Uno

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—¿Qué?, ¡No pueden hacernos ésto! —Hablé desesperada mientras tomaba a Camilo en mis brazos.

—Fueron avisadas la semana pasada, no cumplieron así que si no les importa, no interrumpan mi trabajo  —Habló aquél hombre de traje y todo lo que me provocaba eran ganas de aforrar su feo rostro.

—¡No! —Mi mamá intentaba detener a los hombres que estaban vaciando nuestra casa— ¡Dejen éso ahí!.

—Mamá —Mi voz se quebró y solté las lágrimas que estaba reteniendo. Mi madre me abrazó mientras veíamos como el esfuerzo de años se iba a la mierda en tan sólo un día.

—¿Qué está pasando?, ¿Por qué se estan llevando todo?  —Clarissa llegó junto con Benjamín e intentó que no se llevaran nuestras cosas, pero fue un caso perdido.

—Nos embargan —Mis lágrimas ya no paraban de rodar por mis mejillas.

Los brazos de Benja me rodearon haciendo que llore en su pecho.

El esfuerzo que habíamos hecho junto con mi madre para salir adelante, para tener lo que teníamos hasta ahora se había ido a la mierda en tan sólo segundos. Ahora no sabríamos que hacer, donde ir, ni a quién pedirle ayuda para recuperar nuestras cosas.

Camilo miraba en todas las direcciones mientras lloraba al ver como se llevaban sus juguetes y el resto de su cosas.

—Tranquila amiga —Clari acariciaba mi brazo con una mano mientras que con la otra abrazaba a mi mamá quién lloraba a mares también.

Después de aquél suceso decidimos entrar a nuestra casa, estaba completamente vacía, excepto por alguno que otro cuadro de fotos, cojines, ropa y cosas por el estilo.

—Mira hija —Habló mi madre con la voz entrecortada.

En sus manos había un cuadro de fotos con los vidrios rotos, y en ella salíamos mi madre, mi padre y yo. Esa foto fue tomada un año antes de que mi padre muriera de cáncer, y era uno de los pocos recuerdos que teníamos de el... O al menos de los que habían quedado.

Benjamín tomó a mi hijo en brazos y se lo llevó al patio a jugar. Clari se acercó a nosotras y acarició el brazo de mi mamá.

—Tía... Saben que se pueden ir a quedar conmigo y mi mamá —Mi madre negó con su cabeza, pero antes de decir algo llegó Amalia, la mamá de Clarissa.

—No mi amiga —Ellas se abrazaron y no pude evitar la sonrisa que se posó en mis labios.

Ellas dos eran como Clarissa y yo, unidas, y estábamos juntas en las buenas y en las malas.

—Se irán conmigo y se acabó, ¿Okey?  —Yo miré a mi tía con una sonrisa agradecida. Sólo pude susurrarle un "gracias" mientras Clari me abrazaba.

Ahora si que sentía que ya nada podría ir bien en nuestras vidas. Tenía veinte años y cargaba conmigo un hijo de once meses. Su padre estaba preso por porte ilegal de armas y tráfico de drogas, toda una mierda andante. Y yo la estúpida que había creído en que podría cambiar por mi y nuestro hijo. Ilusa.

Todo lo bueno que había sacado de él se llamaba Camilo Suárez y era todo un ángel bajado del mismo cielo.

Había perdido el empleo la semana pasada, y todo por la culpa de una señora con mal genio y mal educada.

Trabajaba como cajera en un supermercado y un día me tocó atender a una señora con un genio de perros. Para mi mala suerte tuve un problema con la caja registradora y me demoré más de la cuenta en pasar sus productos, de ahí un montón de insultos me llegaron de su parte el cuál me tragué uno por uno para no armar un escándalo, pero la muy estúpida se metió con mi madre y ahí no aguante más y le solté un golpe, y la verdad es que no me pude haber sentido mejor al ver sus lágrimas de cocodrilo y escuchar como pegó el grito en el cielo cuando la "rota y ordinaria", osea yo, golpeó su horrenda cara.

A pesar de haber perdido mi trabajo, el cual era un asco, salí con la frente en alto. Nadie se metía con mi familia a no ser de que se quiera ir sin un diente.

—Alguien quiere a su mamá —Benjamín entró con Camilo en brazos quien lloriqueaba.

Estiró sus pequeños brazos hacia mí y yo lo recibí con gusto mientras se acomodaba en mi cuello y bostezaba. No había dormido su siesta por lo tanto moría de sueño a esta hora.

—Les ayudaremos a sacar lo que quedó y lo llevaremos a mi casa —Habló mi tia Amalia con una sonrisa comprensiva.

Agradecía tener a gente tan buena a mi alrededor, con tan buen corazón, que a pesar de ellos estar mal, son capaces de darte lo que no tienen por verte bien.

Al final Camilo se quedó dormido en mis brazos, pero Clarissa se lo tomo en sus brazos y se lo llevó a su casa, no sin antes besar los labios de Benja.

—Dejen su intimidad para otro momento, que asco —Hablé divertida haciendo cara de asco.

—Envidiosa —Habló Benjamín mientras volvía a besar a Clarissa.

—Iug...  —Clari soltó una risa y se llevó a Camilo.

Benja y la tía Amalia nos ayudaron a sacar lo que quedó en la casa, y cuando terminamos salimos del lugar que antes era un hogar y que ahora no era mas que una casa vacía.

--

Me terminé de acomodar en la habitación de Clari y me acosté en la cama junto a mi bebé. Mi amiga se acostó en su cama y muro en mi dirección.

—Gracias por hacer ésto —Hablé despacio para no despertar a Camilo.

—Sabes que no es nada —Viró sus ojos y eso me hizo reír— eres bien enferma si piensas que te dejaríamos en un momento así.

—Por éso te adoro, estúpida —Sonreí

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Iba con Clarissa caminando en dirección a la guardería de Camilo, ya iban a ser las dos de la tarde así que ya estaba por salir.

Había estado buscando trabajo aunque sea como mesera en algún restaurante y todos me han dicho que no necesitan gente en éstos momentos. Todo salía mal ahora que mas lo necesitábamos. Pero al menos mi mamá aun conservaba su trabajo en la peluquería de la tía Amalia.

Cruzamos la calle y por la vereda del frente estaba el grupo de amigos de mi ex. Eran una manga de idiotas irrespetuosos.

—¡Hey! ¿Cuando me darás las oportunidad de estar debajo tuyo?  —Sentí la voz de Adrián detrás de nosotras— vamos bonita.

Se puso frente a mi contándonos el paso. Como detestaba a éste imbécil.

—Te corres o te mando al hospital sin testículos...  —Le dije ya cabreada de ser objetivo de sus burlas.

—Pero antes dame una mamad... —Mi puño se estrelló, sin querer, en su paquete— eres una zorra...

—Vete de aquí imbécil —Clari me agarró del brazo y seguimos nuestro camino.

—Maldito estúpido —Hablé molesta— ojalá pudiera salir de una vez por todas de este maldito barrio de mierda.

—Oye, tranquila —Solté un suspiro mientras a lo lejos veía el jardín de Camilo— saldremos de aquí.  Ya verás cómo todo cambia en un par de días.

Y claro que cambiarían...

***
Hola otra vez, para quiénes me siguen de mis otras novelas ♡ y hola a las nuevas lectoras ♡

Es el primer capítulo así que no lo quise hacer muy extenso. Quiero saber que opinan hasta el momento, que piensan que pasará, lo que se imaginan, etc. 😀

☆Espero ver sus votos y
comentarios ☆

Nos leemos pronto!

Fran.

Dollhouse (Terminada - SIN EDITAR)Where stories live. Discover now