Dos

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Cruzamos la calle y llegamos al jardín de Camilo, y éste apenas me vió se removió en su coche con una sonrisa.

Agarré el coche y me despedí de la profesora de mi hijo. Éste iba todo embarrado de chocolate, hoy tuvieron una actividad y creo que no tiene dotes de chef.

—¿Que pasará cuando... —Clari se quedó callada y negó con la cabeza— olvídalo.

—Dime —Cruzamos la calle nuevamente cuando dio verde para los peatones— ya la soltaste.

—Te vas a enojar, y se me ocurrió la pregunta de un momentos a otro así que da igual.

—Clarissa —De igual forma sospechaba de que trataba su pregunta— dilo ya, quieres.

—¿Que crees que pase cuando Mateo salga libre? —Me miró con cara culposa.

No sabía que decirle. La verdad es que no me había puesto a pensar seriamente en qué pasaría cuando Mateo salga de la carcel. No se si querrá ver a Camilo otra vez.

Le dieron tres años, y aún faltaban dos años y más para que quedara en libertad, y siendo sincera yo no quiero que mi hijo tenga un ejemplo de padre como él. No quiero que mi hijo crezca en éste tóxico ambiente y viendo cosas que no debería. Y con un padre como Mateo, mi hijo no llegaría ni a los quince años.

No puedo decir que no lo amé, porque sería una asquerosa mentira, lo amé con locura y acepté todos sus demonios y actitudes, como el también aceptó las mías. Intenté que cambiara, que dejara de estar con ese tipo de gente que sólo te quieren para hacer sus mierdas y ellos quedar limpios. Cuando supimos que íbamos a ser padres me prometió hasta el mismo cielo, prometió que cambiaría, que encontraría un trabajo y dejaría de vender drogas, solo para darme seguridad y una buena vida para mi y nuestro hijo, y yo le creí. Cuando tenía cuatro meses me enteré de que lo habían detenido por encontrarlo con drogas, luego la investigación se profundizó y le encontraron armas ilegales en su casa. Él nunca cambiaría.

—Nada —Bajé un poco la voz— no quiero que Camilo tenga un padre que anda metido en drogas, delitos y esas mierdas.

—¿No dejarás que lo vea? —Me miró mientras saludaba con su mano a una vecina y yo hacia lo mismo.

—No quiero arrebatarle la oportunidad de conocer a su padre, pero tampoco quiero que se crie en ése ambiente —Negué con mi cabeza haciendo una mueca— quiero salir de aquí antes de que el salga de la carcel, si el lo quiere conocer me buscará.

Dejamos el tema hasta ahí y nos fuimos directo a la peluquería de la mamá de Clarissa. Camilo iba jugando con sus llaves de goma y en eso que íbamos llegando a la peluquería nos encontramos con la hermana de Mateo.

—Hola Ara —Me saludó y yo le sonreí. Ésta vino hasta mi para abrazarme.

Con Nicole no tenía problemas, nos llevábamos muy bien cuando estaba en una relación con su hermano, en realidad me llevaba muy bien con su familia, y hasta ahora no habíamos perdido el contacto.

Ella era muy diferente a Mateo. A pesar de que era la menor, ella tenía los pies en la tierra y para ella estudiar era su prioridad, eso era lo que admiraba de ella, las ganas que tenía día a día de salir de aquí y ser alguien.

—¿Y cómo está el hombrecito mas guapo? —Se agachó frente a Camilo y éste se tiró para abrazarla.

Nicole lo sacó de su coche y luego saludó a Clarissa. Camilo le mostraba sus llaves de juguete y se veía entusiasmado de ver a su tía.

—¿Cómo te ha ido en tu primer mes? —Ella bufo.

—Es estresante, ¿Sabes?. Tengo que aprender el nombre de todos los huesos, de todos los músculos... Es un caos.

Dollhouse (Terminada - SIN EDITAR)Där berättelser lever. Upptäck nu