Veintidós (Final)

932 55 1
                                    


—¿Arabella? —me separé de Justin y miré por encima de mi hombro, encontrándome con el compañero y amigo de él— ¿Está tu amiga contigo?, Dios ¿como...

—Está por allá —apunté a un lado de la habitación y sonreí viendo a mi amiga con un teléfono en mano, llorando a mares— ¿A quien llama?, ¿La dejaron llamar a casa?.

Pregunté emocionada, pensando en poder hacer lo mismo. Miré a Justin con la esperanza de poder hacerlo, y él simplemente tomó mi hombro y me guió hasta una oficina algo más privada.

—Te comunicaré con tu madre, después pediremos hablar con las dos, necesitamos tomarles declaraciones —asentí viendo como tomaba el teléfono y marcaba algun numero desconocido para mi— Ten, te veo en un rato.

Dijo acercándose a mi y dejando un beso en mis labios— Gracias por no dejar de buscarnos.

Dije en sus labios, sin querer separarme de él. Todo había sido tando rápido ahora que no sabía como agradecerle todo lo que habia hecho por nosotras.

—Jamás hubiera dejado de hacerlo. 

Me miró una última vez y salió por la puerta dejándome a solas con aquél teléfono, a la espera de escuchar la voz de mi mamá. Me senté en la silla frente al escritorio y esperé ansiosa a que contestara, y cuando lo hizo, cuando sentí su voz al otro lado de la línea, todo el aire en mis pulmones salió expulsado de ellos.

—Mamá... —dije con voz temblorosa, sintiendo como su respiración se estancaba al igual que la mía— Mamá.

La oí llorar mientras me hablaba, lloró tanto que a penas pudimos mantener una conversación fluida, ya que los sollozos por parte de las dos no nos dejaban escuchar bien. Cuanto había extrañado oir su voz, hasta oir su respiración había extrañado.

Mi niña, mi hija... Dios tesoro no sabes el alivio que siento al escucharte, no sabes todo lo que sufrido al no tenerte conmigo, hija.

—Te prometo que volveré pronto, ahora estoy a salvo junto con Clari, mamá. Estamos bien, estamos en la embajada Chilena junto a Justin y su equipo y vamos a regresar cualquiera de estos días a casa —dije rápido secando mis lágrimas— Mamita no sabes cuanto te he extrañado, cuando habia extrañado oir tu voz.

Los sollozos apenas me dejaban hablar, no los podía controlar, y qué decir de mi mamá. Lo único que quería ahora era poder abrazarla y no despegarme de ella nunca más, abrazar a mi hijo y no dejarlo solo ningún día. Sentía que me había perdido tantas cosas, su cumpleaños, sus primeros pasos, sus primeras palabras completas, todo. Me había perdido todo de mi hijo por estar en esta miérda de pesadilla. Lo único que quería era volver a mi país, estar en mi casa con mi gente, y no volver a irme.

Estuvimos hablando con mi mamá unos minutos más hasta que Justin me informo que me necesitaba, así que tras prometerle a ella que volvería pronto, cortamos la llamada. Un peso en mis hombros se había quitado al escucharla y saber que estába bien.

—¿Qué sucede? —dije limpiando mi rostro de las lágrimas secas que habían en mis mejillas.

—Es de rutina, pero necesitamos que las vea un médico, es solo para cerciorarnos de que estan completamente bien. —dijo acercándose a mí a paso lento y agachandose a mi altura— No sabes lo feliz que estoy de tenerte aquí, a salvo. De poder verte por fin.

Sus ojos estaban fijos en los míos, dejándome ver lo que él no podía decirme con palabras. Sólo pude abrazarlo y pegarme a su pecho, mientras que él con sus manos me atrajo aun más dejando su cabeza en el hueco de mi cuello y respirando en mi piel, ambos sintiéndonos.

Dollhouse (Terminada - SIN EDITAR)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin