sentían enfermos, desganados, desorientados. No quedaban ganas de nada dentro de mi. Trataba de mantenerme fuerte, de mantenerme de pie para el día que salgamos de aquí. Pensaba en Camilo y que no podía fallarle, no a él, no a mi hijo. Yo debía estar con él, para ayudarlo, para enseñarle lo bueno y lo malo del mundo, para mostrarle por lo que vale la pena luchar y por lo que no. Para estar con el y verlo crecer. Yo debía estar ahí para él. Trataba con todas mis fuerzas de mantener la fe y la esperanza, pero ya se me estaba haciendo imposible, ya estaba cansada de ser fuerte.

Hace unos días atrás llegaron nuestras maletas y las cosas que había de nosotras en la habitación, lo primo que hice cuando tuve mi maleta frente a mi fue revisar el bolsillo fronde tenía guardado mi dinero, y al parecer me había robado. No estaba todo lo que había juntado en estos meses, había más de la mitad al menos, pero no estaba todo. Los muy malditos me habían robado y estaba segura que no era la única.

Salí del baño y me vestí inmediatamente, cambié las sábanas sucias por otras que me habían dejado la noche anterior y dejé las sucias en una esquina. Dejé mi maleta sobre la cama y agarré el fajo de billetes de mi mesa de noche para meterlos en la bolsa donde guardaba mi dinero. Lo metí en el bolsillo más escondido que había dentro y luego la cerré. La puerta sonó asustandome y dejé la maleta debajo de mi cama, abrí la puerta y era uno de los guardias con una bandeja llena de comida.

—Gracias  —tome la bandeja sin mirarlo y luego volvi a cerrar la puerta para sentir segundos después como le ponía llave.

Dejé la bandeja en una de las sillas y caminé hasta la ventana que ahí había. No tenía idea de donde estaba, pero a estas horas de la noche comenzaba hacer mucho frío.

Las calles que alcanzaba a ver estaban desoladas, tampoco estábamos en medio centro pero no pasaba no un auto por la calle, miré a mi alrededor logrando ver alguna que otra casa por el lugar, y el resto eran solo edificios al mal construir y llenos de grafitis. Me apoyé en el vidrio de la ventana y solté un suspiro provocando que el vidrio se empañara, subí mi dedo hasta el y escribí la inicial de mi hijo. Lo extrañaba tanto que dolía.

Fui hasta la cama y me saque las zapatillas para luego acomodarme debajo de las mantas y cubrirme bien. Mirar la noche y el manto de estrellas que había en el cielo, me hacía sentir algo en paz, al menos estaba bajo el mismo cielo de mi angelito, y pronto estaría con él, lo sabía.

Pensar en él dolía, mi sangre ardía al no poder estar con mi bebé. Lágrimas silenciosas bajaban por mi mejilla sin la necesidad de hacer algún gesto para liberarlas, se me llenaban los ojos y luego caían sin parar hasta llegar a la almohada, sorbi mi nariz y cerré mis ojos dejando caer el resto mientras me acurrucaba en la cama y caía dormida segundos después.

Sentía ruidos en la habitación y algunas voces algo lejanas, el sueño era demasiado en mi, tanto así que aún no podía abrir mis ojos y mucho menos mi cuerpo, era como estar en coma la verdad. Cuando por fin mi cerebro se encendió y le mando señales a mis extremidades para que se moviera de una vez por todas, abrí mis ojos lentamente y estiré mis brazos y piernas para soltar los músculos. No sabía por qué, pero le sentía muy relajada.

—...Si vayan por el reto, yo me encargo de ella —al abrir mis ojos por completo y enfocar la vista a adelante, la sonrisa brillante de Justin estaba justo frente a mi.

Él estaba aquí, venía por mi.

—¿Nos vamos? —pregunté ilusionada mirando directamente a sus ojos mieles.

El simplemente asintió con esa hermosa sonrisa que poseía, acercándose a mí y tomando mis mejillas entre sus manos.

—Nos vamos, hermosa —dio un corto beso en mis labios dejándome algo ida— nos vamos a casa como lo prometí.

Al fin, después de todo, me iría a casa... Y que mejor que con él.

Lo abracé, envolví mis brazos al rededor de su cuerpo y éste me atrajo hacia sí para sentarme a horcajadas y fundirnos en un abrazo mucho más cercano y apretado. Su olor varonil y dulce me invadía por completa, era un aroma tan especial, que sólo lo odia poseer él. Su fragancia me hacía sentir segura.

Salo junto a Clari a las afueras del edificio donde estábamos, la luz del sol nos recibió de inmediato y al fin pudimos respirar sin miedo, al fin estábamos a salvo.

Nos subimos a la camioneta junto con el resto de las chicas y algunos agentes, la camioneta avanzó y le dijimos adiós a esa horrible pesadilla en la que habíamos vivido meses enteros. Justin agarró mi mano dando un leve apretón vigilando que no nos vieran, lo que teníamos sólo lo sabía él, Clarissa y yo.

Sentimos como la camioneta comenzó agarrar velocidad por la carretera, quien iba manejando iba esquivando algunos autos que se interponian en su camino y miraba por el retrovisor cada dos segundos. Algo en mi interior dijo que corríamos peligro

—¿Que sucede, Jack? —Justin soltó mi mano y se acercó al agente que manejaba. Éste le dió una mirada cargada de preocupación a Justin.

—Nos están siguiendo.

Esa simple frase hizo mi corazón saltar lleno de susto, miramos hacia atrás viendo como las camionetas con algunos agentes hacían lo mismo que nosotros, trataban de esquivar los autos y avanzar lo más rápido para que quiénes nos seguian nos perdieran de vista. Detrás de esa última camioneta, habían al menos tres detrás, pero no eran de la policía, eran las camionetas de Chantal.

—Justin —lo llamé alarmada y muerta de miedo.

—Tranquila, tienen que mantener la calma, todo saldrá bien —volvió agarrar mi mano ahora sin importar quien nos vea— todo saldrá bien, amor. Lo prometo.

Su mano fue a parar a mi mejilla y besó mis labios suavemente, pero fue un beso amargo, un beso que parecía despida. Cuando enfoqué mis ojos en los suyos, el ruido de algo chocando contra la camioneta nos hizo sobresaltar, luego otro y sí sucesivamente.

Nos estaban disparando.

—¡Abajo todas! —nos ordenó Mark mientras él y el resto de agentes que estaban ahí cargaban sus armas y nos cubrían con su cuerpo.

La camioneta se movía en todas direcciones, agarré la mano de mi mejor amiga y vi sus bellos ojos azules llenos de lágrimas, los cerró y comenzó a murmurar una oración que nos había enseñado su madre y la mía. La seguí mientras cerraba mis ojos tratando de concentrarme y no enfocarme en las balas que iban y venían de todas direcciones. Los gritos de las chicas me hacían desesperar y morir de miedo.

—¡Vamos Jack, más rápido! —Grito Justin mientras sacaba medio cuerpo fuera de la ventana y comenzaba a disparar en dirección a quienes nos seguían.

De un momento a otro solté la mano de Clarissa y choqué contra los asientos, golpeé mi cabeza con el techo de la camioneta y comenzamos a volcarnos sin parar mientras los gritos de las chicas incluidos los míos hacían pitar mis oídos. Sólo vi el brazo de Justin agarrar mi cintura con fuerza y ponerme debajo de su cuerpo para segundos después producto de golpear mi cabeza contra el vidrio, perder la conciencia e irme completamente a negro.

El olor a humo era demasiado fuerte, había un peso encima de mi y otro sobre mis piernas. Cuando pude abrir los ojos lo primero que vi fue el cabello de Justin sobre mi pecho, estaba inconsciente. Moví mi brazo desenganchandolo del cinturón de seguridad que había y moví ligeramente el cuerpo de Justin, intenté mover mis piernas pero estas estaban tapadas con algo. Seguí moviendo a Justin hasta lograrlo despertar y hacer que se moviera de encima de mí para que me dejara respirar, fue ahí cuando pude ver que mis piernas estaban debajo de uno de los asientos y sobre estos habían cuerpos.

—¿Estas bien? —la cara ensangrentada de Justin me hizo suspirar con alivio al verlo bien y sin mayores lesiones.

Negué con mi cabeza sintiendo el sabor metálico sobre mi boca.

—Mis piernas, no las puedo mover.

Intenté safarme pero fue en vano. Con la mirada busque a mi amiga pero no la vi por ningún lado, la verdad es que varias de las chicas no estaban.

—Clarissa, dónde está... —solté un sollozo al no encontrarla e imaginarme lo peor. Debía volver con ella a casa.

—Tranquila —sus manos agarraban mis brazos para que dejara de moverme ero toda la realidad me había golpeado de frente— nena tranquila, tenemos que sacar tus piernas y luego buscaremos a Clarissa —hizo que mirara sus ojos, los cuales los lograba ver borrosos ante las lágrimas que estaba acumulando— está bien te lo aseguro, pero confía en mi —beso mis labios— tengo que sacarte de aquí primero, ¿De acuerdo?.

Asentí muerta de miedo mordiendo mi labio sintiendo la sangre en mi boca. Moví mis piernas pero un dolor agudo me impidió seguir.

Justin gateo hasta donde estaban mis piernas y con cuidado intento sacarlas de debajo del asiento, pero algo tenía clavado en ellas que me impedía sacarlas.

—¡Para, para! —le grité reprimiendo un sollozo mientras el dolor se extendía— ve en busca de las chicas.

Vi como algunos de los compañeros de Justin comenzaron a despertar y a mirar a su alrededor en busca de algunos de los tipos que nos estaban persiguiendo, algunos estaban muy mal heridos pero de igual forma se levantaron y fueron en busca de los demás. Justin hizo caso omiso a mi pedido y continuó viendo mié piernas, cuando logró levantar el asiento unos pocos centímetros, logré sacar mis piernas viendo como pequeños pedazos de vidrios estaban incrustados en mi pantalón y este estaba lleno de sangre.

Salimos todos de la camioneta y nos tiramos sobre la grava descansando unos momentos, pero la "tranquilidad" no duró mucho al sentir de nuevo el ruido de balazos a nuestro al rededor. Intentamos cubrirnos detrás de la camioneta volcada mientras con la mirada buscaba a mi amiga, estaba sentada a unos metros de mi y cuando fijo su mirada en la mía me dió un asentimiento de cabeza indicándome que estaba bien.

Nuevos balazos cruzaron y me cubri con mis brazos, como si eso me hiciera invisible y fuera imposible que me llegará alguno.

—Ara —la voz de Justin en un susurro sin aliento me hizo levantar mi cabeza alarmada.

Sus ojos estaban abiertos de par en par mientras su pecho se movía con dificultad debajo de su camisa, su boca semi abierta intentaba decirme algo pero no lograba emitir sonido.

—¿Que sucede? —agarre su rostro entre mis manos mientras su cuerpo se desplomaba encima de mi— Justin qué...

Su camisa. Sangre... No.

—No, Justin —hable mientras sollozaba intentando agarrar su cuerpo— no, no me vas a dejar —tome su rostro nuevamente viendo como sus ojos comenzaban a cerrarse— No, no, no... Tú no.

—Muy tarde querida —esa voz— tomenlas y metanlas al camión. Ahora jamás volverán a ver la luz del sol.

Alguien agarro mis brazos por detrás pero mis manos se agarraron fuertes al cuerpo de Justin, mientras éste con sus pocas fuerzas intentaba sostenerme también. El miedo en sus ojos era evidente, y el mío estaba a formar de piel. Me arrastraron del cabello separándome desgarradoramente del cuerpo de Justin, él intentaba levantarse pero su herida se lo impedía. Ni siquiera lograba ver con claridad gracias a las lágrimas que se acumulan en mis ojos segundos tras segundos.

—¡Sueltenme! —intente golpear al hombre que me sujetaba pero éste me mantenía casi inmóvil.

Pareciera que mis piernas habían dejado de doler ya que no paraba de patear a quien quiera que me estuviera arrastrando fuera de Justin y del sueño de llegar a casa. Miré nuevamente al hombre que me había robado el corazón durante estos meses, parecía que todo iba en cámara lenta, solo lograba verlo ahí tendido, viéndome fijamente mientras intentaba agarrarme, y todo se destruyó más cuando Tony se paró frente a él y le disparó directo en su pecho, llevándose el brillo de sus ojos y dejándome totalmente destruida al ver esa imagen.

—¡NO! —grité hasta desgarrar mi garganta— ¡JUSTIN!.

—No... —me senté en la cama de un solo golpe provocando un leve mareo. Miré a mi alrededor y me encontraba en la misma  habitación en la que había estado desde hace unas semana.

Había sido un sueño, simplemente eso.

Miré por la ventana sin cortinas y aún estaba de noche aunque algo más claro que lo habitual, por lo que deduje que amaneceria en poco tiempo. Me acosté nuevamente limpiando el sudor​ de mi frente e intenté calmar mis manos temblorosas. Todo había sido demasiado real y la angustia en mi pecho no quería irse. Solté un profundo y cansado suspiro mientras me acomodaba en la cama mirando hacia la luna que daba de lleno en mi ventana, cerré mis ojos y reprimi un sollozo.

Justin, por favor ven por mi.

...

Desperté y estire mis músculos perezosamente, me senté en la cama algo dormida aún y luego, cuando estuve más despierta, me levanté de la cama para ir al baño y hacer mis necesidades.

Le sacaron la llave a la puerta de mi habitación y suspiré agradecida de por fin salir de aquí, me exasperaba estar casi todo el maldito día encerrada aquí. Bajé las escaleras y me encontré con las chicas, aún se hacía raro no ver a Lucía. Me senté a un lado de Clarissa mientras ponía mi taza de té sobre la mesa, ahora nos hacían desayunar a todas juntas al menos.

Hoy hacía un día raro, nadie habló durante todo el desayuno y era algo que agradecía también, porque después de aquel horrible sueño, no tenía ganas de abrir la boca para nada, solo para debiese mi pedazo de pan hambrienta.

Mis ojos se fijaron al rededor del salón, solo había un guardia ese día, miré más allá de la puerta y se encontraba otro, busqué alguna puerta que diera a las afueras del edificio y justo entró uno de los hombres d Chantal con un par de bolsas en cada mano, en esa puerta, al final del pasillo, no había ningún guardia y tampoco estaba muy a la vista de ellos.

Mi mente comenzó a trabajar distintos planes y escenarios, las probabilidades de salir de aquí por mi propia cuenta eran demasiado bajas por no decir nulas, pero para saber había que intentar, ¿No?. Y eso es lo que haría, intentaría salir de aquí por las mías, y lo iba a lograr.


***
Hola bellas chicuelas❤ espero que estén muy bien.

Arabella intentara escapar de las manos de Chantal, ¿Creen que lo logre? 😓

Disculpen las faltas ortográficas ☹️

👆👆👆👆👆

Pasen por mi otra novela, está bien buena😉😏


Nos leemos pronto.

F 💅

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